La econom?a feminista que nos interesa abre una l?nea de investigaci?n sobre las finanzas como guerra contra nuestras autonom?as. Es as? que redefinimos en la pr?ctica qu? significa desobedecer y, por tanto, marcamos los l?mites de la apropiaci?n del capitalismo neoliberal de nuestras formas de vida y de deseo.
Cuentas todo el d?a
Ver?nica Gago y Luci Cavallero
14/05/2019
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Adelanto del libro “Una lectura feminista de la deuda”
Endeudadas para poder pagar un aborto, para pagar la luz o el gas, para tener tel?fono y no quedar fuera del mercado laboral, para comprar las semillas que crecer?n en la quinta; la deuda no es s?lo esa abstracci?n que se nombra en miles de millones de d?lares y asociada a la palabra ?externa? sino un sistema de obediencia a largo plazo que opera en el presente y explota de manera diferenciada cuerpos y territorios. En Una lectura feminista de la deuda ?Vivas, libres y desendeudadas nos queremos? ?editado por la Fundaci?n Rosa Luxemburgo?, Ver?nica Gago y Luci Cavallero se proponen ?sacar del cl?set? a la deuda, situarla, hacerla visible y darle cuerpo para que, como sucede con la herramienta del Paro Internacional Feminista, se abra la pregunta urgente: ?c?mo desobedecemos, c?mo nos rebelamos frente a la l?gica de las finanzas, sus tasas de inter?s, su expropiaci?n de nuestro tiempo?
El paro internacional feminista investiga de modo pr?ctico las m?ltiples formas de explotaci?n que se anudan en nuestras vidas precarizadas. As? ha logrado poner de relieve una conexi?n para nada evidente entre vida cotidiana, feminizaci?n del trabajo y explotaci?n financiera. A trav?s de la expansi?n del microcr?dito, la deuda con tarjetas y pr?stamos formales e informales y la financierizaci?n de alimentos y medicamentos pero tambi?n de las garant?as para poder alquilar, vemos c?mo sostenemos la crisis, la inflaci?n y los recortes de infraestructura p?blica a costa de nuestros cuerpos y esfuerzos permanentes, haciendo malabares en el d?a a d?a.
As?, vemos que las deudas son un modo de gesti?n de la crisis: nada explota pero todo implosiona. Hacia adentro de las familias, en los hogares, en los trabajos, en los barrios, la obligaci?n financiera hace que los v?nculos se vuelvan m?s fr?giles y precarios al estar sometidos a la presi?n permanente de la deuda. La estructura del endeudamiento masivo que lleva m?s de una d?cada es lo que nos da pistas de la forma actual que toma la crisis: como responsabilidad individual, como incremento de las violencias llamadas ?dom?sticas?, como mayor precarizaci?n de las existencias.
La pregunta pol?tica se vuelve urgente: ?c?mo se hace huelga y sabotaje contra las finanzas? ?C?mo se desobedece a ese patr?n invisible que aparece como tasa de inter?s exorbitante? ?C?mo nos rebelamos frente ese robo del tiempo que nos tiene haciendo cuentas todo el d?a e, involuntariamente, financiando el tiempo del patriarcado?
SACAR DEL CL?SET A LA DEUDA
Sacar del cl?set a la deuda de cada quien (cada persona, cada hogar, cada familia) significa primero hablar de ella. Narrarla y conceptualizarla para entender c?mo funciona. Investigar con qu? econom?as se enhebra. Hacer visible de qu? formas de vida se aprovecha y c?mo interviene en los procesos de producci?n y de reproducci?n de la vida.En qu? territorios se hace fuerte. Qu? tipo de obediencias produce. Sacar del cl?set a la deuda significa hacerla visible y ponerla como problema com?n. Desindividualizarla. Porque sacarla del cl?set implica desafiar su poder de avergonzar y su poder de funcionar como un ?asunto privado?, con el cual nos enfrentamos haciendo cuentas a solas. Pero sacar del cl?set es tambi?n mostrar el modo diferencial en que la deuda funciona para las mujeres y las lesbianas,trans y travestis. Investigar qu? ?diferencial de explotaci?n? se produce cuando las endeudadas, las que hacemos cuentas todo el d?a, somos mujeres, amas de casa, jefas de familia,trabajadoras formales y trabajadoras de la econom?a popular, trabajadoras sexuales, migrantes, habitantes de las villas o favelas,negras,ind?geneas,travestis, campesinas, estudiantes.
Ambos movimientos -visibilizarla y mostrarla en su diferencia sexual y de g?neros-son modos de quitarle su poder de abstracci?n. Ambos movimientos se inscriben tambi?n en una geopol?tica: no es lo mismo la subjetividad endeudada del estudiante norteamericano de las universidades privadas que la de una trabajadora subsidiada de una cooperativa del barrio de Flores.
(?) Por otro lado, lo que nos interesa poner de relieve es la posibilidad de desobediencia a la deuda y, en particular, las formas de desacato pr?ctico que se vienen impulsando desde el movimiento feminista (?). Nos parece decisivo poder afirmar que no hay una subjetividad del endeudamiento que pueda universalizarse ni una relaci?n deudor-acreedor que pueda prescindir de sus situaciones concretas y en particular de la diferencia sexual, de g?neros, de raza y de locaci?n, porque justamente la deuda no homogeniza esas diferencias sino que las explota. Es central (y no un rasgo secundario) el modo en que el dispositivo de la deuda se aterriza en territorios,econom?as, cuerpos y conflictividades diversas. En este sentido, sacarla del cl?set es practicar un gesto feminista sobre la deuda: es desconfinarla, desprivatizarla, y ponerle cuerpo, voz y territorio y; desde ah?, investigar los modos de desobediencia que se est?n experimentando. Por eso hay un tercer movimiento (luego del desconfinamiento y su corporizaci?n) que es inseparable de ese gesto feminista: conspirar para el desacato de la deuda. No se trata s?lo de una perspectiva anal?tica, sino que proponemos una comprensi?n que hace parte de un programa de desobediencia. Sacar del cl?set a la deuda es entonces un movimiento pol?tico contra la culpa, contra la abstracci?n de la dominaci?n que quieren ejercer las finanzas y contra la moral de buenas pagadoras con que se propagandiza a los cuerpos feminizados como sujetxs responsables predilectos de la obligaci?n financiera.
UNA LECTURA FEMINISTA DE LA DEUDA
1) Una lectura feminista de la deuda es la que opone los cuerpos y las narraciones concretas de su funcionamiento a la abstracci?n financiera. Las finanzas se jactan de ser abstractas, de pertenecer al cielo de las cotizaciones misteriosas,y de funcionar seg?n l?gicas incomprensibles. Se quieren presentar como una verdadera caja negra donde se decide de manera matem?tica, algor?tmica, qu? vale y qu? deja de valer.A trav?s de la narraci?n de su funcionamiento en las econom?as dom?sticas, populares (mayoritariamente no-asalariadas) y asalariadas desafiamos su poder de abstracci?n, su intento de ser insondables. En las entrevistas que realizamos para este libro esto queda claro. La deuda es un mecanismo concreto de generaci?n de dependencia con los agrot?xicos para las productoras de la tierra. La deuda es la expresi?n del encarecimiento y la financierizaci?n de los servicios b?sicos. La deuda es un dispositivo de conexi?n entre el adentro y el afuera de la c?rcel, y la c?rcel misma se evidencia como un sistema de deuda. La deuda es lo que se contrae cuando el aborto es clandestino. La deuda es lo que motoriza un consumo popular donde los intereses exorbitantes que se pagan hacen estallar la vida dom?stica, la salud y los lazos comunitarios. La deuda es lo que dinamiza la capacidad de las econom?as ilegales de reclutar mano de obra a cualquier precio. La deuda contra?da por lxs j?venes incluso ?antes? de entrar al mercado de trabajo o en empleos h?per precarios (ya que se les da una tarjeta de cr?dito junto a los subsidios estatales y al primer sueldo) aparece como dispositivo de captura y precarizaci?n de esos mismos ingresos. La deuda es lo que suple infraestructuras b?sicas de la vida: servicios de salud que no se tienen, insumos ante la llegada de unx hijx,la compra de una moto para poder trabajar de delivery. La deuda es el recurso que aparece ante las emergencias frente al despojo de otras redes de apoyo. La deuda es un mecanismo de desposesi?n generalizado de poblaciones migrantes y negras.La deuda es lo que anuda la dependencia a relaciones familiares violentas. La deuda es una forma de garantizar el acceso al alquiler de una vivienda.
2) Una lectura feminista de la deuda implica detectar c?mo la deuda se vincula a las violencias contra los cuerpos feminizados. De la narraci?n concreta del endeudamiento surge su v?nculo con las violencias machistas.La deuda es lo que no nos deja decir no cuando queremos decir no. La deuda nos ata a futuro a relaciones violentas de las que se desea huir. La deuda obliga a sostener v?nculos estallados pero que contin?an amarrados por una obligaci?n financiera a mediano o largo plazo. La deuda es lo que bloquea la autonom?a econ?mica, incluso en econom?as fuertemente feminizadas, protagonizadas por mujeres. Y al mismo tiempo no podemos dejar de marcar su ambivalencia: la deuda tambi?n permite ciertos movimientos. O sea, la deuda no s?lo fija; en algunos casos, permite el movimiento. Pensemos, por ejemplo, en quienes se endeudan para migrar. O en quienes se endeudan para impulsar una iniciativa econ?mica propia. O quien se endeuda para fugarse. Pero algo queda claro: sea como fijaci?n o sea como posibilidad de movimiento, la deuda explota una disponibilidad de trabajo a futuro; constri?e a aceptar cualquier tipo de trabajo frente a la obligaci?n preexistente de la deuda. La deuda flexibiliza compulsivamente las condiciones de trabajo que deben aceptarse, y en ese sentido es un dispositivo eficaz de explotaci?n. La deuda, entonces, organiza una econom?a de la obediencia que es, ni m?s ni menos, que una econom?a espec?fica de la violencia.
3) Una lectura feminista de la deuda mapea y comprende las formas de trabajo desde una clave feminista, visibilizando los trabajos dom?sticos, reproductivos y comunitarios, como espacios de valorizaci?n que las finanzas se lanzan a explotar. Los paros internacionales de mujeres, lesbianas, trans y travestis permitieron debatir y visibilizar un mapa de la heterogeneidad del trabajo desde una perspectiva feminista. Se impuls?, desde los feminismos diversos, un m?todo de lucha a la altura de la composici?n actual de lo que llamamos trabajo, incluyendo trabajo migrante, precario, barrial, dom?stico, comunitario. En ese movimiento, se produjeron elementos tambi?n para leer de modo nuevo el trabajo asalariado.Y, a?n m?s, la din?mica sindical. Agregar la dimensi?n financiera nos permite ahora mapear los flujos de deuda y completar el mapa de la explotaci?n en sus formas m?s din?micas, vers?tiles y aparentemente ?invisibles?. Entender c?mo la deuda extrae valor de las econom?as dom?sticas, de las econom?as no asalariadas, de las econom?as consideradas hist?ricamente no productivas, permite captar los dispositivos financieros como verdaderos mecanismos de colonizaci?n de la reproducci?n de la vida. Tambi?n renovar los modos en que la deuda aterriza en las econom?as asalariadas y las subordina. Y un punto m?s: entender la deuda como dispositivo privilegiado de blanqueamiento de flujos il?citos y, por tanto, de conexi?n entre econom?as legales e ilegales.
CONTRAOFENSIVA
1. La corrida verde
En mayo de 2018,durante la misma jornada en que venc?an las Lebac (las letras del Banco Central con que se estuvo haciendo bicicleta financiera para atraer d?lares del exterior a cambio de altas tasas de inter?s por bonos en pesos), humearon ollas populares frente al Banco Central. Se titul? por anticipado el d?a como ?martes negro?, anunciando que la venta de bonos coronar?a una semana de corridas bancarias y de aumento sin pausa del billete verde. Adem?s de las ollas, previamente militantes de algunas organizaciones populares hab?an le?do manifiestos en el interior de dos instituciones financieras: el Banco Provincia de Buenos Aires y la Bolsa de Valores. En junio de 2018, al otro d?a de la masiva primera vigilia frente al Congreso por la media sanci?n de la ley de aborto legal, seguro y gratuito, se quiso contraponer la marea verde con la corrida verde: es decir, sobreimprimir el salto del precio del d?lar el d?a posterior al triunfo feminista. No son hechos desconectados. M?s bien leemos ah? una competencia de fuerzas: como si se hubiese querido aplastar los cuerpos te?idos de verde en la calle con el verde descorporeizado de la especulaci?n financiera.
2. #ConMisHijosNoTeMetas
No hay deuda sin econom?a de la obediencia que la sostenga. Queremos enfatizar que la deuda es tambi?n una moralizaci?n diferencial sobre las vidas y los deseos de las mujeres y los cuerpos feminizados. ?Qu? pasa cuando la moralidad de lxs trabajadorxs no se produce en la f?brica y a trav?s de sus h?bitos de disciplina adheridos a un trabajo mec?nico repetitivo? ?Qu? tipo de dispositivo de moralizaci?n es la deuda en reemplazo de esa disciplina fabril? ?C?mo opera la moralizaci?n sobre una fuerza de trabajo flexible, precarizada y, desde cierto punto de vista, indisciplinada? ?Qu? tiene que ver la deuda como econom?a de obediencia con la crisis de la familia heteropatriarcal? Melinda Cooper (2017) desmonta la extendida idea de que el neoliberalismo es un r?gimen amoral o incluso antinormativo, mostrando qu? tipo de afinidad existe entre la promoci?n de la familia heterosexual como unidad b?sica de la vida social y la reificaci?n del rol tradicional de las mujeres en esa estructura, con la necesidad de que ?stas asuman cada vez m?s tareas de reproducci?n de la vida frente a la privatizaci?n de los servicios p?blicos. La asistencia social focalizada (forma predilecta de la intervenci?n estatal neoliberal) tambi?n refuerza una jerarqu?a de merecimientos en relaci?n a la obligaci?n de las mujeres seg?n sus roles en la familia patriarcal: tener hijos, cuidarlos, escolarizarlos, vacunarlos. En este sentido, se hace evidente la importancia de la din?mica que se?alamos referida a la politizaci?n de la reproducci?n que despliegan las ollas en la calle y otras actividades comunitarias. ?stas tienen la capacidad de cuestionar la formaencierro de esas tareas reproductivas sac?ndolas del modelo familiar heteronormado.
Por todo ello, queremos plantear una conexi?n entre la deuda como organizaci?n moralizante de la vida y la consigna #ConMisHijosNoTeMetas. Como se cuenta en una de las entrevistas de este libro, la deuda se presenta cada vez m?s temprano para pibes y pibas de 18 a?os que buscan su primera inserci?n en el mercado laboral.La deuda se propone como?estructura?de obligaci?n para estas trayectorias laborales incipientes y precarias. Mientras los empleos son intermitentes, la deuda es a largo plazo. As?, funciona como continuidad en t?rminos de obligaci?n frente a la discontinuidad de ingresos, fragilizando aun m?s esos ingresos (que cada vez se destinan m?s al pago de intereses y de cuotas), y como chantaje creciente a la hora de aceptar cualquier condici?n laboral. ?Qu? tipo de educaci?n moral es necesaria para lxs j?venes endeudadxs y precarizadxs? No nos parece casual que se quiera impulsar una educaci?n financiera en las escuelas al mismo tiempo que se rechaza la implementaci?n de la Educaci?n Sexual Integral (ESI), lo cual se traduce en recortes presupuestarios, en su tercerizaci?n en ONGs religiosas y en su restricci?n a una normativa preventiva. La ESI es limitada y redireccionada para coartar su capacidad de abrir imaginarios y legitimar pr?cticas de otros v?nculos y deseos, m?s all? de la familia heteronormativa. Combatirla en nombre del #ConMisHijosNoTeMetas (como se hace en Argentina y en varios pa?ses de la regi?n bajo el llamado combate contra la ?ideolog?a de g?nero?) es una ?cruzada?por la remoralizaci?n de lxs j?venes,mientras se la quiere complementar con una?educaci?n financiera?temprana. Familia y finanzas hacen m?quina conjunta como dispositivos morales. Por eso, la contra-ofensiva religiosa dirigida a la marea feminista es simult?nea a la contra-ofensiva econ?mica. Finanzas y religi?n estructuran econom?as de la obediencia que se complementan. Lo que leemos en esta escena es el cuerpo de lxs j?venes como campo de batalla sobre el que buscan extenderse los l?mites de valorizaci?n del capital, convirti?ndolos en trabajadorxs obedientes a la precarizaci?n, a la deuda y a la familia nuclear (a?n si implosionada y violenta). Las finanzas s? est?n habilitadas a meterse con les hijes desde temprano.
?C?MO SE DESOBEDECE A LAS FINANZAS?
La econom?a feminista que nos interesa implica una redefinici?n, desde los cuerpos diversos y disidentes, de lo que es trabajo y expropiaci?n, de los modos de hacer comunitarios y feminizados en los que hoy se disputan las econom?as populares, migrantes, dom?sticas y precarizadas.
La econom?a feminista que nos interesa abre una l?nea de investigaci?n sobre las finanzas como guerra contra nuestras autonom?as. Es as? que redefinimos en la pr?ctica qu? significa desobedecer y, por tanto, marcamos los l?mites de la apropiaci?n del capitalismo neoliberal de nuestras formas de vida y de deseo.
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