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Los “cordones de la muerte” y el miedo de la dictadura al poder de los trabajadores

La Haine :: 12.09.19

El surgimiento de los cordones industriales y la alianza obrera y popular abría una perspectiva de “doble poder” que pudo poner en jaque el régimen de los capitalistas. Esta experiencia de los sectores mas avanzados de la clase trabajadora excedía al gobierno de la UP y mostraba los límites de la estrategia del “frente popular”.
La denominada “vía pacifica al socialismo” estuvo basada en un intento de alianza de colaboración de clases entre las organizaciones obreras y partidos empresariales menores como el partido radical.

11/09/2019 :: Chile
Los “cordones de la muerte” y el miedo de la dictadura al poder de los trabajadores
x Alejandra Valderrama
El 11-S de 1973, los militares iniciaron las redadas salvajes en los Cordones Industriales, donde la clase obrera se organizaba y armaba

Los “Cordones de la Muerte”, como los llamaba Pinochet. No era una orden asaroza. La fabrica Sumar, Elemental, entre otras fueron sus primeros objetivos. Más del 80% de los detenidos y muchos desaparecidos fueron trabajadores y trabajadoras dirigentes de los Cordones Industriales.

El surgimiento de los cordones industriales y la alianza obrera y popular abría una perspectiva de “doble poder” que pudo poner en jaque el régimen de los capitalistas. Esta experiencia de los sectores mas avanzados de la clase trabajadora excedía al gobierno de la UP y mostraba los límites de la estrategia del “frente popular”.

La denominada “vía pacifica al socialismo” estuvo basada en un intento de alianza de colaboración de clases entre las organizaciones obreras y partidos empresariales menores como el partido radical. Allende llego al gobierno aceptando el Estatuto de Garantías Constitucionales, exigido por la Democracia Cristiana, que buscaba garantizar la legalidad del orden; uno de sus puntos fundamentales se refería a la autonomía de las Fuerzas Armadas, las mismas que apenas tres años después hicieron el golpe de Estado para salvaguardar los intereses de los empresarios nacionales y extranjeros.

Mientras la clase capitalista se preparaba para el golpe, Allende incorporó a los militares al gobierno, para demostrar que la vía chilena al socialismo no significaba una ruptura ni un quiebre radical con el sistema capitalista.

Los obreros de los cordones industriales llamaron a organizarse frente al paro patronal y a extender la organización obrera y popular, formar milicias nucleadas en los cordones [lideradas por el MIR], frente a la ofensiva del empresariado nacional e imperialista.

El rol del imperialismo en la clase dominante

El golpe fue expresión de la influencia del imperialismo en la defensa de los intereses del régimen capitalista Chileno. Con la CIA, que por medio de financiamiento a grupos de extrema derecha como Patria y libertad, el apoyo a sectores conservadores en el ejército como el general Vioux, campañas políticas por medio de “El mercurio” y el boicot económico, buscaron defender el régimen capitalista.

Los intereses del empresariado nacional no se distanciaron de las ordenes de Washington. En este sentido los sectores de la izquierda que promovieron una alianza con el empresariado nacional, chocaron contra los poderes reales del empresariado chileno.

La ofensiva de la burguesía

Frente al proceso de cuestionamiento y ascenso de masas que se vivía en Chile desde la década de los ‘60, el empresariado chileno no dudo en utilizar todos los métodos para cuidar sus intereses. El “respeto a la democracia” fue una herramienta hipócrita que la utilizaban solo a su medida.

En octubre de 1972, la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), junto a los gremios patronales del comercio minorista y la pequeña industria y organizaciones del transporte privado (camioneros y locomoción colectiva) organizaron un paro en contra de la Unidad Popular (UP) con el objetivo de obligar a Allende a renunciar a las reformas o dimitir.

Esta acción fue apoyada por EEUU a través de la CIA, que una vez más contribuyó con financiamiento económico. Mientras tanto, en las calles, el Partido Nacional (máximo referente de la derecha chilena) y grupos de extrema derecha como Patria y Libertad organizaron marchas y cortes de calle contra el Gobierno.

Empezaba la desestabilización, de la cual todos los partidos conservadores fueron parte, incluida la “centrista” Democracia Cristiana (DC). El paro patronal de octubre de 1972 contó con el apoyo directo de la DC, siendo uno de sus mayores impulsores al interior del partid, Patricio Aylwin Azócar, futuro Presidente de Chile en 1990. Consumada la desestabilización, el golpe fue inminente.

La ubicación de vanguardia de la clase trabajadora y un embrión de poder obrero

Frente a este escenario la clase trabajadora cumplió un rol estratégico para buscar enfrentar la ofensiva patronal.

Los Cordones Industriales, “cordones de la muerte”, eran el miedo de Pinochet. Allí se crearon organismos embrionarios de poder obrero, para que frente al desabastecimiento, la inflación y el bloqueo económico, diesen una respuesta desde la organización obrera a las crecientes necesidades de los sectores populares.

Es al calor de la lucha contra la derecha que nace el Cordón Cerrillos, un conjunto de más de 250 fábricas del sector Sur de Santiago, y que frente a la experiencia del paro patronal de Octubre, ven en la auto-organización de los trabajadores y la independencia de los patrones -que han abandonado los lugares de trabajo- una respuesta directa a la crisis abierta. Así hasta mediados de 1973, se habrán creado alrededor de 31 Cordones Industriales en todo el país, perteneciendo 8 de ellos solamente a Santiago.

Será por medio del poder de los cordones industriales, que en conjunto con los Comandos Comunales -comités de coordinación territorial- sirvan como un puente que permita dar solución a la alimentación, la salud, la educación, transporte, etc. Será desde estos organismos donde se formarán comitivas de trabajadores, dedicadas a ayudar a campesinos y trabajadores del sector rural a la apropiación y toma de terrenos, esto sin embargo obstaculizados por la barrera del carácter del estado burgués que aún se mantiene.

Coordinaban fábricas expropiadas bajo gestión de sus trabajadores, conectadas con los barrios populares, para tratar de satisfacer todas las necesidades. Y no sólo organizaban a trabajadores sindicalizados del campo y la ciudad sino también a los sectores marginados: los pobres y desocupados. [Y fue justamente en el Cordón Cerrillos donde, bajo la dirección del MIR, se iniciaron las primeras experiencias de autodefensa obrera].

Estos eran claramente el verdadero enemigo de EEUU y de la oposición, porque cuestionaban abiertamente la propiedad privada.

La Izquierda Diario. Extractado por La Haine.

Texto completo en: https://www.lahaine.org/cB0o


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