Es la hora de la violencia. El patriarcado capitalista dominante ha adoptado un patr?n autodestructivo que no es una oportunidad de emancipaci?n, sino un deslizamiento a la barbarie. M?xico y Siria ocupan el primer lugar en el mundo por ?ndices de violencia. En ambos pa?ses las ?nicas ?reas seguras, donde se puede vivir con tranquilidad, son aquellas en que se realiza un experimento social radical: los kurdos de Rojava, en Siria, y los zapatistas de M?xico. Los dos grupos est?n armados, pero no usan sus armas para crear su seguridad, la cual se basa en las relaciones sociales que han establecido, en sus formas aut?nomas de gobierno.
Zapata vivo
Gustavo Esteva
La Jornada
A 100 a?os del asesinato de Zapata, renace el rumor que nunca ha cesado, que unos creen de verdad y otros deciden creer: Zapata cabalga de nuevo. No lo hace en el magn?fico alaz?n, el As de Oros, que le regal? Guajardo en el primer d?a de la emboscada y en el que montaba cuando acudi? a la cita. Cabalga en su gran caballo blanco, el que tanto quer?a. A veces, dicen viejos campesinos, se le puede ver cuando se levanta de madrugada con el sol de la monta?a.
No invoco la leyenda y el mito. Apelo al s?mbolo para mostrar la notable actualidad del zapatismo. Tiene a?n su sentido original pero tambi?n uno actual. Ambas modalidades alumbran un mundo nuevo, al terminar la era atroz que nos ha tocado vivir.
Sigue vigente Tierra y libertad. Contin?a la lucha para conseguir tierra y se intensifica su defensa, ante la ola de despojo que recorre el mundo. Como nunca se lucha por la libertad, al multiplicarse los mecanismos que la coartan o suprimen.
Tiene a?n m?s vigencia la idea de recuperar los ejidos que deton? la revoluci?n zapatista. Los espa?oles usaron esa palabra para referirse a complejos reg?menes comunales que no pod?an entender. Los pueblos indios la hicieron suya para afirmarse en sus formas de ser, vivir y gobernarse. Cuando recuperaron sus ejidos, los zapatistas realizaron un experimento social de gran envergadura. Tanto la forma de trabajar las tierras recuperadas o los ingenios en ruinas como los dispositivos de gobierno propio dejaban atr?s las relaciones sociales capitalistas lo mismo que las reglas de la democracia formal. Crearon una nueva sociedad. Los revolucionarios que asesinaron a Zapata tuvieron que desmantelarla para poder someter el pa?s al molde capitalista y a sus formas pol?ticas; sus ejidos fueron claramente la negaci?n de los ejidos zapatistas.
El 1? de enero de 1994 se dio a conocer un aliento semejante. El Ej?rcito Zapatista de Liberaci?n Nacional (EZLN) naci? tambi?n como pueblo en armas, pero aprovech? brillantemente el apoyo de millones de personas para poner las armas a dormir. A pesar de continuas provocaciones, ataques y acosos, el EZLN no ha vuelto a usar las armas y ha sabido defenderse sin ellas. Pero siguen ah?.
La memoria de Zapata y Sandino estaba presente en los zapatistas, para eludir la emboscada que les tendi? el gobierno en 1995. La inmensa ola de rechazo al enga?o gener? un marco jur?dico que abri? una oportunidad de negociaci?n con el gobierno. Los zapatistas se comprometieron a fondo con ella. Cuando el gobierno traicion? los acuerdos a que se hab?a llegado, aplicaron lo acordado en los territorios bajo su control. Crearon as? una forma de existencia social que se ajusta bien a la tradici?n zapatista. Puede hablarse de la Comuna de la Lacandona en la misma forma metaf?rica en que se habl? de la Comuna de Morelos.
Como el zapatismo original, el de hoy no pretende constituirse en clase dominante ni conquistar los podridos aparatos estatales. Se constituye fuera del Estado y lo desaf?a. De la misma manera que se organiz? como ej?rcito con el prop?sito de desaparecer los ej?rcitos, haci?ndolos innecesarios, construye una forma de existencia social en que no haya clases dominantes ni se deba subordinar a una estructura estatal la voluntad aut?noma de los pueblos.
El lema del Congreso Nacional Ind?gena, Nunca m?s un M?xico sin nosotros, defini? su lucha como reivindicaci?n contra la marginaci?n hist?rica de los pueblos indios. En los siguientes 20 a?os los zapatistas observaron el desmantelamiento de los estados-naci?n, de los que ya s?lo quedan rituales y polic?as, y el renacimiento de nacionalismos protofascistas de la cuarta guerra mundial. Ante la destrucci?n sistem?tica de lo que quedaba del pa?s adoptaron un nuevo horizonte pol?tico, que se mantiene a ras de tierra m?s all? de las equ?vocas fronteras nacionales.
Es la hora de la violencia. El patriarcado capitalista dominante ha adoptado un patr?n autodestructivo que no es una oportunidad de emancipaci?n, sino un deslizamiento a la barbarie. M?xico y Siria ocupan el primer lugar en el mundo por ?ndices de violencia. En ambos pa?ses las ?nicas ?reas seguras, donde se puede vivir con tranquilidad, son aquellas en que se realiza un experimento social radical: los kurdos de Rojava, en Siria, y los zapatistas de M?xico. Los dos grupos est?n armados, pero no usan sus armas para crear su seguridad, la cual se basa en las relaciones sociales que han establecido, en sus formas aut?nomas de gobierno.
Ni el zapatismo de ayer ni el de hoy caben en las categor?as pol?ticas e ideol?gicas conocidas. Se nutrieron de muy diversas tradiciones y experiencias, pero no se redujeron a los c?nones establecidos y se caracterizaron por la innovaci?n. En vez de imaginar la sociedad futura, los zapatistas reinventaron el movimiento para dejar atr?s la etapa actual y lo expresaron en sus iniciativas y en su modo de vivir. Es el aliento que el CNI dejar? sentir estos d?as en Chinameca, donde asesinaron a Zapata.
gustavoesteva@gmail.com