En este artículo Arnau Balot nos explica cómo el movimiento autogestionario ateniense dio lugar a nuevas conciencias e imaginarios políticos al ocupar la Plaza Syntagma, y cómo siguieron presentes en distintos barrios después de su desalojo.
En este artículo Arnau Balot nos explica cómo el movimiento autogestionario ateniense dio lugar a nuevas conciencias e imaginarios políticos al ocupar la Plaza Syntagma, y cómo siguieron presentes en distintos barrios después de su desalojo.
La crisis económica de la última década vino de la mano de una serie de medidas de austeridad que fueron “prescritas” a los países de la periferia Europea con mayores dificultades en su balanza fiscal. Dichas medidas fueron presentadas como “la única alternativa posible” para superar la crisis – también conocido como la ideología TINA (There Is No Alternative). Alrededor del mundo, las presiones neoliberales y la decadencia de la socialdemocracia desencadenó el auge de diversos movimientos de resistencia como la Primavera Árabe o la Occupy Wave, y que fueron relevantes por su crítica y desafío a las nociones tradicionales de política debido a su carácter antiautoritario y su lucha por la democracia directa.
La imposición de la austeridad fiscal y las desregulaciones del mercado laboral fueron las catalizadoras para la emergencia de nuevos imaginarios y subjetividades políticas cuya resistencia fue más allá de mostrar indignación, ya que materializaban prácticas y discursos alternativas al neoliberalismo. Grecia no experimentaba un movimiento de tal magnitud desde el desmoronamiento de la dictadura en 1974 (véase por ejemplo Diakoumakos, 2015).
“La austeridad fiscal y las desregulaciones del mercado laboral catalizaron la emergencia de nuevos imaginarios y subjetividades políticas
Como indican Farnsworth e Irving, “la crisis representó un sueño hecho realidad para los neoliberales” (2018, 463). Los poderes internacionales conocidos como La Troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional) realizaron tres rescates financieros a Grecia entre mayo del 2010 y julio del 2015. Estos rescates forzaban al Estado a implementar ajustes estructurales mediante las llamadas políticas de austeridad que sirvieron para continuar con el proyecto liberal de flexibilización del mercado laboral y derrumbamiento del estado del bienestar. Karl Polany (2001[1957]) ya avisó del papel del Estado para imponer las “relaciones antinaturales requeridas por la sociedad de mercado”. Al mismo tiempo, según su teoría del doble movimiento, la sociedad reacciona y se organiza para defender sus derechos y libertades – como se demuestra a continuación.
Fue el día 25 de mayo de 2011, mientras el Parlamento discutía la aprobación del segundo acuerdo de rescate, cuando el pueblo decidió concentrarse enfrente del edificio, en la plaza Syntagma. Lo que empezó como concentración terminó en ocupación que duró dos meses hasta que la policía desalojó la plaza violentamente (Arampatzi 2017). Desde el inicio se rechazó todo aquello que simbolizara la política y las instituciones convencionales, no se aceptaron representaciones de partidos políticos ni sindicatos. No se trataba tan solo de repudiar los métodos tradicionales en los que ya no podían confiar, sino que también, desde el comienzo de las protestas, los manifestantes se autoorganizaron y pidieron llevar el poder a las asambleas como centros de decisión, practicando la democracia directa como semilla alternativa al neoliberalismo.
El establecimiento de una asamblea abierta permitió la organización de la plaza que se fundamentó en los principios de solidaridad, ayuda mutua y emancipación. Los participantes establecieron una cocina solidaria, puntos de higiene y primeros auxilios, redes de intercambio y equipos de comunicación entre otros. A diario, en la asamblea se discutía sobre injusticia económica, el mal funcionamiento de la democracia representativa y la realidad social del país. La ocupación de la plaza y sus prácticas permitió que el espacio público retomara su importancia como lugar de lucha y subversión del orden. Lo ocurrido en la plaza Syntagma hizo justicia a lo escrito en varias paredes atenienses: sto dromo geniountai synidieseis (la consciencia nace en la calle).
“La ocupación de espacios públicos permitió que retomaran su importancia como lugar de lucha y subversión del orden
Los mismos principios de solidaridad, ayuda mutua y el afán por construir alternativas se dispersaron por los distintos barrios de la ciudad una vez la policía forzó el fin de la ocupación. Mediante asambleas vecinales en los barrios de Kipseli o Petralona/Koukaki entre otros, los ciudadanos organizaron distintas alternativas para abordar problemas relacionados con la producción, el trabajo, la salud y la cultura. Los atenienses seguían demostrando que ya no esperaban nada de las instituciones ni de la política tradicional, y al mismo tiempo ponían en marcha movimientos con dinámicas totalmente distintas a las del sistema dominante, basadas en el apoyo mutuo y la autogestión. A continuación, se analizan algunas de las iniciativas a través de la síntesis de varios estudios etnográficos:
• Pautz y Kominou (2013) estudiaron las prácticas de expropiación colectiva de supermercados de diversos grupos que distribuían los productos expropiados en la calle. No sólo servía para cubrir necesidades básicas, sino que atacaba las bases del sistema capitalista: la propiedad, y las relaciones establecidas en torno a ella, y el intercambio monetario. Es interesante como estos grupos rechazaban la etiqueta de Robin Hood que les atribuyeron los medios ya que ocultaba los principios de horizontalidad y acción colectiva.
• Embros (Adelante) era el nombre del edificio ocupado y autogestionado por artistas que se transformó en teatro y centro cultural. Myrmigi (la hormiga) era un proyecto de distribución de comida que ayudó a más de 1000 familias de uno de los distritos más pobres de la ciudad. Vaiou y Kalandides (2016) explican como ambos proyectos desarrollaron nuevos espacios para la participación ciudadana que fueron cruciales para la puesta en práctica de relaciones económicas inexploradas hasta el momento por la mayoría de participantes.
• Otro legado de la ocupación fueron las redes de solidaridad económica conocidas como el movimiento sin intermediarios. Rakopoulos (2014) estudió RA.ME, una de estas redes que tenía como objetivo principal que los consumidores compraran los productos directamente a los granjeros, impidiendo la intervención de otros actores y así su especulación. Además, la crítica al intermediario se extendió al papel del Estado, que era visto como el intermediario que dejaba hablar a la Troika a través de sus poderes.
Desde mayo del 2011 fueron los “esfuerzos continuados de crear formas de ser y estar en común diferentes a las ofrecidas por el Estado” (Rancière 2011, 80) los que garantizaron la emergencia de nuevos imaginarios y subjetividades políticas. La reacción a la deriva neoliberal brindó a muchos atenienses nuevas formas de organizarse y estructurar sus relaciones sociales basándose en principios reaccionarios (considerando la naturaleza del sistema neoliberal). El ejemplo del pueblo ateniense nos muestra la capacidad (y la importancia) de saber organizarse fuera de las vías tradicionales, no sólo para cubrir necesidades básicas, también para poder poner en práctica nuevas relaciones sociales y económicas más justas y menos destructivas.
Diakoumakos, G., 2015. Post-materialism in Greece and the Events of December 2008. Journal of Modern Greek Studies, 33(2), pp.293-316.
Farnsworth, K. and Irving, Z., 2018. Austerity: Neoliberal dreams come true?. Critical Social Policy, 38(3), pp.461-481.
Pautz, H. and Kominou, M., 2013. Reacting to ‘austerity politics’: The tactic of collective expropriation in Greece. Social Movement Studies, 12(1), pp.103-110.
Polanyi, K. 2001(1957). The great transformation: The political and economic origins of our time (Vol. 45). Beacon press.
Rakopoulos, T., 2014. Resonance of solidarity: meanings of a local concept in anti-austerity Greece. Journal of Modern Greek Studies, 32(2), pp.313-337.
Rancière, J. 2011. The thinking of dissensus: politics and aesthetics. Reading Rancière, 1-17.
Vaiou, D. and Kalandides, A., 2016. Practices of collective action and solidarity: reconfigurations of the public space in crisis-ridden Athens, Greece. Journal of Housing and the Built Environment, 31(3), pp.457-470.