Bagdad, 5 dic (EFE).- Varias localidades del sur de Irak han vuelto este viernes a ser escenario de protestas y del bloqueo de algunas instituciones, a pesar de la dimisión el pasado fin de semana del Gobierno y el comienzo de negociaciones para elegir a un nuevo primer ministro tras dos meses de movilizaciones en las calles.
Un oficial de la policía de Diwaniya, en el sur de Irak, dijo que se produjeron protestas frente a edificios gubernamentales y que decenas de familias de víctimas de la represión en las pasadas semanas bloquearon el acceso al Ayuntamiento e impidieron que el gobernador y los empleados entraran.
La fuente, que pidió el anonimato, dijo a Efe que el Departamento de Educación de la provincia de Diwaniya, además de otros departamentos y las escuelas no han puesto fin a la huelga que dio comienzo con la segunda ola de protestas el pasado 25 de octubre.
Mientras, en Nayaf, también ubicada en el sur, cientos de manifestantes se congregaron en la plaza Al Sadrin, en el centro de la ciudad, y los departamentos gubernamentales, excepto los de Seguridad y Sanidad, están cerrados, según una fuente de seguridad.
En la ciudad de Nasiriya, capital de la provincia de Di Qar (sur), escenario de violentos incidentes la semana pasada que dejaron decenas de muertos, hay protestas en la céntrica plaza de Al Habubi.
Un portavoz de la Provincia de Di Qar, Galib al Nasiri, dijo a Efe que las fuerzas de seguridad han conseguido reabrir al tráfico todos los puentes de la ciudad, que habían sido bloqueados por los manifestantes, excepto el de Al Zaitún.
Asimismo, informó de que los departamentos gubernamentales en la provincia aún están cerrados para honrar el casi medio centenar de personas que fallecieron en dos días de enfrentamientos en las calles.
El pasado 28 de noviembre los manifestantes irrumpieron en el consulado iraní de Nayaf dando comienzo a una ola de violencia en las regiones sureñas de mayoría chií, donde se vieron muestras de rechazo por la presencia e influencia de Irán en Irak.
La violencia desembocó en la renuncia del primer ministro, Adel Abdelmahdi, aceptada el pasado domingo por el Parlamento, cuyas fuerzas políticas tendrán que ponerse de acuerdo para proponer un candidato a liderar el ejecutivo al presidente de la República, Barham Saleh.
La crisis política se ha precipitado después de dos meses de protestas en las calles de Irak para pedir mejores servicios públicos y oportunidades económicas y el fin de la corrupción, a la que los manifestantes achacan los graves problemas del país. EFE