México D.F. Miércoles 14 de enero de 2004
Temerosos ante las amenazas, los pobladores insistirán en la salida de las tropas
El Ejército no se retirará del ejido Emiliano Zapata, advierten militares
Si insisten en su exigencia instalarán más posiciones castrenses y policiacas, aseguran
San Cristobal de las Casas, Chis., 13 de enero. En respuesta a las exigencias de la población de que se retire la base militar del ejido Emiliano Zapata (municipio de Tila), mandos del Ejército federal y de la Policía Judicial del estado aseguraron a los indígenas que no se retirarán de ahí ni el agrupamiento García ni el agrupamiento Beltrán, y que si insisten en su exigencia se instalarán más posiciones militares y policiacas.
De acuerdo con una notificación de la Red de Defensores Comunitarios por los Derechos Humanos, ayer, 12 de enero, aproximadamente a las 11 de la mañana llegaron a la comunidad dos vehículos Hummer del Ejército, una patrulla de la Policía Sectorial y otra de la Agencia Estatal de Investigaciones. “Los policías y militares, que no quisieron identificarse por su nombres, eran encabezados por quienes dijeron ser el teniente de la Base de Operaciones (BO) y el comandante del cuartel general de Tuxtla Gutiérrez, y pidieron hablar con las autoridades del ejido.”
Una vez que estuvieron ante las autoridades, “les dijeron que los militares no van a salir del predio, que no deben continuar con sus manifestaciones porque de lo contrario se instalarán dos o tres campamentos más, y lo harán en cualquier lugar”.
Los defensores comunitarios señalan que los habitantes de Emiliano Zapata están “preocupados y temerosos ante lo que consideran una amenaza del Ejército”, pero han manifestado que, “aun con las amenazas”, no desistirán de reclamar el retiro de los militares de su comunidad y del predio que ocupan, y que volverán nuevamente, el próximo 22 de enero, a manifestarse frente a las instalaciones castrenses.
La Red de Defensores Comunitarios expresa su preocupación por las consecuencias que este conflicto podría generar, “ante la cerrazón del Ejército federal por continuar ocupando un predio que no le pertenece y en una comunidad cuyos habitantes le rechazan”. A 10 años de iniciado el conflicto en Chiapas, “se encuentra ampliamente documentado que la presencia del Ejército en las comunidades ha resultado perjudicial para las mismas, puesto que ha creado divisiones entre los habitantes, trastoca la vida comunitaria, atenta contra la cultura y presenta fenómenos sociales como el alcoholismo, la drogadicción y la prostitución”.
Dado “el profundo daño que la presencia del Ejército federal provoca en el tejido social comunitario, en las comunidades en general, y en particular en Emiliano Zapata”, la red solicita a la sociedad civil nacional e internacional que se pronuncie por la salida de las tropas federales de dicha comunidad, enviando cartas a los diarios de circulación nacional, con copia a la red.
Los soldados llegaron hace ocho años
El 7 de septiembre de 1995 efectivos del Ejército federal entraron en la comunidad Emiliano Zapata y establecieron un campamento militar, ocupando un terreno de aproximadamente 5 mil metros cuadrados, sin el consentimiento del ejido. Desde ese mismo día los pobladores de Emiliano Zapata han estado inconformes con la presencia del campamento, por lo que el 29 de mayo y el 13 de junio de 2003 denunciaron la presencia de la Base de Operaciones y exigieron el retiro de sus tierras ante la Secretaría de Gobierno (oficios números 001/2003 y 003/2003).
Como reportó La Jornada, este 8 de enero la población de Emiliano Zapata se manifestó ante la puerta de acceso de la Base de Operaciones -protegida por una cerca de alambre de púas y unos 20 policías militares, pertenecientes al 31 regimiento de infantería de la 39 Zona Militar- para exigir su salida de la comunidad. Por acuerdo de la asamblea ejidal, los campesinos dieron a las tropas federales dos semanas para cumplir la exigencia; el plazo se cumplirá el próximo día 22.
En dicha manifestación pacífica, el comisariado Francisco Díaz Méndez, acompañado por Oscar Peñate Arcos, presidente del comité de vigilancia, y todas las autoridades ejidales, así como varias decenas de habitantes, señaló las consecuencias perjudiciales de la presencia del Ejército en su comunidad, como consta en el acta de asamblea del 23 de diciembre de 2003, entregada en dicha base militar:
“Cuando ya se habían posesionado en nuestro ejido, los elementos del Ejército federal comenzaron a pasar a las casas particulares para buscar mujeres; además, se ha visto que los elementos del Ejército fuman mariguana en el puente que se encuentra como a 150 metros de la comunidad; muchos de los habitantes se han dado cuenta. A algunos niños les han dado mariguana y los obligan a tener relaciones sexuales con las prostitutas que llegan en la Base de Operaciones. En la comunidad no existía la venta de bebidas embriagantes, pero desde que la BO llegó, esto ha proliferado.
“En las parcelas de algunos ejidatarios, los elementos del Ejército federal han entrado sin permiso a trozar madera. Los habitantes del ejido manifestaron que los militares tiran sus basuras en cualquier parte y que son cosas que nunca habían visto. También dijeron que un niño resultó con una herida en la frente cuando elementos del Ejército lo aventaron del Hummer donde viajaban; de esto dieron parte al coronel que se encuentra en Limar, y éste se comprometió a que pagaría los daños, pero hasta hoy no se tiene respuesta.”
Luego de referir que los días 13 y 17 de mayo, y 27 de noviembre de 2003, se han escuchado disparos sobre la comunidad, y que eso “ha asustado a los niños y a las mujeres”, determina que “es muy evidente que la presencia de la BO ha ocasionado división en nuestro ejido”.
Por estas razones, los habitantes de Emiliano Zapata decidieron reanudar la lucha para sacar al Ejército de su comunidad y defender su derecho a “vivir tranquilos, sin que nadie nos moleste”. En la misma acta manifestaron: “Ya estamos cansados de los actos que realiza el Ejército federal en la BO que se encuentra en nuestro ejido, que más que paz nos han traído división”. Como recordará el lector, al cabo de dicha manifestación, hace una semana, mujeres de la organización Paz y Justicia, protegidas por varios hombres, agredieron con palos y piedras a los ejidatarios inconformes, a los observadores civiles y a los reporteros presentes.
Por último, la asamblea ejidal asienta: “Nosotros solos podemos cuidarnos de acuerdo a nuestras costumbres y tradiciones”, y notifica que, “debido a la falta de tierras que enfrentan muchas familias en nuestro ejido, se acuerda repartir las tierras donde permanece la BO, para que ahí se construyan viviendas”.