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M?xico: Los Zetas y sus sucesores. De como reclutaron comandos de las fuerzas armadas para las fuerzas del crimen

Desinform?monos :: 14.05.19

Los antecedentes de los grupos de choque del crimen organizado, se remonta a la decisi?n de Osiel C?rdenas Guill?n, jefe del C?rtel del Golfo, de crear una fuerza especial compuesta por ex integrantes del Grupo Aerom?vil de Fuerzas Especiales (GAFES), cuerpo militar de ?lite para misiones especiales creado por la Secretar?a de la Defensa Nacional entrenado en el extranjero. C?rdenas Guill?n ofreci? suficiente dinero a los GAFES para que aqu?llos desertaran y fueran su brazo armado para enfrentar a los c?rteles rivales y a las fuerzas del orden; as? nacieron los Zetas.

Los Zetas y sus sucesores. De las fuerzas armadas a las fuerzas del crimen

14 mayo 2019
Leonel Rivero
Desinform?monos

Desde hace un buen tiempo el Estado ha tratado de minimizar la forma en que el crimen organizado se enfrenta a las autoridades de los tres ?rdenes de gobierno o se confronta con otros grupos por el control de las plazas y las actividades il?citas.

Una revisi?n hemerogr?fica sobre la actuaci?n de los c?rteles permite advertir que al menos en los dos ?ltimos lustros el crimen organizado ha crecido y se ha diversificado exponencialmente, ya que adem?s de contar con grupos dedicados a la vigilancia (halconeo), a la recolecci?n de cuotas por extorsi?n, a la venta callejera de droga (narcomenudeo) y al trasiego de enervantes, personas, autos robados y todo tipo de mercanc?a, opera con c?lulas paramilitares con un alto margen de autonom?a que les permite actuar en zonas cada vez m?s amplias sin que la autoridad puede detectarlas oportunamente.

Los antecedentes de los grupos de choque del crimen organizado, se remonta a la decisi?n de Osiel C?rdenas Guill?n, jefe del C?rtel del Golfo, de crear una fuerza especial compuesta por ex integrantes del Grupo Aerom?vil de Fuerzas Especiales (GAFES), cuerpo militar de ?lite para misiones especiales creado por la Secretar?a de la Defensa Nacional entrenado en el extranjero. C?rdenas Guill?n ofreci? suficiente dinero a los GAFES para que aqu?llos desertaran y fueran su brazo armado para enfrentar a los c?rteles rivales y a las fuerzas del orden; as? nacieron los Zetas. Ellos actuaban como grupos t?cticos, asestando golpes precisos que exhib?an el magro trabajo de inteligencia que realizan las autoridades encargadas de la seguridad p?blica. Los equipos no s?lo contaban con armamento equiparable en poder de fuego al utilizado por las fuerzas de seguridad p?blica y las fuerzas armadas; tambi?n los elementos que integran las c?lulas de los Zetas, contaban con entrenamiento militar especializado.

Por ejemplo, en ciertos municipios del estado Guanajuato, el C?rtel de Santa Rosa de Lima, emplea t?cticas similares a las ejecutadas por la guerrilla urbana con ataques r?pidos y sorpresivos a las fuerzas de seguridad p?blica para as? desgastarlas, exhibir su incapacidad y disminuir su moral.

Es evidente que el c?rtel de Santa Rosa de Lima, opera a partir del temor, indiferencia o la aquiescencia t?cita de un segmento de la poblaci?n, lo cual le permite efectuar sus operaciones armadas y perderse entre la gente, en la poblaci?n, es decir, reinsertarse sin ser detectado. Esas acciones s?lo pueden realizarse cuando existe aquiescencia, temor o indiferencia de la ciudadan?a.

Situaci?n similar se presenta en algunas regiones de los Estados de M?xico, Puebla, Hidalgo y Veracruz, en donde las fuerzas del orden y el Ej?rcito, al realizar labores para prevenir el robo de combustible (huachicoleo) se han confrontado con un segmento de la poblaci?n que protege a los delincuentes.

Buena parte de la aceptaci?n, es resultado de la red de complicidades generada a partir de los beneficios econ?micos que propici? durante a?os la industria del huachicol; las ventajas que obten?an los grupos alcanzaba a beneficiar a un segmento de la poblaci?n a trav?s de las actividades de venta al menudeo, distribuci?n y vigilancia dirigida a detectar los operativos polic?acos.

El combate a las bandas dedicadas al huachicol ha desgastado las bases que sosten?an las relaciones econ?micas y de poder que los grupos f?cticos mantienen con la poblaci?n en sus zonas de influencia. Los efectos de dicho combate, a?n son impredecibles en tanto que las acciones gubernamentales no van acompa?adas de planes de desarrollo econ?mico.

Hasta el momento, el gobierno de la Rep?blica se ha inclinado por la implementaci?n de programas asistencialistas que por lo regular terminan generando relaciones clientelares que benefician los intereses de la clase gobernante.

En varias entidades de la Rep?blica, la ejecuci?n de los programas sociales est? a cargo de militantes del partido Movimiento de Regeneraci?n Nacional (MORENA) imprimi?ndole un sesgo pol?tico con visi?n clientelar. Esta afirmaci?n no est? basada en testimonios de terceros o visiones subjetivas, sino en mi constataci?n personal en los Estados de Chiapas, M?xico, Oaxaca, Puebla, Tabasco y Veracruz.

Para enfrentar a los grupos del crimen organizado no son suficientes las acciones de seguridad p?blica, se requiere atacar la desigualdad social, la inequitativa distribuci?n de la riqueza; tambi?n se requieren pol?ticas p?blicas con enfoque de derechos humanos que hagan efectivo el acceso de la poblaci?n a la alimentaci?n, la salud, la vivienda, la educaci?n, el trabajo, entre otros derechos.

COMPORTAMIENTO JUDICIAL

Parafraseando a Karl Marx: ?Un fantasma recorre los pasillos de la avenida Pino Su?rez?; es el espectro de la corrupci?n, que por la informaci?n que circula en los diarios nacionales, aqu?lla corre galopante por el interior del Poder Judicial de la Federaci?n.

La decisi?n del ministro presidente Arturo Zald?var Lelo de Larrea de atacar la corrupci?n que prevalece (pero que no es gen?rica) en ciertos Circuitos del Poder Judicial de la Federaci?n, envuelve el reconocimiento expreso de que ese fen?meno ha echado ra?ces desde hace tiempo en los tribunales federales.

Mi experiencia cotidiana como usuario del sistema de administraci?n de justicia federal y los lazos de confianza forjados con un grupo importante de funcionarios judiciales, me permite afirmar la existencia de actos de corrupci?n a partir de ciertas an?cdotas sobre la actuaci?n judicial y personal de algunos juzgadores.

Coincido totalmente con los funcionarios judiciales que me han brindado su confianza, en que la corrupci?n debe ser combatida de manera directa sin ambages, imponiendo castigos ejemplares a los infractores, solo as? podr? aspirar el ciudadano a la impartici?n de una justicia imparcial.

Pasado el temporal de la reducci?n de sueldos, se hace necesario que el personal del Poder Judicial de la Federaci?n d? un paso hacia atr?s que le permita tener una panorama m?s amplio y se den cuenta que este pa?s est? cambiando y que ellos tambi?n tienen el deber de hacerlo.


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