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Reconocimiento de la soberan?a israelita sobre el Gol?n druso-sirio abre nuevas problem?ticas donde los estados parecen ser m?s importantes que los pueblos

Agencias :: 27.03.19

Donald Trump lo ha hecho de nuevo. Con un tuit y una firma ha dado una nueva estocada al derecho internacional. El reconocimiento de la soberan?a israel? sobre los Altos del Gol?n ha ocupado titulares y editoriales, pero podr?an contarse con los dedos de la mano las referencias al v?nculo entre el Gol?n y la ?cuesti?n palestina?, m?s all? de la menci?n de rigor a la condici?n de ?territorios ocupados?. Los hechos hablan por s? solos: 130.000 sirios fueron expulsados en 1967 de un territorio en el que se ha multiplicado el n?mero de asentamientos -y colonos- israel?s construidos sobre ruinas de antiguos pueblos sirios. Se permiti? entonces que permanecieran los drusos (hoy 26.000), la mayor?a de los cuales se niega a convertirse en ciudadanos israel?s.

Del Gol?n a Gaza y tiro porque me toca.
Lo que antes eran l?neas rojas bien puede convertirse, en un futuro no tan lejano, en territorios ocupados que Israel decida anexionar sin consecuencia alguna

Itxaso Dom?nguez
El Peri?dico
Mi?rcoles, 27/03/2019

Donald Trump lo ha hecho de nuevo. Con un tuit y una firma ha dado una nueva estocada al derecho internacional. El reconocimiento de la soberan?a israel? sobre los Altos del Gol?n ha ocupado titulares y editoriales, pero podr?an contarse con los dedos de la mano las referencias al v?nculo entre el Gol?n y la ?cuesti?n palestina?, m?s all? de la menci?n de rigor a la condici?n de ?territorios ocupados?. Los hechos hablan por s? solos: 130.000 sirios fueron expulsados en 1967 de un territorio en el que se ha multiplicado el n?mero de asentamientos -y colonos- israel?s construidos sobre ruinas de antiguos pueblos sirios. Se permiti? entonces que permanecieran los drusos (hoy 26.000), la mayor?a de los cuales se niega a convertirse en ciudadanos israel?s. La expropiaci?n es una practica habitual, al igual que la explotaci?n de recursos: no as? la retirada de minas. Una operaci?n de ingenier?a demogr?fica y pol?tica de hechos consumados, no ajena a los familiarizados con el contexto de la realidad en la Palestina hist?rica.

Los Altos del Gol?n fueron anexionados en 1981, un a?o despu?s que Jerusal?n Este. Se trataba de un movimiento contrario a la normativa internacional, condenado en coro por pa?ses y organizaciones. Sent? sin embargo las bases de una creciente legitimaci?n de ese tipo de acciones en el seno de la sociedad israel?. As?, una reciente encuesta en el diario ‘Haaretz’ afirmaba que casi la mitad de los participantes estar?an a favor de una anexi?n de parte o todo del territorio de Cisjordania. Para algunos, la anexi?n no ir?a de la mano de la concesi?n de derechos pol?ticos. Este discurso no es una excepci?n: Benjamin Netanyahu dej? claro hace pocos d?as que Israel no es un Estado de todos sus ciudadanos, sino del pueblo jud?o. Hacia referencia a los ciudadanos palestinos de Israel, pero la idea subyacente es la misma. Mientras Trump hacia el anuncio, ca?an bombas sobre Gaza, como r?plica a proyectiles lanzados sobre territorio israel?. La todav?a potencia ocupante no reconoce su soberan?a sobre la Franja, pero tampoco levanta el bloqueo impuesto hace m?s de 12 a?os.

Algunos han hablado del retorno del conflicto ?rabe-israel?. Nada m?s lejos de la realidad en vista de la indiferencia del mundo ?rabe hacia el futuro de los drusos y de los palestinos, y el inter?s creciente -no por ello reciente- de la normalizaci?n de relaciones con Israel. Algunos, como Egipto, han superado esta etapa y, mientras median treguas entre Tel Aviv y Hamas, firman acuerdos de exportaci?n de gas con el Estado hebreo. El ?Acuerdo del Siglo?, el cacareado plan de paz de Trump y los suyos, est? al caer. Todos temen su contenido, pero nadie articula estrategias proactivas. El silencio sobre las l?neas rojas que el texto no puede superar es ensordecedor. Al fin y al cabo, incluso lo intocable ha sido puesto -con aquiescencia europea- encima de una mesa de negociaciones irremediablemente coja. Y lo que antes eran l?neas rojas bien pueden convertirse, en un futuro no tan lejano, en territorios ocupados que Israel decida anexionar sin consecuencia alguna, m?s all? de condenas vac?as.


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