El ministro de Energía y Minas y presidente de Petróleos de Venezuela PDVSA en el gobierno de Chávez y hoy crítico de Maduro, nos entrega informaciones que no maneja la propaganda favorable a la dictadura que ha violentado la constitución bolivariana.
Ya llegando al final de este año infausto para la patria, si quisiéramos hacer un balance de lo que ha pasado, en qué han convertido al país, sin lugar a dudas podríamos mencionar tantas cosas que son una tragedia:
En lo económico: la hiperinflación de 360.000% solo este año, la mega devaluación desde agosto de 2018, cuando el ya devaluado bolívar se depreció de 60 bolívares soberanos por dólar a 48.000 bolívares soberanos por dólar a la fecha; un salario de hambre, de tan solo 3,125 dólares al mes, el más bajo de todo el hemisferio; la desaparición del bolívar y por ende la dolarización, por la que maduro da “gracias a dios que exista”; el desabastecimiento de alimentos, medicamentos, insumos o materias primas para la producción; el colapso de PDVSA, con una caída de 2.300.000 barriles día de petroleo en apenas 6 años, sin gas, ni gasolina; el colapso de las industrias básicas, de los servicios públicos, sin agua, electricidad ni transporte; la caída brutal del del sector de manufactura, industrial, agrícola, construcción, reflejada en la caída acumulkada en 6 años del PIB en 63%, es decir, una paralización de la actividad productiva nacional como nunca antes se había visto.
Estamos frente a un país donde al trabajador le fueron arrebatadas todas las conquistas laborales, se violentaron todas las Convenciones Colectivas de la administración pública, de los obreros, con la mega devaluación se esfumaron las prestaciones sociales, el gobierno hizo la tarea sucia a la burguesía, disminuyendo casi a la nada la llamada “carga laboral”, se apropiaron de los ahorros de los trabajadores, del esfuerzo de toda su vida, ahora canjeadas por papelitos de monopolio o medio petro. Tenemos hoy día un país de donde desapareció el trabajo como base de la sociedad, a nadie le importa el valor del trabajo, ni el conocimiento, ni el esfuerzo colectivo, se ha instaurado como práctica la apropiación del trabajo, el saqueo de los recursos naturales.
En lo social: la pobreza alcanza al 83% de la población, con un ingreso diario de 0,11 centavos de dólar, muy debajo de los 1,99 dólares diarios que establece Naciones Unidas como el umbral de la pobreza; sin acceso a la alimentación, a la salud, a la seguridad social.
La mayoría sin posibilidad de ingresar o adquirir alimentos en los “bodegones” de la vergüenza; con 7 millones de venezolanos que requieren protección humanitaria según el último informe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), 1.9 millones que sufren desnutrición aguda, la mortalidad infantil aumentó a niveles de espanto, que el gobierno no se atreve a publicar, la deserción escolar alcanzó la cifra de 78% de en septiembre 2019, nuestros niños en la calle, abandonados, abusados.
Hasta la fecha 4,7 millones de venezolanos han abandonado el país, con proyección de llegar a los 6 millones según el último informe de migraciones de la ACNUR; somos el país más desigual del hemisferio, con un coeficiente de Gini del 0,65 para el 2017, el más alto de Latinoamérica, es decir, hoy día somos el país más desigual de nuestro hemisferio, el país de la miseria y el éxodo; somos el país del Guaire iluminado, del Humboldt de la infamia, palacios acondicionados en el Ávila, palacetes construidos en los Roques, la Tortuga, espacios cuyas bellezas están reservadas para el disfrute de la nueva burguesía que surge tras el saqueo y la corrupción del madurismo instalada en todos los niveles del Estado y del país.
En lo político: la permanente violación de la Constitución y las leyes, la ausencia del Estado de Derecho, de la separación de poderes, sin garantías de ningún tipo, ni políticas, ni jurídicas; un Fiscal General delincuente que actúa como un sicario siguiendo instrucciones de maduro o su círculo íntimo, responsable, por acción u omisión, de crímenes políticos y de la violación de los Derechos Humanos de los perseguidos y detenidos del gobierno. Este es ahora el país del miedo, de la judicialización de la política, de los falsos positivos, de la censura, de la violación a los Derechos Humanos como política de Estado, tal como lo señala la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, en su último informe a la ONU.
Con las cárceles llenas de presos políticos, trabajadores y militares secuestrados, sin derecho a la defensa, a un juicio, ciudadanos que llevan hasta cinco años privados de libertad sin ni siquiera tener la primera audiencia. Ahora Venezuela es el país de la persecución política, de los exiliados, de la tortura, de las ejecuciones extrajudiciales a manos del FAES y otros cuerpos parapoliciales donde se cuentan 5.800 ejecuciones extrajudiciales entre el 2017-2018 según propios datos del gobierno “por resistir a la autoridad”. Un país atrapado entre dos extremos políticos que son las caras de la misma moneda, una disputa interminable, que destruye cualquier posibilidad de salir de esta crisis; a ellos no les importa, solo quieren el poder.
En lo espiritual: un país de familias separadas, ancianos y niños abandonados a su suerte, de jóvenes decepcionados, desilusionados, escépticos, sin esperanzas; una sociedad dividida, llena de rencor, con ganas de revancha, de aniquilar al contrario o a quien sea; con una ética del pranato modelada desde las altas esferas del poder donde se practican y estimulan la corrupción, la indolencia, la burla hacia el pueblo. Todos somos testigos del cinismo del presidente, vicepresidentes y ministros, otrora dirigentes populares, hoy obesos de poder; la violencia cotidiana del gobierno, cuerpos policiales y organismos de seguridad, ahora al servicio de intereses grupales. El país está azotado por la violencia y el desinterés de élites políticas y económicas, las cuales actúan sin ningún tipo de amor a la patria.
Un país donde una parte de su población pide a gritos una invasión norteamericana, mientras la otra guarda silencio ante la presencia de tropas rusas en territorio venezolano, y todas callan ante el despojo de las transnacionales petroleras que ocupan de facto el territorio Esequibo en reclamación. De la miseria económica, de las privaciones de todo tipo, ha brotado la miseria humana, el sálvese quien pueda, el egoísmo, el individualismo, el silencio cómplice, el mirar a otro lado mientras el pueblo es abusado y la patria es entregada a poderes extranjeros, y todo por un puñado de dólares. Una sociedad fracturada, con dolor en el alma, triste, desencantada de todo y de todos.
Podríamos seguir enumerando hechos irrefutables que exponen al mundo lo que ocurre en nuestra patria. A veces parece un esfuerzo solitario en medio del silencio que envuelve nuestra tragedia colectiva, sin embargo la respuesta del gobierno siempre es brutal: acusan, persiguen, censuran, no quieren que nada los exponga, no quieren que se sumen las voces, quieren mantener al país distraído, ausente, entre las luces en el Guaire, provocaciones al sentimiento religioso del pueblo y la conspiración de turno; entre la expectativa del medio petro, medio pernil o la celebración de la nueva burguesía en el Humboldt, el gobierno se ha especializado en distraer, mantener el silencio con un sonoro escándalo.
Por ello hay que insistir en denunciar una y otra vez lo que sucede en Venezuela, como se ha traicionado la esperanza de todo un pueblo, donde una nueva burguesía surge y se consolida con maduro y el madurismo, quienes han convertido al país en un negocio a la medida de sus necesidades y aspiraciones, se han apoderado de todo: sus instituciones, sus empresas, su economía y han apuñalado el corazón de la patria, traicionado el legado de Chávez y, más allá de eso, el futuro y bienestar de todos los venezolanos, de sus hijos y los hijos de sus hijos. maduro ha hecho un daño profundo a la patria.
Pero toda esta tragedia, queremos resaltar un peligroso hecho que se ha venido profundizando en silencio con la complicidad de todos los factores políticos que se disputan el control del poder y el silencio inexplicable de los militares bolivarianos: la entrega del país a los intereses transnacionales.
Entre escándalo y escándalo, en medio del caos y las escaramuzas habituales con la oposición, el madurismo ha venido entregando los pilares fundamentales de la soberanía y el futuro de la patria a los intereses transnacionales.
Han entregado lo más preciado que habíamos conquistado tras 14 años de gobierno Bolivariano, de lo que hablo el presidente Chávez desde la Agenda Alternativa Bolivariana: los pilares fundamentales de la Patria: la soberanía política y la Plena Soberanía Petrolera, elementos indispensables de la verdadera Independencia del país; conquistas estas que nos permitieron avanzar en los objetivos de desarrollo económico y social, la inclusión y el buen vivir para los venezolanos. Al final de su vida, ya exhausto por el cáncer que lo consumía por dentro, este legado fundamental lo inmortalizó en su frase póstuma, cuando dijo, “hoy tenemos patria”.
Hoy, a seis años de esa frase, la patria de la que nos habló Chávez como su legado fundamental al pueblo, ha sido entregada por maduro y su gobierno. Habría que decir, para ser más exactos, que ha sido entregada por maduro, cilia, diosdado, tareck el aissami, jorge y delcy rodríguez, quienes han contado con el silencio y complicidad de la élite militar. Cada trozo de la patria que se ha entregado, viola uno a uno los objetivos establecidos en el Plan de la Patria y nos aleja más de la posibilidad de reconstruir el país y retomar la conquista de nuestro propio futuro como pueblo soberano.
Veamos los hechos:
Nada de lo que haga maduro debe sorprendernos, la oposición tampoco. maduro hace lo que le da la gana con PDVSA, el Arco Minero y las Empresas del Estado, mientras la oposición hace lo mismo con CITGO en EEUU, Monómeros en Colombia y la ayuda humanitaria. El madurismo y la oposición tienen un acuerdo de convivencia que está acabando con el país. En estos momentos, en la Comisión de Energía de la AN, acuerdan entre el PSUV y AD, una modificación a los Contratos existentes de las Empresas Mixtas para entregar el control de las operaciones al socio privado, cosa que ya sucede de facto pero que los privados exigen regularizar. Ellos siguen entregando activos del Estado sin rendirle cuentas a nadie, en muchos casos en base al acuerdo tácito entre ambos factores de poder, pues los dos sectores obtienen grandes beneficios económicos.
El reciente escándalo de la Comisión de Contraloría de la AN, una comisión de extorsionadores que no investiga al gobierno, que estalló al quedar al quedar descubiertos los favores recibidos, incluidos gira por europa, por los empresarios de maduro a cambio de silenciar sus negocios con las Cajas Clap y los abastos Bicentenario, hoy convertidos en “bodegones” y de paso atacarme atacarme a mi, expuso el nivel de compromiso y acuerdo del madurismo con sectores de la oposición, y esa es una de las razones fundamentales de la permanencia de maduro en el poder: que ha comprado a una parte esencial de la oposición, allí nadie sabe quién es quién.
Como lo hemos señalado, el madurismo está dispuesto a entregar la patria y hacer lo que sea para salvar su propia cabeza. Están resteados para mantenerse en el poder, pues saben que tendrán,en algún momento,que rendir cuentas por todos los crímenes y el daño que le han hecho al país. No les importa lo que establecen ni la Constitución, ni las leyes. Poco les importa lo que hizo o prometió el presidente Chávez al país, su legado, la obra que tanto sacrificio y trabajo costó a todo un pueblo. Ellos van a mantener su gobierno opresor mientras el país siga fracturado en medio del caos y el miedo.
Pero nosotros los venezolanos, todos juntos, somos más, los patriotas, a quienes nos duele lo que está pasando, los que tuvimos que salir, los que están luchando y sufriendo dentro de la patria, los trabajadores, los pobres, los campesinos, los jóvenes, los estudiantes, los militares, no podemos permitir que el madurismo y su infame gobierno siga entregando el país a pedazos, el futuro de nuestros hijos y las generaciones futuras. Hemos propuesto una Junta Patriótica de Gobierno como una Alternativa de la Patria a tanto caos y entrega. Es el momento de dar un paso al frente, ahora le toca nos toca dar la pelea junto al pueblo.
Este fin de año infausto, terrible para la patria, debe hacernos tomar conciencia de que callar no es una opción; la indiferencia y el miedo no pueden llevar a nuestra patria al sepulcro a manos de este grupete de miserables. Como alguna vez repetían los vencedor@s de tiranos de la Misión Ribas: “no podemos optar entre vencer o morir, !necesario es vencer!”
Ingeniero y político venezolano. Ex-embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante la ONU. Ex-ministro de Energía y Minas y expresidente de empresa pública Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) hasta el año 2014. Militante Revolucionario, Chavista y Bolivariano.