Aprender a administrar el barrio y la comuna nos dirá como debe ser una nueva constitución, no como algunos teóricos burócratas quieren hacer ahora mismo una asamblea constituyente popular a sabiendas de que su redacción tendrá que ser de la cabeza de los intelectuales (y por eso mismo lo proponen). Nosotros no tenemos la experiencia mapuche de compartir los asuntos de todos, de modo que debemos darnos un tiempo para aprender, con errores y aciertos, pero ahí tenemos un camino que nos hará evitar tener que confiar a la partidocracia la tarea de elaborar nuestra carta magna. Que la hagan entre ellos y se disputen allá arriba el poder, mientras acá abajo construimos un nuevo modo de vivir y autogobernarnos.
Chile: la revuelta, los actores y la ruta de las definiciones
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Hay que reconocer –y reconocerse- que una enorme cantidad de población se mueve en diferentes direcciones, en tanto otra enorme cantidad no se mueve, sino que está a la espera de para donde va a ir la micro.
La enorme movilización de más de un millón de personas en la plaza Italia junto a otro millón o más que se movilizaron en todo el país, no parece tener relación con los menos de 100 mil que se reúnen todos los viernes en el mismo lugar sin ceder un milímetro la combatividad, que de quedar sólo en esa manifestación de los viernes, habrá que analizar y verificar sus reales resultados o si sólo sigue siendo una protesta y una señal de que la vela está encendida a la espera del chorro de gasolina social que encenderá nuevamente la pradera, de modo que nos quedamos con esta última opción y decimos que esa batalla de los viernes debe continuar y hay que apoyarla con tutti, pues está resultando también una escuela de organización y prestación de servicios que bien pueden reproducirse en los barrios, como las brigadas de salud, pero cuyo sentido y destino está ligado indefectiblemente (inevitablemente) al quehacer en los barrios, por supuesto siempre y cuando esa llama sea trasladada hacia allí y no se considere aquel como el lugar del combate decisivo.
Hay que preguntarse dónde está y qué hace ese millón de personas que llegaron aquel día. Hagamos primero algunas preguntas y luego algunas pistas de por dónde andan y lo que hacen:
¿Están esperando el llamado o convocatoria para salir?
¿O están buscando su lugar y su actividad en los barrios?
¿Acaso esperaban que cayera el gobierno o renunciara Piñera?
¿Y como eso no pasó han perdido la fé?
Dos hipótesis para trabajar la respuesta:
Primera hipótesis: Una parte importante de la población espera la vanguardia que desplace a los malos gobiernos y malos políticos de los cargos del poder.
Segunda hipótesis: Una parte importante de la población cansada de los partidos políticos busca a manotazos de ciego qué hacer y por donde caminar para no seguir tropezando con la misma piedra. La mala costumbre ha enseñado de que si no está el bueno hay que dar la espalda a todos e irse a su casa a cuidar de sus propios asuntos.
Los partidos políticos han dado pésimos ejemplos y vamos a analizarlos brevemente para que la gente no se deje llevar por las promesas y los cantos de sirena:
Los partidos de la Concertación ya se han mostrado abiertamente capitalistas y neoliberales, además que han tenido diversas oportunidades de gobernar y la población está peor, por lo que hay que tener cuidado con la propaganda anti-Piñera que levantan ellos para lavarse las manos.
El partido comunista se ha sumado a ellos compartiendo gobiernos neoliberales que han reprimido al pueblo mapuche, lo que ha llevado a una fuga constante de militantes que han formado diferentes mini partidos o corrientes que se han sumado a otros.
El frente amplio que había aparecido como la alternativa de una juventud profesional que arrastró pequeños sectores de juventud poblacional incorporando grupos constituidos por las sobras de los partidos de la Nueva Mayoría.
El frente Rodríguez o FPMR, uno de los principales defensores chilenos de la dictadura de Maduro en Venezuela. ¡Plop! Y sus grupos intermedios y sindicatos de marcado carácter estalinista.
El MIR, que tiene la mejor tradición revolucionaria y popular, cosa que perdió con la muerte de Miguel Enríquez y con los dirigentes posteriores que seguían defendiendo a Cuba revolucionaria cuando dejó de serlo al adoptar la solución estalinista y dividirse en corrientes algunas de las cuales se fueron a la Concertación, otras a formar la surda junto a sectores del PS (de allí viene el partido Igualdad) y otros salieron a constituir nuevos partidos. La cantera del antiguo MIR sigue siendo utilizada por viejos y nuevos dirigentes que aún creen que pueden asumir y dirigir un estado socialista que no sea sometido al capital, lo que ha sido demostrado una y otra vez en diferentes regiones del planeta, pero esos dirigentes no están dispuestos a ceder su vocación de poder.
Los anarquistas, que tienen las mejores posturas referente a la autonomía de modo teórico, pero su práctica es constituir solamente grupos de afinidad ideológica, lo que les impide trabajar y aprender de los vecinos y vecinas, pues el aprendizaje sólo lo adquieren de los manuales, la ideología y los intelectuales anarquistas.
Los libertarios plataformistas no han vacilado en unirse con partidos estalinistas en diferentes países y no han podido ser menos aquí en Chile y los territorios que ocupa el estado chileno.
Los troskistas son iguales que los estalinistas del PC o del PC(AP) y buscan diferentes caminos para llegar a lo mismo: a la dictadura del estado.
Y hay más, en el plano universitario y extraparlamentario e ilegal existen decenas de partidos y corrientes.
La experiencia argentina demostró que la entrada de los partidos a las asambleas vecinales terminó destruyéndolas para constituir solamente bloques electorales que favorecieron el gobierno Kirchner y hoy están sometidos al nuevo gobierno neo progresista del peronismo y su furgón de cola, el PC y grupos afines.
La experiencia boliviana demostró que la autonomía de los movimientos sociales fue sometida a la organización partidaria del MAS que por insistir en la reelección y el fraude electoral ha sido derrotado y hoy día gobierna la derecha mientras los movimientos se reorganizan en forma autónoma.
En México la autonomía zapatista está siendo amenazada por el gobierno neo progresista de López Obrador, pero ayer se sumaron los campesinos con un millón de afiliados a la resistencia autónoma contra la ofensiva extractivista del gobierno.
Aquí en Chile todos los partidos institucionales, incluyendo al partido comunista y el frente amplio se han sumado a la lucha por una nueva Constitución, pero nadie quiere tocar allí el tema del poder, bastando una lluvia de derechos, con lo que habrá una mejor constitución, pero seguiremos igual con el poder sobre nosotros, de allí que sectores de población han entendido que los cabildos, comunidades y asambleas vecinales deben asumir con sus manos la soberanía popular sin transferirla a los representantes en los aparatos del poder, lo que significa que hay que poner el énfasis en actividades barriales que acerquen a la gente y puedan desarrollar el gusto de estar juntos. Que no sea un asunto racional, de que si estamos juntos podemos lograr más cosas, sino que nos guste estar juntos, que sea placentero, esto es juntar el deber con el placer y aprender a administra el barrio entre todos, para luego aprender a administrar la comuna.
Aprender a administrar el barrio y la comuna nos dirá como debe ser una nueva constitución, no como algunos teóricos burócratas quieren hacer ahora mismo una asamblea constituyente popular a sabiendas de que su redacción tendrá que ser de la cabeza de los intelectuales (y por eso mismo lo proponen). Nosotros no tenemos la experiencia mapuche de compartir los asuntos de todos, de modo que debemos darnos un tiempo para aprender, con errores y aciertos, pero ahí tenemos un camino que nos hará evitar tener que confiar a la partidocracia la tarea de elaborar nuestra carta magna. Que la hagan entre ellos y se disputen allá arriba el poder, mientras acá abajo construimos un nuevo modo de vivir y autogobernarnos.
Jaime Yovanovic (Profesor J)