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Las conversaciones entre los dos grandes bloques de la resistencia nicaragüense contra la dictadura de Ortega

Confidencial :: 13.01.20

Enero será un mes clave en las pretensiones de crear el núcleo fundacional de lo que será la gran coalición nacional. Representantes de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), se han autoimpuesto el fin de mes como plazo para presentar los lineamientos sobre la visión, misión y objetivos de una coalición opositora en Nicaragua.

Una coalición opositora “sin hegemonismos”

Enero será un mes clave en las pretensiones de crear el núcleo fundacional de lo que será la gran coalición nacional. Representantes de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), se han autoimpuesto el fin de mes como plazo para presentar los lineamientos sobre la visión, misión y objetivos de una coalición opositora en Nicaragua.

La prisa por lograrlo se debe al desconcierto ciudadano que ha generado el anuncio informal de que la Alianza Cívica dejaría la Unidad Nacional para “redefinir roles”, de cara a la creación de la coalición. La noticia se filtró el martes pasado, pero fue hasta dos días después que ambas organizaciones, en un comunicado, informaron y explicaron las razones de este cambio.

 

En una entrevista en el programa Esta Semana, Azahálea Solís, del Consejo Ejecutivo de la Alianza Cívica, y Violeta Granera, del Consejo Político de la Unidad Nacional, realizaron un mea culpa, por los “errores” de comunicación en el caso de la salida de la ACJD. “La ciudadanía tiene el derecho de reclamarnos por no haber informado y haber creado toda esta desesperanza”, aceptó Solís.

Indicó que “debemos tener muy claros todos los lineamientos de este asunto (gran coalición opositora), que hemos avanzado bastante. Tenemos que darlos a conocer, porque no nos puede pasar lo de esta semana, de que la ciudadanía no estaba enterada”, dijo Solís.

“Es posible que en los próximos ocho o diez días podamos tener más claro que es lo que vamos a decir, para no cometer errores”, añadió.

Granera comentó que el “error” con el tema de la Alianza, “es una muestra de cómo el no ver que se avanza, y suponer que más bien se está resquebrajando esa posibilidad (coalición), causa tanto desaliento y tanta crítica”.

 

Rechazan el término “separación”

Voceros de la Unidad Nacional y la Alianza Cívica han declarado que no se trata de una “separación”, sino de una “redefinición de roles”, en aras de construir la gran coalición opositora.

“La palabra separación no es la más adecuada, cada organización tenía sus propios mecanismos de toma de decisiones”, aseguró Granera, quien explicó que ahora tratan de construir una estructura en la que “las decisiones que tomemos, en el marco de una coalición nacional, sean vinculantes para ambas”.

“Ambos espacios teníamos que tener clarísimo con quiénes contábamos para formar la coalición, y esa duplicidad —que fue normal porque la Alianza era parte de la Unidad, desde su fundación— estaba generando una confusión entre ambas”, acotó la representante de la UNAB.

 

La UNAB fue creada, en octubre de 2018, por organizaciones surgidas durante el levantamiento cívico contra el régimen orteguista. Entre ellas estaba la Alianza Cívica, la Coordinadora Universitaria y la Articulación de Movimientos Sociales. En sus inicios fue integrada por 43 organizaciones, pero ahora la conforman más de 90. Entre estos hay movimientos feministas, de profesionales, ambientalistas, de derechos humanos y el sector privado.

Además de la Alianza, otros movimientos que estaban representados en ambas agrupaciones, tendrán que decidir sobre su participación en una de las dos. La Alianza Universitaria Nicaragüense AUN, decidió participar en la Alianza Cívica, en tanto en los próximos días la Coordinadora Universitaria por la Justicia y la Democracia (CUJD) anunciará su decisión.

Movimiento estratégico

Granera adelantó que “una vez que formemos la coalición tenemos que seguir incorporando movimientos políticos y sociales, que no están ni en la Unidad ni en la Alianza”.

Guillermo Incer, también miembro del Consejo Político de la UNAB, indicó que la “división de roles” supone un “movimiento estratégico”, ya que “la Unidad puede atraer a ciertos sectores que a lo mejor tienen sus recelos con la Alianza, y viceversa, también puede que algunos sectores tengan más afinidad con la Alianza que con la Unidad”.

“Hemos venido hablando de esto y siempre alrededor del tema de la coalición, porque nosotros consideramos que es importante que haya una clara identidad y una clara separación de lo que es la Alianza y lo que es la Unidad. Ante la población nos confunden, que somos la misma cosa, inclusive a nivel de la comunidad internacional”, dijo.

Solís coincidió con Incer en que “fuera de la UNAB y la Alianza hay algunas organizaciones que no entienden cuál es la diferencia”. Por ese motivo, el pasado 28 de diciembre, el Consejo Político de la Unidad Nacional le “pidió” a la ACJD “que era necesario que aclaráramos la situación”.

ACJD más allá de negociación

La representante de la Alianza señaló que esta organización se ha estructurado alrededor del tema de las negociaciones con el Gobierno, a través de los dos fallidos intentos de Diálogo Nacional, que se realizaron en 2018 y 2019. En ninguno el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha cumplido.

“La Alianza siempre ha dicho que está más allá de la negociación”, dijo Solís, a la par que explicaba que la ACJD creó una comisión de verificación y seguridad, que tiene el objetivo de ver temas de liberación, derechos y garantías, exiliados y desarme de paramilitares. “Esos son temas ligados a la negociación, y aunque no haya negociación, nosotros seguimos trabajando en ese asunto”.

Reconoció que la UNAB es una organización más “masiva”, pues la Alianza se conformó “acotada”, aunque ha ido creciendo. “Solo los estudiantes tienen suplentes, de ahí todos los demás (miembros) no tienen”, comentó.

Más de las diferencias fundacionales, las representantes hicieron hincapié en los proyectos que han trabajado en común, como la propuesta de reformas electorales, que presentaron en a mediados de diciembre pasado, luego de meses de trabajo conjunto.

La propuesta incluye cambios a la Constitución Política en materia electoral, entre los que están la posibilidad de que la sociedad civil postule candidatos para ser magistrados al Consejo Supremo Electoral (CSE). Además, enfatiza en la no reelección para el cargo de presidente, la prohibición de la candidatura de cónyuge del presidente en el ejercicio del cargo, restablecer el umbral del 50% + 1 y la segunda vuelta si no se alcanza ese porcentaje, restablecer las candidaturas independientes, eliminar la norma jurídica del transfuguismo, y garantizar los derechos de excarcelados y exiliados para participar como candidatos y candidatas a cargos de elección popular.

Rechazan reforma electoral unilateral

Sobre la demanda de cambios electorales, el régimen anunció a través de sus diputados en la Asamblea Nacional, que impulsarán este año una reforma de la Ley Electoral. Sin embargo, esta será discutida únicamente con el Consejo Supremo Electoral (CSE), y los partidos políticos que tienen representación en el Parlamento.

“Esas son patadas de ahogados, ellos (diputados) están pretendiendo avanzar en algo que no tendrá ningún resultado; no nos olvidemos que el pueblo quiere incidir en las reformas que se harán, y esa gente está aglutinada en los dos espacios (UNAB y Alianza)”, manifestó Granera.

Añadió que “todos los acuerdos y posiciones de la comunidad internacional sobre todo de la OEA, establecen que las reformas se tienen que dar en el marco de una negociación con la Alianza Cívica”.

“Ortega tendrá que entender que eso no va a tener ningún efecto”, apostilló.

Solís recordó que el año pasado, dentro de las negociaciones del Diálogo Nacional, el régimen “hizo varios intentos de unilateralidad, y no le funcionó”, como fue en el caso de los exiliados. La dictadura divulgó un denominado “Programa sobre el Retorno Voluntario Asistido”, que buscaba promover el regreso de miles de nicaragüenses que se fueron al exilio desde abril de 2018, huyendo del desempleo y la persecución política.

“Las reformas no pueden hacerse al margen de la ciudadanía, que sea exclusivo de los partidos. Eso ya se rompió. El Gobierno no se da cuenta que, desde el 18 de abril de 2018, esa posibilidad está rota”, acotó Solís.

Líneas rojas con partidos políticos

La representante de la Alianza destacó que ellos han tenido comunicación con diversos partidos políticos, con quienes han hablado sobre las posibles reformas electorales.

La Alianza ha conversado con los partidos que tienen representación en la Asamblea Nacional, como es el caso del Partido Conservador (PC) y Liberal Constitucionalista (PLC). Así como con organizaciones políticas que no están en el Parlamento, aunque poseen personería jurídica, como Ciudadanos por la Libertad (CxL) y el Partido de Restauración Democrática (PRD). También se han acercado al Movimiento Renovador Sandinista (MRS), que no tiene personería.

Granera dijo que por el lado de la UNAB están abiertos a conversar con los partidos políticos, pero esperaran a que se conforme el núcleo fundacional de la gran coalición, para “tener muy claro cuáles van a ser los criterios en la negociación con los partidos políticos”.

“Queremos tener claro cuáles son las líneas rojas que nosotros no vamos a transigir, porque obviamente con sectores políticos y sociales —que quieran ser parte de la coalición opositora en Nicaragua— se va a entrar en una negociación. Para eso debemos llevar muy claro lo que nosotros consideramos innegociable”, subrayó.

Rol de los partidos

En una entrevista con el programa Esta Noche, Guillermo Incer, de la UNAB, dijo que el mandato de la Asamblea General de esa organización, es que los partidos políticos sean incluidos en la coalición nacional opositora, pero con roles específicos.

 

“El criterio para incorporar un partido no puede limitarse a que ellos tienen casilla y nosotros no. La casilla la tienen ahorita, pero mañana se la pueden quitar, a como les han hecho a otros partidos”, dijo el representante del sector de la sociedad civil de la UNAB.

“Un rol que pueden jugar los partidos políticos, además de prestar casilla, sino conseguimos una para la coalición, es evitar que el orteguismo haga alianza con ellos y entren en un proceso de farsa electoral, que los legitime a nivel nacional e internacional”, explicó Incer.

“Si hay partidos políticos que están dispuestos a no prestarse a esa estrategia de salida del régimen, tienen un rol importante que jugar en la coalición”, agregó.

Evitar hegemonías

Solís reveló que uno de los puntos centrales que llevará la Alianza a la coalición opositora en Nicaragua es que se “evite cualquier hegemonía”. “Estamos hablando de inclusividad, que no se puede excluir a nadie que está contra la dictadura, independiente de cuál sea su posición ideológica”.

“La hegemonía y el sectarismo no caben en esta coalición”, agregó.

Incer resaltó que otra exigencia para los partidos políticos es que la elección de futuros candidatos se hará a través de elecciones primarias. “No vamos a permitir que se impongan candidaturas con dedazo, porque eso es parte del pasado; y no se ha derramado sangre y perdido la libertad para volver a lo mismo”, advirtió.

También les exigirán a los partidos suscribir un acuerdo con la Asociación Madres de Abril (AMA), en el que se comprometan a “no prestarse a ninguna negociación con el régimen, que permita un ápice de impunidad por los crímenes de lesa humanidad”.

Intensificar la lucha cívica

Granera admitió que la UNAB y la Alianza han diferido en “tácticas o en algunos enfoques” sobre algunos temas, y esa es la razón por la que “es importante avanzar en la coalición, porque eso nos va a dar un norte mucho más claro y más unificado a ambos espacios”.

“Tenemos que acercar en la Unidad y en la Alianza, una visión sobre el tipo y la intensidad de lucha que tenemos que dar. En la Unidad estamos clarísimos que no habrá negociación ni salida electoral, si no logramos juntar fuerzas de todos los sectores y redoblar la movilización y la presión nacional”, subrayó.

Solís destacó que, el año pasado, la movilización ciudadana fue “muy fuerte”, y que este 2020 se intensificará cuando la población tenga “claro cuál es el norte (el objetivo)”.

“En este momento el norte no lo tiene claro la ciudadanía, siente que hay desinformación y que nosotros no estamos dando correctamente lo que se debe hacer, creo que ese es el punto principal”, admitió.

Organizar territorios

Granera aseguró que las organizaciones tienen “claro el norte”, aunque falta mejorar “la organización en todos los niveles”, ya que la población se ha coordinado, pero “todavía hay algunos vacíos en los territorios”.

Ivania Álvarez, representante del sector territorial en el Consejo Político de la UNAB, aseguró en una entrevista en el programa Esta Noche, que la gran coalición es como “un símbolo de esperanza de las personas que no están organizadas, y quieren verle rostro y forma a esta nueva oposición, que es firme, digna y valiente”.

Relató que organizarse en los territorios “ha sido una de las situaciones más difíciles”, pues han sido “criminalizados y boicoteados”. “En los departamentos nos han parado por seis horas para revisarnos y nunca dejarnos llegar a los lugares. Ese sentimiento de impotencia, que tiene la gente, debe llenarlo la gran coalición opositora en Nicaragua”.

“No puede ser una coalición solo para derrotar a Ortega, tiene que ser una coalición para reconstruir Nicaragua”, apostilló Álvarez, quien en noviembre pasado fue arrestada junto a otros 15 jóvenes por llevar agua a unas madres en huelga de hambre. Ella fue excarcelada el pasado 30 de diciembre, y su juicio político continúa programado para el 30 de enero.

Opción política y de poder

Granera adelantó que la coalición nacional tiene el “propósito de ser una coalición política, para competir (contra la dictadura), y tomar el poder y hacer los cambios profundos que necesita el país”.

“Ya tenemos un consenso sobre cuál es la Nicaragua que la gente quiere en el período pos-Ortega”, afirmó.

Solís señaló que el “reto” de la coalición será asumirse como “una opción de poder”, no solamente como “una organización que hace marchas o plantones”.

“Que la gente sienta que sí estamos en posición de trabajar como una opción de poder. Que sientan que queremos el poder para cambiar la situación en la que estamos. Si no somos opción de poder, la dictadura continuaría”, sentenció.

 


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