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Argelia: poblaci?n amazigh se ha transformado en el fantasma que asusta a los militares. Siguen manifestaciones

Vanguardia :: 22.04.19

La compleja cuesti?n identitaria del pueblo amazigh tambi?n se refleja en las marchas. Tras la prohibici?n gubernamental de enarbolar la bandera de la Cabilia ?basti?n bereber del pa?s que cuenta incluso con un ?gobierno en el exilio? en Par?s?, el pasado viernes la polic?a proced?a a requisar la tricolor com?n a todos los amazighs . ?S?lo se permiten banderas de Argelia?, justificaba un agente tras requisar a un chaval un paquete de banderas que pretend?a vender en la calle.

ENCRUCIJADA HIST?RICA
Argelia: una revoluci?n sin cabeza
Las multitudinarias protestas en el pa?s han lanzado un pulso al r?gimen pero la ausencia de un liderazgo claro puede dinamitar sus posibilidades
Argelia: una revoluci?n sin cabeza

OMAR MANSOUR | ARGEL, ARGEL. SERVICIO ESPECIAL
Vanguardia
22/04/2019 01:16

Que Argelia est? atravesando una encrucijada hist?rica volvi? a quedar patente el pasado viernes, cuando el d?a de fiesta musulm?n se convert?a en un calco de los ocho anteriores: miles de argelinos volv?an a ocupar el espacio p?blico en un desaf?o al r?gimen, impensable en un Estado policial como este, en que el jefe de los servicios secretos hasta el 2016 se refer?a a s? mismo como ?el dios de Argelia?.

Todo comenz? el pasado 22 de febrero, cuando unas marchas multitudinarias ped?an a Abdelaziz Buteflika ?el hombre que llevaba m?s de veinte a?os en el poder? que renunciara a su quinto mandato. La respuesta en la calle fue tan contundente que el longevo presidente, postrado en una silla de ruedas tras un ictus en el 2013, acab? dimitiendo el pasado 2 de abril. Le sucedi? en el cargo Abdelkader Bensalah, presidente de la c?mara alta del Parlamento, pero su convocatoria de elecciones para el pr?ximo 4 de julio no parece haber aplacado los ?nimos.

Cada viernes, una brigada de voluntarios protege a la polic?a y otra recoge la basura al final de las marchas

??Bensalah, coge tus babuchas y l?rgate!?, se le?a en una pancarta en la c?ntrica plaza de la Grand Poste, una de muchas contra lo que ya se da en llamar ?la triple B?, en referencia a los tres pol?ticos elegidos para tutelar la transici?n: adem?s de Bensalah, est? el presidente del Consejo Constitucional, Tayeb Belaiz, y el primer ministro y antiguo ministro del Interior, Nuredin Bedaui. El 16 de abril era Belaiz quien tiraba la toalla. Sigue sin ser suficiente.

?El sistema debe caer? es siempre el lema m?s recurrente de los viernes en el centro de la capital, donde todo sucede frente a los agentes de polic?a, tanto los antidisturbios como los de paisano, en unas protestas que presumen de ser pac?ficas. La memoria reciente de la salvaje guerra civil que vivi? el pa?s durante la d?cada de los 90, as? como la de la violencia desatada tras las protestas del 2011 en pa?ses vecinos como Libia parece haber encauzado las marchas por una senda que huye de toda reivindicaci?n violenta. Incluso hay una brigada de voluntarios vestidos con chalecos naranja que se encarga proteger a la polic?a, y otra de recoger los desperdicios al final del d?a.

Cada viernes, la calle pertenece a argelinos que se retratan unos a otros con sus m?viles, y a s? mismos, como si necesitaran volver a ver esas im?genes para creerse lo que est?n viviendo. La euforia es compartida, y tambi?n la determinaci?n para acabar con el sistema, pero el car?cter heterog?neo de la marcha queda corroborado por los corrillos que se forman entre los manifestantes.

En las protestas tambi?n son frecuentes los roces entre los islamistas y aquellos que defienden un Estado laico

Durante los ?ltimos tres viernes de protestas, este corresponsal ha sido testigo de acaloradas discusiones entre aquellos que consideran al ej?rcito como parte del sistema y los que contemplan una intervenci?n de ?ste como ?nica salida a la crisis. Durante las ?ltimas semanas, voces autorizadas como la de Kamel Daoud, escritor y periodista, vienen alertando del riesgo de que el general Gaid Salah aproveche el vac?o de poder y se convierta en una r?plica local del egipcio El Sisi. Fue el pasado martes cuando Salah declaraba que todas las opciones para acabar con la crisis estaban abiertas. ?Solo buscamos proteger la naci?n?, dec?a en su ?ltimo discurso.

En las protestas tambi?n son frecuentes los roces entre los islamistas, que se van dejando ver lenta pero progresivamente, y aquellos que defienden un Estado laico. El anteriormente todopoderoso Frente Isl?mico de Salvaci?n, actualmente ilegalizado, sigue existiendo, con sus l?deres predicando contra el Gobierno y se?alando a aquellos de entre los suyos que piden participar en la vida pol?tica. Entre estos ?ltimos, algunos se alinean con el Gobierno y otros con la oposici?n, abri?ndose a?n m?s la falla en el islam pol?tico argelino.

La compleja cuesti?n identitaria del pueblo amazigh tambi?n se refleja en las marchas. Tras la prohibici?n gubernamental de enarbolar la bandera de la Cabilia ?basti?n bereber del pa?s que cuenta incluso con un ?gobierno en el exilio? en Par?s?, el pasado viernes la polic?a proced?a a requisar la tricolor com?n a todos los amazighs . ?S?lo se permiten banderas de Argelia?, justificaba un agente tras requisar a un chaval un paquete de banderas que pretend?a vender en la calle.

Adem?s de las diferencias puramente ideol?gicas est?n las estrat?gicas. Durante el resto de la semana, un comit? creado al calor de la protesta convoca paros alternos: hoy son los maestros, ma?ana los m?dicos, pasado el personal del ferrocarril, e incluso el de Sonatrach ?la compa??a estatal de hidrocarburos?, pero son muchos los que dudan de que dicha acci?n combinada tenga el recorrido necesario para provocar el cambio.

??Hasta d?nde podemos llegar con protestas exclusivamente pac?ficas? ?Cu?l es el nivel de amenaza que siente realmente el Gobierno??, trasladaba a La Vanguardia el viernes 12 uno de los grupos que tomaban parte en las protestas de Or?n, la segunda ciudad del pa?s. Adem?s, la cercan?a del mes de ayuno musulm?n en el calendario ?a primeros de mayo? se ve como un factor potencialmente desmovilizador en un momento en el que hay que mantener el pulso.

El enorme alcance del espectro ideol?gico y social de las protesta las convierte en multitudinarias, pero tambi?n las priva de un l?der que pueda hacer de un interlocutor v?lido ante una eventual negociaci?n con el Gobierno. El abogado y defensor de los derechos humanos Mustaf? Bouchachi goza de cierta credibilidad entre los manifestantes, pero a?n est? muy lejos de aglutinar todas sus sensibilidades, si es que eso es realmente posible.

Por el momento, la ausencia de incidentes graves viene siendo la t?nica, a pesar de que el viernes 12 la polic?a cargara con gas lacrim?geno y ca?ones de agua, y detuviera a un centenar, seg?n fuentes policiales. Uno de aquellos manifestantes fallec?a tras permanecer una semana en coma por un golpe recibido en circunstancias a?n no aclaradas.

?Pedimos el Nobel de la Paz para el pueblo argelino?, reza una pancarta en la c?ntrica avenida Didouch Mourad. Falta saber qui?n lo recoger?.


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