El art?culo de Pablo Stefanoni, jefe de redacci?n de la revista Nueva Sociedad, “El b?meran bolivariano” que comienza haciendo un severo y bien documentado an?lisis de la subordinaci?n de Ch?vez al nacional-populismo, culmina haciendo una rastrera apolog?a a las posibilidades de Bernie Sanders en Estados Unidos; “No puede ignorarse que la persistencia de Maduro en el poder, en las condiciones actuales, tiene tambi?n un efecto disuasivo sobre cualquier proyecto de transformaci?n social que se identifique como socialista. Lo entendi? Bernie Sanders, que hoy lidera uno de los movimientos m?s din?micos de la izquierda global, quien hizo una cr?tica democr?tica radical al gobierno venezolano al tiempo que rechazaba el injerencismo de los halcones de la Casa Blanca”.
Puede apreciarse el desprecio hacia las experiencias de construcci?n desde abajo, desde los propios pueblos, que encabezan a nivel mundial los zapatistas y los kurdos, para atraer incautos izquierdistas confundidos a un “nuevo regreso” a la cohesi?n estatal v?a socialdemocracia de Sanders en la misma l?nea destructiva del Forro de Porto Alegre que mat? el desarrollo de la autonom?a y el protagonismo social de la Acci?n Global de los Pueblos para instalar los gobiernos “progresistas” que acentuaron el extractivismo y se distanciaron para desarrollar el capitalismo “de izquierda” que finalmente profundiz? la crisis de las izquierdas que este profeta aprovecha como r?o revuelto para ganancia de pescadores.
IMPACTO DE LA CRISIS VENEZOLANA EN LA IZQUIERDA LATINOAMERICANA
El b?meran bolivariano
Pablo Stefanoni
10 abril, 2019
El modelo que durante a?os funcion? como un faro que inspiraba a otras fuerzas en la regi?n, hoy es un lastre. La crisis que atraviesa Venezuela deber?a generar un debate acerca de los l?mites y errores del ?nico pa?s que se autoproclam? socialista despu?s de la ca?da del Muro de Berl?n. GRAFICA: Puente internacional Tienditas, frontera entre Colombia y Venezuela, 22-2-19 (Lokman Ilhan/Anadolu Agency/AFP)
Por Pablo Stefanoni*
Hace 20 a?os, el triunfo de Hugo Ch?vez fue seguido con un entusiasmo limitado por la izquierda latinoamericana. Un tanto folkl?rico, el ex paracaidista hab?a organizado en 1992 un golpe de Estado militarmente fallido pero, a la larga, pol?ticamente exitoso (1), y tras su victoria en las elecciones presidenciales de 1998 sorprendi? al jurar su cargo sobre la ?Constituci?n moribunda?. En un comienzo, sus posicionamientos ideol?gicos resultaban ambiguos: si bien hab?a tenido acercamientos con la izquierda durante su carrera militar, al mismo tiempo se hab?a rodeado de asesores como el nacionalista argentino, con posiciones cercanas a los militares carapintadas, Norberto Ceresole, y por otro lado elogiaba la Tercera V?a de Tony Blair. Fue tras el golpe que sufri? en 2002 que la experiencia chavista termin? de ser incorporada como acervo de una izquierda latinoamericana que hab?a encontrado en la tradici?n nacional-popular una tabla de salvaci?n frente a la crisis del socialismo real y las derrotas de los 70. El sue?o de Jorge Abelardo Ramos de articular populismo y socialismo parec?a hacerse parcialmente realidad, primero en Venezuela y despu?s en Bolivia y Ecuador. Pero lo que en un momento fue una locomotora hoy se volvi? un peso para los progresismos regionales, a punto tal que nadie puede ganar hoy una elecci?n en Am?rica Latina sin diferenciarse del madurismo, en el contexto de una masiva migraci?n de venezolanos que dan carnadura ?y voz? a los fracasos de su gobierno.
https://www.eldiplo.org/237-la-destruccion-de-la-educacion-publica/el-bumeran-bolivariano/
Cultura de campamento
Es dif?cil atribuir a la ?maldici?n de la abundancia? el derrumbe econ?mico que atraviesa Venezuela; otros pa?ses de la regi?n y del mundo dependen de las exportaciones hidrocarbur?feras y no sufren un retroceso de caracter?sticas post-b?licas ?la ca?da del PIB en Venezuela ronda el 50% en los ?ltimos cinco a?os, un hecho in?dito en la regi?n? (2). Hasta hace un par de a?os, gracias a la combinaci?n de una serie de dimensiones a menudo poco debatidas por las izquierdas latinoamericanas, el chavismo hab?a logrado postergar la discusi?n sobre la ?v?a venezolana al socialismo? petrolero? hasta que ya no haya ?conspiraciones imperialistas? en el horizonte, es decir, ad infinitum. Entre esas dimensiones encontramos el carisma excepcional de Ch?vez (imposible de transmitir y que combinaba ?padre severo? con ?madre cari?osa?); un tipo de mesianismo compasivo de matriz cristiana; un cripto estalinismo tropical desorganizado que entronca con rituales y marcos interpretativos del socialismo real, y una visi?n militarista de los problemas propia de un caudillismo pretoriano (3). Todo esto en el marco de una gran ineficiencia administrativa, incluso en comparaci?n con otros ?populismos? de la regi?n.
Tras la muerte de Ch?vez (marzo de 2013), sin una institucionalidad bolivariana propiamente dicha y en un contexto de una pronunciada ca?da de los precios de los hidrocarburos, la f?rmula bolivariana ?petr?leo+carisma+empoderamiento simb?lico de los excluidos? se debilit? hasta desembocar en la situaci?n actual.
Frente a esa deriva, una parte de la izquierda cr?tica intent? anclarse en una suerte de ?melancol?a chavista?, y atribuir los problemas al liderazgo de Nicol?s Maduro, el ?hijo de Ch?vez?. Pero la profundidad de la crisis (hiperinflaci?n, derrumbe del PBI, inseguridad), junto a la falta de espacios de deliberaci?n pol?tica real en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), impidieron la emergencia de un ?chavismo cr?tico? con incidencia social, por lo que una parte de ?l termin? en el Frente Amplio Venezuela Libre, que agrupa fuerzas vivas, iglesias, partidos e intelectuales de diferentes tendencias.
Venezuela vive, como se?al? el soci?logo Marc Saint-Up?ry, en una suerte de ?autoritarismo an?rquico y desorganizado? (4), incapaz incluso de imponer la autoridad del Estado, como lo demuestran la crisis del sistema carcelario, el ?pranato? (mafia) minero (5) y las cifras brutales de inseguridad (80 muertes violentas por cada 100.000 habitantes), que han acabado incluso con parte de la sociabilidad nocturna. A ello hay que sumar los Operativos para la Protecci?n y Liberaci?n del Pueblo (OLP) y m?s recientemente las maniobras de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), que en ambos casos rutinizaron el gatillo f?cil en los barrios (6), adem?s de una gesti?n predatoria de Petr?leos de Venezuela (Pdvsa), la gallina de los huevos de oro de la revoluci?n. La situaci?n es tan mala que el propio Maduro habl? ?despu?s de casi dos d?cadas? del ?falso socialismo?, en un intento de convencer a los electores de que voten por ?un nuevo comienzo?.
Mientras este modelo parec?a funcionar, por ejemplo reduciendo la pobreza, Venezuela, amplificada por la ret?rica de Ch?vez, se hab?a transformado en un faro pol?tico en la regi?n, con discursos que revitalizaron la tradici?n antiimperialista y hasta ?pon?an en la agenda? el socialismo. No obstante, desde el comienzo del proceso se pod?an observar todo tipo de problemas, tapados, hasta donde era posible, por el boom de los precios petroleros (que subieron alrededor del 1.000% durante la era Ch?vez). Detr?s de estos discursos a menudo se escond?an las culturas pol?ticas forjadas por Acci?n Democr?tica y Copei desde 1958.
En las ?ltimas dos d?cadas se han ensayado varias estrategias ?en la primera etapa, ?operativos c?vico-militares?? para llevar adelante ?procesos de inclusi?n masivos y acelerados? a trav?s de una distribuci?n m?s justa de la renta petrolera, junto con un sistema comunal que deber?a absorber a la democracia liberal. Algunos cr?ticos del rentismo hablan de la ?cultura de campamento?, en la que predominan los operativos extraordinarios sin continuidad en el tiempo (7). Pero fue el propio Ch?vez quien, admitiendo impl?citamente el fracaso de una agenda de desarrollo post-hidrocarbur?fera (la ?siembra del petr?leo?), defini? el proyecto en marcha como ?socialismo petrolero?. Durante una emisi?n de Al? Presidente, su programa semanal, el mandatario venezolano explic?: ?Estamos empe?ados en construir un modelo socialista muy diferente al que imagin? Marx en el siglo XIX. Ese es nuestro modelo, contar con esta riqueza petrolera?.
Las im?genes del socialismo
En este marco emergi? lo que el economista marxista Manuel Sutherland define como un ?populismo clientelar lumpen?, que se fue superponiendo a los efectos iniciales del empoderamiento simb?lico de las capas m?s postergadas. Esto explica en parte la persistencia del chavismo en sectores de la sociedad que encontraron en Ch?vez al l?der que, seguramente sin haber le?do a Ernesto Laclau, construy? el ?significante vac?o? en el que se inscribieron las m?ltiples demandas de los de abajo. Pero tambi?n la degradaci?n actual.
El caso venezolano deja en evidencia que, desde la ca?da del Muro de Berl?n en 1989, no fue posible pensar, ni te?rica ni pr?cticamente, un tipo de transformaci?n socialista integral de la sociedad sin caer en la cultura anti-pluralista del socialismo real. Y en esa deriva no fue menor el rol de Cuba, embarcada hoy en una serie de reformas pero sin perder la vocaci?n totalitaria en diversos terrenos de la vida social. Venezuela, sin dudas, no se transform? en Cuba: no logr? poner en pr?ctica algunas pol?ticas p?blicas de inclusi?n social sistem?tica ?como lo hicieron los cubanos en materia de salud y educaci?n?, y no termin? de desmantelar totalmente la ?democracia liberal? (aunque la Asamblea Nacional Constituyente inaugurada en 2017 model? un gobierno de facto que se sit?a por encima de los poderes constituidos y anul? en los hechos a la Asamblea Nacional ?de mayor?a opositora desde 2015 y declarada en desacato por una justicia completamente subordinada al chavismo?).
De este modo, el ?silencio Cuba?, al decir de Claudia Hilb, de muchas izquierdas latinoamericanas ?y de m?s all? tambi?n? devino en un ?silencio Venezuela?, que no signific?, como tampoco ocurri? en el caso de la isla, no hablar de Venezuela, sino evitar enfrentar los problemas apelando de manera mec?nica a las ?agresiones imperiales?. Bajo el mismo acoso imperial, la Bolivia de Evo Morales lleva m?s de una d?cada de crecimiento y consolidaci?n macroecon?mica, baja inflaci?n y estabilidad cambiaria.
Lo cierto es que la misma Venezuela que pareci? alentar la expansi?n del socialismo en la regi?n termin? convirti?ndose en un b?meran para las izquierdas. No es de extra?ar que las fuerzas de derecha latinoamericanas incluyan a Venezuela ?o, mejor dicho, a los riesgos, m?s imaginados que reales, de venezuelizaci?n? en las campa?as electorales. Incluso Sebasti?n Pi?era lleg? a hablar, con tonalidades de realismo m?gico, de los peligros de transitar hacia ?Chilezuela? si triunfaba el candidato de centroizquierda, por no hablar del ?efecto Venezuela? en la pol?tica argentina, colombiana y brasile?a. Por supuesto, esos relatos pueden descartarse como propios de la tradicional ret?rica conservadora que busca desprestigiar a los gobiernos populares. Pero eso significar?a desconocer que Venezuela es el ?nico pa?s que se proclam? ?socialista? con posterioridad a la ca?da del Muro de Berl?n y que hoy replica im?genes cl?sicas de la decadencia del socialismo real: desabastecimiento, colas, hiperinflaci?n, migraciones masivas y un Estado crecientemente pretoriano.
Las derivas del Foro de San Pablo
El giro a la derecha en la regi?n no alent? una revisi?n cr?tica de la ?d?cada ganada? sino actitudes reactivas y retroutop?as sobre las ?primaveras populares? perdidas. Esto puedo verse en la 24? Asamblea del Foro de San Pablo, celebrada en julio de 2018 en La Habana. La presencia en su seno de las figuras del ala m?s conservadora de Cuba, como el vicesecretario del Partido Comunista de Cuba (PCCh), Jos? Ram?n Machado Ventura, contribuy? al repliegue ideol?gico y a la ret?rica contra el cerco imperial. Pero el imperio requiere un an?lisis m?s fino, al menos para reconocer que los halcones de la era Bush que hoy buscan derrocar a Maduro ?y le ofrecen una playa paradis?aca si se va del pa?s o la de Guant?namo si se queda? conviven con un Trump que lleg? a la Casa Blanca supuestamente apoyado por Vladimir Putin, en el marco de la emergencia de la ?derecha alternativa?.
Problemas como la corrupci?n fueron englobados en el encuentro del Foro en el gran relato de la conspiraci?n pol?tica-judicial. Y aunque ser?a ingenuo negar las operaciones y el rol de la pol?tica y los jueces celebrities, lo cierto es que la ?tica p?blica constituye una demanda popular generalizada. De hecho, en los pa?ses gobernados por la derecha las izquierdas ganan tambi?n con discursos ?honestistas?, como ocurri? en M?xico con Andr?s Manuel L?pez Obrador. Pero incluso m?s all? de esta cuesti?n ?que hoy ti?e todas las campa?as electorales? la solidaridad acr?tica del Foro con el gobierno de Venezuela y con Daniel Ortega en Nicaragua ?que logr? mantenerse en el poder sin escatimar represi?n a sangre y fuego? deja ver una subestimaci?n de las izquierdas regionales de la crisis pol?tica y moral de gran parte de sus fuerzas y del problema democr?tico. Una subestimaci?n que recuerda reacciones frente a la crisis del socialismo real poco antes del derrumbe de la Uni?n Sovi?tica, en 1991.
?Empate catastr?fico?
Habr? que ver c?mo termina el ?empate catastr?fico? iniciado con la guerra de poderes lanzada en 2015, cuando la oposici?n gan? dos tercios de la Asamblea Nacional. Juan Guaid?, en una especie de acto ?leninista?, se hizo proclamar ?presidente encargado?, tratando de aprovechar los ?instantes huidizos? de la pol?tica. E hizo de la ?ayuda humanitaria? ?con apoyo de Estados Unidos? su caballito de batalla para mostrar que tiene alg?n poder material y tratar de quebrar a las Fuerzas Armadas. Es claro que la ca?da de Maduro ser?a un golpe inevitable para las izquierdas de la regi?n (maduristas y no maduristas).
Sin embargo, la experiencia del socialismo real advierte sobre los riesgos de atar la suerte de la izquierda a proyectos pol?ticos cuyo ?nico m?rito es ?resistir al imperio?, aunque resulten opresivos para quienes viven en ellos, y de reclamar Estado de Derecho, libertades democr?ticas y justicia independiente s?lo cuando gobierna la derecha. No puede ignorarse que la persistencia de Maduro en el poder, en las condiciones actuales, tiene tambi?n un efecto disuasivo sobre cualquier proyecto de transformaci?n social que se identifique como socialista. Lo entendi? Bernie Sanders, que hoy lidera uno de los movimientos m?s din?micos de la izquierda global, quien hizo una cr?tica democr?tica radical al gobierno venezolano al tiempo que rechazaba el injerencismo de los halcones de la Casa Blanca (8).
C?cile Marin
1. En parte este ?xito fue posibilitado, de manera involuntaria, por el indulto otorgado por el presidente Rafael Caldera.
2. Pablo Stefanoni, ??A d?nde va Venezuela? (si es que va a alguna parte)?, entrevista a Manuel Sutherland, Nueva Sociedad, ed. digital, Nueva Sociedad, Buenos Aires, enero de 2019.
3. Marc Saint-Up?ry y Pablo Stefanoni, ?Le cauchemar de Bol?var: crise et fragmentation des gouvernements de l?Alba?, H?rodote, Par?s, 2019.
4. Marc Saint-Up?ry, El sue?o de Bol?var. Los desaf?os de las izquierdas latinoamericanas, Paid?s, Barcelona, 2008.
5. Pranes son los jefes del hampa. Ver ?El Arco Minero del Orinoco. Diversificaci?n del extractivismo y nuevos reg?menes biopol?ticos?, Nueva Sociedad, N? 274, marzo-abril de 2018.
6. ?Las FAES. Reflexiones sobre la (in)seguridad en Venezuela?, entrevista a Keymer ?vila, Aporrea, 3-1-2019; Rebecca Hanson y Ver?nica Zubillaga, ?Los operativos militarizados en la era post-Ch?vez. Del punitivismo carcelario a la matanza sistem?tica?, Nueva Sociedad, N? 278, noviembre-diciembre de 2018.
7. Rafael Uzc?tegui, La Revoluci?n como espect?culo. Una cr?tica anarquista al gobierno bolivariano, Libros de Anarres, Buenos Aires, 2010.
8. Tuit, 24 de enero de 2019.
* Jefe de redacci?n de la revista Nueva Sociedad.
? Le Monde diplomatique, edici?n Cono Sur