Las protestas actuales difieren de las previas en que son más espontáneas, descentralizadas, sin liderazgos y más profundas en su rechazo al orden político.
Oriente Próximo
Al menos 29 muertos en una violenta oleada de protestas antigubernamentales en Irak
FRANCISCO CARRIÓN
El Mundo
Jueves, 3 octubre 2019 - 21:17
Irak, hundida en una crisis perenne, vuelve a verse sacudida por una oleada de protestas alimentada por las denuncias de corrupción, el desempleo y la ausencia de servicios públicos. Al menos 29 personas han muerto en tres jornadas de manifestaciones y enfrentamientos que se han propagado rápidamente por Bagdad y las principales ciudades del sur del país, obligando al Gobierno a decretar el toque de queda en la capital.. Hubo 62 detenidos. En un comunicado, Amnistía Internacional ha reclamado una investigación de la “brutalidad” policial y el uso “innecesario de fuerza letal”.
El amplio despliegue de las fuerzas de seguridad y el toque de queda, en vigor desde las 5.00 de la mañana de este jueves y hasta nueva orden, no han impedido que se registren nuevos choques. El miércoles, los antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos, pelotas de goma, cañones de agua e incluso abrieron fuego para tratar de dispersar a una multitud encolerizada por las promesas incumplidas del Ejecutivo del primer ministro, Adel Abdel Mahdi, elegido hace un año.
Desde la plaza Tahrir de Bagdad, la ira se ha ido extendiendo hacia una docena de provincias iraquíes, de mayoría chií. Ciudades sureñas como Nasiriya, Amara y Hilla también han adoptado el toque de queda impuesto en la capital. Al menos siete personas -seis manifestantes y un policía- perdieron la vida en Nasiriya, a unos 320 kilómetros al sureste de Bagdad, mientras que otras cuatro personas fallecieron en Amara, a unos 300 kilómetros. La virulencia de las marchas -advierten fuentes médicas- podría elevar el balance oficial de víctimas. Los heridos, entretanto, se cuentan por cientos. Hasta 1.000, según precisa un organismo estatal.
La cadena de protestas es la mayor registrada desde septiembre de 2018. En los últimos años, la patria de Sadam Husein ha sido testigo de esporádicas manifestaciones, avivadas por las interrupciones de electricidad en las urbes del sur durante los meses estivales o la ausencia de servicios gubernamentales en aglomeraciones como la de Basora, donde la contaminación del agua ha propagado enfermedades e intoxicado a miles de vecinos. Desde junio, cientos de licenciados se han reunido semanalmente en Bagdad exigiendo empleos. El 75% del país carece de acceso a internet.
Desafío a la élite política
“Las protestas actuales difieren de las previas en que son más espontáneas, descentralizadas, sin liderazgos y más profundas en su rechazo al orden político”, señala a EL MUNDO el analista iraquí Fanar Haddad. “Son una expresión de una ira desnuda contra el sistema político al completo más que una movilización por una serie específica de demandas”, replica el experto. “Hay en juego factores generacionales y de clase en unas protestas conducidas por jóvenes no afiliados a ninguna facción y que han sido privados de sus derechos”.
La contestación callejera ha dejado imágenes de batallas campales en varias ciudades, con las sirenas de las ambulancias abriéndose paso entre los manifestantes. La policía antiterrorista se desplegó ayer en las inmediaciones del aeropuerto de Bagdad para evitar que las protestas llegaran hasta la instalación. En la capital, las mayores protestas tuvieron lugar en los barrios obreros de Ciudad Sadr y Al Amal. Los manifestantes quemaron neumáticos y basura provocando densas columnas de humo sobre la urbe.
En la provincia de Dhi Qar, la multitud llegó a ocupar varios edificios gubernamentales en un desafío hacia una élite política que consideran corrupta y alejada de los problemas diarios de una población castigada por años de violencia sectaria, ataques terroristas y negligencia estatal.
A primera hora de este jueves, una explosión ha golpeado la Zona Verde de Bagdad, donde se ubican, entre otros, la embajada estadounidense y las dependencias gubernamentales iraquíes. “El incidente en la zona internacional está siendo investigado por las fuerzas de seguridad iraquíes”, ha informado la coalición internacional que lidera EEUU contra el IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés). “Nos reservamos el derecho a defendernos. Los ataques contra nuestro personal no serán tolerados”, advierte la nota.
El primer ministro reunió ayer al comité de seguridad nacional; ordenó “moderación” a los uniformados al tratar con la multitud; prometió abrir una investigación para esclarecer el uso de la fuerza que se ha cobrado al menos la vida de una menor; y culpó a “atacantes agresivos” pertrechados de cuchillos y granadas de mano de convertir las manifestaciones en violentas escaramuzas con las fuerzas de seguridad. El ejército se halla en estado de “máxima alerta”.
La ONU también ha instado a los políticos a escuchar el clamor popular. “Reclaman reformas económicas, empleos, servicios públicos eficaces, rendición de cuentas y el fin de la corrupción”, deslizó la representante especial de la ONU para Irak, Jeanine Hennis-Plasschaert.
El deterioro de la seguridad ha llevado a Iran a cerrar dos cruces fronterizos. Precisamente, la influencia de Teherán en el país, en su clase política y también en una constelación de milicias chiíes, ha centrado algunos de los cánticos de unas protestas convocadas a través de las redes sociales. Para tratar de desactivar el descontento popular, las autoridades decretaron el corte de internet y bloquearon aplicaciones de mensajería. Una medida que no ha evitado el estallido de nuevas manifestaciones.