El director del diario perseguido en Nicaragua, “Confidencial”, fue miembro importante del FSLN y director del diario sandinista “Barricadas”. A nivel internacional fue el medio “Resumen”, vocero oficioso del estalinismo, el que encabez? la cr?tica a Chamorro por haber abandonado las filas sandinistas al ver hacia donde iba Ortega, al igual que M?nica Baltodano, Gioconda Belli, Julio L?pez y tantos otros.
El fracaso de la negociaci?n con Ortega
Parad?jicamente, de esta crisis nace una oportunidad para la gran alianza Azul y Blanco y modificar el equilibrio de fuerzas con apoyo internacional
Carlos F. Chamorro
@cefeche
Confidencial
5 de abril 2019
Las negociaciones entre la dictadura Ortega-Murilo y la Alianza C?vica culminaron el mi?rcoles pasado sin ning?n acuerdo en los dos temas sustantivos de la agenda nacional, que fue refrendada por centenares de miles de ciudadanos durante la rebeli?n de abril: democratizaci?n y justicia. Por segunda vez en un lapso de casi un a?o, el presidente Daniel Ortega se atrincher? en la fuerza de la represi?n, rehus?ndose a aceptar una reforma electoral y constitucional para recortar su per?odo de Gobierno y convocar a elecciones anticipadas. De la misma forma, se neg? a que los perpetradores de una masacre que dej? m?s de 327 personas asesinadas, sean sometidos a una investigaci?n independiente para que rindan cuentas ante la justicia.
Al torpedear este nuevo intento de di?logo nacional, con la pretensi?n de mantenerse en el poder hasta 2021 y dejar los cr?menes de lesa humanidad en la impunidad, Ortega ya est? provocando una mayor condena internacional que puede acelerar el derrumbe de la econom?a y de su Gobierno, lo que a final de cuentas impondr? una nueva din?mica pol?tica y social, lejos del ansiado ?aterrizaje suave?, en la que ni ?l ni nadie podr?n controlar los t?rminos de su salida del poder.
Si en 2018 la econom?a nacional decreci? -3.8%, seg?n las cifras oficiales del Banco Central, las proyecciones de este a?o, sin un acuerdo pol?tico, oscilan entre -11 y -20 %, con una p?rdida de centenares de miles empleos, un sistema financiero al borde del colapso, y la estructura productiva del ciclo agr?cola 2019-2020 pendiente de un hilo por falta de financiamiento bancario. Adicionalmente, el efecto de las sanciones diplom?ticas y econ?micas que podr?an imponerse en los pr?ximos meses ?ejecuci?n de las ya aprobadas Nica Act y la Orden Ejecutiva de EE. UU., nuevas sanciones de la Uni?n Europea, y la aplicaci?n de la Carta Democr?tica de la OEA? dejar?an al r?gimen de Ortega en una situaci?n de precariedad econ?mica y alta explosividad social.
?Puede Ortega, sin contar con los recursos petroleros de Maduro en Venezuela, mantenerse en el poder dos a?os m?s en medio del colapso de la econom?a privada y del sector p?blico, sin recurrir a una nueva matanza para detener la protesta pol?tica y social?
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?Pueden los represores seguir matando de forma indiscriminada, frente a un movimiento c?vico que ha demostrado tener una extraordinaria reserva de resistencia pol?tica y moral?
?Permanecer? impasible el Ej?rcito de Nicaragua a esperar el desenlace de una situaci?n extrema, o establecer? los l?mites para frenar la represi?n en el marco de una ley que incluso le mandata a desarmar a los paramilitares?
Todas estas son preguntas hipot?ticas sobre el peor escenario nacional, pero es ineludible responderlas ahora para definir un curso de acci?n alternativo, pues el salto al vac?o que est? dando Ortega puede llegar a tener costos humanos y econ?micos devastadores para el pa?s.
La exigencia de elecciones anticipadas no solo es legal y constitucional, sino que representa la ?nica posibilidad de una salida pol?tica ordenada, ahorr?ndole al pa?s m?s dolor y destrucci?n econ?mica. Inhabilitado para gobernar despu?s de la matanza, Ortega dej? de ser el interlocutor del electorado sandinista con la naci?n, el sector privado y la comunidad internacional, y qued? reducido al rol de administrador de los intereses de una c?pula familiar, econ?mica y pol?tica, que a su vez est? subordinada a la alianza con Cuba y Venezuela.
Durante sus casi cuatro d?cadas al frente del FSLN, Ortega nunca concibi? un relevo pol?tico o una sucesi?n fuera del control de su propia familia, y al final de una larga pugna interna por el poder, acept? en 2016 que su esposa Rosario Murillo se colocara como vicepresidenta en la l?nea de sucesi?n. Como corresponsable de la crisis nacional, Murillo tambi?n est? inhabilitada para ser candidata y, por lo tanto, ser?a la principal perdedora del adelanto de las elecciones presidenciales.
El fracaso del di?logo ha sido err?neamente atribuido a la falta de ?voluntad pol?tica? del Gobierno para negociar de ?buena fe? y cumplir los compromisos acordados, como si este fuera una suerte de aliado o un estadista comprometido con el inter?s nacional. Los negociadores olvidan que, para un r?gimen personalista, responsable adem?s del peor ba?o de sangre de la historia nacional, alcanzar acuerdos en una negociaci?n y cumplirlos no depende de la buena voluntad, sino del resultado de la correlaci?n de fuerzas. Ortega nunca aceptar? ceder el poder ?por las buenas?, si no es sometido a una situaci?n de m?xima presi?n nacional e internacional, y hasta ahora solo ha negociado con amplia ventaja a su favor.
Primero logr? su objetivo estrat?gico de imponer un di?logo teniendo a los presos pol?ticos como rehenes, con censura de prensa y sin que el pueblo pudiese manifestarse en las calles, bajo el control del Estado polic?aco. Y a pesar de esta abismal desigualdad en las condiciones de la negociaci?n, el di?logo gener? una expectativa internacional que le permiti? oxigenarse a un r?gimen aislado, mientras en Venezuela Nicol?s Maduro lograba sofocar el desaf?o de Juan Guaid? con el control pol?tico de las Fuerzas Armadas Bolivarianas.
Contrario a la idea de que Ortega ?el pragm?tico? estar?a buscando un arreglo con Estados Unidos, antes de que se produzca el colapso del r?gimen de Maduro, los hechos indican que, en la repartici?n de roles en la alianza entre Cuba, Venezuela, y Nicaragua, el mandato a Ortega ?el mesi?nico? ha sido no replegarse, mientras Maduro y Castro mantengan el control absoluto de sus plazas. En cualquier caso, la comunidad internacional ?EE. UU., la OEA, la Uni?n Europea, y la ONU? cometi? un grave error de apreciaci?n pol?tica al adoptar la estrategia de ?esperar y ver? los resultados del di?logo, mientras Ortega gan? tiempo y estir? los plazos sin llegar a ning?n resultado.
En el ?ltimo minuto, la Alianza C?vica le asest? a la dictadura un golpe demoledor al suspender el di?logo sin aceptar un ?mal arreglo?, poniendo en evidencia que el ?nico responsable de la falta de acuerdos es el aferramiento al poder de la pareja presidencial. Del fracaso del di?logo con Ortega, la Alianza C?vica ha rescatado los acuerdos parciales sobre las promesas de liberaci?n de los presos pol?ticos y la restituci?n de las libertades p?blicas conculcadas, que representan la precondici?n b?sica para un di?logo en igualdad de condiciones con la dictadura.
Parad?jicamente, de esta crisis est? naciendo una oportunidad para la Alianza C?vica y la Unidad Nacional Azul y Blanco, para modificar el equilibrio de fuerzas pol?ticas, con la presi?n c?vica en las calles liderada por los presos pol?ticos, y con el apoyo de la presi?n diplom?tica internacional. De manera que la tercera y ?ltima oportunidad del di?logo sobre la justicia y la democratizaci?n, con o sin Ortega y Murillo, solo ser? posible ?en caliente?, con m?xima presi?n nacional e internacional.
La construcci?n de la democracia en la Nicaragua pos-Ortega depender? de los alcances y el resultado pol?tico de esa negociaci?n, y de la conformaci?n de una gran coalici?n opositora que obtenga un mandato pol?tico mayoritario en las urnas. Un mandato inequ?voco que le otorgue plena legitimidad para refundar la democracia a partir de una reforma total de la Constituci?n, y convocar a un programa masivo de asistencia internacional extraordinaria. La reconstrucci?n de Nicaragua tambi?n demanda empezar ahora el desmantelamiento de las estructuras represivas de la dictadura, para que el pa?s sea gobernable ma?ana.