Se pronuncia una de las principales activistas y organizadoras del protagonismo social aut?nomo de la resistencia popular contra la dictadura de Ortega:
?Qu? pasar?a con la transici?n democr?tica que queremos, si el orteguismo preserva un n?cleo fanatizado y atrincherado en las armas de los paramilitares? Jam?s habr? futuro para Nicaragua si esto pasa. Por ello es que hoy debemos asumir que la nueva etapa de la insurrecci?n c?vica demanda que aprendamos tambi?n a dinamitar al orteguismo por dentro.
Dinamitar al orteguismo por dentro
Una nueva etapa en la lucha c?vica en Nicaragua
M?nica L?pez Baltodano
Confidencial
10 de mayo 2019
Durante un a?o completo qued? demostrada la f?rrea decisi?n de la ciudadan?a nicarag?ense de empujar c?vicamente una profunda transici?n democr?tica para desterrar a la dictadura sanguinaria del poder. Luchamos para que no queden ra?ces, y evitar que luego rebrote cualquier otra forma de autoritarismo, en los ya conocidos pactos de c?pulas que han marcado toda la historia de nuestro pa?s.
Estamos viviendo una insurrecci?n nacional, auto-convocada, multi-clasista y predominantemente popular, que ya demostr? su capacidad de unificar a amplios sectores de la sociedad en centenares de expresiones de protesta. Una insurrecci?n que hoy se mantiene latente, a la espera de retomar masivamente las calles de Nicaragua.
La mesa de negociaci?n, en su segunda edici?n, ha demostrado que el r?gimen orteguista contin?a aferrado a su pretensi?n de mantenerse indefinidamente en el poder, y que jam?s se podr? confiar en su palabra. ?Firmar me har?s, cumplir jam?s?, es su r?brica.
El gran capital es incapaz, por s? mismo, de torcerle el brazo a la dictadura. Presion?ndoles y tambi?n tendi?ndoles puentes, llegar? el d?a en que grandes empresarios reconozcan que no tienen otra opci?n que unir su poder f?ctico con el poder real de las fuerzas populares art?fices de esta insurrecci?n ciudadana. Deben hacerlo, si desean ser parte de la ineludible transici?n democr?tica que ocurrir? en Nicaragua.
Entendemos que hay matices y diferencias al interior del gremio empresarial. Por ello es importante reconocer las voces, aparentemente solitarias, de empresarios como Lolo Blandino y Gerardo Baltodano quienes p?blicamente se han distanciado de las posiciones cortoplacistas y cremat?sticas que abogan por un nuevo pacto con la dictadura.
Debemos estimular todas las voces que han tenido la capacidad de expresar una verdadera autocr?tica en el interior del COSEP, y debemos animarles a que asuman un mayor compromiso en la construcci?n de la unidad. Porque si guardan silencio, crecer? la leg?tima desconfianza ciudadana que percibe que, en esa pugna interna, est?n predominando los intereses de los grandes banqueros que se enriquecieron del co-gobierno con Ortega. Eso, la prepotencia y el menosprecio a los mecanismos democr?ticos que exhiben algunos ?representantes empresariales?, va minando todos los empe?os de construir una fuerza com?n entre el empresariado democr?tico y la ciudadan?a insurreccionada.
Debemos incluso animar a la nueva generaci?n de j?venes empresarios y empresarias, a que se rebelen contra los caudillismos instalados en los organismos gremiales y que, como bien dijo Gerardo Baltodano ante la Asamblea de FUNIDES, hoy siguen cometiendo los mismos errores del pasado: ?se desarrollan argumentos para seguir manteniendo las mismas conductas que nos llevaron a esta cat?strofe: contin?an algunas mentes calificando de radicales a aquellos ciudadanos que simplemente pretenden ejercer el derecho ciudadano a manifestarse, a la movilizaci?n o a la expresi?n, ahora con el argumento de que entorpecen el proceso de negociaci?n; contin?an molestos contra aquellos movimientos sociales que no pueden controlar; siguen creando movimientos sociales con el objeto de controlarlos y usarlos y no de impulsarlos; siguen creyendo que la soluci?n viene de fuerzas externas y no de nosotros mismos??
Es evidente que la rebeli?n ciudadana logr? desenmascarar la brutalidad de la dictadura ante la comunidad internacional. Como consecuencia del descarnado terrorismo de estado, las presiones internacionales no han podido coincidir en el tiempo con las masivas protestas ciudadanas, pero deben ineludiblemente enlazarse hoy con los procesos de construcci?n de unidad, reconociendo a los nuevos sujetos pol?ticos emergentes y no solo a los poderes f?cticos tradicionales. Igualmente, la presi?n internacional debe proveer algunos mecanismos de presi?n econ?mica para empujar al Ej?rcito a reconsiderar su posici?n.
Como movimientos antidictatoriales tenemos que tener la astucia de identificar todos los pilares de poder sobre los que se asienta el r?gimen orteguista y hacer esfuerzos deliberados por entender que no tendremos ?xito si no logramos tambi?n dinamitar a la dictadura por dentro.
Las renuncias de altos personeros del orteguismo, indistintamente la excusa que pongan, golpean a la dictadura, la desmoralizan y debemos incentivarlas.
De los m?s de 100,000 trabajadores del Estado, debemos admitir que una buena parte de ellos son tambi?n rehenes del terror desatado por el r?gimen. Jam?s olvidemos que siempre que un polic?a se rebel?, termin? asesinado, desaparecido o preso. Debemos aprender a distinguir a quienes decidieron convertirse en sicarios del r?gimen como fuerzas para-policiales, de quienes a?n pueden sumarse a la rebeli?n c?vica mediante la desobediencia, la inoperancia o incluso proveyendo informaci?n vital desde adentro; muchas y muchos ya lo est?n haciendo.
Como fuerzas anti-dictatoriales debemos tambi?n tener la inteligencia de enviar mensajes que calen en la base popular sandinista para que se distancien, de una vez por todas, de la dirigencia orteguista que los est? llevando al despe?adero. No se trata de renovar ni de rescatar al sandinismo, se trata de llamar a una rebeli?n al interior del propio FSLN. Siguiendo el ejemplo de decenas de mujeres y hombres, valientes l?deres de tranques, barricadas y tomas de recinto, que ahora est?n presos o en el exilio por haberse rebelado desde adentro. No nos enga?emos, es al sandinismo cr?tico a quienes los Ortega-Murillo castigan con m?s virulencia, porque tienen p?nico de una rebeli?n interna.
Desde que inici? esta insurrecci?n, muchas hemos insistido en que debemos construir una verdadera Unidad en la Diversidad, con discursos y planteamientos que sean incluyentes, que no polaricen de forma extremista a la sociedad porque eso solo fortalece al n?cleo duro de la dictadura. Los Ortega-Murillo apuestan a que no tendremos ni la capacidad ni la madurez pol?tica de dirigirnos a sus propias bases. Creen que el sectarismo se impondr? sobre nuestra racionalidad.
Esta mirada comprensiva de la diversidad que existe en nuestra sociedad, es una necesidad hist?rica no solo para sacar a la dictadura del poder, sino para evitar que sus grupos fanatizados puedan malograr eternamente los esfuerzos que un nuevo gobierno democr?tico pueda emprender.
Pens?moslo bien: ?cu?l ser? el futuro de Nicaragua si los Ortega-Murillo logran salir de esta crisis reteniendo un 20% de respaldo popular, como lo indican las ?ltimas encuestas? ?Qu? pasar?a con la transici?n democr?tica que queremos, si el orteguismo preserva un n?cleo fanatizado y atrincherado en las armas de los paramilitares? Jam?s habr? futuro para Nicaragua si esto pasa. Por ello es que hoy debemos asumir que la nueva etapa de la insurrecci?n c?vica demanda que aprendamos tambi?n a dinamitar al orteguismo por dentro.