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Contagiar otro mundo


Al-Davi Olvera :: 28.03.20

Frente a los decretos de excepción expedidos por diversos gobiernos, el “ shock sicótico-viral” extendido por los pueblos del mundo, y el peligro científicamente probado del coronavirus, movimientos sociales crean formas de extender la solidaridad. Primero, para atender a las personas mayores, el sector más vulnerable en la pandemia. Después, para enfrentar los costos sociales que ya se colocan sobre los hombros de los de abajo.
Italia es un buen ejemplo. De larga tradición partisana, anarquista y autonomista, la Italia social reinventa sus formas de ayuda mutua. Christian Peverieri, integrante del colectivo Centros Sociales del Noreste, herederos del movimiento autónomo de la década de los setenta, colabora con lugares ocupados y en la lucha por los derechos de vivienda, de los migrantes y trabajadores: “después del decreto que nos obligó a quedarnos en casa, hemos empezado a pensar que podríamos hacer para no desaparecer como movimiento”.
Una de las iniciativas más fuertes en Italia es la asamblea nacional por el salario de cuarentena, en la que movimientos sociales convergen en una línea: “esta crisis no la pueden pagar los pueblos”.


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