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2 mil ind?genas amaz?nicos acampan frente a la sede de gobierno en Brasilia

Agencias :: 25.04.19

Si [las extracciones ilegales de madera] contin?an, nuestros guerreros dicen que pueden llegar con sus arcos y flechas y puede haber muertos. El ind?gena puede morir protegiendo el territorio, pero tambi?n puede matar

Cuando la deforestaci?n transforma la Amazon?a en un polvor?n

AFP
04/25/2019 , 9:08 am

ALTAMIRA, Brasil.- Con el fusil al hombro y gesto triste, Tatji Arara carga enormes troncos en un tajo abierto en la selva por traficantes de madera del estado de Par?, en el coraz?n de la Amazon?a brasile?a, donde se multiplican los conflictos por la tierra.

?Estoy aqu? desde peque?o y nunca vi nada igual. Cada d?a cortan m?s ?rboles?, lamenta este cacique ind?gena de 41 a?os, que asegura que la deforestaci?n aument? desde que el presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro lleg? al poder el 1 de enero.

El mandatario dijo, alto y claro durante su campa?a, que no entregar?a ?ni un cent?metro m?s? de tierras para reservas ind?genas.

Seg?n la ONG Imazon, la deforestaci?n en la Amazon?a aument? 54% en enero de 2019 -el primer mes de gobierno de Bolsonaro- respecto al mismo mes de 2018. Par? concentra el 37% de las ?reas devastadas.

El territorio arara, donde viven cerca de 300 ind?genas en un ?rea equivalente a 264 mil canchas de f?tbol, es considerado inviolable desde su demarcaci?n oficial en 1991.

Bolsonaro puso muchas culebras en la cabeza del pueblo. Muchos dicen que ahora que gan?, va a tomar la tierra de los ind?genas, pero no lo vamos a permitir?, afirma Tatji Arara, vestido con una bermuda y una camiseta del Flamengo, el club de f?tbol m?s popular de Brasil.

Si [las extracciones ilegales de madera] contin?an, nuestros guerreros dicen que pueden llegar con sus arcos y flechas y puede haber muertos. El ind?gena puede morir protegiendo el territorio, pero tambi?n puede matar?, sostiene.

En una carta enviada en febrero a la fiscal?a local, los arara afirmaron que los ancianos de la tribu estudiaban la posibilidad de ?hacer justicia con sus propias manos?, evocando un ritual ancestral que consiste en fabricar una suerte de flauta, denominada Tididi, ?con el cr?neo de los invasores?.

Miles de ind?genas brasile?os participar?n desde este mi?rcoles hasta el viernes en Brasilia en la marcha anual por sus derechos, que este a?o estar? centrada en la denuncia de las pol?ticas de Bolsonaro.

?No entienden nada?

Las tierras arara est?n en Altamira, un municipio m?s grande que Portugal, de unos 110 mil habitantes.

Las comunidades ancestrales se han visto fuertemente afectadas por la fara?nica hidroel?ctrica de Belo Monte, que ser? la tercera m?s grande del mundo cuando concluyan las obras a fin de a?o.

Decenas de personas fueron desplazadas y el ecosistema local se vio afectado.

Fue tambi?n en Altamira que el r?gimen militar (1964-85) inaugur? en 1970 la carretera Transamaz?nica. Inconclusa, esta ruta que buscaba atravesar ?el pulm?n del planeta? de extremo a extremo dej? una cicatriz de m?s de 4 mil km a trav?s en la jungla.

La placa que conmemora la inauguraci?n fue instalada junto a un verdadero monumento a la deforestaci?n: la base de un enorme ?rbol talado de casta?o de Brasil (Bertholletia Excelsa).

Este ?rbol, uno de los m?s imponentes de la floresta, produce casta?as y su recolecci?n es una de las principales fuentes de ingreso de Tatji Arara.

Cuando el cacique ve un bid?n de 200 litros de di?sel abandonado en un claro, su sangre hierve: le dispara con su fusil y el combustible se esparce por el suelo.

Unos 500 metros m?s lejos, le apunta a un cami?n azul -medio calcinado- que serv?a para el transporte de la madera. El veh?culo fue incendiado en febrero por unos 60 ind?genas.

A partir de la Transamaz?nica, aun sin asfaltar y convertida en un camino de tierra roja, los traficantes de madera se adentraron varios kil?metros en la selva.

Equipados de maquinaria pesada, devastan la vegetaci?n a su paso y ni siquiera se apuran a llevar su bot?n, porque a menudo esperan que los troncos sean cortados para llev?rselos discretamente otro d?a.

?Cuando los sorprendemos, dicen que esta tierra no tiene due?o, que el ind?gena es burro y no entienda nada, porque quiere tener mucha tierra y no cultiva soja?, cuenta Tatji Arara.

?Escalada de tensiones?

En Brasil, las 566 tierras ind?genas delimitadas representan m?s del 13% de la inmensa superficie del territorio nacional. El derecho de los pueblos ancestrales a la tierra fue reconocido por la Constituci?n de 1988.

La ley proh?be cualquier actividad que amenace el modo de vida tradicional de las poblaciones, principalmente la explotaci?n minera y la tala de ?rboles.

Pero el ministro de Minas y Energ?a, Bento Albuquerque, dio a entender a inicios de marzo -durante un encuentro con inversionistas del sector minero en Canad?- que el gobierno de Bolsonaro podr?a poner fin a esas restricciones, que, seg?n ?l, ?favorecen las actividades ilegales?.

?Estamos presenciando una escalada de tensiones y los ind?genas son, a menudo, obligados a sustituir al poder p?blico, cuyos efectivos son muy limitados?, lamenta el fiscal local Adriano Augusto Lanna de Oliveira, que teme un ba?o de sangre en la regi?n.

?No es deseable que los ind?genas act?en como polic?as o como organismo ambiental (?), porque muchas veces esas confrontaciones acaban diezmando a los pueblos ind?genas?, afirma el fiscal de Altamira, Paulo Henrique Cardoso.

Los conflictos por la tierra en esta regi?n ya dejaron varias v?ctimas entre los defensores de los derechos humanos, como Dorothy Stang, una misionera estadounidense asesinada en 2005.

?Sangre y l?grimas?

Altamira es una ciudad anegada por la sangre y las l?grimas?, declara Antonia Melo, coordinadora de colectivo de asociaciones ?Xingu vivo para sempre?.

Lamentablemente, todo lo que ya estaba mal por el proyecto de Belo Monte, que acarre? numerosos impactos irreversibles, est? poni?ndose peor?, lamenta esta mujer de 69 a?os, que guarda en su escritorio fotos de Dorothy Stang y otros activistas asesinados.

Bolsonaro se eligi? incitando al odio y a la violencia (?) Ahora, con Bolsonaro, los ocupantes ilegales de tierras, los taladores y los hacendados est?n mostrando su poder?, denunci?.

El 12 de marzo, el ministro de la Secretaria del Gobierno, Carlos Alberto dos Santos Cruz, se reuni? en Altamira con jefes ind?genas y prometi? que pedir?a a Brasilia refuerzos a la polic?a y a los organismos ambientales para luchar contra la tala ilegal.

Consultado por la AFP, el ministro neg? que el discurso de Bolsonaro hubiese estimulado las incursiones en tierras ind?genas.

El discurso del presidente Bolsonaro todo el tiempo fue de respeto a la ley, respeto a los valores tradicionales brasile?os. La interpretaci?n de eso como libertad para hacer cualquier cosa equivocada es una interpretaci?n criminal, absurda, de gente interesada en hacer las cosas mal (?). Eso es un absurdo?, afirm?.

Surara Parakana, un cacique que lleg? con el rostro decorado con pinturas tradicionales de color negro a la reuni?n con el ministro, es esc?ptico y reclama medidas concretas.

?El gobierno tiene que actuar, porque el ox?geno [de la selva] no sirve solo para nosotros, los ind?genas, sirve para el mundo entero?.
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Ind?genas se expresan contra el gobierno de Bolsonaro
Instalaron un campamento masivo frente al Congreso de Brasil para manifestar desacuerdo con las pol?ticas del Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, y reclamar el derecho a sus tierras.

https://www.carasycaretas.com.uy/indigenas-se-expresan-contra-el-gobierno-de-bolsonaro/
25 ABRIL, 2019

En la jornada del pasado mi?rcoles, cerca de 2000 ind?genas de todo el pa?s instalaron sus carpas formando el campamento ind?gena Tierra Libre (ATL) en la Explanada de los Ministerios, donde se ubican los principales edificios gubernamentales de Brasilia, capital de Brasil. Esta iniciativa se lleva adelante desde 2004, y moviliza miles de ind?genas que se re?nen en la capital para reclamar sus derechos. En esta oportunidad, la protesta principal es hacia las pol?ticas impulsadas por el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro.

Llegaron al campamento referentes como la diputada Jo?nia Batista de Carvalho, primera parlamentaria ind?gena en la historia de Brasil.

La movilizaci?n de esta comunidad consiste en concentrarse durante tres d?as con el objetivo de reivindicar derechos a trav?s de diferentes actividades. Seg?n informaci?n publicada en el portal Nodal, el campamento es vigilado ?de manera preventiva? por un dispositivo policial.

??Paren de incitar al pueblo contra nosotros! No somos violentos. Violencia es atacar el sagrado derecho de la libre manifestaci?n con tropas armadas?, denunci? a trav?s de un comunicado la Articulaci?n de Pueblos Ind?genas de Brasil (Apib), organizadora del campamento.

Es preciso recordar que la asunci?n de Bolsonaro, el pasado 1 de enero, impuls? un fuerte golpe a los puebles ind?genas quienes manifiestan su indignaci?n. ?El Gobierno de Bolsonaro va en sentido contrario de lo que nosotros ya conseguimos y garantizamos como movimientos ind?genas organizados en este pa?s?; ?no vamos a permitir, ni dar un paso atr?s en nuestros derechos?, asegur? Marcos Xukuru, cacique de la etnia Xukuru.

Parte de la lucha de esta comunidad se basa en que la Constituci?n Federal de Brasil determina que los pueblos ind?genas tienen derecho exclusivo sobre sus tierras, actualmente amenazadas por la deforestaci?n ilegal, y la expansi?n de la agropecuaria.

Por su parte, Alessandra Munduruku, l?der de la etnia Munduruku, expres? que ?tenemos un presidente que est? entregando nuestras tierras a extranjeros, principalmente a los EE.UU. Nosotros no aceptamos venderlas. Queremos vivir en paz. Que se respeten nuestros derechos y la Constituci?n?, sentenci?.

Seg?n la ONG Survival, en Brasil existen alrededor de 305 tribus que nuclean 900.000 personas, lo que equivale al 0,4 por ciento de la poblaci?n.


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