La Paz, Bolivia. Silvia Rivera Cusicanqui, pensadora, feminista y activista boliviana, habla en entrevista con Desinformémonos de la actual y compleja coyuntura en este país andino. Inicia con lo que llama “la negación del fraude” de Evo Morales en su cuarta reelección. Explica el machismo, el racismo y la “interculturalidad” en los 13 años de gobierno del MAS. Habla del capitalismo en Bolivia, del pensamiento único y la descalificación a la crítica de los gobiernos progresistas, y de las salidas desde abajo para la reconstrucción de Bolivia, entre otros temas.
La entrevista se realiza en su casa de La Paz el 22 de noviembre, a un mes dos días de las elecciones presidenciales y a 12 días del gobierno de facto de Jeanine Áñez, en medio de la polarización y conflictividad política del país.
– Hacia afuera se maneja únicamente la existencia del binomio MAS o ultraderecha en Bolivia. ¿Hay algo intermedio?
– El que hacia se perciba que sólo hay la ultraderecha y el masismo, ha sido construido. Todos los sectores intermedios hemos sido privados de la voz. No existe en castellano una idea de mediación tan interesante como la que hay en aymara: El hecho de que en opuestos se crea un espacio Taypi que articula las diferencias, y por más que te demores un poquito tienes que llegar a un espacio en el cual la polarización no genere inviabilidad social, bloqueo mutuo. Eso yo lo he vivido desde 1971 en comunidades quechuas y aymaras. Pero ahora las palabras mediación e intermediario y paz se han vuelto un cliché.
Yo creo que estamos en la posibilidad de entendernos desde esas nociones aymaras, quechuas, guaranís. Hay mucho que discutir de democracia entre nuestras formas propias de hacer las cosas que no siempre son de perfeccionismo lingüístico.
-¿Qué sistema se implantó con el MAS en el poder?
Alguna vez dijeron algo sobre capitalismo andino, amazónico, pero este es un proyecto capitalista que tiene todo su nexo con los BRICS, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, pero además tiene total nexo con la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), porque esto fue un proyecto del banco mundial que se agarró Unasur en 2010 y se volvió IIRSA-COSIPLAN. A esto yo le llamo el Plan Cóndor contra la Amazonía y contra las tierras bajas.
Es la alianza militar al margen de que si está Lula, Bolsonaro, Evo o no sé quién. Es una cuestión sistemática, con un paquete enorme de carreteras, represas, todas ellas vinculadas a lo que se llama el subimperialismo brasileño que fue antiguamente un tema nuestro, cuando la época de las dictaduras, y eso se ha totalmente lavado y olvidado. La gente no recuerda que ese poder brasileño está vinculado al capitalismo y a la necedad del nexo con China, que es un factor fundamental de expansión del capitalismo en el Braisl y en toda América.
-¿Qué forma tiene el capitalismo en Bolivia?
Lo lamento, pero no tiene la forma empresarial que paga impuestos, tiene formas corruptas, de burguesías compradoras. Y claro que, obviamente, su eje son los soyeros, productores de biodíesel, madereros y toda la gente que quiere liquidar los árboles para hacer de eso una parte de la República de la soya o de la palma africana. Eso muestra cuán arcaico es el modelo de desarrollo que se ha instalado desde antes del Movimiento al Socialismo (MAS) y que ha continuado el MAS, pero reciclado con este uso simbólico poderoso y con un factor de redistribución de poder y redistribución económica.
Se trata de una redistribución muy sesgada. Mi hija ha tenido dos wawas en casa con una partera aymara maravillosa, una sabia. Pero ahora mi hija no califica para recibir el Seguro Universal Materno Infantil porque tiene que ir al hospital, y si tú rechazas eso, estás trabajando contra el Estado. ¿Pero acaso no es pluricultural un parto con partera aymara? Es, y sin embargo no tiene derecho al SUMI. Mis nietos han crecido con todo lo que el trabajo de mi hija ha podido generar para comprar almendras, castañas, todas las cosas buenas que hay en ese paquete de subvención.
La subvención es entonces un proceso de disciplinamiento. Todas las formas de bonos o subvenciones tienen ese factor de disciplinamiento, y eso me parece muy tenebroso en tanto Estado central, porque no tiene nada de plurinacional. Ha sido una forma muy estudiada, muy inteligente, de crear una pantalla ideológica que permita a la gente entregar su subjetividad a aquellos entes que se creen que lo saben todo. Y para mí eso está muy centrado en el personaje de Álvaro García Linera y en sus nostalgias guerrilleras y de poder, en toda una vida personal que me parece amerita no solamente el análisis periodístico, sino también psicoanalítico y sociológico.
Digo esto con profunda pena, porque hay seres humanos masculinos, maravillosos, llenos de amor por su familia, que no usan a sus hijos para hacer política, y que para mí son también una esperanza en las comunidades. Pero el hecho de que se ha privilegiado una masculinidad agresiva, separatista de la comunidad, también de eso es responsable el crecimiento de las opciones evangélicas, desde Chi, hasta Camacho y Jeanine (Áñez).
La pantalla dice que aquí ya se dijo todo, ya está hecho todo, hay un gay de ministro, hay lesbianas, por eso el Estado ya está saneado de todo su monolitismo. Pero no. La vida cotidiana no ha cambiado nada, y eso es lo que ha estallado, porque se ha incubado frustración, desesperación, rabia. Se ha incubado además frente al feminicidio la cuestión de que no podemos hacer nada porque hay mucho poder distribuido en estratos masculinos, y ese poder está siendo usando de manera tenebrosa, muy mala, muy sesgada, lejos del bien común. Se ha perdido la idea del bien común como bien local, en el terreno, en la comunidad, en el barrio, y se ha vuelto el bien público, donde el Estado define qué necesita la gente.
Lo que se ha redistribuido no es ni muy necesario ni muy sostenible. Entonces hay un problema estructural, y por eso es que creo que las mujeres en este momento estamos llorando, pero a la vez activando, repensando nuestras comunidades, nuestras juntas, nuestros barrios, y dialogar y ejercer un derecho a la disidencia.
Cuando hubo todos los conflictos yo estaba enferma, y todo el mundo sacaba banderas. En mi barrio era la bandera boliviana. Yo saqué bandera negra, porque para mí yo estaba enterrando una ilusión, que era el Estado plurinacional. Ahora estamos procurando crear las bases para la reconstrucción desde abajo de lo plural, desde las comunidades, desde cada sindicato, desde cada junta. Superar el racismo, superar el temor al otro, superar el binarismo y hacer que las calladas y los callados recuperen la voz para recuperar la posibilidad de una estructura plural de organizaciones sociales. Y no esos llamados movimientos sociales que generan una relación absolutamente vertical, como la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam) de Bolivia, donde están de adorno las mujeres.
Conalcam era la forma de quitarle a las bases toda la pluralidad que permitía que las autonomías fueran debatidas. Los guaranís del parque Kaa Iya han desarrollado una propuesta increíble de relación con los grupos no contactados, con los meleros. Resulta que está quemado eso. ¿Dónde se ha quemado? En todos los lugares controlados por la Agencia para el Desarrollo de las Macroregiones y Zonas Fronterizas – ADEMAF.
Y de pronto el fuego saltaba, del parque caía en el extremo sureste del país al parque Madidi, que es en el extremo noroeste. Frontera que hay, frontera en la que yo creo que hubo una inducción de fuego, porque es más barato quemar que sacar los árboles a pulso o con máquinas. Por eso yo creo que lo que hay en cierto modo invisible en esta coyuntura es el Plan Cóndor contra las tierras bajas.
– Háblanos del discurso sobre el racismo de Evo Morales
– Si tú como Estado incurres en una política de educación para la rabia, para que el resentimiento florezca y aflore como rabia, vas a generar organismos u organizaciones arbitrarias. La suma de las arbitrariedades en cada una de estas localidades, la corrupción de alcaldes, los sindicatos que estaban vinculados con cosas medio oscuras, cuestiones de misoginia, escándalos sexuales de dirigentes y concejales es un cúmulo de cosas. Y la gente común va a decir «estos indios masistas». No representan todo lo que es la base del MAS pero se ha acumulado una rabia contra esas sistemáticas arbitrariedades que da el poder arbitrario, porque no es un poder que venga de abajo, no es un poder hacer, es un poder de dominación, de control.
El control es casi una exigencia estatal. En algunos lugares ha habido negociación, pero en otros era sistemáticamente disciplinar y si no dividir la organización. Eso ha pasado en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) y en todos lados. En Totora Marka los maridos han ganado a las mujeres en el tema de la autonomía, las autonomías que existen han sido tremendamente tuteladas. Pero estamos en la posibilidad de recuperarlas.
Tenemos algo muy grave encima, que es un sector de derecha que es revanchista. Para mí eso es fomentar también el racismo. Por un lado la gente de a pie se ha enojado con esas arbitrariedades del poder distribuido a sectores populares, y ellos siendo de sectores populares han renegado de esas formas arbitrarias, y por el otro lado está el resentimiento acumulado de las oligarquías por la pérdida de poder y de influencia pública, y eso tiene el nombre de revanchismo.
– Evo Morales y Álvaro García han declarado en México que los expulsaron por gobernar para los indios
-El racismo también anida dentro del MAS. Para mí es racismo decirle a una concentración indígena que se va a ocultar el sol y la luna se va a escapar si no votan por ellos. Eso es creer que la gente es tonta. Además nunca lo ha dicho en aymara, nunca lo ha dicho en quechua, es una interlocución trunca, porque él habla y hay un mediador que traduce y posiblemente traduce con sesgos. Mientras no haya la posibilidad de que la población indígena hable sus propios idiomas y piense con su propia cabeza en cualquier instancia pública, eso está muy mal.
– ¿Por qué indio es visto, y tratado por el poder, como pobre?
– Hay toda una estrategia mundial que yo le llamo miserabilismo, de que indio es igual a pobre y que por eso hay que darle todo y enseñarle todo porque no piensa. El pensamiento que anida el agente de a pie, hable bien o no el idioma nativo, está nutrido de una experiencia de vida que hace que las ideas tengan un arraigo y que digan cosas poderosas. Yo me nutro de eso. La pobreza llamada así por ellos, para mí es una riqueza olvidada, una riqueza negada.
– Qué es lo que pasa con la crítica a un gobierno progresista. ¿Por qué los calificativos de traidores, vendepatrias, derechistas a quienes los cuestionan?
Nos acusa una izquierda arcaica, una izquierda que además tiene un afán de representar lo indio sin conocerlo. Una izquierda masculino-centrada que ha arrastrado a todo el mundo a sentirse avergonzado de tener pensamiento crítico. Yo le llamo el nuevo pensamiento único. El caso boliviano tiene una relación muy fuerte con una coalición de izquierdas continentales vinculadas a los llamados progresismos, que tiene la cola de paja por que son procapitalistas, entonces, por ejemplo, quieren hacer una central nuclear en El Alto donde hay una falla geológica, pero en realidad quieren uranio.
Los periodistas que tienen el deber de averiguar qué están haciendo estos BRICS en América Latina y cómo están haciendo para que los progresismos hagan que sus inversiones no sean cuestionadas por el pueblo, y esto es a través de los manipuleos simbólicos. La gente tiene que acordarse de cómo se les tapa la boca a las personas indígenas en los foros públicos por parte de voceros blancos, que no hablan idiomas nativos y que tienen grandes inversiones.
¿Quiénes están en ese esquema capitalista? ¿Qué color son? ¿Qué idioma hablan? Y nos vamos a ver con la misma estructura de siempre.
-Qué relación tiene lo que mencionas con lo que está ocurriendo en Colombia, Ecuador, Chile…
-Yo soy de las que mira desde abajo. Con Chile tenemos aymaras en ambos lados de la frontera y todo un proceso de deseos de algo distinto. En Chile hay una cordillera que está siendo amenazada por estos BRICS y por todas las inversiones nefastas, como parques eólicos y otros proyectos. Con Argentina sucede lo mismo, igual en Bolivia. Ahí no tenemos naciones, tenemos regiones, territorios. Yo le llamo a todo eso la matria. La patria son las fronteras, la matria es el subsuelo indio de América, de nuestro continente. En ese subsuelo es donde debemos fundar las nuevas estructuras políticas hasta donde se pueda.
-¿Tú crees que en este momento exista en Bolivia un espacio para esa construcción desde abajo?
Todo lo que tú amas permanece, como dice Ezra Pound. Lo que tú amas, la gente, la vida, prevalece. En medio del incendio salen nuevamente plantitas. Estamos reconstruyendo ese tejido vulnerado. Hay un texto en el Museo de Antropología que dice que nuestra vida se ha convertido en una red de agujeros, según un poeta anónimo náhuatl. Esos agujeros los tenemos que remendar, y ese remiendo lo hacemos colectivas y colectivos y grupitos y barrios y asociaciones pequeñas y cooperativas. Cada vez estamos tejiendo más lazos.
Hemos iniciado las vigilias charlamentarias, y vamos a seguir porque se está multiplicando esta imaginación. Mujeres Creando ha creado el Parlamento de Mujeres, pero también hay no sé cuántos parlamentos convocados donde hay mujeres, hombres, abuelas, monjas. Esta sociedad no ha renunciado a su derecho, a su memoria, a su autonomía, y al hecho de que lo indio está en cada uno de nosotras. No vamos a renunciar ni a volver al pasado, a hace 17 años.
Yo hablo de 17 años, no de 14. La Agenda de Octubre tenía un cuarto punto: autorepresentarnos sin la mediación de partidos políticos. Pero lo que ha hecho el último MAS en su máxima degradación es crear una ley de partidos políticos donde ya no votamos por uninominal y donde ya no hay asociaciones ciudadanas. Tiene que haber un aymara entre la corte electoral. Mi candidato es Williams Bascopé, cívico de La Paz nacido en Santiago de Okola, una región sagrada del lago Titikaka, hablante también de aimara pero abogado constitucionalista. Ese es un ejemplo, debe haber muchos.
Es necesario romper con esa absurda ley de elecciones primarias y partidos políticos y retomar, aunque sea coja, la ley que había antes donde la asociación ciudadana podía tener personería y capacidad de decidir mucho más desde abajo, porque como vieron que ya no podían controlar eso porque se les fue de las manos, entonces nos chantaron el monopolio del partido.
Al inicio de su gestión Álvaro y Evo decían que el MAS no era un partido, sino una articulación de los movimientos sociales, algo que la historia demostró que no es así. Era tan partido y tan arcaico que ni siquiera había democracia interna. Se cocinaban las cosas y se distribuía el discurso y luego se encargaban los organismos entre información, comunicación, prensa, radio, de generar una conciencia revanchista.
– ¿Qué puso a Bolivia en la actual crisis política?
– Este proceso viene del fraude y de la negación del fraude. La negación del fraude tiene que ver con la distribución escalonada de información. Hay lugares donde no llega otra cosa más que el canal 7 y canales del exterior totalmente distractivos, pero esa información va horadando la conciencia. Si a eso le añades que en su momento el vicepresidente dijo que aquí el sol se iba a ocultar y la luna se iba a esconder si no ganaba Evo, que eso no sólo fueron palabras, sino que venían llenas de regalos. Se decía eso y se daban cocinas o canchas de césped o lo que sea, toda una campaña de prebendalismo.
Yo he distinguido tres formas de fraude que ya funcionaron, dos de ellas notoriamente en la anterior elección. En la anterior elección ya había lo que llamo el fraude prebendal, o sea la cuestión de que a cambio de votos dan regalos. El segundo tipo es el fraude coactivo, donde está el sindicato que dice que aquí todos votan así, mujeres calladas, no hay deliberación. Es el control del voto, en el que la gente estaba obligada a mostrar que sí había votado. “Si votan 100 por ciento les doy todo lo que quieran”, dijo Morales, entonces “el todo lo que quieran” les hizo brillar los ojos a los dirigentes, pero sólo eran valores simbólicos.
La posibilidad de dar a las comunidades algo bueno para ellas, como un sistema de rescate de semillas o un sistema de aguas, no se dio, lo que se ve son canchas, estadios, cosas ornamentales que tienen que ver con bienes de prestigio. Entonces, si una comunidad tiene un estadio, la otra quiere otro estadio, aunque vayan cuatro gatos nada más. Se ha generado una cultura del Estado papá, del Estado que te lo da todo.
Esto se da con la plata del gas, que es producto de años de luchas y de colectividades enteras que han buscado que ese recurso sea revertido hacia la formación de una sociedad armónica, fuerte, beligerante, capaz de sobrevivir por sí misma. Los colectivos del agua, de semillas, la gente que está trabajando en función de que la gente tenga fe en su propia capacidad para manejar su vida, sus recursos, pero eso es lo que sistemáticamente se ha expropiado a la gente durante años. Hay una idea masculina ilustrada de que no hay otra forma más que el Estado te lo dé todo. Para eso tiene que ser centralizado, para eso la autonomía indígena debe ser tutelada, para eso el que se opone es antipatriota, antinacional. La idea del nacionalismo ha hecho mucho daño porque en cada frontera hay algún pueblo indígena que está a ambos lados.
El tercer nivel de fraude es el informático, que es el que está ahora. Antes había, pero era microfraude, porque a unos cuantos muertitos los hacían votar, a señoras jubilidas y qué sé yo. Para mí, hoy la mayoría parlamentaria es producto de esa suma de esos tres tipos de fraude. La otra cosa que me parece que fue muy artera es que todo espacio intermedio en el parlamento como potencial fue negado y cercenado, se le negaron personerías jurídicas a cualquier persona que no fuera de ultraderecha. La ultraderecha vale para polarizar el país y para decir que es lo único que hay.
A Carlos Mesa (el candidato opositor a la presidencia por Comunidad Ciudadana) yo lo considero un poco despistado en cuanto al curso del país, pero hizo un esfuerzo de aliarse con el PRIN (Partido Revolucionario de la Izquierda Nacionalista), aunque no lo suficientemente consistente, de modo que el MAS lo puso en la bolsa de que es la derecha y de ahí prosperó la idea del golpe, advirtiendo que si ganaba Carlos Mesa se iba a acabar el sol, la luna, el agua, el gas y todo. La campaña fue tan sucia.