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¿Saber social o saber oficial?

11.02.04

Las universidades del continente se disputan a brazo partido a los miles de jóvenes que iniciarán sus clases en los primeros días de marzo.

Muchos estudiarán para obtener el cartón con el cual salir a batallar un puesto en el engranaje o para instalar su propia maquinita de hacer dinero. Los partidos harán nata para convencerlos de las bondades de tal o cual proyecto, al igual que la masonería y las iglesias, las sectas esotéricas y los movimientos humanistas, los clubes deportivos y los agentes de la contrainsurgencia.

Todos afilan estacas para atraer a esas oleadas de muchachos y muchachas a las más diversas modalidades de integrarse crítica o subordinadamente al sistema.

Pero este año un nuevo factor viene a influir en esta juventud con mucha más fuerza que antes, el factor social, que diversas ideologías interpretan a su modo y según sus objetivos, pero sin conseguir agotarlo en su esencia.

En México han surgido poderosamente las juntas de buen gobierno que representan a los municipios autónomos zapatistas.
En Haití la resistencia popular contra Arístides es cada vez más multitudinaria.
En República Dominicana las organizaciones sociales han paralizado el país.
En Guatemala la izquierda prácticamente ha desaparecido y la insatisfacción social es muy fuerte.
En Nicaragua los sandinistas son cada vez más socialdemócratas y sus tesis son severamente contestadas en la juventud.
En El Salvador la candidatura del FMLN se vislumbra más claramente como seguidora de la línea frentepopulista del eje Lula-Kirchner-Chávez, lo que la distancia de las luchas sociales.
En Costa Rica ha habido importantes movilizaciones sociales este último año, algunas de las cuales han llegado a paralizar la capital.
En Panamá asistimos en los últimos meses a una serie de luchas novedosas como cortes de calles y ocupaciones de faenas por desempleados en procura de trabajo, algunas de las cuales fueron apoyadas por fuertes movilizaciones estudiantiles.
En Colombia sigue la disputa de la socialdemocracia junto al frentepopulismo que ganaron la alcaldía de Bogotá y que intentan cooptar a las organizaciones territoriales que desarrollan la autonomía.
En Venezuela la falta de solución y las constantes disputas de los dos bloques institucionales hará crecer la inconformidad de la juventud.
En Brasil el gobierno neoliberal de Lula está perdiendo bases sociales.
En Uruguay el programa socialdemócrata del Frente Amplio no consigue llegar a extensos sectores sociales que buscan manifestarse desde la base.
En Argentina el plan Kirchner no podrá contener la iniciativa de una creciente juventud inquieta que se abre paso en las universidades y escuelas, mientras los MTDs combativos continúan su presencia y acción social. Además periódicamente se viven convulsiones sociales en ciudades y regiones.
En Paraguay la agitación campesina e indígena crece de forma notoria.
En Bolivia Mesa está que cae y todo el país está convulsionado.
En Ecuador Gutiérrez ha sido un gran fiasco social y se vienen nuevas movilizaciones.
En Perú la desaprobación del gobierno ha llegado a límites intolerables (90%) y se extiende la agitación entre cocaleros, campesinos, indígenas, regiones y gremios.
En Chile la izquierda ha decaído considerablemente en las universidades quedando en medio del rebrote de la derecha gremialista y las asambleas de estudiantes autónomos y rebeldes. En barrios y regiones crece la organización autónoma por los derechos de los pobres y marginados. En territorio mapuche el gobierno ha comenzado a golpear a sectores de juventud, lo que está aumentando la insatisfacción.

A no dudarlo, este año será de intensa agitación social en todo el continente y de mayor desarrollo de las prácticas autónomas de los estudiantes universitarios, más impregnados por lo social que por lo político-ideológico.

Ello lleva a cuestionar desde ya el papel de la universidad y del saber, en especial si nos referimos a la emergencia de un sujeto social que se autoorganiza y confía en sus propias capacidades para reivindicar sus derechos, esto es, una nueva visión de las cosas, un nuevo saber, o nuevos saberes, que en la medida que se desarrolla como autoconciencia y cosmovisión localizada en los espacios territoriales de la lucha social, fortalece al sujeto comunitario que prefigura una nueva sociedad, un mundo donde quepan muchos mundos.

Así todo indica que están dadas las condiciones para una integración masiva de estudiantes universitarios hacia los sectores marginados de la sociedad, transformando el estudio elitista en un laboratorio social que sume la lectura, el estudio, la discusión, la investigación y la creación de los jóvenes a la acción social por los derechos y necesidades de los barrios y comunidades, transformando los temas y contenidos abstractos del aprendizaje en nuevos contenidos extraídos de la experiencia conjunta con los sujetos sociales, en sus asambleas y actividades, en sus prácticas de autogestión y de vida en común, sin la arrogancia que el sistema aspira a inculcar en los futuros profesionales haciéndoles creer que son “depositarios” del saber, y sin la arrogancia de las ideologías que pretenden decirle a los grupos sociales como es el mundo y como hay que cambiarlo, tarea de la propia sociedad autoorganizada en sus espacios locales.

Es allí donde el estudiante aprenderá realmente a escurrirle el bulto al saber elitista asumiendo el saber-hacer social y escaparle también a las ideologías y paradigmas para reconocer y respetar la visión particular del mundo que rodea a las personas que se entrecruzan en la actividad social.

Esos saberes sociales serán el arma de los estudiantes para cuestionar la ciencia, los contenidos y los métodos universitarios, así como incentivos y argumentos para su autoorganización y lucha por un saber social que se sobreponga al saber elitista.

Así los estudiantes de agronomía y ciencias forestales podrán sumarse a las organizaciones campesinas o indígenas que reivindican la tierra y el territorio, al igual que los estudiosos del medio ambiente. Estudiar y divulgar juntos la legitimidad del control comunitario sobre bosques, tierras y aguas.

Los estudiantes de pedagogía podrán practicar métodos comunitarios participativos donde el papel de cada componente integre las llamadas funciones de la enseñanza o transmisión del conocimiento, del aprendizaje o recepción del conocimiento y del hacer o construcción del conocimiento, en una acción donde el hacer, el enseñar y el aprender se fusionan en una sola dinámica social.

Los estudiantes de economía, administración e ingeniería podrán pensar junto a las agrupaciones locales formas de autogestión productiva o de servicios y de aprovechamiento de los recursos materiales, naturales y sociales del lugar.

Los estudiantes de ciencias de la comunicación, relaciones públicas, propaganda y marketing podrán montar medios comunicativos con la población local, como murales, boletines, radios, en fin, que sean de uso común y coadyuven a los intercambios intra e inter comunitarios.

Los estudiantes de historia podrán junto a la población de un barrio, cerro, villa o localidad reconstruir la memoria histórica del lugar, los elementos de la idiosincrasia y prácticas que contribuyan al rescate de la identidad social de ese sector, sus raíces y características que configuran su ser concreto en el contexto general de la diversidad.

Los estudiantes de geografía pueden realizar estudios con participación de la comunidad local para conocer los lazos e interacción con el área urbana o rural, el hábitat, tipos de producción y determinaciones climáticas que influyen en los componentes socio-culturales.

Los estudiantes de biología y química pueden efectuar investigaciones de la flora, fauna y composición del terreno, así como los hábitos de alimentación, la interacción de esos factores con la idiosincrasia de los habitantes de la localidad y la influencia de los deshechos o componentes industriales en la vida del territorio escogido.

Los estudiantes de derecho pueden estudiar las normas de auto-regulación comunitaria, sean tradicionales, sean derivadas de la práctica asamblearia. También la influencia e interacción de las normas estatales con la comunidad concreta, la situación de la tierra, la vivienda, etc.

Los estudiantes de sociología y antropología podrán tener un terreno fértil en la medida que las más diversas investigaciones participativas apunten a metodologías donde el sujeto social practique la investigación de sí mismo. Los estudiantes de antropología cultural pueden trabajar también en los conceptos de imaginario popular, contracultura, identidad y otros.

Los estudiantes de psicología podrán contribuir con actividades donde se constate el desarrollo de la personalidad y el afecto en la vida comunitaria, así como otros indicadores de la psiquis, que podrán ser comparados con los elementos que influyen dentro de la sociedad egoísta y mercantil.

Los estudiantes de artes podrán practicar e intercalar diversas modalidades con la población, crear grupos, etc. donde se priorice por la participación de todos y no el arte espectáculo de uno o más actores frente a los espectadores.

Los estudiantes de áreas de la salud podrán promover puestos de primeros auxilios, farmacias populares, trabajar elementos de higiene y prevención, etc. junto a la comunidad organizada, combinar con elementos de medicina natural y alternativa, aprovechamiento de yerbas y métodos tradicionales, apuntando a que el profesional titulado coopere con formas de autogestión sanitaria de centros de salud integral, para que en el futuro no haya que depender de médicos del estado ni particulares.

Los estudiantes de filosofía pueden trabajar los conceptos y contenidos de la cosmovisión de la población local y la crítica de la epistemología, es decir, el sujeto conocedor deja de ser un ente individual y pasa a ser un sujeto social.

Los estudiantes de parvulario y educación básica pueden organizar actividades para niños donde se pueda asegurar la continuidad del contacto que constituya un nuevo contexto de formación de la personalidad, el afecto y los valores.

Los estudiantes de educación física, deportes y recreación pueden ayudar a descubrir juegos y actividades que substituyan progresivamente la competencia, priorizando por dinámicas y ejercicios físicos donde no sea requisito tener que derrotar a otro u otros.

Los estudiantes de arquitectura y urbanismo podrán pensar junto a la población sobre soluciones habitacionales, autoconstrucción y rediseño local para la actividad comunitaria, uso de materiales, etc.

En fin que cada área del saber universitario puede desarrollar sus reflexiones y actividades junto a la población de las localidades, habiendo un infinito de posibilidades en cada carrera.

Muchas son las posibilidades, mayor aún es la creatividad de la juventud universitaria. Podemos imaginar el potencial de su encuentro con la creatividad e iniciativas de las comunidades. Tarea hermosa será descubrir ellos mismos las formas concretas de hacerlo.

Profesor J


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