El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha roto el cerco de sus territorios y ahora amplía su zona de control. Los acuerdos de paz donde se establecían las zonas de control de este grupo parece que ya no se respetarán. Pero además, varios de estos territorios son determinantes para la construcción, por ejemplo, del Tren Maya.
El EZLN reaparece con fuerza
Bibiana Belsasso
La Razón
21 agosto, 2019 12:15 am
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha roto el cerco de sus territorios y ahora amplía su zona de control. Los acuerdos de paz donde se establecían las zonas de control de este grupo parece que ya no se respetarán. Pero además, varios de estos territorios son determinantes para la construcción, por ejemplo, del Tren Maya.
Han ampliado la zona bajo su influencia en Chiapas, vulnerando acuerdos de paz de casi dos décadas. El grupo armado informó que a sus 27 municipios autónomos y cinco caracoles agregó 11 territorios, para un total de 43 áreas rebeldes. El EZLN afirma que esta expansión de su influencia en territorio chiapaneco empezó en octubre de 2016. Los municipios constitucionales de Chiapas con nuevas zonas zapatistas son Ocosingo, San Cristóbal de las Casas, Chilón, Tila, Amatenango del Valle, Motozintla y Chicomuselo. Es un desafío directo al Gobierno federal, primero por la propia ruptura del llamado cerco; segundo, porque en esas zonas se desarrollan varios de los programas planteados por el Presidente, desde el Tren Maya hasta la reforestación.
Que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional esté buscando mayor peso en comunidades no es una buena noticia para el Gobierno federal. Desde hace años se han dado roces entre el entonces candidato a la Presidencia, ahora Primer Mandatario, Andrés Manuel López Obrador y el EZLN.
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En 2016, las hostilidades llegaron cuando se supo que el EZLN contemplaba la idea de lanzar una candidatura indígena a la Presidencia.
El Presidente López Obrador no lo vio con buenos ojos y criticó que en las dos elecciones pasadas llamaron a no votar, pero matizó indicando que estaban en su derecho de contender.
Tiempo después, López Obrador trataría de ganar puntos con los zapatistas, al darse a conocer que la aspirante independiente indígena, María de Jesús Patricio, Marichuy, no alcanzó las firmas necesarias para lograr su candidatura. Entonces el tres veces candidato presidencial pidió que se le incluyera en la boleta electoral.
Aun así, la relación continuó siendo álgida, pues incluso con la candidata independiente fuera de la contienda, el Consejo Nacional Indígena (CNI), organización ligada al EZLN, decidió que no apoyarían a López Obrador en la elección del 1 de julio.
Ésa fue sólo la primera de varias negativas hacia el Presidente de México. En mayo de 2018, el padre Alejandro Solalinde invitó vía telefónica a Marichuy y al CNI a unirse a la campaña de López Obrador, pero su invitación fue rechazada.
El Presidente López Obrador hoy es un mandatario muy poderoso, aun así, confrontarse con el EZLN puede ser complicado, así que esta semana les dio la bienvenida a los 11 nuevos pueblos autónomos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, mejor conocidos como Caracoles.
“No necesitamos permiso para ser libres”
Antes Subcomandante Marcos y hoy Galeano, con el escritor Juan Villoro, durante el conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?”, en San Cristóbal de las Casas, en 2018. Foto: Cuartoscuro
“Aprovecho también para decir, porque ayer hubo un comunicado del zapatismo diciendo que van a ampliarse, que van a crear más municipios autónomos. Bienvenidos, adelante, porque esto significa trabajar en beneficio de las comunidades y de los pueblos, lo único que no queremos es la violencia”, expresó durante la conferencia de prensa matutina.
Sin embargo, les pidió que no haya violencia en estos nuevos municipios autónomos y se trabaje por el bien de las comunidades.
La historia de las rupturas del EZLN y su expansión, más allá de los acuerdos de paz, no es algo nuevo en absoluto. Desde hace años, casi todos los presidentes han tenido que lograr acuerdos con el movimiento zapatista.
Los orígenes del EZLN se remontan a los primeros años de la década de 1980. El grupo nació del movimiento guerrillero-político de las Fuerzas de Liberación Nacional, que data de finales de los años 60.
Pero hace 25 años, el 1 de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional salió a la luz y sacudió a todo el país desde la Selva Lacandona, en Chiapas. Y el gobierno del presidente Salinas, que estaba en la cúspide, empezó a tener complicaciones gravísimas.
Fue así como de forma sorpresiva y sin declaración previa, y el mismo día que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), el movimiento zapatista lanzó la Primera Declaración de la Selva Lacandona, en la que señalaban que no dejarían de “pelear hasta lograr el cumplimiento de estas demandas básicas de nuestro pueblo, formando un gobierno de nuestro país libre y democrático”.
En un inicio, el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari se negó a reconocer al EZLN, por lo que intentó desacreditar y desarticular al movimiento zapatista y sus demandas. Inició una ofensiva contra los “transgresores de la ley”, en la cual, incluso, negaba que el EZLN tuviera una raíz indígena y señalaba la participación de intereses extranjeros.
En esos días, los zapatistas tomaron las cabeceras municipales de San Cristóbal de las Casas, Ocosingo, Las Margaritas, Altamirano, Chanal, Oxchuc y Huixtán.
La respuesta militar contra el EZLN duró 12 días, pero el presidente Carlos Salinas de Gortari ordenó al Ejército el cese al fuego, sobre todo por la presión de la sociedad civil, medios y opinión pública nacional e internacional, y designó a Manuel Camacho Solís como comisario para la Paz y la Reconciliación en Chiapas, con la tarea de iniciar un diálogo con el EZLN.
Por su parte, el EZLN propuso al obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruíz García, como intermediario entre el Gobierno y su causa.
En el sexenio de Ernesto Zedillo, en enero de 1995, también se tuvo que llegar a un acuerdo. Tras meses de diálogos y acercamientos, en febrero de 1996 surgieron los Tratados de San Andrés Larráinzar, y se firmó el primer documento sobre derechos indígenas; en éste, el Gobierno federal se comprometía a reconocer en la Constitución el derecho a la autonomía de los pueblos indígenas.
Para 2005, el EZLN rompió con la intelectualidad de izquierda, incluidos el PRD y su precandidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Hoy, parece que buscan acuerdos. Una movilización intensa del EZLN podría complicar la gobernabilidad en esa zona del país.
Y aunque no esté el Subcomandante Marcos, quien fue el vocero y jefe militar del movimiento por 20 años, hoy está al frente el Subcomandante Galeano, quien afirma que la expansión de su influencia en territorio chiapaneco empezó en octubre de 2016