Hay que defender la soberan?a frente al bloqueo y la amenaza militar imperialista, pero eso no implica necesariamente la defensa a ultranza de un mal gobierno, o m?s bien, de una c?pula burocr?tica y militar que se aferra al poder del Estado.
Razones de la alianza por el referendum consultivo
Por: Jes?s Puerta |
Aporrea
Viernes, 26/04/2019 04:45 PM
El pasado 24 de abril constituimos en Valencia la Alianza por un camino pac?fico, democr?tico, popular, soberano y constitucional a la crisis compleja, multidimensional, que sufrimos los y las venezolanas; en otras palabras, la Alianza por el refer?ndum Consultivo en el estado Carabobo, parte de un esfuerzo nacional que muchos estamos empujando. All? estuvimos sindicalistas (la mayor?a), profesionales, acad?micos, dirigentes vecinales y ecol?gicos, entre otros. Se trataba de unificar luchas dispersas, preocupaciones compartidas pero todav?a incomunicadas. Hab?a (y hay) dudas. Tambi?n diferencias y reservas. No es f?cil hoy en d?a no s?lo quitarle tiempo y esfuerzo a la diaria incertidumbre de reunir y obtener lo suficiente para mantener literalmente con vida las respectivas familias, consiguiendo alimentos y medicinas, teniendo que caminar varios kil?metros algunos compa?eros ante el colapso del transporte p?blico, a oscuras por los frecuentes apagones, para lograr encontrarnos, discutir y compartir visiones acerca de esta crisis tan compleja.
Para avanzar hay que sortear no pocos problemas, obst?culos, dificultades. Lo primero que salta a la vista, son los chantajes ideol?gicos que como trampas paralizantes est?n tendidas por la polarizaci?n para empobrecer la participaci?n popular. Hay chantajes que pueden silenciar las cr?ticas a un mal gobierno por parte de los que, ganados por un sincero patriotismo y antiimperialismo, rechazan las amenazas y las acciones (bloqueo financiero, anuncios de intervenci?n militar y golpes de estado) del imperialismo norteamericano, de tanta tradici?n de abusos, invasiones y gobiernos t?teres, generalmente asesinos del movimiento popular, en el continente americano y todo el mundo. Hay chantajes que atrapan a todos los que conocen y se abisman ante lo pavoroso del cuadro social y econ?mico del pa?s (inflaci?n de millones por ciento, resurgimiento de cuadros epid?micos, colapso de los servicios p?blicos, la educaci?n, la salud), as? como por la corrupci?n galopante, esa red militar de contrabando de gasolina, oro y algunos aseguran que tambi?n drogas, la entrega de las riquezas naturales del pa?s, la destrucci?n ecol?gica implicada en la explotaci?n del Arco Minero pactada por el gobierno con las transnacionales.
En la discusi?n avanzamos. Claro que hay que defender la soberan?a frente al bloqueo y la amenaza militar imperialista, pero eso no implica necesariamente la defensa a ultranza de un mal gobierno, o m?s bien, de una c?pula burocr?tica y militar que se aferra al poder del Estado. Ese mismo que apuesta a entregar el petr?leo a las transnacionales, reviviendo la pr?ctica de las concesiones, al estilo del tiempo de G?mez, tal vez calculando que el relanzamiento de un descarado rentismo potenciado pudiera ser su tabla de salvaci?n. El mismo gobierno de politiqueros y altos jefes militares corruptos, que juega irresponsablemente a ser pieza del peligroso juego geopol?tico entre China, Rusia y los estados Unidos, en el cual desgraciadamente ya estamos involucrados. De modo que rechazar al imperialismo y defender la soberan?a nacional no implica necesariamente defender al mal gobierno, ni criticarlo implica necesariamente cuadrarse con la estrategia intervencionista de una oposici?n de derecha que desde hace tiempo perdi? la br?jula por su inmediatismo y macartismo hist?rico.
La apuesta por un referendo consultivo, mecanismo participativo consagrado por nuestra Constituci?n, y nuevas elecciones generales, con un CNE confiable, por supuesto que no es f?cil. Tiene a su favor lo que es: primero, un mecanismo pac?fico, en segundo lugar, constitucional, en un pa?s donde la institucionalidad ha quedado suspendida o destruida por las dos caras del desastre de la polarizaci?n. En tercer lugar, por rescatar la soberan?a popular en un momento en que la poblaci?n se debate entre dos polos pol?ticos que no se reconocen y nos quieren conducir a una guerra cuyo resultado m?s seguro es la mayor destrucci?n imaginable. En cuarto y quinto lugar, por ser popular, porque resit?a al pueblo como el sujeto hist?rico que decide nuestra suerte nacional y, finalmente, por levantar la soberan?a, porque somos nosotros, los y las venezolanas, los ?nicos que debemos decidir nuestro destino.
Pero tambi?n hay elementos reales, de esos que les gusta mencionar a algunos politicastros con un gesto despectivo en la boca, como si se las supieran todas y los dem?s no somos sino un pu?ado de ingenuos, bobos, idealistas, comeflores. Ocurre que ninguno de los dos polos puede aniquilar al otro, tampoco imponerle una capitulaci?n. Hay un empate estrat?gico de fuerzas que ha redundado ?nicamente en la agudizaci?n del sufrimiento del pueblo venezolano. Las p?rricas “victorias” del mal gobierno, o las “espectaculares” alianzas de la “comunidad internacional” (que no va m?s all? del reba?o del imperialismo norteamericano) no dan m?s de lo que han dado, mucho menos para solucionar el hambre, miseria, represi?n y enfermedad de los venezolanos. A ello se suma el marco geopol?tico. Ya Rusia, con su potencial pol?tico y militar, ha expresado su opini?n al respecto. Igual, China, proyectada hoy como la nueva cabeza del sistema mundo capitalista, poderosa potencia comercial, financiera, industrial, tecnol?gica. Ambas superpotencias, en la nueva Guerra Fr?a mundial, est?n surgiendo en medio de la decadencia norteamericana que muchos (lean a Wallerstein o cualquier analista, economista, pensador o historiador serio) ven?an observando desde principios de este siglo.
De modo que, si de factibilidad hablamos, ?acaso este camino pac?fico, constitucional, popular, democr?tico y soberano, no aparece como el m?s factible para la crisis compleja venezolana, para vislumbrar una soluci?n a nuestros sufrimientos, que una guerra de desenlace incierto, generalizable a todo el mundo, un mundo en pleno cambio de hegemon?a, no har?a m?s que profundizar? Por ello, calladamente, se desarrollan contactos, conversaciones, negociaciones, entre representantes de lado y lado.
Pero a la apuesta le hace falta calor popular, y eso nos planteamos de inmediato en la Alianza. Por eso, all? estamos, trabajadores, mujeres, estudiantes, profesionales, vecinos, etc. , haciendo cada vez m?s viable la propuesta. Estaremos en cada sitio de trabajo, en cada comunidad, en cada hospital, en cada barrio, en cada calle. Ya es hora de reventar los chantajes y plantear con fuerza el camino pac?fico, constitucional, democr?tico, popular y soberano: el refer?ndum consultivo.