Queremos transparencia, justicia y democracia real; una especie de mini revoluci?n francesa.
Los ?chalecos amarillos? no se rinden
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El primer ministro franc?s, ?douard Philippe, present? los resultados del “debate nacional” de Emmanuel Macron. Pero los cr?ticos no dan tregua y las protestas de los ?chalecos amarillos? no cesan.
Lilian vuelve a las calles de Francia este s?bado (13.04.2019). Con su chaleco amarillo puesto, este empleado de los suburbios de Par?s, de 39 a?os, sale a las 11 de la ma?ana hacia la Place de la Nation, una de las plazas centrales de Par?s. Quiere continuar manifest?ndose junto a multitudes de personas de ideas afines. “Queremos transparencia, justicia y democracia real; una especie de mini revoluci?n francesa”, dice.
Lilian es uno de los miles de franceses que, durante meses de protestas, han sumido al Gobierno de Emmanuel Macron en una profunda crisis. El detonante original fue un aumento en el impuesto sobre el combustible, pero el movimiento de los ?chalecos amarillos? (gilets jaunes, en franc?s) se convirti? r?pidamente en un reservorio para todo tipo de personas insatisfechas.
Manifestantes violentos, mayormente de derechas, se han infiltrado en el movimiento en Par?s. (Reuters/P. Wojazer)
Manifestantes violentos, mayormente de derechas, se han infiltrado en el movimiento en Par?s.
Un movimiento indefinible
Todos los s?bados, desde noviembre de 2018, las protestas paralizan ciudades en toda Francia. Aparte de sus chalecos amarillos de advertencia, a los manifestantes los une poco m?s que la demanda de m?s poder adquisitivo y democracia. El movimiento se desintegra por los extremos izquierdo y derecho; aunque la destrucci?n masiva en Par?s, a mediados de marzo, se atribuye principalmente a los manifestantes de extrema derecha.
Pero los autos envueltos en llamas y los ventanales destrozados no solo se han vuelto rutina de los s?bados en la capital. Incluso en ciudades provinciales como Burdeos y Marsella, los “chalecos amarillos” protestan regularmente. Este fin de semana, por ejemplo, un grupo en Internet ped?a “tomar” la ciudad de Toulouse, en el sur de Francia.
Ya a fines de 2018, el presidente Macron not? que era hora de frenar las protestas. Aument? el salario m?nimo en 100 euros al mes, recort? los impuestos sobre los pagos de horas extra y las peque?as pensiones. Pero los ?chalecos amarillos? no desaparecieron de las calles, as? que Macron pidi? un di?logo civil, un “debate nacional”.
Al primer ministro ?douard Philippe le toca venderle las reformas del presidente Macron al p?blico. (picture-alliance/dpa/Blondet Eliot/Maxppp)
Al primer ministro ?douard Philippe le toca venderle las reformas del presidente Macron al p?blico.
El primer ministro hace balance
Los franceses pudieron descargar su ira en rondas locales de discusi?n, cartas, correos electr?nicos y en una plataforma en l?nea. En total, presentaron unos dos millones de aportaciones.
El primer ministro de Macron, ?douard Philippe, hizo balance esta semana. Ante la Asamblea Nacional y el Senado, dijo que el Gobierno debe reducir los impuestos m?s r?pido de lo planeado, restaurar la confianza en la pol?tica y las instituciones estatales, y renovar la democracia. Adem?s, las personas quieren un cambio ecol?gico, pero no quieren pagar impuestos m?s altos por ello. Algunos de estos deseos parecen contradictorios o dif?ciles de cumplir.
?De vuelta a la campa?a electoral?
Para el economista Gr?gory Claeys, del think tank Bruegel, en Bruselas, en los resultados del “debate nacional” se reflejan, simplemente, las promesas de la campa?a electoral de Macron. Para ?l, el Gobierno ha presentado los temas del debate que le convienen, que tiene planeado abordar de todos modos, y ha suprimido los que no. “Por ejemplo, muchos ciudadanos tambi?n han abordado el trabajo de los servicios p?blicos, que el primer ministro ya no menciona”.
Pero Emmanuel Macron sigue demorando esta reforma, porque es particularmente sensible. Macron ha sido el primer presidente en la historia de Francia en prometer una reducci?n del n?mero de funcionarios. De hecho, si logra domesticar a los chalecos amarillos, la transformaci?n del aparato estatal podr?a ser su pr?ximo gran problema.
Los agujeros en la base de datos
El gobierno celebr? el fin del ?debate nacional? como un ?xito democr?tico. Sin embargo, el diario Le Monde mostr? los l?mites del m?todo. 1,9 millones de contribuciones provienen de una ?nica plataforma en l?nea, que contiene, tras un an?lisis adicional, m?s de un 50 por ciento de duplicados o campos vac?os. La mayor?a de los mensajes conten?an menos de diez palabras, y solo unas 250.000 personas respondieron una pregunta abierta, seg?n Le Monde.
El izquierdista Jean-Luc M?lenchon se niega a cooperar con el Gobierno. (Getty Images/AFP/C. Simon)
El izquierdista Jean-Luc M?lenchon se niega a cooperar con el Gobierno.
Adem?s, los l?deres opositores de derecha e izquierda, Marine Le Pen (Rassemblent Nationale) y Jean-Luc M?lenchon (France Insoumise), rechazan cualquier participaci?n en el “debate nacional” y se refieren a esto como pura campa?a del Gobierno.
La mayor?a de los “chalecos amarillos”, gente como Lilian y sus amigos de Par?s, tambi?n boicotearon las rondas de discusi?n. “Fui a un evento as?, pero luego no se me permiti? hablar”, dice el parisino de 39 a?os. “S?lo los representantes electos y el organizador dieron su opini?n”. Despu?s de esta experiencia, ya no asisti? a ninguna m?s.
Los chalecos amarillos iniciaron su propio di?logo, al que llamaron “verdadero debate”. Una de sus principales preocupaciones es la demanda de iniciativas ciudadanas: “Eso es lo que la gente realmente quiere, y por eso seguimos protestando”, dice Lilian.
Rentable reducci?n de presi?n
Si el presidente Macron respondiera a las demandas del debate, tendr?a que bajar m?s los impuestos. El economista Gr?gory Claeys lo desaprueba: el Gobierno ya ha hecho un gran esfuerzo para aumentar el poder de compra. “Los trabajadores notar?n la reducci?n en las contribuciones a la seguridad social este a?o, debido a su mayor salario neto”, se?ala Claeys.
Adem?s, Macron ha eliminado el impuesto comunal para la mayor?a de los franceses, algo que agobiaba especialmente a los residentes en las ?reas rurales. “La abolici?n de este impuesto es un alivio real para muchos franceses”, asegura Claeys. Adem?s, agrega, a principios de este a?o, el Gobierno increment? tambi?n los beneficios sociales para los trabajadores de m?s bajos salarios.
B?sicamente, el presidente franc?s ya no puede seguir permiti?ndose ?regalos? si quiere cumplir con las regulaciones de deuda p?blica de la UE. Muchos vieron el “debate nacional” como una idea inteligente y rentable para intentar calmar los ?nimos y reducir la presi?n popular. Que ahora, sobre todo, las exigencias se concentren en m?s recortes de impuestos, puede ser un problema para Macron, que aspira a presentar propuestas concretas a los franceses antes de Semana Santa
(rml/ct)