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Las memorias de Nestor Majn?. La Revoluci?n rusa en Ucrania y Bajo los golpes de la contrarrevoluci?n

Jes?s Aller :: 23.04.19

Documentos de la Revoluci?n majnovista (1917-1921)
- Las memorias de N?stor Majn? (I): La Revoluci?n rusa en Ucrania (marzo de 1917- abril de 1918). 09-04-2019
- Las memorias de N?stor Majn? (II): Bajo los golpes de la contrarrevoluci?n (abril a junio de 1918). 23-04-2019

09-04-2019

Las memorias de N?stor Majn? (I): La Revoluci?n rusa en Ucrania (marzo de 1917- abril de 1918)
Documentos de la Revoluci?n majnovista (1917-1921)

Jes?s Aller
Rebeli?n

Insobornable y l?cido anarquista, l?der militar de talento indiscutido, organizador infatigable, N?stor Majn? dej? su impronta en los a?os m?s convulsos de la historia de Ucrania y sin embargo ha conseguido que allende sus fronteras, amigos y enemigos no se pongan de acuerdo ni siquiera para pronunciar su apellido correctamente. Denostado por los bolcheviques vencedores a los que salv? el culo en tantas ocasiones, como pogromista y sanguinario jefe de bandidos, ha tenido que esperar un siglo desde su gesta para que en su pa?s se le reconozca, aunque se quiera ver en ?l, m?s que nada y torticeramente, un h?roe de la independencia de la patria y de la lucha contra el invasor. ?l nunca pretendi? ser m?s que un campesino, y recorriendo Rusia en tren en la primavera de 1918, se emocionaba con la belleza de la tierra verdeante e iba atento al progreso de los cultivos, pero fue apremiado por la historia a protagonizar una de las haza?as m?s memorables del siglo XX, en lo que a la emancipaci?n de la criatura humana del yugo capitalista se refiere.
N?stor Iv?novich Majn? naci? el 27 de octubre de 1888 en Guliaipole, una peque?a ciudad de Ucrania oriental, enclavada entre f?rtiles campos y dotada de algunas factor?as. Su familia era humilde y el temprano fallecimiento de su padre lo oblig? a trabajar desde muy joven, aunque la lectura y el estudio lo cautivaban en los largos inviernos. Asqueado del horizonte obsceno de las jerarqu?as sociales, busc? en seguida a los que compart?an ese sentimiento y bebi? del pensamiento de los que han teorizado sobre el progreso humano, sabedor siempre de que todas aquellas quimeras eran hermosas s?lo si serv?an para conducirnos a un mundo sin explotaci?n. As?, se uni? al grupo anarquista de su ciudad y pronto fue uno de sus miembros m?s activos, audaz en expropiaciones y ejecuciones. En 1907 lo detienen y pasa ya diez meses encarcelado, pero es en el verano del a?o siguiente cuando un nuevo arresto origina un proceso judicial que le vale pena de muerte, conmutada luego debido a su juventud a cadena perpetua. ?sta la va a cumplir a partir de 1911 en la prisi?n central de Mosc?, la tristemente c?lebre Butyrka.

La vida es dura en presidio para el rebelde ucraniano, y all? se le diagnostica la tuberculosis que lo va a matar con cuarenta y cinco a?os. Sin embargo, aquella es su universidad, porque saca partido a la biblioteca de la prisi?n, y absorbe las ense?anzas de un compa?ero de reclusi?n que va a serlo tambi?n en muchas de sus luchas y exilios, Piotr Arsh?nov, un obrero metal?rgico con grandes conocimientos sobre anarquismo. Entre rejas aprende adem?s a desconfiar de esa casta de intelectuales imbuidos de su propia trascendencia y dispuestos siempre a despreciar las manos callosas y a desempe?ar el papel dirigente que sus altas cualidades determinan. Le asquea sobre todo verlos conquistar privilegios con su ?buena conducta? y lamer la mano de los torturadores. La amnist?a que decreta el gobierno provisional tras la revoluci?n de febrero de 1917 lo pone en las calles de Mosc? y es en ese momento cuando toma el hilo el primer volumen de sus memorias, publicado en Par?s en 1927 y titulado La Revoluci?n rusa en Ucrania (marzo de 1917- abril de 1918).

Febrero a mayo de 1917: organizaci?n

La historia arranca con el narrador en aquel Mosc? febril, pero en s?lo tres semanas parte en busca de los horizontes de su tierra y la sociedad que conoce, donde las nuevas circunstancias del pa?s marcan opciones revolucionarias. Con su maleta llena de libros y revistas llega a la estaci?n de su ciudad natal y en seguida trama con sus viejos compa?eros un plan de acci?n. Lo primero ser? organizar una Uni?n de Campesinos que siembre en la regi?n la semilla del anarquismo. En un momento en que la ciudad es regida por un Comit? P?blico de notables, escasamente representativo, se trata adem?s de exigir que ?ste adopte una estructura democr?tica. Una intensa labor de concienciaci?n de las masas ha de permitir que las instituciones asuman un papel activo en la transformaci?n social y para ello resulta obligatorio mantener una comunicaci?n fluida con ellas. A finales de marzo de 1917 ya est? constituida la Uni?n de Campesinos de Guliaipole, con un comit? ejecutivo de veintiocho miembros del que N?stor Majn? es nombrado presidente. Inmediatamente, se propicia la creaci?n de uniones semejantes en todas las aldeas y pueblos del distrito (rai?n).

Los archivos de la polic?a a los que los revolucionarios tienen acceso les permiten desenmascarar a agentes infiltrados que actuaron en sus filas, culpables de la muerte de compa?eros. Todos est?n de acuerdo en que merecen ser ejecutados, pero deciden posponer estas acciones y aplicarlas s?lo con los elementos m?s crueles y que no muestren signos de arrepentimiento. Los anarquistas participan en las elecciones para el nuevo Comit? P?blico y con la pujanza que ya ha conseguido la Uni?n de Campesinos logran ser decisivos dentro de ?l. En estos momentos convulsos, la peque?a burgues?a, una clase d?bil, incapaz de defender sus intereses por s? misma, busca la alianza de un proletariado vigoroso y bien organizado. El primero de mayo se convierte en una gran jornada festiva en Guliaipole con una imponente manifestaci?n en la que se exige el fin de la dualidad de poder que sufre el pa?s de la forma m?s sencilla: ?Disoluci?n del Gobierno Provisional y todos sus ?rganos, y todo el poder para los soviets obreros y campesinos?. Unos d?as despu?s, un congreso en Aleks?ndrovsk, capital de la regi?n (?blast o uyezd), sirve de altavoz para estas ideas que son vistas con simpat?a por los Socialistas Revolucionarios de izquierdas (SR-i) y pronto se extienden por toda Ucrania oriental.

Junio a septiembre de 1917: en la senda de la revoluci?n

En el mes de junio los obreros metal?rgicos y textiles de Guliaipole declaran una huelga, exigiendo un aumento de entre el 80 y el 100 % en sus salarios. Cuando ?ste es rechazado, se discute la posibilidad de expropiar las factor?as, pero se decide que ser?a una medida prematura. No obstante, en ese momento y tras algunos titubeos y divisiones, los empresarios ceden. Lo cierto es que los obreros est?n preparados para asumir pronto el control de las f?bricas. Ese mismo mes, los campesinos se niegan a pagar las rentas. A primeros de agosto un congreso en Yekaterinoslav, capital de la provincia (gubernia, agrupaci?n de regiones), resuelve con el apoyo de los SR-i promover la socializaci?n de la tierra, as? como la transformaci?n de las uniones de campesinos en soviets, un simple cambio de nombre. A finales de mes, el intento de Putsch de Korn?lov sobre Petrogrado es respondido en Guliaipole, tal como sugiere un telegrama del soviet de la capital, por la formaci?n de un Comit? de Defensa de la Revoluci?n, y ?ste decide acometer sin m?s demora el desarme de la burgues?a y la socializaci?n de tierra y f?bricas.

Mientras el distrito se sumerge en esta efervescencia revolucionaria, que se desarrolla con el apoyo del Comit? P?blico y sin apenas resistencia, llegan mensajes de Aleks?ndrovsk exigiendo la detenci?n del proceso. ?stos son contestados con una negativa que invoca la voluntad de los obreros y campesinos, libremente organizados, de decidir su destino. En septiembre, dos delegados del soviet de Guliaipole, V. Ant?nov y N. Majn?, viajan all? para informar de las actividades en su distrito y se encuentran con que SR-d, cadetes y mencheviques controlan la situaci?n e impiden avances revolucionarios. Los visitantes realizan una intensa labor de agitaci?n entre los obreros de la ciudad y cuando ?stos plantean sus exigencias, las autoridades responden deteniendo a la anarquista Mar?a Nikif?rova, La presi?n en las calles consigue al fin que ?sta sea liberada y se elija un nuevo comit? ejecutivo del soviet de Aleks?ndrovsk, el cual resulta ser m?s favorable a las aspiraciones de los revolucionarios.

Convencidos de la necesidad de extender el proceso a las regiones vecinas, los de Guliapole env?an tambi?n un delegado, L. Schneider, al comit? ejecutivo del soviet provincial de Yekaterinoslav. Aunque se encuentra con algunas dificultades por parte de los que siguen las directrices gubernamentales, al fin se logra crear una l?nea de comunicaci?n entre la capital y Guliaipole, as? como suministros imprescindibles para las fundiciones de esta localidad. ?stas comienzan a estar gestionadas por los obreros, al tiempo que en todo el distrito contin?an las expropiaciones de tierras y la formaci?n de comunas agrarias. Un enviado de Aleks?ndrovsk que llega a pedir explicaciones sobre la requisa de armas a la burgues?a, es despachado con el mensaje de que no se tolerar?n injerencias en el proceso revolucionario desencadenado.

Octubre de 1917 a enero de 1918: guerra revolucionaria

Las noticias de Petrogrado sobre la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques son recibidas con sentimientos encontrados. A la esperanza que genera la ca?da del reaccionario Gobierno Provisional, se superpone la desconfianza ante el que lo sustituye, y ello a pesar de la publicitada consigna sobre el empoderamiento de los soviets. Cuando se convocan elecciones para la Asamblea Constituyente, los anarquistas se lamentan de la lucha partidaria que hace olvidar las grandes misiones, pero en todo caso frente a mencheviques, cadetes y nacionalistas ucranianos, favorecen a SR-i y bolcheviques, cuyo Bloque de Izquierdas (BI) resulta ganador en Ucrania oriental. En el congreso provincial de diciembre en Yekaterinoslav, la situaci?n es de enorme tensi?n, al borde del enfrentamiento militar, entre los nacionalistas ucranianos, que tratan de marginar a los delegados de Guliaipole, y el BI. Al fin se consigue que el congreso resuelva a favor de las medidas propuestas por los anarquistas de un proceso revolucionario completamente de abajo arriba, exactamente lo que ellos llevan meses haciendo en su distrito. Sus delegados abandonan la capital con el armamento que les proporcionan los camaradas del BI.

Es inevitable prepararse para el conflicto armado que ya asuela Ucrania entre el BI y el gobierno nacionalista de la Rada Central (RC). En estas circunstancias, el soviet de Guliaipole no ve m?s salida que declarar la guerra a ?sta. La alianza de los anarquistas con las fuerzas gubernamentales del BI resulta ser lamentablemente la ?nica opci?n y en enero de 1918 m?s de ochocientos campesinos del distrito acuden armados a Aleks?ndrovsk en su apoyo. Tras los combates, N?stor Majn? nos describe su participaci?n en juicios a detenidos, trata de justificarla, y relata c?mo buscaba penosamente la senda de la justicia, optando a veces por condenas a muerte y otras por la liberaci?n. La situaci?n se complica a?n m?s cuando aparecen en escena regimientos cosacos que han roto el frente oriental de la Gran Guerra y marchan a las tierras que riega el Don para sumarse a la contrarrevoluci?n de Aleks?i Kaled?n. Tras un intercambio de disparos, se entablan negociaciones y se consigue que accedan a desarmarse; as? se les deja pasar. Su estancia en la ciudad se aprovecha para hacer entre ellos proselitismo, y los anarquistas logran reclutar a muchos, sobre todo del Kub?n, para su revoluci?n.

Descontento con la pol?tica dirigista del BI, y viendo en ella una inminente lucha por el poder entre sus dos socios, desastrosa para el futuro de la revoluci?n, nuestro protagonista decide volver con el destacamento a Guliaipole, de donde llegan adem?s noticias preocupantes de actividades contrarrevolucionarias. Lo que ha ocurrido es que algunos burgueses jud?os han ofrecido dinero a agentes de la RC para no ser reprimidos en una Ucrania independiente. Se opta por amonestarles seriamente, evitando el pogromo que hubiera sido normal en aquellos tiempos. Esos mismos d?as se constituye un Comit? Revolucionario (Revkom), como instrumento organizativo para la campa?a militar y N?stor Majn? es elegido presidente. Un batall?n de partidarios de Kaled?n y la RC acantonado en una localidad pr?xima es desarmado por anarquistas de Guliaipole y Aleks?ndrovsk y se decide utilizar lo requisado para equipar el Revkom.

Febrero a abril de 1918: tratado de Brest-Litovsk, Ucrania ocupada

En esta ?poca se firman acuerdos con factor?as de Mosc? para intercambiar cereal por tejidos. El grano llega a la capital, pero las telas son retenidas por el gobierno del BI y enviadas a Aleks?ndrovsk. Cuando los de Guliaipole se plantean ya ir a buscarlas con armas en la mano, al fin les son entregadas. Queda claro por entonces que los libres convenios entre productores van a chocar con los moldes burocr?ticos que imponen SR-i y bolcheviques.

Las comunas agrarias de Guliaipole mientras tanto han avanzado en su proceso de autoorganizaci?n y las labores de la siembra se emprenden con alegr?a en una tierra donde ya nadie explota a nadie. Se han dotado de comedores y cocinas con cierta libertad de funcionamiento y de escuelas seg?n el modelo de F. Ferrer i Guardia, y la distribuci?n de tareas se hace en asambleas. En un radio de siete u ocho kil?metros alrededor de la ciudad se establecen cuatro comunas, y muchas m?s en sus cercan?as. Cada una de ellas agrupa a unas doce familias y de cien a trescientas personas, de las que s?lo unas pocas son anarquistas militantes. Kulaks y propietarios deciden adaptarse en general a la nueva situaci?n y pasan a cultivar la tierra sin explotar a nadie. Sin embargo, muy pronto el proyecto constructivo va a ser abortado por la fuerza de las armas.

El 9 de febrero de 1918 se firma en Brest la paz entre la RC de Ucrania y los imperios centrales, lo que significa que ?stos se disponen a invadir el pa?s, mientras las fuerzas del BI comienzan a retirarse. Ante la acuciante necesidad de dinero para armarse, N?stor Majn? propone exigir un abono a la sucursal del Banco de Cr?dito de Guliaipole. ?ste se consigue, y los fondos sirven para diversos fines ?tiles. En el mes de marzo, los nacionalistas ucranianos se manifiestan p?blicamente contra los ?excesos? de la revoluci?n y amenazan con una inminente ocupaci?n por parte de sus aliados austro-alemanes, lo que da lugar a una campa?a terrorista de los anarquistas contra sus l?deres a la que N?stor Majn? no se opone.

Con los austro-alemanes ya en el Dni?per, se impone la organizaci?n de la defensa. Se constituyen as? en Guliaipole seis compa??as con doscientos a doscientos veinte combatientes cada una, m?s otra compa??a jud?a y un destacamento de caballer?a con varios centenares de miembros del grupo anarquista de la ciudad, al tiempo que se crean tambi?n unidades m?dicas y hospitales de campa?a. La Guardia roja aporta tres mil fusiles, seis ca?ones y abundante munici?n. Corre el mes de abril y mientras en Ucrania hay un buen entendimiento entre bolcheviques y majnovistas, en Mosc? la Chek? toma por asalto los locales de los libertarios.

Los d?as 15 y 16 de abril resultan decisivos. La mayor parte de los combatientes de Guliaipole han acudido a Aleks?ndrovsk, donde se requer?a su presencia para apoyar la defensa de la ciudad, mientras que N?stor Majn? ha sido convocado por Aleksandr Yeg?rov, jefe en la zona de las fuerzas rojas, a su cuartel general. Esto permite que en Guliaipole la acci?n decidida de unos pocos nacionalistas ucranianos, que logran el apoyo de la compa??a jud?a, entregue la ciudad a la reacci?n. El avance de los imperios centrales resulta imparable y en unos d?as ocupan toda la regi?n. Se esconden armas y los m?s comprometidos en el proceso huyen. Con estos tristes acontecimientos concluye el primer volumen de las memorias de N?stor Majn?.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/
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23-04-2019

Documentos de la Revoluci?n majnovista (1917-1921): Las memorias de N?stor Majn? (II)
Bajo los golpes de la contrarrevoluci?n (abril a junio de 1918)

Jes?s Aller
Rebeli?n

En el primer volumen de sus memorias, N?stor Majn? nos describ?a con detalle la organizaci?n de los campesinos y obreros revolucionarios de Ucrania oriental en el a?o 1917, en un contexto de crisis de poder pol?tico que facilitaba enormemente sus progresos. En un proceso en el que a ?l le correspondi? un papel fundamental, vimos all? c?mo la sencillez y seducci?n de los objetivos planteados y la pujanza democr?tica de los m?todos cristalizaron en una transformaci?n social autoorganizada y esencialmente pac?fica que logr? eliminar las lacras del antiguo r?gimen de propiedad imperante en la zona. Sin embargo, a comienzos de 1918, la firma del tratado de Brest-Litovsk supuso la ocupaci?n del territorio de Ucrania por los imperios centrales y el fin de la utop?a.
La segunda entrega: Bajo los golpes de la contrarrevoluci?n (abril a junio de 1918) interrumpe por tres meses la historia de los sucesos de Ucrania en un interludio en el que nuestro protagonista, exiliado en Rusia, recorre el pa?s y nos describe interesantes escenarios de la guerra civil, as? como su visita a la capital en el mes de junio y sus entrevistas con P. Kropotkin, I. Sverdlov y V. Lenin. El primer volumen apareci? en una traducci?n francesa en 1927 y en su original ruso en 1929, pero estos libros tuvieron escaso ?xito comercial y ello retras? la publicaci?n del segundo y el tercer tomos, que no fue posible en vida del autor. Vieron la luz en ruso en 1936 y 1937, respectivamente, editados por Volin, una persona cuya relaci?n con N?stor Majn? estuvo caracterizada por profundos enfrentamientos en los ?ltimos a?os de la vida de ?ste.

Abril y mayo de 1918: a trav?s de la Rusia ensangrentada

La di?spora de revolucionarios que sigue a la ocupaci?n austro-alemana de Ucrania lleva a nuestro anarquista a Taganrog, ciudad rusa en el mar de Azov pr?xima a la desembocadura del Don, donde se hab?a instalado el gobierno rojo. All?, al igual que est? sucediendo por toda Rusia, los libertarios son reprimidos, y as? el destacamento de Mar?a Nikif?rova, la anarquista de Aleks?ndrovsk, es desarmado, y ella arrestada, inco?ndosele un proceso por supuestos robos en la toma de una ciudad que despide el aroma de un montaje apestoso. No se hacen esperar las protestas contundentes de ?cratas y Socialistas Revolucionarios de izquierdas (SR-i) ante Vlad?mir Ant?nov-Ovs?yenko, jefe del frente ucraniano, y as? se consigue un juicio imparcial en el que la indomable luchadora es absuelta. No obstante, la movilizaci?n contin?a para que cesen las artima?as que tratan de dividir el frente revolucionario.

A finales de abril, los anarquistas de Guliaipole celebran un congreso en Taganrog en el que intercambian impresiones sobre su derrota. Concluyen que no deb?an haber partido hacia el frente, sino esperar acontecimientos en la ciudad; eso hubiera evitado la traici?n de la compa??a jud?a, que fue el desencadenante del colapso y provoc? adem?s sentimientos antisemitas entre la poblaci?n. Deciden ir regresando escalonadamente a su tierra con el fin de emprender acciones guerrilleras contra los ocupantes y sus c?mplices; volver? cada uno por su cuenta y se citan para finales de junio o principios de julio.

Nuestro protagonista viaja luego a Rostov, donde trata de contactar con los libertarios locales que publicaban El anarquista, un semanario que sol?a leer con devoci?n, pero el ?nico papel ?crata que circula en la ciudad es Bandera negra, un periodicucho acomodaticio y plagado de inexactitudes sobre el frente. Comprueba as? que en ese momento los impulsos sanos coexisten entre sus correligionarios con demasiada desmoralizaci?n, arribismo y estupidez. Cuando Rostov es evacuada, lo desconcierta la proliferaci?n en medio del caos de bandidos y saqueadores. Al fin, con otros anarquistas procedentes de diversos lugares de Ucrania, se une a un grupo de artilleros que parten en tren hacia el frente de Vor?nezh, aunque debido a la presencia de destacamentos blancos en la regi?n del Don se ven obligados a dirigirse primero al sur, a Tijoretsk.

Atraviesan las tierras cosacas del Kub?n, vestidas con el verdor de la primavera que promete una f?rtil cosecha, pero es zona de guerra donde resulta dif?cil adquirir subsistencias. Desde Tijoretsk se dirigen al nordeste, hacia Tsaritsyn (Volgogrado) y s?lo la astucia de N?stor, que asesora al que manda el convoy, consigue esquivar una artima?a de aldeanos aliados de los blancos que tratan de enga?arlos para desarmarlos. Despu?s el autor nos describe c?mo disputan en su coraz?n la desesperanza por la estupidez y el caos que imperan a su alrededor, y el esplendor de una revoluci?n amenazada desde todas partes, pero poderosa como un estallido de luz que promete alumbrar el futuro.

Detenido el tren en Sarepta, el de Guliaipole toma el pulso de la ciudad e incluso habla en un mitin a los trabajadores. En ?ste evita personalizar los ataques, pero defiende con firmeza la unidad revolucionaria contra el asedio blanco y tambi?n contra las nuevas tendencias estatistas que tratan de imponerse. Los obreros aplauden y los bolcheviques asistentes asienten, pero al d?a siguiente, unos chekistas se presentan en el tren para detener a los anarquistas que viajan en ?l. El jefe del convoy manifiesta con vehemencia que a sus ?rdenes van s?lo aut?nticos revolucionarios a los que no piensa de ninguna manera entregar.

Ya en Tsaritsyn, N?stor y sus compa?eros renuncian a continuar el viaje. Son los mismos d?as en que llega a la ciudad con su destacamento, procedente de Ucrania, N. Petrenko un aguerrido revolucionario que se dirige a los Urales para combatir all?, cerca de donde reside su familia, al ej?rcito contrarrevolucionario del almirante Kolchak. Cuando las autoridades locales lo obligan a desarmar a sus hombres y ?l se niega, Petrenko ha de enfrentarse a los chekistas que lo atacan con fuerzas muy superiores. Los derrota y magn?nimamente les permite escapar, pero ?stos recurren entonces a la astucia y ofrecen unas negociaciones que s?lo aprovechan para capturar al desprevenido Petrenko y asesinarlo. Sus combatientes son luego distribuidos entre otras unidades, mientras N?stor se lamenta de una infamia que deshonra la revoluci?n.

En esos d?as, nuestro protagonista se reencuentra con otros comuneros de Guliaipole con los que intercambia las historias tristes de la retirada. Entre ellos est? Nastia, su primera mujer, en avanzado estado de gestaci?n y que le dar? un hijo en breve. ?ste fallecer? pronto y ella, creyendo muerto a N?stor, regresar? a Ucrania unida a otro compa?ero. Atrapado en el tiempo turbulento, nuestro revolucionario dolorosamente decide emprender camino en solitario hacia Mosc?, donde espera tomar el pulso a las convulsiones del momento. Poco antes de la partida, en un quiosco de Tsaritsyn encuentra un n?mero reciente de Anarqu?a, un peri?dico de los libertarios de la capital, y lee con entusiasmo que han sido capaces de reorganizarse tras la dura represi?n sufrida hace unas semanas.

En barco llega a Sar?tov; all? mantiene contactos con los ?cratas locales, y se siente frustrado por la tendencia que observa a apoyar al gobierno o involucrarse en conflictos entre las facciones que coexisten en ?ste. Arriba por entonces a la ciudad un grupo de doscientos cincuenta anarquistas de Odessa que, armados hasta los dientes, tratan de alcanzar el frente por Kursk. Los chekistas intentan desarmarlos y a los ucranianos no les queda m?s remedio que emprender viaje Volga abajo hasta Astraj?n. N?stor les acompa?a. Cuando llegan a su destino ?l se emplea en el Dpto. de Propaganda. En la revista criptoanarquista Pensamientos de la gente m?s libre de la metr?poli rusa del Caspio publica ?Llamada?, un poema escrito en la Butyrka, que firma Modest, su nombre de recluso: ?(?) Destruyamos todas las autoridades y sus cobardes imposiciones/ que nos arrastran al combate mortal.? En unos d?as, decide no posponer m?s su visita a la capital de Rusia, para despu?s regresar cuanto antes a su tierra, seg?n lo acordado en Taganrog. As? toma un pasaje hasta Sar?tov y all? un tren que lo lleva a Mosc?.

Junio de 1918 en Mosc?: sobre poder, intelectuales y ?revoluciones de papel?

En la capital nuestro ucraniano contacta con Piotr Arsh?nov, su viejo compa?ero de la Butyrka, que se ha convertido en un destacado intelectual del movimiento, editor de obras de Kropotkin. Esos d?as visita la Federaci?n de Anarquistas donde se elabora Anarqu?a, y conoce al poeta y te?rico Lev Chorni, al que percibe, m?s que como el le?n negro de su apodo, como un d?bil gorri?n atrapado en la tormenta; con ?l, notorio individualista, discute sobre la situaci?n que se vive, y defiende la necesidad de que los libertarios se organicen para llevar su mensaje a las masas. Tambi?n andan por all? el fil?sofo Aleks?i Borov?i y Jud? Roschin, procedente del anarquismo terrorista pero que pasar? pronto a buscar una s?ntesis de anarquismo y bolchevismo. Las conversaciones confirman a nuestro campesino en su convicci?n de que en la capital se vive una ?revoluci?n de papel?, y le muestran lo irresistible que es la seducci?n del poder sobre muchos intelectuales.

Aconsejado por Arsh?nov, Majn? decide acudir a entrevistarse con Kropotkin, que reside en esos momentos en Mosc?. La llegada del viejo revolucionario a Rusia hace ya casi un a?o fue recibida con alborozo en Guliaipole, a pesar del distanciamiento que hab?a provocado el apoyo de ?ste a la Entente en el conflicto mundial. Luego les decepcion? que no tuvieran respuesta las cartas que le enviaron solicitando sus consejos, as? como verlo en la presidencia de la Conferencia Democr?tica de toda Rusia de agosto de 1917 en Mosc?, al lado de notorios reformistas como A. K?renski o Y. M?rtov. La conversaci?n que mantienen resulta, de todas formas, extraordinariamente estimulante para N?stor. El anciano responde amablemente a sus preguntas, y aunque se resiste a aconsejarle respecto a su partida hacia Ucrania a combatir por la revoluci?n, por el riesgo terrible que ?sta comporta, en la despedida, pronuncia unas palabras que le impresionen vivamente: ?S?lo el altruismo, la firmeza de la mente y la voluntad decidida de avanzar hacia la meta son los rasgos que pueden iluminar la lucha?.

Ese mes de junio se celebra en Mosc? un congreso de sindicatos textiles de cuyas sesiones es f?cil concluir que son los partidos los que han tomado a su cargo el destino de los trabajadores, sin que ?stos sean capaces de desarrollar sus propias estructuras e integrarlas en una sociedad armoniosa y libre. Disfrazada de ?dictadura del proletariado?, la dictadura de un partido sobre los obreros y los campesinos s?lo preludia el desastre, porque ?stos ?ltimos no han de tolerar imposiciones en un momento en que tienen en sus manos las riendas de su existencia. Es la ?poca en que los SR-i son desplazados del poder por los bolcheviques, y nuestro anarquista razona que, a pesar de que los primeros cuentan con revolucionarios brillantes, como Mariya Spirid?nova o Bor?s Kamkov, estas luchas son s?lo conflictos de poder ajenos a la emancipaci?n real de las clases explotadas.

Con el fin de mejorar las condiciones de su alojamiento en la capital, N?stor debe realizar una visita burocr?tica al Kremlin, y decide aprovechar la ocasi?n para tratar de mantener una entrevista con Lenin. Lo recibe primero su ?ntimo colaborador Y?kov Sverdlov, presidente del Comit? Ejecutivo Central de los Soviets, un talentoso organizador sin demasiadas ideas propias. Tiene treinta y tres a?os reci?n cumplidos, pero la gripe espa?ola se lo llevar? en unos meses tras dar las ?rdenes para el asesinato de todos los miembros de la familia imperial retenidos en Yekaterinburg. Ignorante de la situaci?n real en Ucrania oriental, cuando es informado de la disposici?n revolucionaria de las masas campesinas, el mandatario recibe la noticia con no disimulado alborozo, y escucha con atenci?n las cr?ticas a la estrategia de las unidades de guardias rojos en la regi?n, centrada en las v?as f?rreas y descoordinada de los aldeanos. Tras contactar telef?nicamente con Lenin, Sverdlov propone a Majn? que ambos conversen con ?l el d?a siguiente.

La memorable entrevista de los tres revolucionarios dur? una hora. A las preguntas de Lenin sobre c?mo se hab?a recibido en Ucrania la consigna: ?Todo el poder para los soviets?, Majn? le transmite la satisfacci?n por una directriz que fue interpretada en sentido literal. Esto deriva en una discusi?n en la que aboga por la libre organizaci?n de las masas, y critica, como el d?a anterior, las t?cticas de los guardias rojos, desconectadas de ellas. Lenin parece transigir, y admite que con los que defienden ideas como esas ser?a posible una cierta colaboraci?n, pero en seguida le reprocha el desprecio de los anarquistas por los problemas del presente y su obsesi?n con un futuro ut?pico. A esto, N?stor contrapone la valent?a de los campesinos en su lucha con la Rada Central y los austro-alemanes, y aunque Lenin concede que tal vez est? equivocado, sus acusaciones hacen mella en ?l, que queda deprimido y alterado, y durante el resto de la conversaci?n responde lac?nicamente a las preguntas de su anfitri?n. Al fin, cuando ?ste le ofrece ayuda para regresar a su tierra clandestinamente, la acepta complacido. Tras la reciente y violenta represi?n de los anarquistas de Mosc? y otros lugares, resulta l?gico que en la entrevista se transparente un fondo de tensi?n. En los instantes finales, Lenin se justifica de estos hechos aludiendo al ?bandidismo? de los libertarios, lo que provoca una petici?n de las pruebas de ?l por parte de Majn?. Lenin argumenta que ?stas existen, pero la llegada de Sverdlov en ese momento con una informaci?n que hab?a ido a recabar interrumpe la conversaci?n. La despedida es amable, pero tras las frases corteses es f?cil ver que las espadas est?n en alto entre dos concepciones enfrentadas de la din?mica de la revoluci?n.

N?stor conoce despu?s a Vaclav Majaiski, l?cido analista de los desastres que trae a la revoluci?n la ?dictadura de los intelectuales?. En esos ?ltimos d?as en la capital, renuncia a hacer le?a del ?rbol ca?do y a aportar informaci?n para incriminar a sus antiguos verdugos de la Butyrka investigados por la Chek?, y acude a un mitin de Trotsky, a quien admira como orador. Siente ganas de partir y abandonar el antro de la ?revoluci?n de papel?, un lugar donde los anarquistas son incapaces de ejercer su ?nica misi?n digna en este momento crucial, iluminar a las masas en el camino de su liberaci?n.

El 29 de junio parte en tren hacia Kursk, que bulle de anarquistas deseosos de regresar a su tierra. All? sabe de las crueldades de los austro-alemanes en Guliaipole, del incendio de su casa y el asesinato de su hermano mayor, Yemeli?n, inv?lido de guerra. Ya en Ucrania, en J?rkiv le sorprende desagradablemente la moda que se ha impuesto de expresarse en ucraniano, idioma que no domina. Le parece vergonzoso que los nacionalistas entiendan que la liberaci?n de su pa?s consiste en eso, y no en la emancipaci?n de obreros y campesinos del yugo que les imponen los explotadores. Hay soldados austriacos por todas partes, y en Syn?lnykove se estremece cuando un amigo jud?o lo llama por su nombre. A partir de entonces extrema las precauciones y as? logra al fin llegar a su tierra natal, con lo que concluye el segundo volumen de sus memorias.

Leer tambi?n:

Las memorias de N?stor Majn? (I): La Revoluci?n rusa en Ucrania (marzo de 1917- abril de 1918)
Documentos de la Revoluci?n majnovista (1917-1921)
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