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Lo han vuelto a hacer: el movimiento indígena tumba el ‘paquetazo’ de Lenin Moreno

El Salto :: 14.10.19

Doce días de movilización han dado como resultado una nueva gran victoria del movimiento indígena: el presidente de Ecuador Lenin Moreno deroga el polémico decreto 883.

Ecuador
Lo han vuelto a hacer: el movimiento indígena tumba el ‘paquetazo’ de Lenin Moreno

Doce días de movilización han dado como resultado una nueva gran victoria del movimiento indígena: el presidente de Ecuador Lenin Moreno deroga el polémico decreto 883.

Disturbios en Quito 12 octubre 2019
Un manifestante se parapeta en los disturbios el pasado 12 de octubre contra el paquetazo. Edu León

Martín Cúneo
El Salto
2019-10-14 12:31

Este 14 de octubre, Ecuador amanecía con la noticia más esperada: el presidente Lenin Moreno derogaba el decreto 883, el ‘paquetazo’ de reformas que suponía el fin del subsidio a los combustibles.

Mil veces repitió Lenin Moreno que no iba a retirar la medida. Pero al final tuvo que hacerlo. La decisión se produce poco después de que la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) —protagonista de la revuelta desde que se sumó a las protestas el 5 de octubre— iniciara el diálogo con el Gobierno. Tras el “acuerdo público” con el presidente ecuatoriano, una comisión trabaja en la redacción del decreto que lo reemplazará”, explican desde la Conaie. “Festejamos la victoria, pero esto no termina hasta que el acuerdo se concrete a cabalidad”, añadían desde la organización indígena.

La mesa de diálogo, auspiciada por la ONU, está formada por nueve voceros designados por los pueblos y nacionalidades indígenas y seis voceros del Gobierno. Según ONU Ecuador, la mesa técnica “está operando de forma eficaz”.

“Hoy celebramos, mañana, con todos y todas, minka [trabajo comunitario] para limpiar las calles del país”, dice la confederación indígena

En el exterior de la Casa de la Cultura, el espacio que se transformó en el símbolo del contrapoder indígena en la revuelta contra el ‘paquetazo’ de Lenin, la protesta se convirtió en celebración cuando se conoció la noticia de la derogación del decreto 883. “Hoy celebramos, mañana, con todos y todas, minka [trabajo comunitario] para limpiar las calles del país”, se podía leer en la cuenta oficial de Twitter de la confederación indígena.

Los últimos días de la revuelta
El 12 de octubre, décimo día de movilización, el movimiento indígena anunció en un comunicado firmado por el presidente de la Conaie, Jaime Vargas, y los titulares de las federaciones indígenas de la sierra y la selva, que realizarían “acercamientos para tratar la derogatoria del decreto 883”. Todo esto sin detener las acciones de movilización para que “existan las debidas garantías”.

Para estos tres dirigentes, la necesidad de “destrabar la situación y evitar un baño de sangre […] por la brutal represión a manos de la fuerza pública” obligaba a buscar una salida negociada. El presidente Lenin Moreno había declarado en numerosas ocasiones su voluntad de negociar con la Conaie, aunque no estaba dispuesto, según afirmó en todas ellas, a tocar el decreto 883. Mientras llamaba a la movilización, las cargas policiales aumentaban en intensidad y provocaban al menos siete muertos, 1.152 personas detenidas y 1.340 heridas, según la Defensoría del Pueblo.

Las imágenes de militares ecuatorianos enfrentándose con la policía o marchando con los manifestantes complicaban aún más la situación del presidente ecuatoriano

El 11 de octubre llegaban a Quito miles de indígenas de los pueblos amazónicos, famosos por su carácter guerrero, para reforzar la resistencia indígena en la capital. Los enfrentamientos de los indígenas, campesinos y otros movimientos urbanos subían de intensidad, al mismo tiempo que la indignación por la crueldad de la represión arrinconaba a un Gobierno que cuenta cada vez con menos apoyos. Las imágenes de militares ecuatorianos enfrentándose con la policía o marchando con los manifestantes complicaban aún más la situación del presidente ecuatoriano.

A pesar del inicio de las conversaciones, el 13 de octubre, la policía volvía a atacar con gases lacrimógenos el Ágora de la Casa de la Cultura, refugio de miles de indígenas venidos de todos los rincones del país. La odiada ministra de Gobernación [Interior] María Paula Romo ya había pedido públicamente perdón por hacer exactamente lo mismo en días anteriores.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) criticó al Gobierno de Moreno por la represión ejercida “en un lugar utilizado como descanso por la comunidades indígena” e instó al Gobierno a “respetar los derechos humanos y evitar poner en riesgo la vida de mujeres y ancianos indígenas”.

Los escudos de cartón de los manifestantes para protegerse de las balas y las bombas de gases lacrimógenos se han convertido en otro de los símbolos de esta revuelta

La CIDH también denunció los ataques de manifestantes contra Tele Amazonas y contra la Contraloría, que ha quedado devastada, dos episodios de los que la Conaie se ha desmarcado.

El atropello de manifestantes por parte de convoyes militares y la utilización de fuego real contra los manifestantes también han sido denunciados por el máximo organismo oficial de derechos humanos de América Latina. Los escudos de cartón y madera de los manifestantes para protegerse de las balas y las bombas de gas lacrimógeno se han convertido en otro de los símbolos de esta revuelta.

Por la noche, un cacerolazo de protesta contra el Gobierno se dejó oír en un Quito militarizado, especialmente en los barrios populares. Miles de personas salían a las calles desafiando el Estado de sitio decretado por el presidente Lenin Moreno.

Además de la derogación del ‘paquetazo’, el movimiento indígena exige al Gobierno la dimisión de María Paula Romo y del ministro de Defensa, Oswaldo Jarrin, así como la revisión de los proyectos petroleros y mineros en territorios indígenas: “Solo así el pueblo ecuatoriano tendrá paz y libertad y tendremos la oportunidad de seguir dialogando para construir proyectos participativos, que beneficien verdaderamente al país y al pueblo”.

Con la derogación del decreto 883, el movimiento indígena ecuatoriano vuelve a demostrar la potencia de uno de los movimientos sociales más potentes de América Latina y del mundo

Con la derogación del decreto 883 y el inicio del diálogo para redactar un nuevo decreto, el movimiento indígena vuelve a demostrar la potencia de uno de los movimientos sociales más potentes de América Latina y del mundo. Al igual que en 1997, cuando marcharon hacia Quito para tumbar a Abdalah Bucaram, o en 2000 cuando volvieron a hacerlo para echar a Jamil Mahuad, o cuando hicieron imposible la firma del tratado de libre comercio con EE UU en 2006, el movimiento indígena confirma su capacidad para marcar la agenda y detener la aplicación de neoliberalismo en el país.


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