Tras los incidentes del pasado lunes en el aeropuerto de El Prat como respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del ‘procés’, las movilizaciones se trasladaron este martes al centro de la ciudad, con la sede de la Delegación del Gobierno como objetivo principal.
Sentencia procés
Cargas, barricadas y varios detenidos elevan la tensión en Cataluña
RODRIGO TERRASA
El Mundo - Barcelona
Miércoles, 16 octubre 2019 - 00:15
Además de las cargas en Barcelona, que se intensificaron tras la quema de barricadas, agentes de policía también actuaron en Tarragona, Gerona y Sabadell, después del lanzamiento de objetos.
Cargas policiales y fuego en la segunda jornada de protestas en Cataluña.
Tras los incidentes del pasado lunes en el aeropuerto de El Prat como respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del ‘procés’, las movilizaciones se trasladaron este martes al centro de la ciudad, con la sede de la Delegación del Gobierno como objetivo principal.
Allí habían convocado las organizaciones independentistas el final de las distintas marchas que recorrieron Barcelona desde primera hora de la tarde. Desde las seis, todas las calles del entorno de la sede de la Delegación estaban cortadas y a las siete, miles de personas ocupaban ya todos los accesos al grito de “a por ellos, oé”, un cántico que ha cambiado de bando en cuestión de meses.
En la calle Mallorca, una de las vías principales, se vivieron los momentos de mayor tensión cuando los manifestantes intentaron tumbar las vallas de seguridad después de lanzar botellas, huevos, petardos y bengalas contra los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional. Los cánticos eran los de siempre. No merecéis la ’senyera’ que lleváis, dedicado a los Mossos. “Puta España, puta Policía”, dedicado a los nacionales. Y “Buch dimisión”, dedicado al conseller de Interior. También eso de que “no sois nada sin las porras” o “para qué queréis el casco, si no tenéis cerebro”. Y por supuesto: “Fuera las fuerzas de ocupación”, que también vale ya para los Mossos.
Dentro del perímetro de seguridad sólo quedábamos los periodistas, protegidos como corresponsales de guerra en Bagdad y escribiendo en la mesa de una pizzería sin pizzas, y los vecinos, atrapados en una ratonera, asomados por el resquicio de los portales como se asoman los cotillas en los pueblos. “¿No tenéis miedo?” le preguntaba una señora al dueño de un bar: “No, lo que no tenemos es clientes”.
En la puerta del Colegio de Abogados había también dos letradas comentando el panorama: “No sé de qué se quejan estos con lo que les podía haber caído”. Todo esto con el zumbido de los helicópteros retumbando y la megafonía de las furgonetas de los Mossos repitiendo en bucle: “Les habla la Policía. No efectúen lanzamientos a la línea policial y mantengan la distancia de seguridad con las vallas”. A cada mensaje, lluvia de objetos. A cada mensaje, un paso más hacia las vallas. Al final, el fuego, las llamas en Barcelona.
Cuanto más crecía la tensión en el Eixample, más mensajes de Òmnium y la ANC llegaban por las redes sociales celebrando el éxito de la convocatoria de lo que ellos llaman “sentadas pacíficas”. En el mundo real eran, además de las sentadas pacíficas (que las hubo), cientos de críos cubiertos con capuchas y pañuelos avanzando hacia la Policía arengados por una cuenta atrás multitudinaria y una consigna: “Ni un paso atrás”.
La jornada había arrancado horas antes con los cortes de carreteras y una marcha -esta sí pacífica- por la ciudad. Desde primera hora de la tarde varios miles de estudiantes se citaron en la Plaza España para avanzar hasta la Delegación e ir cortando el tráfico de camino. La manifestación avanzó casi en silencio, con los chavales haciéndose fotos para Instagram y convirtiendo cada sentada en un botellón. “Vaciemos las aulas para llenar las calles”, decía un cartel.
En la Gran Vía de las Cortes Catalanas un joven trataba de explicarle al enviado especial de una tele rumana lo injusta que es la sentencia del Supremo comparándola con la de ‘La Manada’ o la del “motherfucker de Tejero”. Literal. Le intentaba contar en un inglés algo macarrónico que lo que está pasando en España es que vivimos en “una dictadura” y que por eso ellos no iban ayer a clase. El mensaje se repitió por la noche en una ciudad convertida por momentos en una batalla campal. Otra noche de violencia y cargas policiales.
Los alumnos de instituto fueron los protagonistas del segundo día de las movilizaciones por la sentencia del Supremo. Convocados por redes sociales y grupos de mensajería, cientos de manifestantes, volvieron a cortar desde primera hora de la mañana una docena de tramos de carretera por toda Cataluña, principalmente en Girona, Mataró y la C-17 en Gurb, vía en la que estuvieron más de cuatro horas hasta que fueron desalojados por los Mossos. A primera hora hubo cortes de vía de tren en Girona y Mataró y después los manifestantes fueron a arterias principales a cortarlas, como la AP-7, lo que provocó enfrentamientos con los conductores.