La masiva huelga en Francia contra el proyecto de reforma de la jubilación y sus 42 regímenes especiales comenzó el jueves exitosamente. Los transportes urbanos, de larga distancia y media distancia y el Metro no funcionan. Nueve de cada diez trenes están parados, el 46,6 por ciento de los huelguistas en la educación nacional han acatado la medida de fuerza, que será renovada cada día. Más de 250 vuelos están suspendidos.
A ellos se suman los policías, los abogados, estudiantes, ferroviarios, abogados y funcionarios públicos, desde ministerios a hospitales, que amenazan con ser protagonistas de una medida de fuerza prolongada como en 1995, que duró un mes y tumbó al primer ministro conservador Alain Juppé y a sus reformas. Este mismo jueves se anunció que la huelga será renovada “al menos hasta el lunes próximo 9 de diciembre ” en todos los transportes públicos parisinos y el tren.
Una gran manifestación se ha organizado en París en una rara conjunción. Junto a la CGT, la central obrera, la izquierda y los socialistas marcharán los militantes de Rassembleament Nacional, el partido de Marine Le Pen, que por primera vez participa de una marcha. Una combinación que demuestra la nueva transversalidad política en Francia: los obreros y la clase media baja han abandonado a la izquierda y a los comunistas para defender las banderas populistas de la ultraderecha xenófoba de Le Pen y a los suburbanos Chalecos Amarillos
Los Chalecos Amarillos y los Black Block desfilarán en una manifestación esta tarde, que saldrá de la Gare du Nord, atravesará la Plaza de la República y el Boulevard Voltaire, para llegar a las siete de la tarde a la Plaza de la Nación en París. Un recorrido explosivo para las fuerzas de seguridad, que han desplazado 5000 efectivos a lo largo del trayecto y dispositivos de desplazamiento rápido en motos, con dos policías cada una, al estilo iraní. Se espera violencia y se advierte de la presencia de al menos 500 “casseurs” o vándalos, que tratarán de infiltrar la marcha.
La policía trabajará con el sistema de seguridad y orden de la CGT, que por primera vez, marchará junto a los lepenistas en la misma marcha .El vínculo con Los Chalecos Amarillos y los Black Block con los gremialistas es tenso y volátil .El ministerio del interior llamó a los gremialistas a “cazar” en las marchas a la gente que busca degenerar en violencia la protesta.En cada movilización gremial en Francia hay un servicio de orden de cada sindicato que lo garantiza.
Se han declarado 245 manifestaciones en todo el país y algunas han comenzando en el interior.La policía ha contado 180.000 personas desplazadas ya en 12 ciudades.
“Nosotros sabemos que habrá mucha gente en esas marchas y conocemos los riesgos” alertó el ministro del interior de Francia, Christophe Castaner. Advirtió de la presencia de los Black Block y de “Chalecos Amarillos Radicales”. Los lideres Amarillos Eric Dreouet, Priscilla Ludosky y “Fly Rider han convocado a participar en la marcha.
Esa es la razón por la que París parece una ciudad preparada para un huracán. A sugerencia de la policía, las boutiques y comercios a lo largo del trayecto de la marcha han cubierto sus vidrieras con madera para protegerlos de los saqueos. Los bares han limpiado sus terrazas de sillas y mesas a pedido de las fuerzas de seguridad para que no se conviertan en proyectiles.
La avenida de los Campos Elíseos es una zona prohibida y blindada.
París no aparece completamente vacía gracias a las bicicletas y trottinettes, que la gente está utilizando para reemplazar la falta de Metro y los ómnibus. La gente ha llegado a trabajar en sus vehículos, en “covoiturage” , compartiendo el auto desde los suburbios, o se ha quedado en hoteles, en casa de amigos o en Airbnb.
Según la SNCF, la compañía ferroviaria, el 90 por ciento de los trenes TGV de alta velocidad han sido anulados, el tráfico de ómnibus y Metro está “extremadamente perturbado” en 11 líneas y han paralizado casi completamente a París. Air France anuló el miércoles el 30 por ciento de sus vuelos interiores y el 15 por ciento de sus vuelos de media distancia. Pero hoy 233 vuelos de toda clase han sido cancelados .
La tasa de ausentismo en los jardines de infantes y escuelas primarias es del 55 por ciento en todo el país y el 78 por ciento en París. El “servicio mínimo”, exigido por la ley para abrir las puertas, solo se cumple en tres escuelas parisinas. Esta actitud fuerza a las familias a dejar a sus hijos con parientes o vecinos, niñeras contratadas cuyos servicios se han agotado o sumarse a la huelga porque no tienen con quien dejar a sus hijos.
Los ferroviarios buscarán “renovar la huelga hasta al menos el 12 de diciembre” . Van a presionar al presidente Emmanuel Macron y al primer ministro Edouard Philippe a ceder en las reformas de la jubilación, cuyos detalles aun son secretos.
En estas horas el servicio de “niñeras” es el más solicitado en París en las redes sociales.
Esta es una huelga contra un proyecto de jubilación, cuya arquitectura se conoce y se sabe que buscan construir una jubilación por puntos, con un salario común. Pero se ignoran los detalles, que serán revelados a lo largo de la huelga. Los ferroviarios pueden jubilarse con su régimen especial a los 58 años.
La medida de fuerza se hace sentir fuertemente en París, Lyon, Marsella, Lille, Bordeaux, Nantes, Niza y Estrasburgo. En Toulouse el Metro funciona normalmente al igual que en Rennes pero las líneas de ómnibus están muy perturbadas.
La marcha en París estaba prevista a las 2 de la tarde y ya se han realizado 6333 controles por la policía y 18 detenciones.
El Palacio del Eliseo anunció que “hay que llevar adelante estas reformas en un clima de escucha y concertación”. Pero el presidente Emmanuel Macron se siente “calmo y determinado” frente a esta movilización masiva, que observa desde su oficina. Llama a sus ministros a “ocupar el terreno “y mostrarse al frente de las reformas” mientras juega la carta de la prudencia.
Ningún gobierno francés ha conseguido el triunfo hasta ahora en las reformas de las jubilaciones.