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Es claro que ese no es el título del artículo, que lleva el siguiente: “Lula visita al papa Francisco”, así, inocentemente, como haciendo burbujas de jabón de la ofensiva de las iglesias ante el fracaso de los partidos que ahora se venden al mejor postor en el mercado del templo.
El encuentro entre el pontífice argentino y Lula se producirá por la tarde, por lo que previsiblemente tendrá lugar en la residencia Casa Santa Marta, donde Francisco vive y mantiene sus reuniones personales fuera del protocolo habitual de palacio.
El exmandatario, que ya está en Roma, consiguió viajar a Italia después de que la justicia de Brasilia aceptara posponer al día 19 de febrero un interrogatorio previsto para el martes 11.
La reunión con el Papa tendrá lugar gracias a la intermediación del presidente Alberto Fernández, quien visitó el Vaticano el pasado 31 de enero, según informó el Partido de los Trabajadores de Brasil en un comunicado.
Da Silva informó días atrás su intención de visitar al pontífice para agradecerle “su dedicación por el pueblo oprimido” y para debatir sobre “la experiencia brasileña en el combate a la miseria”. Pero además quiere agradecer a Bergoglio por “su solidaridad” cuando él pasó por “un momento difícil” en prisión, ya que el Papa respondió el pasado mayo a una carta suya para expresarle su cercanía y darle ánimos.
Lula, quien pasó 580 días en prisión y recuperó la libertad en noviembre, está condenado por corrupción y tiene al menos otras siete investigaciones abiertas en su contra.