El movimiento feminista recuerda que “nuestra sociedad ha vivido centrada en los mercados y las lógicas neoliberales y ahora comprobamos que no estamos preparadas para proteger la vida de las personas”.
“El movimiento feminista no quiere ceder la agenda política, somos nosotras las que sabemos sobre cuidados y esta crisis, . La incapacidad de los estados y gobiernos para ver la dimensión estructural de cuidados es alarmante”
Instan a sindicatos y partidos políticos, así como al Gobierno vasco y navarro, a sumarse a la mesa técnica en un plazo de 48 horas. “Por mucho que lo llamen pandemia, es una crisis de cuidados, y la incapacidad de los estados y gobiernos para ver su dimensión estructural es alarmante”, advierte el movimiento feminista de Euskal Herria.
“Por mucho que la llamen pandemia, esta es una crisis de cuidados”. El movimiento feminista de Euskal Herria se ha posicionado políticamente en un comunicado categórico y pegado a la realidad sobre esta crisis sociosanitaria y estructural que ha generado el Covid-19. Para gestionarla, han creado una mesa técnica híbrida: con militantes feministas y expertas con perspectiva feminista, a la que instan a sumarse a sindicatos y partidos políticos en un plazo de 48 horas, así como al Gobierno vasco y navarro.
El movimiento feminista tiene la clara intención de no delegar la gestión de los cuidados a gobiernos y estados, administraciones que históricamente han ninguneado o tratado de modo escueto los cuidados. El sindicato mayoritario en la educación vasca, Steilas, ha sido el primero en sumarse a la mesa y se espera que, en breve, se incorporen los sindicatos ELA y LAB, así como los partidos políticos EH Bildu y Podemos Euskadi.
Los sindicatos CNT, CGT y ESK, también en clara sintonía con el movimiento feminista, podrían mostrar su adhesión.
“Nuestra sociedad ha vivido centrada en los mercados y las lógicas neoliberales y ahora comprobamos que no estamos preparadas para proteger la vida de las personas”
El movimiento feminista recuerda que “nuestra sociedad ha vivido centrada en los mercados y las lógicas neoliberales y ahora comprobamos que no estamos preparadas para proteger la vida de las personas”. En esta situación de alarma, el Estado ha apelado a la responsabilidad individual, como miembros de una sociedad, para hacer frente a una crisis estructural que evidencia la carestía del sistema sanitario público, de la atención pública a personas dependientes y de un mercado laboral que ya está expulsando a las trabajadoras más precarias mediante Ertes o, simplemente, sin derecho alguno en el caso de la economía sumergida. Y sumergida vuelve a ser sinónimo de mujer.
La crisis económica se cebó en la población más vulnerable, con recortes en la sanidad y en los servicios públicos, así como desoyendo las necesidades de vivienda de la población. “Ahora es la sociedad empobrecida quien debe enfrentar un colapso social para el que no estamos preparadas para hacer frente a esta crisis bio-eco-política”, sostiene el movimiento feminista, quien ve en esta crisis la necesidad de que los poderes públicos “acepten la interlocución con los agentes que realmente estamos detrás de los cuidados, del mantenimiento de la sociedad y de la vida, y que además tenemos la capacidad de movilizar y organizar desde abajo a la sociedad”.
Tanto en Euskal Herria como en el resto de territorios del Estado, ya se están organizando redes comunitarias para sobrellevar esta crisis de forma colectiva.
Por ello, el movimiento feminista vasco quiere manifestar “nuestra preocupación por algunas de las medidas que se están tomando, ya que creemos que pueden agravar la crisis”. Los casos más duros son la prohibición de los nuevos ingresos en residencias, sin explicar cómo cuidar a las personas dependientes que ahora han quedado confinadas en sus hogares solas; las migrantes sin derecho a la salud; las trabajadoras internas que siguen trabajando a riesgo de ser contagiadas, y las víctimas de violencia machista, que quedan aisladas junto con sus agresores.
“En esta crisis es necesario que los poderes públicos acepten la interlocución con los agentes que realmente estamos detrás de los cuidados”
El Estado de Alarma ha solicitado que las personas trabajadoras sigan trabajando en la medida de lo posible, pero al mismo tiempo se ha ordenado a las familias que confinen a sus hijas e hijos durante al menos 15 días en casa. Esta medida afecta a nueve millones de menores en todo el Estado. Otros cerca de dos millones de personas son mayores de 65 años que viven solas, y son población de riesgo del Covid-19.
“El movimiento feminista no quiere ceder la agenda política, somos nosotras las que sabemos sobre cuidaos y esta crisis, por mucho que la llamen pandemia, es una crisis de cuidados. La incapacidad de los estados y gobiernos para ver la dimensión estructural de cuidados es alarmante”, alerta el movimiento feminista.
Concluye que el confinamiento no es excusa para no organizarse colectiva y telemáticamente entre “la siempre olvidada” sociedad civil —asociaciones de trabajadoras, Ampas, movimientos sociales— con los sindicatos, los partidos políticos y los gobiernos, en un momento en el que se requiere una “respuesta efectiva y eficaz” ante esta crisis sociosanitaria.