Atacado en el extranjero, y enfrentado a una serie de sanciones, el presidente Recep Tayyip Erdogan puede, sin embargo, estar obteniendo lo que quiere de la invasión turca de la Siria controlada por los kurdos.
El Mundo
ESTAMBUL — Varias sanciones estadounidenses nuevas, un embargo a las ventas de armas europeas, la acusación contra un banco propiedad del Estado turco y el Ejército sirio de vuelta en el norte de Siria.
Los problemas siguen incrementándose para el presidente Recep Tayyip Erdogan, de Turquía, cuya reciente invasión del norte de Siria bajo control kurdo desató relaciones tensas con socios estadounidenses y europeos y reacomodó las líneas de batalla de la guerra de ocho años de Siria.
Sin embargo, los analistas señalan que es probable que el predicamento de Erdogan refuerce su reputación en casa, mientras la lucha aviva un estado intensificado de nacionalismo.
La invasión siria del presidente Erdogan ha sido criticada por otros países. (EPA, vía Shutterstock)
También lo lleva a casi alcanzar uno de sus objetivos más importantes: romper el dominio de una milicia kurda hostil en un tramo de la frontera, y la fractura de la alianza de Estados Unidos con un grupo que él considera una amenaza al Estado turco.
Eso ha hecho que sea más difícil para la oposición criticar a Erdogan y ha apuntalado su narrativa de que él y Turquía son víctimas de una conspiración internacional.
En las últimas semanas, la selección turca de fútbol ha apoyado la campaña de Erdogan al hacer saludos militares en partidos. Algunas estrellas pop también han expresado su apoyo.
Turquía lleva mucho tiempo oponiéndose a una milicia kurda siria, la YPG, ya que se deriva de un movimiento que ha librado una insurgencia de décadas contra el Estado turco. Los funcionarios se alarmaron cuando tomó control de partes del norte de Siria en 2012. Y se alarmaron aún más cuando se asoció con EE.UU. para combatir al Estado Islámico.
Sin embargo, este mes, el presidente Donald J. Trump ordenó que las tropas estadounidenses se retiraran de la frontera entre Turquía y Siria. Eso permitió que las fuerzas turcas invadieran y forzó a los kurdos a solicitar protección de tropas rusas y sirias.
Erdogan alguna vez albergó la esperanza de deponer al presidente sirio Bashar al-Assad, pero ahora lo ve como un mal menor que la milicia kurda.
Las políticas nacionales autoritarias de Erdogan han sido blanco de críticas, pero el ataque contra la Siria bajo control kurdo ha generado un nivel inusualmente alto de desaprobación.
Trump elevó los aranceles comerciales al acero turco. Varios países europeos han impuesto embargos a la venta de armas a Turquía. Y fiscales estadounidenses han anunciado cargos contra un banco propiedad turca, acusándolo de haber ayudado a Irán a evadir sanciones estadounidenses.
Sin embargo, EE.UU. ha descartado un embargo armamentista turco, y los nuevos aranceles probablemente no tendrán mucho efecto, ya que las exportaciones turcas a Estados Unidos ya son bajas a raíz de impuestos aplicados el año pasado.
Incluso Ekrem Imamoglu, quien venció al candidato de Erdogan en las recientes elecciones a la alcaldía de Estambul y es percibido como un futuro rival, expresó su apoyo a la invasión.
© 2019 The New York Times