Atacama. En medio del desierto más árido del mundo hay una enorme área con estanques de agua color turquesa. Cada una de estas enormes piscinas tiene el tamaño de 20 canchas de fútbol y contiene agua salada extraída de las profundidades de la tierra del desierto. Esta salmuera contiene carbonato de litio, la base del metal ligero y plateado que se encuentra en las baterías de casi todos los computadores, teléfonos y autos eléctricos de la actualidad.
A primera vista, el desierto de Atacama de Chile parece un lugar estéril e inhóspito. A pesar de esto, la flora, la fauna y los habitantes de la zona han podido adaptarse bien a las condiciones de su entorno por muchas generaciones. Esto ahora está duda debido a que los pueblos de la zona tienen un nuevo y poderoso competidor por los escasos recursos de agua del desierto: las compañías mineras.
“El agua es vida”. Coyo es una de las doce aldeas en los dispersos oasis del desierto. Los miembros de la comunidad se turnan para sacar agua del río San Pedro. Tras dos semanas de espera, Hugo Díaz pudo finalmente irrigar sus campos.
“Antes de que llegaran las mineras acá había mucha agua. La minería ha consumido las napas subterráneas, sacan agua de un río de otro sector también y no llega acá el agua que corresponde”, dijo Díaz a DW
Para los atacameños, el agua no solo tiene un valor material sino también cultural y espiritual. ”Para nosotros como likan-antai (etnia atacameña) es muy importante el agua. No solamente el agua en relación a lo que es mantener nuestras costumbres mediante la agricultura, sino que también porque el agua es vida”, explicó Vladimir Reyes, uno de los mayores de la comunidad de Coyo.
“Antes de que llegaran las mineras acá había mucha agua. La minería ha consumido las napas subterráneas, sacan agua de un río de otro sector también y no llega acá el agua que corresponde”, cuenta Hugo Díaz, poblador.
El agricultor enseñó las marcas en el canal de riego que muestran los niveles de agua más altos en tiempos pasados. “Muy pocos campesinos pueden vivir de la agricultura. En la actualidad, los jóvenes han tratado de ir aprendiendo sobre la agricultura, pero se ven con el obstáculo de que el agua es cada vez menos. Ese es principal daño que nos están haciendo las empresas mineras”, afirmó Reyes.
La Arabia Saudita del litio. Chile tiene una de las mayores reservas de litio del mundo. Sus exportaciones cubren el 40% de la demanda mundial de este valioso metal. Por eso se le llama la “Arabia Saudita del Litio”. Además, se espera que la demanda global se triplique en los próximos seis años.
Para extraer el litio, el líquido bombeado se deja expuesto al sol del desierto hasta que se haya evaporado el 95% del agua. El litio se separa del residuo mediante un proceso químico y se convierte en los compuestos para las baterías recargables.
2 mil litros por segundo. Las dos compañías mineras que operan en Atacama, la chilena SQM y la estadounidense Albemarle, extraen cada año más de 63.000 millones de litros de agua salada de las capas más profundas del desierto, es decir, casi 2.000 litros por segundo. Además, la industria consume una cantidad considerable de agua dulce.
Según los operadores de la mina, la extracción de agua salada del desierto no tiene ningún efecto en el suministro de agua dulce de la zona. “La salmuera, rica en minerales, no es adecuada para el uso agrícola o como agua potable. Y estamos trabajando muy de cerca con las comunidades locales para asegurarnos de que estamos actuando de manera sostenible”, dijo a DW Hailey Quinn, gerente de comunicaciones de Albemarle.
Alteración del ecosistema. Existen pocos estudios científicos independientes sobre la cantidad de agua consumida durante el proceso de evaporación o sobre los efectos de la extracción de salmuera en el ecosistema. Una de las pocas expertas en este campo es la microbióloga Cristina Dorador, quien ha estudiado los microorganismos de los salares del desierto de Atacama.
“Los microorganismos son la base de todo… La explotación de la salmuera que ha tenido lugar en los últimos 10 o 20 años ha reducido la cantidad de microorganismos y ha afectado al ecosistema”, declaró la bióloga. Los microbios que viven en el agua proveen alimento para el plancton y los crustáceos. Estos son consumidos por animales más grandes, como por ejemplo, los flamencos, la especie más emblemática de la zona.
Pocos derechos sobre al agua y la tierra. A varios cientos de kilómetros al sur del salar de Atacama se encuentra el salar de Maricunga, que también se está explotando para la producción de litio. Actualmente, casi toda la minería de litio en Chile se realiza en Atacama, pero se cree que Maricunga (más pequeño) alberga las segundas reservas de litio más grandes del país. Además de SQM, la compañía australiano-canadiense Salar Blanco está desarrollando un proyecto de litio en la misma zona junto a Codelco, operador de minas de cobre chileno de propiedad estatal.
Las proyecciones de expansión de la minería de litio preocupan a los miembros de la comunidad indígena Colla Pai-Ote. Los pueblos indígenas de Chile apenas tienen derechos de propiedad formales sobre sus tierras ancestrales. “Nadie le preguntó al pueblo Colla si querían minería en su territorio. Nadie le dijo al pueblo Colla cual era el impacto que podría tener la minería en las fuentes de agua en el salar de Maricunga”, señaló a DW el abogado Ariel León, quien asesora a la comunidad.
Chile es uno de los pocos países del mundo donde los recursos hídricos y la gestión del agua están casi 100% privatizados. Esto y la inadecuada protección de los derechos indígenas se remonta a la constitución de 1980, que sigue vigente hoy en día y que fue promulgada bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet.
Según el abogado León, el Estado ya está violando la Convención de la ONU sobre los Pueblos Indígenas debido a la falta de participación de los indígenas en las zonas de minería de litio. Este convenio obliga a los gobiernos a consultar a los pueblos indígenas cuando los proyectos más grandes afectan a su medio ambiente.
“Los autos eléctricos no son la solución”. Muchos de los habitantes de Atacama ven que el cambio climático está acelerando la escasez de agua en el desierto. Pero también dicen que los problemas en la zona solo comenzaron con la minería del litio y del cobre.
“Nos vinieron a decir que la solución eran estos autos eléctricos, la salvación del mundo y todo, pero en realidad no es la salvación. La salvación es la conciencia de cada ser humano, que sepa respetar este territorio como lo respetamos nosotros. Si todos tomáramos conciencia de respeto hacia la tierra, no tendríamos que decir que los autos eléctricos van a salvar el planeta”, dijo Jorge Álvarez Sandon, perteneciente a la comunidad de Coyo.