Cuando nace el patriarcado los seres humanos vivían en grupos estrechamente vinculados entre ellos y con la naturaleza, siendo la mujer el eje de la colmena o enjambre social, que llamamos comunidad, o sea en común, y como dicen los zapatistas de México, para todos todo y para nosotros nada. No tenía cabida el individualismo y Gabriela Mistral estaría feliz de ver que todo es ronda, flujo y circulación de afectos y energía.
Asamblea constituyente (3): ¿Cómo y por qué se organiza el poder patriarcal? ¿Queremos que todavía siga en nuestra nueva Constitución?
Por Jaime Yovanovic, abogado graduado en Cuba, especialista en derecho constitucional, derecho alternativo y derecho indígena.
Cuando nace el patriarcado los seres humanos vivían en grupos estrechamente vinculados entre ellos y con la naturaleza, siendo la mujer el eje de la colmena o enjambre social, que llamamos comunidad, o sea en común, y como dicen los zapatistas de México, para todos todo y para nosotros nada. No tenía cabida el individualismo y Gabriela Mistral estaría feliz de ver que todo es ronda, flujo y circulación de afectos y energía.
Los machos, portadores de los instrumentos productivos fueron los que capturaron y esclavizaron el mundo vegetal por medio de la agricultura, y el mundo animal por medio de la ganadería, se hicieron dueños, propietarios, pero la comunidad no les seguía la corriente, hasta que decidieron acabar con esa forma de vivir compartida y capturaron a la mujer haciéndose dueño, propietario de ella, y así los hijos que pariera serían también de él y ya no más de ellos mismos, del común, hijos de todos, que cuando salían del vientre materno se incorporaban al vientre de la matria, el nicho ecológico donde el afecto materno-filial era sentimiento de todos.
Cada oveja con su pareja y nace la monogamia del hetero-patriarcado, además con una competencia de territorios y hombres que los arrojaban a unos contra los otros. Muchas mujeres, niños y adultos, se negaron a someterse y se defienden creando ejércitos dirigidos por mujeres que se llamaron las amazonas, algunas de las cuales fueron masacradas en la isla de Lesbos porque no se subordinaban a la monogamia y al afecto exclusivo del señor macho patriarca.
Ha nacido la esclavitud, el conjunto de esclavos o siervos del señor pater, es decir el conjunto de famulus, se llamó familia, y en adelante la cultura dominante hizo creer que era el núcleo humano básico que gira en torno a la dominica potestas, la potestad de señorío del macho cabrío alfa. Cada señor tenía sus esclavos propios y cuando uno escapaba lo atrapaba otro señor, por lo que se hizo necesario pasar del poder social al poder políticos del conjunto de señores para enfrentar juntos las tareas y dificultades de su dominación.
El poder social es la capacidad del señor de decidir sobre la vida o la muerte de sus esclavos, decidir si come o no come y donde debe invertir su tiempo y su fuerza. El poder políticos es la capacidad y acción conjunta, de acuerdo a sus interés antagónicos con los dominados, de todo la capa, clase o casta de los señores, de allí, de ese poder político nace la necesidad de la fuerza organizada y tecnificada en la forma de fuerzas armadas que mantendrán el orden y la disciplina de los sometidos, como nace también la ley, la norma obligatoria, el derecho, que dice claramente: “Te mantienes disciplinado en la fila y si te sales de ella o asomas la cabeza, vas a la guillotina, a la hoguera o a prisión, por vándalo y caótico”, aunque al paso de la historia esa verdad se fue camuflando para que todos puedan encontrar en la ley un algo que permita tragar el remedio amargo contra la rebeldía.
Esa ley se va ampliando y llega el punto que se encuentra con la necesidad de un aparato que se haga cargo de ella, de cobrar impuestos y de cortar las cabezas que gritan mucho. Nace el estado, que permite travestir el poder político de los señores en poder público, o sea, este aparato permite hacer creer que es de todos, señores y dominados.
El gobierno del estado siempre es realizado por los señores o por burócratas que dicen dirigir en nombre del pueblo, no faltando los que les siguen intentando cosechar verdades y esperanzas del conjunto de mentiras de quienes viven anhelando los cómodos y bien pagados sillones de poder.
Para hacer creer que el gobierno del estado es de todos y pueden todos venir a sentarse a dirigir, inventan la democracia, es decir, todo van a votar por el que mejor podrá gobernar, evitando cuidadosamente que esa “democracia” llegue a las propiedades de los señores, a los espacios de recaudación y circulación de dinero, a las instituciones armadas, en fin, al propio aparato del poder público, pero hacen creer que todo es posible y así cuando la marea humana pone en cuestión los aparatos intocables del poder, éste se defiende lanzando los aparatos armados contra el pueblo.
De esa manera, todas las constituciones o leyes de leyes son verdaderos tratados de derechos y esperanzas que hacen la boca agua, pero todos esos derechos se quedan en el papel, como puede verse en las constituciones progresistas de Ecuador, de Nicaragua y de Bolivia.
Por ello nos parece más conveniente que junto a la discusión de derechos donde todos esperan que la gente se desgaste, podamos conversar en cada barrio como se puede ir cambiando de a poco por abajo el modo de vivir, convivir y compartir la cotidianeidad del mundo de la vida en el barrio, con más afecto, con juegos de niños, ampliando la familia de cada casa u hogar a la familia del barrio. Si nos quebraron el modo comunitario de vivir la especie y sobre esa ruptura nos implantaron el estado, para cambiar las cosas tenemos que empezar paso a paso a reconstruir esos acercamientos.
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