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?No estamos frente al capitalismo, sino que vivimos en su mundo?

Jacques Ranci?re :: 22.04.19

Disc?pulo de Althusser, Ranci?re ha escapado a los vicios de una tradici?n marxista fosilizada confrontando su pensamiento con las luchas concretas de los dominados.

?No estamos frente al capitalismo, sino que vivimos en su mundo?

Jacques Ranci?re:
P?gina 12
Domingo, 21/04/2019 04:00

Disc?pulo de Althusser, ha escapado a los vicios de una tradici?n marxista fosilizada confrontando su pensamiento con las luchas concretas de los dominados.

Hay formas de pensar no diferente sino en disidencia, de no repetir el agotador mensaje del diagnostico del mal y, al mismo tiempo, de descubrir las posibilidades infinitas de la acci?n humana. El fil?sofo franc?s Jacques Ranci?re pertenece a esta dinast?a de los rebeldes con magia y argumentos. Quien se acerque a su profusa obra saldr? con sus convicciones trastornadas. Disc?pulo de Louis Althusser, Ranci?re ha sin embargo escapado a los vicios de una tradici?n marxista fosilizada confrontando su pensamiento con las luchas concretas de los obreros y los dominados. La palabra obrera, La noche de los proletarios o La filosof?a de los pobres fueron los primeros libros que public? a partir de los a?os 70. Le sigui? un cuerpo de obra monumental cuyo centro ha sido siempre la emancipaci?n humana, la lucha de clases y la igualdad. Ranci?re es un insurgente inspirado que, en los ?ltimos a?os y a partir de obras como El odio a la democracia, El espectador emancipado, Los tiempos modernos, Arte, tiempo, pol?tica o ?En qu? mundos vivimos? ha atra?do a un p?blico joven y comprometido, hastiado del pensamiento que se consume como un plato congelado cocinado en un microondas.

Es un pensador realista cuando escribe: “no estamos frente al capitalismo sino que vivimos en su mundo”. Cine, teatro, literatura, exploraci?n de los lazos entre pol?tica y est?tica son igualmente tem?ticas que integran su obra en una b?squeda constante de comprender la multiplicidad de los tiempos en los que vivimos. Porque para el filosofo franc?s nacido en Argelia en 1940, la idea de que existe una suerte de modernidad ?nica, un tiempo universal y lineal es una construcci?n tramposa. No hay una l?nea temporal sino varias a lo largo de las cuales se despliegan nuestras realidades y rebeld?as . Esa pluralidad del tiempo es, seg?n expresa en esta entrevista con P?ginaI12 realizada en Par?s, una de las posibilidades m?s ricas de reconstruir una acci?n colectiva y efectiva. En suma, una semilla para derrotar al sistema. Adepto de las brechas, las islas o los instantes de rebeld?a, Ranci?re defiende la idea de que los movimientos de protestas s?lo tienen ?xito cuando logran detener el curso del tiempo e instaurar, por un momento, otro, fuera de las agendas del sistema. Son semillas de autonom?a que producen bosques de transformaci?n. Revoluciones, movimientos de protestas, posibilidades de acci?n contra el liberalismo, extremas derechas y ocaso de las izquierdas centradas y de las extremas son algunos de los temas que el fil?sofo franc?s borda en esta entrevista, donde lo esencial es la posibilidad humana de la emancipaci?n ante un sistema de opresi?n voraz.

?El sistema liberal mundial cerr? con candado todas las posibilidades de una transformaci?n fr?a, es decir, sin violencia, mediante la concertaci?n y la negociaci?n. Usted, en su abundante obra, postula un modo de acci?n espacial y temporal casi como ?nica legitimidad de acci?n colectiva para confrontar al sistema.

?He tratado de demostrar que ya no hay m?s un poder central concebido como una fortaleza y la posibilidad de un asalto contra esa fortaleza. El capitalismo est? en todas partes de la vida social, no estamos frente a ?l sino que vivimos en su mundo. Sin embargo, el capitalismo es tambi?n fr?gil. Su ley choca en todas partes con resistencias locales y puntuales. En todas partes se han dado una serie de revueltas protagonizadas por comunidades espec?ficas contra le extensi?n del poder capitalista y el poder del Estado. Creo que en una situaci?n como esta es importante que se desarrollen comunidades que tengan sus propias agendas pol?ticas sin estar sometidas a las agendas parlamentarias porque estas se han vuelto de alguna manera agendas del Estado. En casi todos nuestros pa?ses los sistemas representativos han pasado a ser agentes del Estado, han dejado de ser una parte del poder popular. Una pol?tica efectiva o alternativa al sistema capitalista y al poder del Estado que est? cada vez m?s integrado al poder capitalista puede existir ?nicamente de forma aut?noma, es decir, con gente capaz de crear sus formas de organizaci?n, sus agendas y sus propios medios de acci?n. Se trata de desarrollar movimientos con una autonom?a lo m?s amplia posible. Pueden ser formas de autonom?a pol?tica separadas de las agendas parlamentarias, puede ser una autonom?a econ?mica a trav?s de la creaci?n de una red alternativa de producci?n, de consumo y de intercambios, o formas de autonom?a ideol?gica o incluso militares, como en M?xico por ejemplo. De todas maneras, esto no tiene nada que ver con las ideas que antes se ten?an sobre la insurrecci?n. Hemos dejado de estar en esa situaci?n en la que se cre?a que el capitalismo produce su propia desaparici?n. La l?gica marxista enunciaba que el capitalismo creaba un modelo de producci?n que lo har?a explotar. Est? claro que no es as?. Incluso se pens? que el capitalismo se alimentaba a si mismo con el trabajo pero ya sabemos que el capitalismo lo que hace es destruir el trabajo para perpetuarse. No hay ninguna expectativa de que el capitalismo produzca el socialismo, ni tampoco de que el pueblo armado se rebele porque los obreros como las armas han desaparecido. No hay ni horizonte definido, ni fuerzas identificables. Lo que si vemos es la creaci?n puntual de autonom?as locales espec?ficas en donde el sistema de dominaci?n es fr?gil y se lo puede atacar y a partir de las cuales pueden constituirse fuerzas alternativas. Luego, esas zonas de autonom?a extienden su poder tanto como pueden.

?En su filosof?a la idea del tiempo y del papel que este juega tanto en los sistemas hegem?nicos como en los intentos de trastornarlos es fundamental. Usted escribe al respecto que “una pol?tica de emancipaci?n existe bajo la forma de una interrupci?n del tiempo”.

?Se tiene siempre la idea seg?n la cual est?n, por un lado, los movimientos ef?meros y, por el otro, las estrategias a largo plazo. Pero la historia del mundo es bastante diferente. Cuando se crean alternativas al sistema de dominaci?n siempre ocurren durante momentos singulares. Las revoluciones fueron momentos singulares que duraron d?as, semanas, meses o a?os. Esto equivale a decir que el orden normal de las cosas fue interrumpido, que, en ciertos momentos, las reglas normales desaparecen, que el tiempo queda suspendido y al mismo tiempo se acelera porque los movimientos generan altas velocidades. Un ejemplo de ello es lo que pas? en Francia en Mayo de 1968: el orden normal del gobierno y de la econom?a de pronto se detiene, el tiempo se para, se bloquea. Y cuando el tiempo se detiene la gente empieza a reflexionar sobre la sociedad y se lanzan iniciativas que tienen efectos muy r?pidos. Estamos entonces en una situaci?n que el sistema no previ?.

??El movimiento de los chalecos amarillos en Francia responde acaso a esa l?gica?

?-Se trata de un movimiento interesante porque, al principio, fue protagonizado por una categor?a de gente que nunca protesta. Y es interesante tambi?n porque es un movimiento de gente relativamente madura, de personas que no son oriundas de una tradici?n de la izquierda pero que terminan por adoptar formas pertenecientes a la izquierda internacional. Ocuparon las rotondas como los j?venes indignados ocuparon las plazas en Madrid. Se pronunciaron a favor de una democracia horizontal, lo cual corresponde al anarquismo de la juventud intelectual. Creo que fue efectivamente un momento de suspensi?n que empez? como protesta contra un impuesto ecol?gico y acab? poniendo en tela de juicio todo el sistema. Despu?s, los chalecos amarillos fueron un movimiento que se vio paralizado porque no sab?a exactamente qu? quer?a m?s all? de sus reclamos iniciales. No hab?a un horizonte final, pero no es culpa de ellos sino porque es as?: no hay horizonte final y nadie sabe hacia d?nde mirar. Los chalecos amarillos reflejaron la situaci?n global de los movimientos de protesta de los ?ltimos a?os durante los cuales se vieron formas de interrupci?n del tiempo que al final se trabaron porque tuvieron un tiempo aut?nomo que no sab?a hacia d?nde se dirig?a. Ocurre entonces que esos movimientos o se agotan o los gobiernos los transforman en enfrentamientos. As? se pierde la originalidad pol?tica de la situaci?n.

?Esto equivale a pensar que resulta imposible constituir lo que usted llama “una comunidad de lucha contra el enemigo”.

?Se han creado esas comunidades de lucha y muchas obtuvieron victorias. Han sido victorias puntuales, locales. Pero en realidad, en la historia de la emancipaci?n siempre ha sido as?: hay momentos de emancipaci?n colectiva. Esos momentos pueden ser pensados como etapas dentro de una temporalidad extensa y, al mismo tiempo, como momentos en cuales la gente vivi? con libertad y en igualdad. Ser?an como los momentos de los movimientos: vivir cierto tiempo en plena libertad colectiva. Se crean espacios, brechas, oasis, y se busca desarrollarlos, pero no es evidente. Por eso me gusta la idea de la ocupaci?n de las plazas, de los espacios, porque indica que cuando se ocupan los espacios se crea otra forma de temporalidad.

??C?mo durar m?s all? de esos momentos?

?Ha habido intentos de crear movimientos que vayan m?s all? de la protesta para prolongarse en el tiempo hasta convertirse en movimientos capaces de organizar formas de vida alternativa. La historia nos demuestra sin embargo que fueron esos movimientos aut?nomos los que consigueron victorias, incluso parciales, contra el capital y el Estado. Hoy vemos claramente que ni los partidos revolucionarios ni los sindicalizados llegaron a ganar algo. No. Cuando hay medidas que van en contra del trabajo lo m?s eficaz no es la acci?n de los sindicatos sino la de los movimientos aut?nomos como los indignados, la noche de pie o los chalecos amarillos. Las estrategias de los partidos o los sindicatos ya no valen nada. Las fuerzas de la izquierda han sido integradas al Estado y llevan a cabo una pol?tica similar a la de las fuerzas de la derecha. Es parad?jico porque al mismo tiempo que no sabemos hacia d?nde se dirigen esos movimientos, son, de hecho, los ?nicos movimientos reales que impugnan al poder. En Francia, la izquierda tradicional no existe m?s. Queda por ah? ese presunto populismo de izquierda que intenta recuperar lo que hay y dotarse de una fuerza parlamentaria: Syriza en Grecia, Podemos en Espa?a o Francia Insumisa aqu?. Pero esos partidos no organizaron ninguna lucha victoriosa contra el enemigo. En cambio, movimientos como los indignados s? lo hicieron. En Grecia, por ejemplo, Syriza cambi? de bando. Al final, tenemos movimientos que nos sabemos hacia donde van pero son los ?nicos que existen.

?Esas tres izquierdas europeas, la de Grecia, Francia y Espa?a, al final no desembocaron en nada. Est?n en una situaci?n de ocaso lento.

?A mi me llam? mucho la atenci?n el hecho de que en Espa?a, Podemos, cuando se constituy?, su primera acci?n consisti? en presentar una lista para las elecciones europeas en vez de actuar all? donde su acci?n ten?a un sentido. Creo no obstante que, como la izquierda adopt? en todas partes el perfil de la derecha, hay un lugar para la izquierda de la izquierda. Sin embargo, hasta ahora, esa izquierda de la izquierda no fue capaz de organizar ninguna acci?n aut?noma.

??Qu? deber?amos reformular? ?Hacer un inventario de toda la herencia de la izquierda revolucionaria y la de transformaci?n y, desde all?, pensar en otra cosa?

?La ?nica herencia real con lo que contamos hoy es la herencia que nos dejaron los movimientos moment?neos. No hay herencia de los partidos de izquierda, ni tampoco de los partidos revolucionarios que apenas consiguen escasos porcentajes en las elecciones. No estoy diciendo que se debe rechazar a los partidos de la izquierda. Se trata de constatar la verdad. En Francia, la resistencia al liberalismo ha sido tal vez m?s fuerte que en otros lados, pero s?lo gracias a la herencia de mayo del 68 y no a los partidos de la izquierda que, m?s bien, lo que hicieron fue confiscar esa herencia.

?Lo ef?mero es entonces lo trascendente.

?Lo ef?mero es lo que rompe el curso del tiempo de la dominaci?n y lo que deja una herencia. No es s?lo una herencia sentimental sino que son hechos. En Francia, las victorias obtenidas contra la reforma de la jubilaci?n (1995) y contra una ley de reforma laboral en 2006 se consiguieron por la herencia de mayo del 68 y no por la acci?n de los partidos de la izquierda.

?Las extremas derechas son la gran figura renacida del panorama mundial. Fueron creciendo proporcionalmente al ocaso de la socialdemocracia. Para usted, ?ese retorno es un momento ef?mero o veremos un arraigo temporal m?s consistente?

?El fen?meno mayor, para mi, no es el de una extrema derecha que regresa despu?s de haber estado escondida. No, lo esencial es c?mo la derecha tradicional se fue a los extremos. En la medida en que la izquierda implementa la misma pol?tica econ?mica y social que la derecha, la derecha tuvo que buscarse una figura especifica para existir. Es por eso que la derecha necesita radicalizarse y apelar a toda una serie de instintos y pasiones que hace 30 a?os no necesitaba. Antes, la derecha se presentaba como una fuerza de centro, medio liberal, medio modernista. Ahora eso se acab?. Para existir en el parlamento deben radicalizarse. Por eso no pienso que la extrema derecha sea una expresi?n de las clases populares. Ese es el an?lisis oficial. El auge de la extrema derecha se debe a la radicalizaci?n de la derecha. Desconf?o de la idea acerca de un supuesto arraigo popular de la extrema derecha. La idea de un pueblo franc?s racista que tiene enfrente a los inmigrados ha sido construida por todo un sistema de propaganda.

?Hago una escala en uno de sus libros m?s bellos: “Los tiempos modernos”. Por lo general se habla de “modernidad” y no de tiempos modernos. ?Cu?l es la diferencia entre la modernidad y los tiempos modernos?

?-Para mi la idea de la modernidad es totalmente falsa, tanto como el enunciado seg?n el cual la modernidad ha funcionado como una declaraci?n de la autonom?a del arte. Siempre trat? de demostrar que era lo contrario, es decir, que si exist?a una modernidad art?stica ?sta consist?a en la voluntad de unir el arte con la vida y no de hacer que el arte fuera aut?nomo. Con este libro quise demostrar que no existe una temporalidad de la modernidad sino que hay varias maneras de construir la modernidad. Tiempos Modernos porque son varios y varias: est? la modernidad econ?mica y la modernidad industrial y ambas no se corresponden con la modernidad pol?tica o espiritual. No hay un s?lo tiempo moderno. Una historia con una gran H y un tiempo homog?neo no existe. Hay, s?, temporalidades diferentes. Tambi?n se ha acu?ado la falsa idea de que la modernidad es un proceso continuo dentro de un tiempo ?nico y similar. No, no hay tiempo sino tiempos. El arte y los artistas crean en cierto momento un tipo de tiempo moderno que no es en nada homog?neo. Es una suerte de paradigma de la modernidad, una manera de ligar el tiempo, el movimiento, la comunidad, el presente, el futuro.

?Hoy vivimos dentro de varios tiempos dictados por la tecnolog?a y dentro de la noci?n de “pos”: pos modernidad, pos verdad. Se evoca as? el fin de todo pero todo sigue?

?El t?rmino pos, en realidad, corresponde un poco al discurso del intelectual cansado que dice “todo est? terminado”. Ya se empez? a decir que todo estaba terminado en los a?os 1820?En aquella ?poca ya se hablaba de la literatura industrial y se afirmaba que la literatura y la cultura se hab?an terminado, que s?lo importaba el mercado. Hace dos siglos que se afirma esto. Este discurso le conviene a todo el mundo: tanto a quienes se presentan como los ?ltimos defensores de la civilizaci?n como a los que se creen innovadores de un nuevo tiempo y portavoces de ese tiempo. Son nociones sin inter?s porque despu?s, bueno, todo sigue, contin?a, no estamos ni en el pos ni en el fin de la civilizaci?n. Es una construcci?n falsa aunque sea intelectualmente tan ?til para los fil?sofos crepusculares como para los se creen vanguardistas. Es un doble juego donde, en lo que ata?e a la verdad, se decreta que la verdad se ha terminado, que los hechos carecen de importancia y que lo importante es el an?lisis y la interpretaci?n porque estamos m?s all? de todo, en un pos infinito. Aqu? vemos claramente que estamos ante a una forma de administrar la opini?n en donde los hechos han dejado de ser necesarios y donde lo importante es integrarlos en un sistema de explicaci?n preexistente y, por consiguiente, no hace falta que los hechos sean verdad.


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