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El comienzo de Enero Autónomo

11.01.04

Ronda de Presentación.
por Prensa • Friday January 09, 2004 at 07:47 AM

Por fin se abre este enero que busca ser autónomo y que acarrea hasta aquí muchas tareas realizadas, mucho esfuerzo, mucha difícil coordinación, largas jornadas de pensamiento y toda la carga de esperanzas que, quien más quien menos, todos hemos puesto en esta actividad.

Ronda de Presentación.
Viernes 9 de enero del 2004, por Prensa

Por fin se abre este enero que busca ser autónomo y que acarrea hasta aquí muchas tareas realizadas, mucho esfuerzo, mucha difícil coordinación, largas jornadas de pensamiento y toda la carga de esperanzas que, quien más quien menos, todos hemos puesto en esta actividad.

Que, en estos tiempos críticos acerca de las representaciones, el inicio sea una ronda de presentación no parece mala idea. De hecho, los que aquí se han reunido comparten, entre otros criterios, la desconfianza hacia las organizaciones representativas, piramidales, demasiado organizadas. Entonces, que los eneroautonomistas elijan presentarse no es sólo un modo de decir.

Ha transcurrido un largo día de ajustes a un sinfín de detalles, de conocernos, de compartir charlas, comida comunitaria, decisiones. Los que fuimos llegando fuimos haciéndonos el lugarcito desde el que sentirnos parte de todo lo que estaba ocurriendo. Hubo, como era de esperar, mil detalles a último momento, algunas cuestiones que no fueron resueltas a tiempo y quedaron sin resolver, intercambio constante de pareceres, establecimiento de criterios y luego modificación de los mismos ante otra propuesta mejor. Se escuchaba, como en una extraña Babel del sur del conurbano, hablar en inglés, italiano, portugués y hasta sueco, y todas las dificultades se iban resolviendo con una rara mezcla de buena onda y ganas de hacer algo colectivamente. Para lo cual, está claro, no servía ninguna receta individual.

Roca Negra era un hervidero de gente que colocaba, en esa aridez de antiguo establecimiento fabril abandonado, gruesas pinceladas de colores. Los jóvenes, los miembros de los movimientos de trabajadores desocupados, los participantes extranjeros, los artistas. Unos cocinando, otros montando una posta sanitaria, otros haciendo carteles indicadores o tirando cables eléctricos y otros, en fin, charlando y sacándole el jugo a esa experiencia inusual.

Hasta que a las cinco y media de la tarde rompió la percusión de la murga y todo tomó un tono subido de celebración popular. A pleno sol, con el sonido de redoblantes, bombos y platillos, un grupo de jóvenes y chicos bailaba los aires murgueros y planteaba un desafío: a ver si somos capaces de descontraernos, de saltar, de sacudirnos y arrancar así a juntarnos en el enero autonómo. Y luego, como un flautista consumado en el atraer gente y llevarla tras de sí, el grupo murguero fue avanzando hacia el enorme galpón preparado para realizar las actividades mientras todos los demás, aceptando el convite, formamos un cortejo que, a su modo, también bailaba y se contorsionaba al ritmo de los bombos.

Fue un comienzo a toda murga. Y luego se escuchó Radio La Voz Rebelde, una experiencia de radio abierta que saludó a los participantes. Después, apenas unas palabras de bienvenida resaltando los trabajos realizados y los sueños enmarcados en lo que sea posible en estos días. Y las presentaciones. Cada una con el sello del colectivo que la realizó.

Los MTD de Allen, Cipolleti, Solano, Guernica y La Matanza desplegaron una cruda coreografía en dos cuadros: el primero de seres desencontrados, indiferentes unos a otros, aislados; el segundo de un lento encuentro hacia un núcleo común, en el que se hicieron posibles los cantos, las consignas, las voces de lucha.

Sin tiempo para incorporar todo ese mensaje, los sones de un ronco instrumento en contrapunto con voces en canto, fue transmitiendo en lenguas originarias el saludo del Pueblo Nación Mapuche, con el grupo Raíces, el conjunto aymara Waynamarka y la presencia constante de la injusticia centenaria transformada en obstinada defensa de una cultura.

Después las asambleas barriales que se pelean, se trenzan en luchas por los votos y finalmente son capaces de unirse al grito de “¡Qué se vayan todos!”

Y hubo más, un colectivo italiano, una veintena de jóvenes estadounidenses en un baile contra el “monstruo”, los uruguayos con sus “decidoras” feministas, el colectivo de contrainformación integrado por lavaca, el consorcio Software Libre, el Centro Cultural y Social Flores Sud. Hasta un grupito de jóvenes venidos de Suecia y Dinamarca, haciendo eco con “La Comuna” de Mendoza, el Foro Social de Acá (acá es Uruguay) y el colectivo de Educación Popular integrado por miembros del MTD Solano y un equipo de Madres de Plaza de Mayo.

No alcanzó para reflejar la diversidad y el entusiasmo presente en esa apertura. Sí sirvió para dar una medida del desafío asumido: ser capaces de enhebrar creativamente tanta diferencia, sin ahogar ninguna iniciativa, ningún matiz cultural o social, dejando el más amplio espacio para la creación, el encuentro y el enriquecimiento colectivo.

“¡Viva la diferencia! A las 5 de la tarde, la mesa instalada en el umbral de Roca Negra contabilizaba 520 acreditaciones, correspondientes a personas de 16 pueblos del mundo: Argentina, por supuesto, pero también Bélgica, los Estados Unidos, Bolivia, Uruguay, Chile, Brasil, Alemania, Reino Unido, Perú Canadá, Italia, Suecia, Pueblo-nación Mapuche, Dinamarca y Suiza. Las cifras, sin embargo, no dicen nada acerca de este Enero Autónomo que comenzó a tomar forma recién cuando esas personas se convirtieron en un grupo trabajando para compartir ese tiempo y ese espacio. El plato de arroz del mediodía, el arreglo de los galpones, el mate, la charla, el reparto de tareas y el ir y venir de la faena fueron haciendo la mezcla, incipiente y aún tímida, que comenzó a madurar cuando bajo el sol de la tarde asomaron por la puerta del galpón principal lo mejor de este proyecto: los chicos. Bailando y sacudiéndose, fueron los responsables de abrir el Encuentro y llevar a todos los participantes al espacio de la Ronda de Pensamiento Autónomo hasta dejarlos en manos del equipo de educación popular del MTD de Solano.

“Hombro con hombro”, fue la consigna.

Y el grupo se acomodó en prolijo círculo, apoyándose cada uno en el otro hasta ser uno.

“Ahora, la condición: ninguno puede estar al lado de alguien que conoce”.

Y el círculo se mezcló, barajó y dio de nuevo otra luna redonda y cada vez más humana.

“Medio giro a la izquierda”.

Y todos quedaron mirando la espalda de un compañero.

“A masajear los nudos del cuello del que tienen enfrente”.

Y todos comenzaron a frotar, fregar y aliviar las tensiones del de al lado.

“Ahora, giran a la derecha y devuelven el favor”.

Y otra vez la fregada, más intensa y cariñosa, tratando de corresponder fielmente al trato recibido.

“Bueno: ya presentamos los cuerpos. Pero como no somos solamente una espalda, ahora pasaremos a presentar los colectivos que integramos. La idea es esta: reunirse por grupo, país, tarea, afinidad. Cada grupo que se arma tiene cinco minutos para presentar de manera creativa, no usando solo palabras, aquello que hacen y son. Pueden bailar, cantar, hacer mímica o lo que quieran”.

Y así fue.

Los MTDs de Solano, Allen, Guernica y La Matanza eligieron primero caminar cada uno por su lado, desorientados; después juntarse en un único abrazo comunitario y, por último, saltar y cantar la consigna que mejor los define: ” Nos cagaron porque estábamos desorganizados/ con lucha y con paciencia va a nacer la nueva resistencia”.

Chile siguió con dos caras. El pueblo-nación mapuche tocando sus instrumentos y las mujeres del colectivo Escuelas Sembrando Dignidad mostrando sus ganas.

Las asambleas barriales decidieron exponer sus heridas y capacidad de autocrítica, a través de una performance hiper realista: sentarse en círculo, en el piso; votar una moción cualquiera -en contraposición con el ideal consenso- hablar sin escucharse, pelearse sin pelear. Quedó así, didácticamente demostrado, cuál era, en realidad, su lucha cotidiana.

Los colectivos de arte se presentaron bajo el rótulo de La Armada Brancaleone. En pocos minutos, cada uno convirtió su cuerpo en una caricatura entrañable, zurció un desparejo pero a la vez armónico tejido humano y así, unos en cuclillas, otros de pie, aquel agazapado, pero todos finalmente unidos, comenzaron a gritar palabras sin aparente sentido. Luz. Agua. Cuerpo. Autonomía. La única frase fue la final: “¡viva la diferencia!”

El autodenominado grupo Los gringos prefirió mostrar el monstruo. “Es el monstruo imperialista. Somos de diferentes colectivos y lugares de los Estados Unidos, pero todos queremos una cosa: destruirlo”, cerró uno de los participantes, prolijamente traducido, como cada una de las palabras que se dijeron en esta Ronda.

Las mujeres feministas de Uruguay, del colectivo Las decidoras, mostraron su ansias de libertad y sus compatriotas, integrantes del Foro de Acá, la tradición de la canción murguera rioplatense. La Comuna de Mendoza dedicó un coyuyo a los presentes y un segundo grupo de asambleístas, su voluntad de terminar con las fracciones y peleas.

Podría decirse que eso fue todo, pero en realidad fue solo algo de lo mucho que este Enero Autónomo se propone mostrar.

Roca Negra: un lugar en el mundo

Roca Negra tal vez parezca la sede del fin del mundo para el recién llegado. O el escenario final de una guerra, con sus construcciones y sus destrucciones bombardeadas por el tiempo. En realidad se trata de una fábrica metalúrgica abandonada hace tanto tiempo, que ya nadie recuerda cuanto.

Hace dos años, de un modo no necesariamente ortodoxo, la Asociación Madres de Plaza de Mayo logró ocupar el predio. En aquel momento, según recuerda Alberto “Tito” Mayam, los yuyos alcanzaban unos tres metros de altura. Los galpones casi no se veían, y cada paso podía deparar una sorpresa. En el fondo de ese terreno encontraron una. Ahí había una cantidad de individuos de aspecto poco amistoso, dedicados al arte de desarmar camiones y otros vehículos. La percepción de Tito: “Estos eran piratas del asfalto”. Hubo una serie de entredichos en los cuales estos señores intentaron ahuyentar a Mayam quien recuerda su respuesta en esa selva de malezas: “Vos no sos rrocho (traducción: chorro, lunfardo por ladrón), vos sos buchón (traducción, civil que trabaja para la policía como delator y/o testaferro de los negocios de las llamadas fuerzas del orden). Entonces al taquero de tu jefe, lo van a rajar, y si el asunto es con vos, va a ser peor todavía”. Este discurso fue el que logró deponer las armas, literalmente, y Roca Negra comenzó otra historia.

Hay tres grandes galpones que parecen barcos muertos, y en el centro un gran vacío de unos 300 metros de profundidad por unos 200 de ancho. Un vacío de cemento roto, piedras y malezas.

Uno de los galpones, el primero de la izquierda al entrar, es el que utiliza el MTD de Solano. Otro es ocupado por un club de trueque que ayudó inicialmente aportando créditos (el “dinero” con el que opera el trueque) para que las Madres les pagasen a quienes intentaban adecentar el lugar. El tercer galpón es abandono puro.

El tramo de entrada al predio ha sufrido una primera mutación. De ser un lugar apto para toda clase de malezas, reptiles y roedores (un canto a la biodiversidad, por así decir) ha pasado a ser una de las huertas que el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Solano cultiva para sus comedores populares.

El primero de los galpones, entrando a la izquierda, es donde ha venido funcionando la Ronda de Pensamiento Autónomo los primeros sábados de cada mes. Gracias al arte de varios integrantes de los MTD, ahora el abandono se ha transformado en colorido puro. Varios miembros de esa agrupación anduvieron estos días convertidos en paletas humanas, con el cuerpo, la cara y el cabello cruzados de manchones y pinturas rebeldes, mientras iban pintando las paredes, trepando escaleras, y diseñando imágenes y palabras. Por ejemplo:

· “La rebeldía nos dará la mejor de las cosechas - 10 años de insurrección zapatista” dice, junto a un dibujo de un militar con anteojos oscuros sacudido por una niña.

· “No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy”.

· Hay un dibujo en el que la muerte es un esqueleto que siembra transgénicos. Y la vida está en unas flores y plantas bellas y orgánicas.

· “La libertad sólo es posible para quienes la labran” se lee junto a un dibujo de gente haciendo agricultura.

· “Principios: Horizontalidad, Autonomía, Democracia directa, Lucha”. Entre las palabras MTD y Solano, en este cartel se lee con las mayores mayúsculas otra idea a veces escasa: “Libertad”.

· “Amamos la libertad. Odiamos a quien la quita”.

· “Ni un paso atrás” dice el cartel ilustrado con el clásico pañuelo de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo.

· Un gran mural tiene imágenes de Darío Santillán, Maxi Kosteki y el Che Guevara. Hay una murga, guitarras junto a un fogón, gomas quemadas y una marcha piquetera.

· “Yo en patas y hambreado soy la violencia. Y ellos armados hablan de paz”.

Allí funciona la cocina del Enero Autónomo. Eso también ha quedado a cargo de los MTD. El primer día hubo unas ensaladas asombrosas a un precio también asombroso, por lo bajo. Y antes de que empezara formalmente el Enero Autónomo, ya había unos 20 norteamericanos compartiendo la comida, bolivianos del Movimiento AutónomoTinku, brasileños, uruguayos del Foro de Acá, mapuches chilenos. Estos últimos pintaron también su pared:

· “Sólo la historia nos juzgará. No la justicia de un Estado opresor. Territorio, Justicia, Autonomía. Pueblo Nación Mapuche, Newentuain Marriciwev!!” (Con fuerza, diez veces venceremos).

En la pared opuesta, Ramiro, del Movimiento Autónomo Tinku, colgó un pequeño calendario 2004 realizado por la Federación de Trabajadores Fabriles de Cochabamba, con varios postulados.

1) Servir y no servirse.

2) Representar y no suplantar.

3) Construir y no destruir.

4) Mandar obedeciendo (”para estar al frente de una organización del pueblo hay que seguir el mando del pueblo”).

5) Proponer y no imponer (”proponer palabras y pensamientos para que se escuchen en la mente y el corazón. Dejar que la razón y el entendimiento se escuchen como base de las propuestas”).

6) Convencer y no vencer.

7) Bajar y no subir (”las comunidades y sus luchas se construyen de la base para arriba, y no desde las cúpulas”).

El piso de todo este galpón es de cemento. El techo tiene chapas en algunos lugares, y simples agujeros que nadie ha podido arreglar y que -debe reconocerse- colaboran para que las cosas sean más ventiladas en el verano porteño.

Un sector se llama “Territorio”, zona para reuniones y juegos para los niños. Sobre él está “Dignidad Arriba”. También en la primera planta está “Las conejeras” (en Roca Negra hay crianza de conejos, para consumo interno del MTD).

Por allí pulularon también varios organizadores del Encuentro instalando cables de electricidad, y recomponiendo el flujo de agua potable. Roca Negra se estaba muriendo de sed y oscuridad, entre otras cosas. Estos señores tuvieron un comportamiento de magos, y lograron ponerle luz a la situación. Pero ni siquiera los magos de oficio lograrán descubrir cómo hicieron estos hechiceros para que en Roca Negra haya agua.

El gran parque de basura, pastizales y piedras fue poco a poco emprolijándose gracias a la actividad de decenas de integrantes del MTD y de la Ronda de Pensamiento. Entre estos últimos hubo inesperados portadores de picos y palas, y otros que a mano arrancaban yuyos. Según algunos testimonios, varias espaldas no olvidarán ese fugaz paso por el trabajo físico.

El Enero Autónomo se sobrepuso con escobas, palas, carretillas y fósforos. La basura se fue quitando o quemando, según el caso. El gran galpón del fondo, de unos 200 metros de largo por 50 de ancho fue sometido a lo que los burócratas municipales llamarían alumbrado, barrido y limpieza, y ahora puede albergar a la “ronda grande” de cada día. Y los puestos de los movimientos que trajeron sus productos.

Conviene visitarlo, pero hay recomendaciones útiles. El MTD de La Matanza vende remeras impresas del Enero Autónomo, otras estampadas, bolsos que dicen “Amor y Autonomía” o “Tierra, trabajo y libertad”. También hay puestos del MTD de Solano, con sandalias de cuero de alta calidad y remeras que dicen “Amamos la libertad” o que reiteran los postulados de horizontalidad, lucha, autonomía y democracia directa. Un puesto es de La Fogata, con ejemplares impresos y también libros como Hombres y mujeres del PRT ERP (de Luis Mattini) y Detrás de la mirilla obra colectiva de quienes fueron presos políticos en el penal de Coronda.

El MTD de Allen trajo aperitivos, toda clase de dulces y mermeladas; los mapuches tienen aros, collares, llaveros, instrumentos (es posible que se trate de la oferta más sofisticada del Enero Autónomo). Y esto por nombrar sólo un puñado de movimientos.

El galpón de la derecha fue bautizado El estado de las cosas, recordando la película de Wim Wenders. La mayor atracción es un auto mutilado y quemado, depositado en una especie de jaula: cada quien es libre de interpretar el significado de esa metáfora involuntaria que los señores de Roca Negra deberían ofrecer a alguna galería de arte vanguardista.

Debe decirse que Ramón, de Solano, apenas leyó “El estado…” polemizó: “Ah, no, al Estado hay que destruirlo”. El galpón, en realidad, no necesita más de lo mismo.

Enero Autónomo resolvió que El estado de las cosas sirva para actividades, rondas y proyecciones. Ahí anduvieron trepando por hierros instalando ochenta metros de cable de electricidad, para que el estado de las cosas sea otro.

Una de las pocas cosas que no están rotas en Roca Negra es el cielo. El dato se percibe mejor aún durante la noche.

Y no están rotas las personas que han generado en segundos un clima de alegría y fraternidad que conviene disfrutar, antes de empezar a añorarlo.

Tampoco están rotas las esperanzas, según lo que se percibe en el tono de las conversaciones e intercambios. Los días irán mostrando el contenido de esa esperanza.

Tal es el misterioso continente del Enero Autónomo. Roca Negra no es la sede del fin del mundo. Tampoco es el lugar donde todo comienza.

Pero cientos de mujeres y hombres (el primer día se agotaron las 500 credenciales previstas, y hasta los alfileres de gancho para prenderlas a cada participante) parecen decididos a ocupar ese espacio que desmiente a la resignación, y desmaleza a la impotencia. Cuatro días de vida, palabras y acciones dirán cómo ese continente llamado Roca Negra, va encontrando su contenido. Y cuál es su lugar en el mundo

Entrar al Enero Autónomo era así

Entrar al Enero Autónomo ayer era así: un cartel gigante con el pañuelo de las Viejas y el nombre”Roca Negra” te decía que habías llegado. Ahí veías un campo vallado, con tres edificaciones tipo galpón, y con gente andando por todas partes, como paseando, bajo el sol intenso y el calor de una mañana del verano porteño.

Ni bien pasabas la entrada te abarajaban y te daban tarjeta identificatoria, le ponían un toque de un color: “La limpieza es entre todos, cuando haga falta te vamos a llamar por el color”, te decían. Una contribución te habilitaba para desayunos, almuerzos, meriendas, cenas y acampe. Te daban los datos básicos y te mandabas para el campito. Los folletos te daban el fixture de las actividades, te ofrecían algunas otras acciones, como la de redactar crónicas, y te advertían: “no drogas, no tabaco, no alcohol, en este lugar, por estos días…”

Ahí salía alguien a recibirte, aunque nadie te conociera; de algún lado caía un mate, y empezabas a mirar a los demás. Todo el primer día era para eso; para llegar, ir arrimándose, andar al garete por entre los que buscaban la sombra o empezar a buscar qué hacer entre los atareados organizadores. Habría alguna actividad de bienvenida entrada la tarde.

Mucha gente…Muchos pibes y pibas, pero también cincuentones y aún algunos mayores. Muchos circulaban, cambiaban de rueda, se acercaban al poster del boliviano, que mostraba las fotos de las últimas luchas, y estaba ahí para compartir las historias. Se oían varios idiomas, había gente pintando murales tanto a la sombra como al sol, nenes que jugaban, que corrían, que te pedían agüita, que dormían un ratito en dos sillas.

Campamentos al sol y dentro de los galpones; en una de las edificaciones, a medio techar, unas mujeres maniobraban ollas enormes calentadas a leña, cucharones y fuentes. Menú caliente y menú frío: quien no había llevado utensilios recibía rápidamente con qué comer, hacía una breve cola y salía a buscar con quién compartir una mesa.

Te miraban la tarjeta: “¿Vos de qué colectivo sos?” Explicabas algo y te tocaba preguntar. La respuestas eran muy variadas: desde gente de los pueblos originarios, que traía su batalla contra la explotación del oro y la expropiación de sus tierras, compañeros de los movimientos de desocupados de muchos puntos del país con sus experiencias y hasta con sus producciones, una profesora de Sociología de Queen, Nueva York, con sus alumnos “gringos”, como ellos mismos se presentaron después, brasileños, uruguayos, chilenos, dos italianos, traductoras para todos los no hispoanoparlantes, okupas santafesinos, suecos que hablaban perfecto castellano, asambleístas, maestros, murgueros que empezaron a ensayar temprano los saltos y los repiques…

Quien tenía una actividad a cargo era derivado al responsable del tema, que le mostraba los lugares posibles, a elegir. Más tarde, cuando empezaron los anuncios, todos con traducción simultánea al inglés, se pidió que cada cual anotara en un cartel en la entrada qué lugar elegía para trabajar. “El agua=Materia sensible” decían carteles por todas partes. Cómo no: la traductora de inglés repitió unas ocho veces, con traducción simultánea a la castilla, las instrucciones para los baños y el agua potable. No fuera cosa.

En uno de los galpones estaba funcionando un Club del Trueque. Mucha gente, montones de mesas, bastante movimiento. Te dejaban entrar, te contaban la historia, te pasaban versiones conspirativas sobre “cuando cayó la Red”.

A una hora se fueron, y hubo que arreglar. Ahí empezabas a juntar les mesas en un gran círculo contra las paredes, otros a barrer, y una mesa gigantesca de hierro fundido necesitó de la articulación de varios movimientos nacionales y extranjeros para ser movida, pero al “un dos tres” de 30 personas no opuso tanta obcecación como el neoliberalismo. Con el trabajo de muchos, el lugar quedó libre, ordenado y barrido en poco rato.

La murguita empezó a llamar: una murga de nenes, que saltaban entre tímidos y contentos, una murguita parecida a las uruguayas, de rueda y salto, que estaba entrando en calor cuando irrumpió otra murguita pero con trajes, estandarte, redoblante. Un murga histórica, de las murgas porteñas de levita, brillantina y marcha al frente: desmoralización y amontonamiento de la primera, reunión en el medio del espacio con acuerdo de los dos percusionistas, y acción conjunta sin ensayo, compartiendo instrumentos y tratando de pasarse los ritmos. Ahí entrabas al ritmo de la retirada muirguera al gran galpón.

Pero eso es otro precio…

“Cuando hay problemas, salimos todos juntos contra los poderosos. Lo otro sería traicionarnos.”

Entrevista a Ramiro Saravia, integrante del grupo Tinku, de la provincia de Cochabamba, Bolivia, en el marco del Encuentro Enero Autónomo de Argentina. Con una crítica rotunda a la vieja izquierda, Saravia comenta la experiencia de los movimientos sociales de nuevo tipo. Y si bien dice no estar con el MAS ni con el Movimiento Indígena de Quispe, reivindica la coordinación y la unidad. “Cuando llega la guerra, cuando hay enfrentamientos, estamos juntos. Lo otro sería traicionarnos.”

¿Cómo nació Tinku?

Empezó como un movimiento juvenil con cuatro grupos autónomos. Cuando nos juntamos los cuatro nos denominados Tinku, que en idioma quechua aymara quiere decir “Encuentro”, pero un encuentro no sólo intercultural sino también con otros pueblos del mundo. Estamos un poco globalizados, con los movimientos antiglobalización, porque justo nacemos el ‘98, que es un momento en que se da Praga. A partir de eso se da una autoorganización. El problema en Bolivia es que desapareció la izquierda desde hace más de 15 años, entonces desde el ‘85 se aplica la política neoliberal y la izquierda antigua abandona la causa revolucionaria y te dice como Fujuyama que es el fin de la historia. Toda la gente que sufrió la dictadura se fue a la derecha, sobre todo los intelectuales, la clase media, apostaron por el Menem boliviano que es el “Goni” Sánchez de Losada.

Entonces nacemos en una ruptura de la historia, entre lo que fue esta izquierda y lo que empezó a nacer que es la autoorganización. Por eso lo nuestro no es un sindicato ni una federación, sino una autoorganización de jóvenes de barrio como de la ciudad, incluso universitarios.

Cuando llegamos al 2000 se da la guerra del agua, que es un referente histórico, porque derrotamos a una multinacional y le hicimos un boquete al neoliberalismo. Fue la primera victoria en quince años contra ese modelo. La gente perdió el miedo, salió a las calles. Tuvimos durante toda una semana bloqueos en la provincia de Cochabamba. Y esa fue la mejor escuela revolucionaria. Logramos torcerle el brazo al Estado y tuvieron que cambiar la ley que autorizaba la privatización y volver con una ley que respetaba usos y costumbres de los indígenas y de la gente comunitaria de la ciudad.

Así empezamos a recuperar otros recursos hasta la guerra del gas que es por los recursos del hidrocarburo. De ahí empiezan a surgir con más fuerza los movimientos sociales, que estaban apagados desde el 2000, se levantan. Ya no son referentes ni el Partido Comunista ni el Socialista. Entonces, los movimientos sociales son la vanguardia. Sobre todo campesinos e indígenas. Pero en las ciudades como Cochabamba o Los Altos son los barrios, la gente más pobre, que están organizados en juntas vecinales, escolares, etc. Pero ya en la guerra del agua se había dado una unidad en el campo y la ciudad, que se consolida hasta el 2003 y actualmente los movimientos son autónomos a pesar de que algunos son liderados por caudillos como Evo Morales y Felipe Quispe, de la zona aymara. Ambos, si bien armaron partidos, no forman estructuras tradicionales de la vieja izquierda, sino de movimientos. Los campesinos comunarios eligieron en asamblea a sus diputados y concejales que fueron a las elecciones. Y actualmente tienen un dilema, no saben si son movimiento o partido. Son la izquierda, pero son diferentes a la tradicional. Cuando hacen movilizaciones no van con sus banderas de partido, van como movimiento.

También hay movimientos que no estamos con el MAS ni con el Movimiento Indígena Pachacuti, pero coordinamos. No nos preocupa mucho porque en el fondo cuando hay problemas salimos contra los poderosos. Eso, a pesar de que hay liderazgos colectivos y sociales, cuando llega la guerra, cuando hay enfrentamiento, estamos juntos. Lo otro sería traicionarnos.

Esta crisis del Estado neoliberal tiene que resolverse en no más de dos años, porque la gente no va a estar saliendo siempre a las calles, entonces hay la necesidad de que todo esto no sea canalizado por la derecha o por un golpe militar. Ahí la fuerte discusión que se ha iniciado en diciembre para hacer las propuestas de cambios y de leyes, han surgido diferencias en las concepciones de los distintos movimientos. Pero es una época de plantear propuestas.

Ahora se habla de tres salidas: 1) La golpista conservadora, desde las fuerzas más reaccionarias, en Santa Cruz la empresa agroindustrial, su plan es descabezar a los movimientos. El anterior gobierno pensaba matar 500 e irse a Santa Cruz para cambiar de gobierno. Mataron 50 y por eso lo sacaron rajando. Esta sería la peor salida porque sería un retroceso de 20 años: un neoliberalismo dictatorial. 2) La otra salida es la insurreccional, y ahí es la discusión de que solos no podemos, tenemos que tener un sector militar patriota. Nos hemos dado tareas de charlar con algunos, aprovechando que si bien existe un sector pro trasnacionales, también hay un sector patriota. Hay esperanzas de que este último sector apoye una insurrección popular. Porque históricamente los militares han defendido y nacionalizado el gas. 3) Y la otra es la actual, la salida reformista. En ésta hay dos caminos: la del gobierno actual que plantea un reformismo conservador, que nos da la asamblea constituyente, llamado a referéndum, la reforma de la ley, es decir parches; y otra que sería una reforma más revolucionaria, no las reformas desde el gobierno, sino desde los movimientos sociales. El tema es que los movimientos sociales no están logrando articular las propuestas, porque si no las hacemos, las hace el gobierno. Nosotros tenemos la fuerza, pero necesitamos hacer propuestas, como en la guerra del agua, que propusimos la nueva ley.

¿Tinku nace allí?

Tinku nace en el ‘98, pero nos conocieron en esa guerra, ahí nos confían los movimientos más grandes porque estuvimos en las barricadas y las trincheras. Desde ahí tenemos muy buena relación con los cocaleros y los obreros. Como nosotros estamos en la ciudad, cuando viene una acción de ellos, nosotros hacemos el apoyo logístico. Allí hay una sola Central Obrera, la COB, y están a punto de afiliarnos, a pesar de que son muy obreristas.

¿El componente social de Tinku es variado?

Sí, es múltiple, encuentras desde desocupados hasta estudiantes, jóvenes, mujeres. Es como un polo de atracción porque hemos logrado autogestionar una oficina, un taller y hacemos trabajo de base fundamentalmente, apoyo con niños, jóvenes, biblioteca, trabajo más social y político, pero no partidario, sino con la línea de los movimientos sociales, que también tienen intelectuales que producen y hay mucha riqueza en ese sentido. Los indígenas se están autogobernando por primera vez en la historia.

¿Cuesta mucho tener una propuesta en común entre los movimientos?

Claro, porque los indígenas tienen muchas diferencias, debido a que son varias culturas. Hay unas 30 en la selva, que es otro país. Pero si bien hay muchos movimientos todos tienen poder de convocatoria. En momentos determinados hay un enemigo común, entonces no hay enfrentamiento. Pero lo que hace daño a veces es el caudillismo. Pero eso se entiende porque hay una tradición histórica del caudillaje. Ahora hay como cinco: está el más fuerte, del Alto, Juan de la Cruz; está Jaime Solares, de la COB; Oscar Olivera, de la Coordinadora del Gas; y están Quispe y Morales, ambos con su proyecto de partido parlamentario.

Estos líderes mediáticos que salieron, ¿tienen que ver con el cacicazgo dentro de las comunidades?

No, lo que pasa es que ellos hacen la coordinación por las necesidades de la representación, son diputados, es decir tienen ya otras funciones. No quiere decir que no estén con las bases. Las peleas entre los líderes no son por asuntos ideológicos sino por “celos”, en las bases hay la unidad. Sólo se fija en las elecciones, pero después vuelve a sus movimientos y sigue bloqueando. Es circunstancial.

¿La organización política de los movimientos tiene muchos elementos de la filosofía indígena.?

. Y de la izquierda.

¿. Y eso lo trabajan como que a futuro puede ser la organización política de Bolivia?

Sí, porque ya no se pueden hacer copias made in Unión Soviética ni Cuba, con el respeto que tenemos por las revoluciones. El tema en Bolivia es que la propuesta de nueva sociedad primero tiene que partir de los movimientos sociales, cuyos orígenes son mestizos o indígenas. Entonces, sus elementos comunitarios, de relación personal, diario, son indígenas, o sea, es muy fuerte, así que ya se está teorizando para un cambio de sociedad. Pero también te ayudan los elementos libertarios o marxistas, que tampoco no hay nada puro, que pueden contribuir a un mejor análisis del capitalismo. Lo otro te sirve para lo étnico. Históricamente, la izquierda nunca le dio bola a lo étnico, era ignorante, porque más sabía de la Unión Soviética.

¿Cómo trabajan la educación en los movimientos?

Nosotros somos jóvenes de barrios o de la universidad, no necesariamente formados políticamente, sino grupos que hacen algo en el barrio. Empezamos a agruparnos y fue en la lucha la autoeducación, el hecho de visitar comunidades indígenas, contactarnos con los sectores obreros politizados, la gente fue descubriendo quién era Marx, quién era Bakunin, porque aún se habla de eso. Pero no fue algo doctrinario. Además que hay una pereza intelectual y a los chicos más le interesa la acción. Aunque la acción en abril fue la mejor escuela. Ahí hubo socialismo porque todo era para todos. Era como un milagro que todos compartiéramos todo. Todos eran solidarios, traían la comida para las barricadas, todos eran compañeros. Y ahí dijimos es posible, y la gente creyó. Y los más marginales fueron la vanguardia. La gente, si bien no lo ha teorizado tanto, se ha dado cuenta de que puede ser la protagonista de la historia. Y recién se está planteando, en base a la experiencia de las comunidades indígenas, cómo construir una nueva sociedad.

En busca de redes

Jonathan Everhart, integrante del Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios de Washington, Estados Unidos, asiste a este Encuentro Internacional de manera individual pero con objetivos muy claros: su interés por participar del Enero Autónomo radica en conocer nuevas experiencias de organización política para poder transmitírselas a sus compañeros de trabajo.

Según Jonathan: “mi intención es llevar nuevas formas de organizarse y así poder formar una organización para que los trabajadores tengan voz y puedan luchar. Mis compañeros de trabajo no tienen un sindicato ni organismos que realmente los representen. Si bien mi proyecto es mínimo en este momento, mi idea es que si la gente empieza a organizarse y toma el poder de su organización, ahí se puede empezar a hablar con otros trabajadores y otras organizaciones e ir formando redes que favorezcan extender el cambio”

Además, el compañero nos comentó cuál es el panorama sindical en Estados Unidos: “los sindicatos, en su mayoría, están ligados a los partidos políticos, al gobierno o están aliados con los jefes, y no tienen verdadera fuerza de cambio. Los sindicatos con poder de movilización son de fuerte ideología conservadora”. (Cualquier semejanza con la realidad Argentina, no es mera coincidencia)

Participan en la red de distribución el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Solano (MTD-Solano), Clacso, La Retaguardia, Intergaláktica, Argenpress, Anred, Agencia Walsh, Pacificar, Proyecto Conosur, Hipatia, Indymedia, Centro Social y Cultural Flores Sur, Red Eco, Páginadigital, La fogata, lavaca.

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