El próximo 21 de febrero Irán celebrará elecciones para renovar el Parlamento, que comenzará a funcionar con las nuevas autoridades en mayo de 2020. Este lunes, Estados Unidos volvió a denunciar la fuerte persecución que sufre la oposición iraní de cara a los comicios del próximo año.

A través de su cuenta de Twitter, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, señaló que a falta de dos meses para las elecciones el régimen persa “inhabilitó a más de mil candidatos”.

“Apoyamos al pueblo iraní, que simplemente quiere que se escuche su voz”, agregó el jefe de la diplomacia norteamericana.

El proceso de registro de los candidatos comenzó a principios de diciembre. Los aspirantes se presentan en 208 distritos electorales para 290 escaños. El Consejo Guardián, un organismo de control constitucional, examina y debe aprobar a aquellos que deseen participar en las elecciones.

Los candidatos deben tener entre 30 y 75 años, y tener una maestría para ser considerados.

 

Este nuevo proceso electoral se da, una vez más, en el marco de una fuerte persecución del régimen contra la oposición. Persecución que se incrementó en los últimos tiempos tras las multitudinarias marchas en todo el país que fueron brutalmente reprimidas por las fuerzas de seguridad.

Miles de iraníes comenzaron a salir a las calles el pasado 15 de noviembre luego de que la República Islámica anunciara un aumento en el precio de la gasolina, en lo que constituyó uno de los mayores desafíos para los gobernantes clericales de Irán desde la Revolución Islámica de 1979.

Las movilizaciones duraron semanas. En ese tiempo el régimen se encargó de bloquear las redes sociales para que la oposición no pudiera denunciar al mundo lo que estaba ocurriendo ni mostrar imágenes de la represión.

Aunque Teherán no publicó cifras oficiales sobre el número de víctimas, Amnistía Internacional (AI) señaló que al menos 161 personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad.

No obstante, un legislador iraní denunció que la cantidad de víctimas asciende a más de siete mil.

Días atrás, Pompeo indicó que los asesinados son más de 1.500 y responsabilizó directamente al ayatolá Ali Khamenei: “El pueblo iraní tiene derecho a lamentar las 1.500 víctimas asesinadas por @khamenei_ir durante [#ProtestasenIrán]”.

 

“El régimen teme a sus propios ciudadanos, y una vez más ha recurrido a la violencia y a cerrar Internet”, agregó el secretario de Estado.

Tres fuentes cercanas a la cúpula del régimen revelaron a la agencia Reuters, bajo anonimato, que Khamenei estaba especialmente preocupado por la ira en los pequeños pueblos de la clase trabajadora, cuyos votantes de bajos ingresos han sido un pilar de apoyo para la República Islámica. Sus votos contarán en las elecciones parlamentarias de febrero, una prueba de fuego de la popularidad de los gobernantes clericales desde que el presidente de Estados Unidos Donald Trump salió del acuerdo nuclear de Irán -un paso que ha llevado a un colapso del 80% en las exportaciones de petróleo de Irán desde el año pasado.

Exprimida por las sanciones, Khamenei tiene pocos recursos para hacer frente a la alta inflación y el desempleo. De acuerdo con las cifras oficiales, la tasa de desempleo es de alrededor del 12,5% en general. Pero es aproximadamente el doble para millones de jóvenes iraníes, que acusan al establecimiento de una mala gestión económica y de corrupción.