La cuarentena obligatoria ha acentuado las dificultades para conciliar y ha dejado en situación de vulnerabilidad a las personas mayores, la población que corre más riesgo frente al Covid-19. Desde el pasado fin de semana, las vecinas de Bilbao, al igual que en otros muchos municipios vascos, han articulado redes de solidaridad para cuidar a las personas de su entorno que lo necesiten.
Las redes de cuidados atienden en colectivo a las personas de su entorno extremando las medidas de prevención y a la espera de la respuesta de las instituciones.
Durante al menos dos semanas, los centros educativos permanecerán cerrados y las personas no podrán salir a la calle salvo para comprar lo indispensable e ir a su centro de salud o al trabajo. La cuarentena obligatoria ha acentuado las dificultades para conciliar y ha dejado en situación de vulnerabilidad a las personas mayores, la población que corre más riesgo frente al Covid-19. Desde el pasado fin de semana, las vecinas de Bilbao, al igual que en otros muchos municipios vascos, han articulado redes de solidaridad para cuidar a las personas de su entorno que lo necesiten.
En el casco viejo de Bilbao, la red Alde Zaharra Elkartasun Sarea ha decidido compartir sus protocolos organizativos y sanitarios para ayudar a que otras personas solidarias también puedan crear redes de apoyo mutuo en otros lugares. “Ante esta emergencia, o resurgimos como una comunidad fuerte o estamos apañadas”, sentencia Lucía Masa, integrante de esta red de cuidados bilbaína. Ahora, las redes creadas en los distintos barrios de Bilbao trabajan para coordinarse y dar una respuesta cohesionada a las nuevas necesidades que han surgido tras la emergencia sanitaria y las restricciones del estado de alarma.
Mikel Aiartzaguena forma parte de la red de apoyo mutuo del barrio bilbaíno de Deusto y participa en la coordinación con el resto de redes de la ciudad. “Somos más de 10 barrios ya, cada red con sus características pero todas nacen del movimiento popular”, explica Mikel. En Irala, por ejemplo, han sido las asociaciones culturales, vecinales y de comerciantes las que se han organizado para cuidar colectivamente de las personas de su entorno. En Deusto, en cambio, ha sido la comisión de fiestas, que fueron canceladas hace unos días, la que ha llevado la iniciativa. Y en el Casco Viejo, el comité local de la huelga general del 30 de enero se ha puesto a disposición de las vecinas para hacer recados o cuidar de los niños y las niñas.
“Nos han enseñado a desconfiar, a distanciarnos entre vecinos, pero tenemos que darle la vuelta a la situación para que esta emergencia no caiga sobre las de siempre, las trabajadoras, las precarias, etc.”, señala Lucía Masa, de AZ Elkartasun Sarea. En su opinión, hasta ahora la gran respuesta vecinal ha sido la parte bonita porque mucha gente se ha ofrecido para ayudar solidariamente. Con todo, considera que la suya es una labor militante, no asistencialista. “Cuando lleguen los problemas sociales y económicos, como el pago de alquileres y facturas o los despidos, tendremos que trabajar en otro eje, el de la lucha, para dar una respuesta colectiva”, prevé Masa.
Las redes populares de cuidados seguirán organizándose en paralelo y con la mano tendida hacia las instituciones.
En paralelo a estas redes populares vecinales, la Diputación de Bizkaia ha puesto en marcha una red de voluntarios llamada Bizkaia Gara, con la ayuda de Bolunta, la agencia para el voluntariado. Fernando Atxa, integrante de la red de solidaridad del barrio de Irala, se ha puesto en contacto varias veces con la Diputación, Bolunta y el Ayuntamiento de Bilbao para poner la organización barrial al servicio del bien común. De momento, no ha recibido una respuesta clara. “No entendemos la actitud de la institución, tenemos un tejido asociativo muy valioso”, cuestiona este vecino de Irala. Con todo, se muestra optimista y cree que la coordinación llegará. Por el momento, solo la Cruz Roja se ha puesto en contacto con ellos para conocer su forma de funcionar.
Del mismo modo, Mikel Aiartzaguena, de la red de Deusto, explica que al dirigirse a Bolunta les remitieron a la Diputación o al Gobierno vasco. Ahí, les ofrecieron que pasasen los contactos de sus voluntarios y que fuese la Diputación quien gestionase las ayudas desde su servicio centralizado. “Nuestra ventaja es que somos más cercanos. Es importante que haya confianza si vas a abrir las puertas de tu casa, adelantar dinero o confiar el cuidado de tus hijas”, señala Mikel. Las redes populares de cuidados bilbaínas han decidido que seguirán organizándose en paralelo y con la mano tendida hacia las instituciones.
Uno de los peligros del Covid19 es su rápido contagio, que podría llegar a colapsar el sistema sanitario. Por eso, son muy importantes las medidas de prevención. En el caso de las redes de cuidados no pueden terminar siendo un foco de contagio más en lugar de un servicio público. En este sentido, Fernando, Mikel y Lucía ponen en valor las aportaciones de las profesionales de la sanidad que se han implicado en estas redes para crear protocolos sanitarios y garantizar las buenas prácticas. Así, para ayudar con los recados, lo fundamental es la limpieza de la manos antes y después. Y para evitar riesgos, intentar que las voluntarias sean lo más cercanas posibles, hasta del mismo portal, siempre que se pueda. “Estamos siendo muy cuidadosos, hemos llegado a hacer compras sin contacto entre el voluntario y la persona que recibía la ayuda”, explica Mikel y cuenta el caso de una persona especialmente vulnerable a la que han atendido en Deusto. En su opinión, el cuidado de los niños en una situación como la actual es lo más difícil de gestionar.
“En muchos casos, las redes cuentan con personas que trabajan en asistencia social y tienen experiencia”, apunta Fernando Atxa, de la red de solidaridad del barrio de Irala. Así, por ejemplo, su red trabaja junto a los franciscanos que llevan el comedor social y la red del barrio de Uribarri colabora con la asociación Bizitegi, asociación para el apoyo e inserción de personas en situaciones desfavorecidas. De momento, las redes de cuidados ya han comenzado a funcionar mientras trabajan también en la elaboración de un protocolo común. Hasta entonces, la red solidaria del Casco Viejo de Bilbao comparte a través de su correo electrónico (azelkartasunsarea@gmail.com) sus protocolos sanitarios para quienes los puedan necesitar.