El s?bado 16 de marzo fueron detenidas en Managua la ex guerrillera M?nica Baltodano y su hija Sofana, adem?s de otras cuarenta personas entre las cuales se encontraban la feminista Sof?a Montenegro y Azalea Sol?s, esta ?ltima designada por la oposici?n para la mesa de negociaci?n con el Gobierno. Sucedi? cuando en el marco de una concentraci?n ped?an pac?ficamente la libertad de las m?s de 600 presas y presos pol?ticos, la mayor?a estudiantes acusados de haber querido derribar al presidente Ortega. Comprendo que para quien lea este art?culo es un dato m?s que explica la represi?n del r?gimen. Pero lo cierto es que M?nica es para mucha gente en el pa?s un icono, un s?mbolo de la lucha sandinista contra Somoza, y su detenci?n ha desvelado que la pareja Daniel Ortega-Rosario Murillo no tiene l?mites cuando se trata de defender su poder. Hay que hacer notar que otra hija de M?nica, abogada, se encuentra exiliada en Costa Rica huyendo de persecuciones y amenazas. Adem?s, Ricardo Baltodano, hermano de M?nica y profesor de la UPOLI, se encuentra encarcelado sin juicio desde hace ya varios meses.
Nicaragua
R?quiem por Daniel Ortega
Iosu Perales
08/04/2019
El s?bado 16 de marzo fueron detenidas en Managua la ex guerrillera M?nica Baltodano y su hija Sofana, adem?s de otras cuarenta personas entre las cuales se encontraban la feminista Sof?a Montenegro y Azalea Sol?s, esta ?ltima designada por la oposici?n para la mesa de negociaci?n con el Gobierno. Sucedi? cuando en el marco de una concentraci?n ped?an pac?ficamente la libertad de las m?s de 600 presas y presos pol?ticos, la mayor?a estudiantes acusados de haber querido derribar al presidente Ortega. Comprendo que para quien lea este art?culo es un dato m?s que explica la represi?n del r?gimen. Pero lo cierto es que M?nica es para mucha gente en el pa?s un icono, un s?mbolo de la lucha sandinista contra Somoza, y su detenci?n ha desvelado que la pareja Daniel Ortega-Rosario Murillo no tiene l?mites cuando se trata de defender su poder. Hay que hacer notar que otra hija de M?nica, abogada, se encuentra exiliada en Costa Rica huyendo de persecuciones y amenazas. Adem?s, Ricardo Baltodano, hermano de M?nica y profesor de la UPOLI, se encuentra encarcelado sin juicio desde hace ya varios meses.
M?nica es autora de la monumental obra Memorias de la Lucha Sandinista, en tres grandes tomos. Es la mujer que dobleg? la resistencia final de los militares somocistas. Eduardo Galeano lo cuenta as?: ?El cuartel La P?lvora, en la ciudad de Granada, ?ltimo reducto de la dictadura, est? al caer. Cuando el coronel se entera de la fuga de Somoza, manda callar las ametralladoras. Los sandinistas tambi?n dejan de disparar. Al rato se abre el port?n de hierro del cuartel y aparece el coronel agitando un trapo blanco. - ?No disparen! El coronel atraviesa la calle. - Quiero hablar con el comandante. Cae el pa?uelo que cubre la cara: - La comandante soy yo -dice M?nica Baltodano, una de las mujeres sandinistas con mando de tropa. - ?Que qu?? Por boca del coronel, macho altivo, habla la instituci?n militar, vencida pera digna, hombr?a del pantal?n, honor del uniforme: - ?Yo no me rindo ante una mujer! -ruge el coronel. Y se rinde?.
Madre de cuatro hijos y licenciada en Sociolog?a, M?nica fue nombrada comandante guerrillera honor?fica, condecorada con la orden Carlos Fonseca (la m?s alta distinci?n de Nicaragua), nombrada viceministra de Asuntos Regionales, luego diputada, miembro de la Direcci?n Nacional del FSLN, hasta que se distanci? de Ortega y crea el Movimiento por el Rescate del Sandinismo en 2005. Su detenci?n ha sido analizada en el pa?s como el producto de una huida hacia adelante del r?gimen orteguista.
Lo cierto es que desde hace algunos meses apenas se habla ya de Nicaragua. Sin embargo, en ese pa?s, las protestas y las detenciones contin?an sin que algunos amagos de negociaci?n hayan podido consolidarse. De hecho, en el seno de la oposici?n se han detectado al menos dos estrategias: mientras los empresarios, preocupados por la ca?da de sus ganancias, quieren sentarse en la mesa con el Gobierno, sin condiciones; los estudiantes y movimientos sociales no quieren negociar con m?s de 600 presos pol?ticos como rehenes de Ortega y exigen previamente su libertad. En todo caso, la unidad vigente en el interior del Movimiento de Unidad Nacional Azul y Blanco (con los colores de la bandera de Nicaragua este movimiento integra a la Alianza C?vica y a la Articulaci?n de los Movimientos Sociales) se mantiene en la medida en que m?s all? de t?cticas, toda la oposici?n quiere que de una u otra manera Daniel Ortega y Rosario Murillo se vayan.
Desde 2006, a?o en que gan? las elecciones, Daniel Ortega ven?a vendiendo la idea de la continuidad de la revoluci?n iniciada en julio de 1979. Era una farsa. En abril de 2018, las encuestas cocinadas para bendecir democr?ticamente el r?gimen autoritario cayeron rotas. En pocas horas se vinieron abajo las pretensiones de seguir gobernando violando leyes, golpeando la Constituci?n. La arrogancia de la pareja presidencial Ortega- Murillo, que durante doce a?os hab?a ignorado las cr?ticas, se vino abajo y fue sustituida por un terrorismo de Estado, de polic?as y milicias armadas, cuya misi?n no era otra que sembrar el miedo y evitar que el pueblo se manifestara en las calles. Cre?an que su violencia no les pasar?a factura, pero la dignidad y la valent?a siguieron desfilando por avenidas y plazas, y en su locura el r?gimen se cobr? m?s de 300 muertos, m?s de 600 presos y 30.000 refugiados en Costa Rica.
La Nicaragua que quiere quitarse de encima la pesada losa de una dictadura, lejos de ser golpista como dice el matrimonio Ortega-Murillo, ama la libertad y pelea por ella. Rechaza los fraudes electorales. Exige una justicia independiente, no al servicio del r?gimen. Que se acaben los asesinatos extrajudiciales. Que se combata la corrupci?n de la que participa la pareja presidencial y su familia. La nueva Nicaragua que se est? gestando desde la base ciudadana quiere terminar con el acoso y represi?n sobre organizaciones feministas, medioambientales, ONGs, sindicatos libres y organizaciones de derechos humanos. Esta agenda de la oposici?n nada tiene que ver con golpes de Estado, menos a?n frente a un r?gimen que cuenta con el apoyo cerrado del ej?rcito, de las polic?as, de las milicias armadas, de los jueces y de la mayor?a del parlamento. Adem?s, los estudiantes exigen que se les devuelva la autonom?a universitaria, actualmente intervenida, hasta el punto de que el r?gimen filtra qui?n entra y qui?n no a la universidad p?blica.
En la Nicaragua de Ortega-Murillo no existe una aut?ntica libertad de expresi?n. Los medios de comunicaci?n, incluyendo los del partido gobernante (Frente Sandinista de Liberaci?n Nacional) fueron casi todos privatizados a favor del r?gimen. La mayor?a de los canales de TV forman parte de un duopolio: o son de los hijos del matrimonio gobernante o son de su socio, el empresario mexicano Juan ?ngel Gonz?lez.
A estas alturas del partido hay una unanimidad en la oposici?n nicarag?ense: s?lo una negociaci?n que incluya la salida de los Ortega-Murillo puede dar lugar a una nueva realidad nacional democr?tica. La violencia como v?a para lograrlo ni es posible ni es deseable. Todos los sectores sociales y las iglesias comparten esta idea. Nicaragua ya sufri? una guerra entre 1979 y 1990, organizada, financiada y dirigida por Estados Unidos, que se cobr? unos 50.000 muertos. Ahora se trata de evitar, aunque sea en escala menor, una nueva guerra. El desvar?o de Daniel Ortega y su grupo de incondicionales ha impulsado la escalada de la protesta a niveles hasta ahora desconocidos durante su gobierno. Se extendi? territorialmente, incorporando a sectores populares: jubilados, gente desempleada, trabajadores por cuenta propia, obreros, campesinos, principalmente j?venes de las ciudades, estudiantes. Las marchas en los pueblos m?s alejados han sido totalmente pac?ficas. Ha sido en Managua donde la violencia de los cuerpos policiales y milicias armadas ha desatado reacciones violentas de j?venes incontrolados que ahora la oposici?n trata de evitar a toda costa, pues la estrategia debe ser pac?fica.
Una vez, las mayor?as sociales de Nicaragua derrocaron a Anastasio Somoza. Cerca de cuarenta a?os despu?s esas mayor?as se proponen hacer caer a un r?gimen autoritario, dictatorial. El carrusel de la vida a veces repite escenarios ya vividos. Muchos de los que fuimos a aquella Nicaragua fuente de ilusiones, seguimos estando al lado de la gente. Somos los mismos que ahora estamos por el r?quiem pol?tico de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
08/04/2019
Iosu Perales es escritor y experto en temas relacionados con Centroam?rica.