Unas dos millones de personas según los organizadores, exigió este domingo en Hong Kong que se retire el proyecto de ley para autorizar extradiciones de China, forzando a la jefa de gobierno pro-Pekín a pedir “disculpas” por haber provocado “conflictos y disputas”.
Dos millones de personas marchan en Hong Kong; piden dimisión de la jefa de gobierno
Unas dos millones de personas según los organizadores, exigió este domingo en Hong Kong que se retire el proyecto de ley para autorizar extradiciones de China, forzando a la jefa de gobierno pro-Pekín a pedir “disculpas” por haber provocado “conflictos y disputas”.
AFP
El Economista
16 de junio de 2019, 13:24
Una gigantesca multitud, de unas dos millones de personas según los organizadores, exigió este domingo en Hong Kong que se retire el proyecto de ley para autorizar extradiciones de China, forzando a la jefa de gobierno pro-Pekín a pedir “disculpas” por haber provocado “conflictos y disputas”.
En medio de la fuerte presión que sufren las autoridades, se anunció este domingo además la liberación, el lunes, del militante prodemocrático Joshua Wong, líder de la célebre “revolución de los paraguas” de Hong Kong en 2014.
“En la marcha de hoy tuvimos casi dos millones de personas”, afirmó a la prensa Jimmy Sham, del Frente Civil por los Derechos Humanos. El cortejo de personas vestidas de negro se dirigió hacia el Parlamento local, tal como había hecho el domingo pasado.
En esta nueva enorme demostración de fuerza, que casi duplica en cantidad a la marcha récord de la semana pasada, los manifestantes cantaron “¡Desechen esa maldita ley!”, pidiendo además la renuncia de la jefa del poder ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, quien el sábado anunció la suspensión del controvertido proyecto de ley.
Según sus detractores, el proyecto de ley colocaría a la población de la excolonia británica a merced del sistema judicial de China, opaco y bajo influencia del Partido Comunista. Los círculos empresariales temen que la reforma perjudique la imagen internacional de Hong Kong y su atractivo como centro financiero.
Acusada de autoritarismo, Carrie Lam tuvo que pedir disculpas este domingo, y reconoció que “deficiencias en la labor del gobierno llevaron a muchos conflictos y disputas en la sociedad de Hong Kong y decepcionaron y angustiaron a muchos ciudadanos”.
El miércoles, Hong Kong fue escenario de la más violenta represión desde el retorno de este territorio a China, en 1997. Una manifestación de unas decenas de miles de personas fue dispersada por la policía con granadas de gases lacrimógenos y balas de goma.
Lam justificó la represión alegando actos de violencia por parte de manifestantes, pero la oposición afirma que se trató de una ínfima minoría en el conjunto de las protestas, que en su mayor parte fueron pacíficas.
“Policía de Hong Kong, debes protegernos, no dispararnos”, se leía en una pancarta.
Liberación de célebre militante
En este segundo domingo de protestas, se anunció por otra parte la liberación, el lunes, de Joshua Wong, líder de la “revolución de los paraguas” cinco años atrás, que pidió en vano la elección del jefe de gobierno por sufragio universal.
En un comunicado, su partido, Demosisto, del cual es cofundador, señaló que el joven de 22 años será liberado del instituto correccional Lai Chi Kok el lunes por la mañana.
Aunque las protestas fueron desatadas por el proyecto de ley sobre extradiciones, las manifestaciones expresan también un resentimiento de la población de Hong Kong hacia Carrie Lam y China.
Lam, quien recientemente calificó a los manifestantes de “revoltosos”, no ayudó con sus declaraciones.
“Personalmente creo que ya no puede gobernar Hong Kong, ha perdido a la opinión pública”, afirmó Dave Wong, un manifestante de 38 años y que trabaja en finanzas.
Para los analistas, las manifestaciones y la presión sobre Lam continuará.
“Los grupos pro-democracia no van a detenerse allí. Desean aprovechar la dinámica contra Carrie Lam”, dijo a AFP el analista Willy Lam. “Desean continuar con la presión y mantener el impulso”.
Nombrada al frente del poder ejecutivo local por una comisión formada en su mayoría por personas leales a China, Lam afirmó que la ley sobre extradiciones era necesaria para evitar que el centro financiero asiático se transforme en refugio para criminales.
Además, admitió que su administración había subestimado el rechazo popular a la medida.
La oposición del proyecto de ley reúne a abogados, organizaciones jurídicas, líderes empresariales, cámaras de comercio, periodistas y diplomáticos occidentales.
En virtud del principio de “un país, dos sistemas”, la ex colonia británica continúa disfrutando de libertades poco comunes en el resto del país, 22 años después de la restitución del territorio a China.
Pero en años recientes se multiplicaron los problemas, después de la desaparición de personas que posteriormente reaparecieron en China y a disposición de la justicia.
La suspensión, pero no la retirada definitiva, de este proyecto de ley es una rara concesión de parte del gobierno de Hong Kong.
En China, los medios del Estados y las redes sociales guardaron silencio sobre la protesta, sin mencionar tampoco la marcha atrás del gobierno de Hong Kong.
En Washington, el presidente estadounidense Donald Trump afirmó que tiene la intención de hablar sobre las manifestaciones en Hong Kong con su homólogo chino Xi Jinping durante la cumbre del G20 a fines de junio en Japón, según el secretario de Estado, Mike Pompeo.