En respuesta a la crisis el presidente de Chile anunció medidas de contención y pidió perdón por la “falta de visión”. Sin embargo, confirmó la continuidad del Estado de emergencia y el toque de queda, mientras organismos de derechos humanos denuncian torturas y desapariciones.
En respuesta a la crisis el presidente de Chile anunció medidas de contención y pidió perdón por la “falta de visión”. Sin embargo, confirmó la continuidad del Estado de emergencia y el toque de queda, mientras organismos de derechos humanos denuncian torturas y desapariciones.
Una huelga general conmueve a toda Chile. La medida de fuerza nacional por 48 horas fue convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Unión Portuaria de Chile, CONFUSAM (salud), Colegio de Profesores, Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), la Confederación de Estudiantes Chilenos (Confech) y la Coordinadora de Trabajadores NO+AFP (contra la jubilación privada), entre otras organizaciones.
La tensión no cede en las calles de las principales ciudades chilenas con movilizaciones previstas desde la céntrica Plaza Italia en Santiago y en cada una de las regiones que anticipan nuevas represiones por parte de Carabineros y el Ejército. Las exigencias de las organizaciones convocantes a la huelga son:
1) Inmediata derogación del estado de emergencia y el retorno de los militares a los cuarteles
2) Que los parlamentarios efectúen una huelga legislativa y que mientras dure el estado de emergencia no se trate ningún proyecto de ley.
3) El retiro de los proyectos de ley que afectan al pueblo de Chile (Pensiones, Reforma Tributaria, etc.)
4) Implementación de un paquete de medidas de emergencia
5) Asamblea Nacional Constituyente para que elabore participativamente un nuevo marco estructural y que abra paso a un nuevo modelo de desarrollo nacional que ponga término al actual modelo neoliberal.
6) El rechazo a las declaraciones de Piñera de que “está en guerra” en contra del pueblo de Chile. Se exige su renuncia.
“Frente a las legítimas necesidades y demandas sociales de la ciudadanía, hemos recibido con humildad y claridad el mensaje que los chilenos nos han entregado. Es verdad que los problemas se acumulaban desde hace muchas décadas y que los distintos Gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud. Reconozco y pido perdón por esta falta de visión”, señaló Sebastián Piñera tras otra jornada de cacerolazos, movilizaciones masivas y una dura represión de Carabineros y el Ejército en el marco de un Estado de excepción y toque de queda que no implica otra cosa que la supresión de todas la garantías democráticas.
El jefe de La Moneda buscó con estos anuncios aplacar el descontento social por el momento sin éxito. Entre otras cosas, enumeró un aumento de 20% en la pensión básica solidaria, la creación de un “ingreso mínimo garantizado”, anular el alza de 9,2% en las tarifas eléctricas, subir el impuesto a los altos ingresos y reducir las dietas parlamentarias. El plan cuesta unos 1.200 millones de dólares.
No obstante, el plan de Piñera para destrabar las masivas manifestaciones a nivel nacional viene fracasando. No sólo porque no ha podido detener el levantamiento popular, sino porque tampoco pudo concretar su política de unidad con toda la oposición. Tanto el Partido Socialista (PS) como el Partido Comunista (PC) no han participado de la reunión extendida por el Secretario de la Presidencia Gonzalo Blumel hacia el conjunto de los partidos políticos de la “Oposición” —incluido el centroizquierdista Frente Amplio .
“Esto está pasando porque el pueblo está harto. Harto de tantos años de humillación, de desigualdad, de un régimen neoliberal que nos ha dejado devastados a la mayoría y se han enriquecido unos pocos. Esto me hace acordar a los años de la Unidad Popular de Allende, cuando el pueblo estaba en la calle, los jóvenes estaban en la calle”, le narraba a este cronista un jubilado de nombre Camilo, mientras golpeaba su cacerola a pocos metros de la plaza Italia.
Las palabras de este anciano son representativas del sentimiento extendido en cada rincón del Chile profundo, en cada pueblo y ciudad, pequeño o grande, de norte a sur, donde se oyen las cacerolas que resuenan en cada esquina, gritos de bronca y hastío. Desde la norteña Antofagasta hasta la sureña Punta Arenas.
“Esto me hace acordar a los años de la Unidad Popular de Allende, cuando el pueblo estaba en la calle, los jóvenes estaban en la calle”
La rebelión popular iniciada en la capital Santiago, se ha contagiado a Valparaíso, a Concepción, a Temuco y a Coquimbo, a ancianos y a jóvenes, a estudiantes y a maestros, mientras se multiplican las asambleas en escuelas y universidades donde estudiantes y profesores resuelven los pasos a seguir a mano alzada. Trabajadores portuarios paralizaron los 20 puertos más importantes del país. Los mineros del cobre de La Escondida, la más importante del mundo, se plegaron al llamado contra la represión del Gobierno y los abusos empresariales.
“Nuestra organización sindical no aceptará abusos ni represión de los empresarios ni de su Gobierno, menos aún cuando la represión afecta incluso a los propios hijos de los trabajadores que se manifiestan contra un sistema injusto que ha sido impuesto por los que hoy gobiernan”, afirman los trabajadores pertenecientes al Sindicato N°1 de Minera Escondida en su comunicado oficial.El comunicado emitido por el Sindicato puntualiza además: “Llamamos a todos los trabajadores mineros de nuestro país a manifestarse en protesta por la represión ejercida en contra del Pueblo y los abusos empresariales.
La cifra de muertos crece con el transcurrir de las horas y ya son 17, aunque el número puede quedar viejo rápidamente en medio de una situación sumamente dinámica y cambiante que sacude la agenda política latinoamericana e internacional.
El clima represivo que se vive es comparado con los años de la dictadura pinochetista, mientras se viralizan imágenes de Carabineros golpeando, torturando a personas y hasta ejecutando en el piso a una persona que se cae de un móvil policial en marcha mientras lo llevaban detenido. Crece la incertidumbre y el desconocimiento del destino de muchas personas detenidas, que según varios medios ascienden a 2.000.
La directora de la carrera de Comunicación de la Universidad de la Frontera (UNFRO) de la sureña ciudad de Temuco, Sandra López Dietz, nos narró que en la zona fueron allanadas varias comunidades Mapuches durante horas de la madrugada y calificó a la represión como “muy dura” y “similar a la del 73” por sus métodos, en referencia al año en que el dictador Augusto Pinochet comandara el golpe que que terminó con el gobierno de la Unidad Popular y la vida del ex presidente Salvador Allende.
Han trascendido denuncias de organismos de derechos humanos y organizaciones feministas de golpes, abusos y amenaza de violaciones contra mujeres que participan de las protestas y los cacerolazos
En los últimos días también se conocieron varias denuncias de organismos de derechos humanos y organizaciones feministas de golpes, abusos y amenaza de violaciones contra mujeres que participan de las protestas y los cacerolazos, por parte las Fuerzas Especiales chilenas, Carabineros y militares.
La situación de las mujeres que participan de las protestas es señalada con preocupación por organizaciones como la Red Chilena Contra la Violencia hacia las mujeres. Silvana del Valle, abogada de esa organización, señala la trayectoria que tiene en Chile y América latina la violencia político-sexual.
Una psicóloga de la capital Santiago que prefirió no dar su nombre por razones de seguridad, dice que jóvenes detenidas “fueron todas desnudadas delante de hombres, no de mujeres como dice la ley que debiera ser. Han sido todas tocadas en sus genitales, los pechos; a varias les han metido o la punta del fusil o la culata, en la vagina y les han dicho si quieren que se las violen por el culo, las han tratado a todas de putas; que las van a violar y después las van a matar, muchas de esas chicas aún no regresan a sus casas”.
Una mujer detenida denunció haber sido puesta boca abajo sobre la basura y que un miembro del Ejército la amenazó con dispararle si se movía, la tocó con el fusil y dijo que iba a “penetrarla con el arma”. La denuncia fue recogida por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), que presentó múltiples medidas legales con respecto a las condiciones y lugares de detención.
Otra denuncia que se conoció fue la de Pamela Maldonado detenida junto a su padre en Santiago. Denunció que rumbo a la comisaría un carabinero amenazó con agredirla sexualmente. “¡A ver si te gusta por el culo!”, le dijo cuando la trasladaban.
Durante las protestas estudiantiles de los últimos años, hubo muchas denuncias contra las fuerzas especiales de Carabineros por levantarles la pollera a las estudiantes secundarias. Estudiantes que fueron detenidas durante las protestas confirmaron también que les tocaban los genitales, las desnudaban y los insultos más comunes eran aquellos relacionados con su sexualidad com “putas de mierda” y “lesbianas”, entre otros.