El recuerdo de Samir Flores, luchador social nahua, opositor al Plan Integral Morelos, recorri? las acciones del centenario.
Su nombre fue escrito con pintura roja en las paredes de la termoel?ctrica, im?genes de su rostro fueron pegadas en paredes y cristales. Y la historia de este activista asesinado en febrero pasado se uni? este 10 de abril a la de Zapata. De ese tama?o su lucha.
Los de Abajo
Otra traici?n a Emiliano Zapata
Gloria Mu?oz Ram?rez
La Jornada
El centenario del asesinato a traici?n de Emiliano Zapata fue conmemorado frente a la termoel?ctrica de Huexca, Morelos, con una acci?n en defensa de la tierra, el aire y la vida. Fue un acto de repudio a una pol?tica de despojo y desprecio, una acci?n de los pueblos del Volc?n y de ind?genas, campesinos y activistas de otras geograf?as que fueron a apoyarlos.
La termoel?ctrica est? pr?cticamente terminada, pero los pobladores no han dicho la ?ltima palabra. Todos recuerdan el ruido ensordecedor durante los tres meses en los que se hicieron las pruebas. Como un avi?n despegando en tus orejas, dicen.
La gente y los animales temblaron, los pajaritos dejaron de volar y la incertidumbre se apoder? de todos, incluidos los que recibieron recursos del gobierno para obtener su apoyo y hoy rechazan el proyecto.
El recuerdo de Samir Flores, luchador social nahua, opositor al Plan Integral Morelos, recorri? las acciones del centenario.
Su nombre fue escrito con pintura roja en las paredes de la termoel?ctrica, im?genes de su rostro fueron pegadas en paredes y cristales. Y la historia de este activista asesinado en febrero pasado se uni? este 10 de abril a la de Zapata. De ese tama?o su lucha.
Un templete vac?o con el escudo del gobierno federal permaneci? como mudo testigo de un acto oficial que no se pudo celebrar en Chinameca, a donde el presidente L?pez Obrador hab?a anunciado que asistir?a para conmemorar al general revolucionario. Ind?genas y campesinos de 23 estados de la Rep?blica impidieron esa celebraci?n.
Ah? estuvieron el Congreso Nacional Ind?gena, los campesinos de Atenco y madres y compa?eros de los 43 de Ayotzinapa. Wix?rikas, tepehuanos, nahuas, binniz?, pur?pechas, otom?es y mazahuas, entre otros, se dieron cita justo en el lugar de la traici?n hist?rica.
Los pueblos se declararon en alerta ante la urgencia con la que las empresas y gobiernos se apoderan de sus territorios. Y denunciaron a quienes garantizan al gran capital el funcionamiento de la termoel?ctrica, el gasoducto y el acueducto. El alivio, dicen, vendr? de abajo.
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