Más de 300 intelectuales, artistas y organizaciones sociales adhieren a la iniciativa impulsada por la filósofa Maristella Svampa y el abogado Enrique Viale, un Pacto urgente y necesario basado en cinco ejes: el ingreso ciudadano universal, la reforma tributaria progresiva, la suspensión de pagos de deuda externa, un sistema nacional público de cuidados y una transición socioecológica radical.
“La actual encrucijada civilizatoria puso en agenda grandes debates sociales; entre ellos, cómo reducir las desigualdades, qué Estado es necesario para la construcción de lo común, en clave social y ambiental, y cómo pensar lo local y lo global de aquí en más. Esto se agudiza en un país como la Argentina, sumergido en una profunda crisis económica prepandemia y al borde de un virtual default”, dicen la investigadora y socióloga Maristella Svampa, y el abogado ambientalista Enrique Viale.
Ambos plantearon, hace unas semanas, la idea de un Gran Pacto Eco Social y Económico, al cual han adherido ya más de centenares de académicxs, artistas y organizaciones sociales, con el objetivo de visibilizar y discutir el modelo de desarrollo detrás de la pandemia del COVID-19. Según Svampa y Viale, lo que se intenta es que el Pacto sea base de una agenda común entre organizaciones sociales y políticas, sectores culturales, académicos y el Estado.
Lxs impulsorxs de la iniciativa están convencidxs de que lo fundamental del Pacto Eco Social y Económico es el reconocimiento legal de los Derechos de la Naturaleza: “Los seres humanos debemos admitir a la Naturaleza como sujeto de derecho (y no como un mero objeto) con la cual debemos convivir armónicamente, respetar sus ritmos y capacidades. Necesitamos reconciliarnos con la naturaleza, reconstruir con ella y con nosotros mismos un vínculo de vida y no de destrucción. Nadie dice que será fácil, pero tampoco es imposible”.
A modo de manifiesto, la iniciativa se basa en cinco ejes: el ingreso ciudadano universal, la reforma tributaria progresiva, la suspensión de pagos de deuda externa, un sistema nacional público de cuidados y una transición socioecológica radical.
En diálogo con La tinta, Svampa cuenta cómo y por qué surgió el concepto del Gran Pacto. La socióloga aclara que con Viale vienen trabajando sobre estos temas, en términos de propuestas, desde hace tiempo, “juntos y con el grupo de Alternativas al Desarrollo, grupo permanente que trabaja a nivel regional, latinoamericano, en diálogo con intelectuales y activistas de Europa también”.
“Este grupo, como les decía, es, de algún modo, el grupo que instaló la crítica al neoextractivismo en América Latina y también discusiones como el postextractivismo, los derechos de la Naturaleza, así como la difusión de otras discusiones como la del Buen Vivir, los bienes comunes y la ética del cuidado. Con esto, lo que quiero decir es que hay una narrativa política, emancipatoria, gestada en América Latina en esa interfase entre luchas sociales y activismo académico o intelectual, del cual, con Quique (Viale), formamos parte hace mucho tiempo”, dice la investigadora.
Relata también que “por otro lado, terminando de escribir el libro “Una brújula en tiempos de colapso ecológico” con Quique, en uno de los capítulos -en donde hablamos, por un lado, de la transición energética y, por otro lado, de la agroecología-, proponemos pensar un “Pacto Eco Social y Económico” en clave nacional y en sintonía con las propuestas de Green New Deal que se están debatiendo hoy en día en EE.UU. de la mano de Alexandria Ocasio-Cortez y el candidato -o ex- demócrata Bernie Sanders y Naomi Klein. En Europa, también hay distintos sectores que están promoviendo desde una perspectiva radical esta articulación entre justicia social, justicia étnica, justicia de género y justicia ambiental, que son los cuatro ejes fundamentales para pensar la interseccionalidad de las luchas.
Por eso mismo es que, en el libro -que cerramos en febrero-, nosotros ya hablamos de un pacto eco social y económico, pero, con la crisis abierta por la pandemia, bueno… pensamos que sería bueno proponer una agenda de cambio, una agenda alternativa, en la cual la justicia re-distributiva y justicia ambiental estuvieran en el centro de la escena. Entonces, es en diálogo norte-sur sin duda, promoviendo un multilateralismo democrático y solidario, en diálogo también regional -porque, de hecho, ya lo estamos discutiendo con nuestros colegas, muchos de ellos de Alternativas al Desarrollo-, promoviendo una declaración regional hacia un pacto eco social desde el sur y también desarrollando propuestas a nivel nacional, como la que promovimos con Viale.
En fin, así surge: tiene que ver con un largo proceso de discusión que está muy ligado a esta interfase entre el activismo y la problematización intelectual-académica… este campo tan poroso que, en América Latina, es muy típico y que da lugar a esta conversación tan rica. Esto sumado a la oportunidad, en el sentido de que, en el Norte, están discutiendo bajo la denominación Green New Deal, a la cual nosotros re-bautizamos Gran pacto Eco Social y Económico, para dar lugar y expresión a toda esa narrativa y ese lenguaje emancipatorio que se ha venido pergeñando en nuestra Latinoamérica en los últimos años al calor de tantas luchas”, concluye la filósofa.
“Los modelos de desarrollo basados en las energías fósiles y en la deforestación para promoción del monocultivo transgénico no pueden tener lugar en ninguna reconstrucción pospandémica”, afirman desde el equipo. El comunicador y activista Mauro Fernández, colaborador de Svampa y Viale, agrega en la charla con nuestro medio: “Esos modelos son responsables de la crisis actual y deben ser reformulados en forma urgente. Según la máxima autoridad científica de Naciones Unidas sobre cambio climático —el IPCC, por la sigla en inglés—, indica que las emisiones globales deben reducirse a la mitad en esta década. Para evitar impactos gravísimos en la vida de las personas y en el planeta, la necesaria reconstrucción económica debe basarse en un rápido reemplazo de los fósiles —que hoy representan un 85% de la matriz energética argentina— por energías renovables y un modelo agroecológico que desconcentre la propiedad de la tierra y promueva prácticas más saludables, erradicando también la “vieja normalidad” de los agrotóxicos y el monocultivo. Esto, garantizando el acceso a la energía como derecho humano y repensando el concepto de urbanidad que hoy privilegia un individualismo extremo desasociado de la naturaleza, hacia una mayor integración que repiense esa relación de dominación con el medio del que dependemos y somos parte”.
El documento del Gran Pacto se difundió, primero, en la Revista Anfibia y fue visibilizado, luego, en “El futuro después del COVID-19”, la publicación del Programa Argentina Futura (una plataforma de pensamiento, plural y diversa, con perspectiva federal y global, creada por el Gobierno Nacional), dirigido por el Dr. Alejandro Grimson; la invitación a adherir sigue abierta y se reciben a la dirección de correo electrónico granpactoecosocialyeconomico@gmail.com.
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Por un pacto ecosocial del sur | América Latina y el Caribe
Esta iniciativa nace de un grupo de personas y organizaciones de diferentes países latinoamericanos. Nos motiva la urgencia de construir dinámicas sociales capaces de responder a y contrarrestar las dinámicas de reacomodo capitalista, concentración de riqueza y destrucción de ecosistemas que vemos surgir en medio de la crisis del COVID-19, y de configurar, conjuntamente con quienes deseen juntarse, un horizonte colectivo de transformación para Nuestra América que garantice un futuro digno.
Retomando propuestas elaboradas colectivamente en distintos contextos, proponemos un Pacto Social, Ecológico, Económico e Intercultural para América Latina. Este Pacto no es un listado de demandas que dirigimos a los gobiernos de turno. Más bien, invita a construir imaginarios colectivos, acordar un rumbo compartido de la transformación y una base para plataformas de lucha en los más diversos ámbitos de nuestras sociedades. Convoca a movimientos sociales, organizaciones territoriales, gremiales y barriales, comunidades y redes, pero también a gobiernos locales alternativos, parlamentarixs, magistradxs o servidorxs públicos comprometidos con la transformación; para cambiar las relaciones de fuerza, mediante plebiscitos, propuestas de ley, u otras muchas estrategias con una real incidencia para imponer estos cambios a las instituciones existentes por parte de una sociedad organizada y movilizada.
¡Adhiérete ya y comparte en tus redes!
¿QUIÉNES SOMOS?
Esta iniciativa nace de un grupo de personas y organizaciones de diferentes países latinoamericanos. Nos motiva la urgencia de construir dinámicas sociales capaces de responder a y contrarrestar las dinámicas de reacomodo capitalista, concentración de riqueza y destrucción de ecosistemas que vemos surgir en medio de la crisis del COVID-19, y de configurar, conjuntamente con quienes deseen juntarse, un horizonte colectivo de transformación para Nuestra América que garantice un futuro digno.
PRIMERAS FIRMAS:
Personas (por país y en orden alfabético por el nombre)
Argentina
Enrique Viale, abogado Ambientalista
Gabriela Massuh, escritora
Horacio Tarcus, historiador
Leonor Manso, dramaturga
Maristella Svampa, socióloga y escritora
Mauro Fernández, comunicador
Pablo Alabarces, sociólogo
Pablo Bertinat Rosario, Taller Ecologista/OES UTN
Patricia Zangaro, actriz
Rafael Colombo, abogado ambientalista
Rita Laura Segato, profesora Emérita de la Universidad de Brasilia y Prof. de la Universidad Nacional de San Martín
Roberto Gargarella, constitucionalista
Rubén Lo Vuolo, economista
Silvina Ramírez, abogada indigenista
Bolivia
Elizabeth Peredo Beltrán, psicóloga, investigadora del Observatorio Boliviano de Cambio Climático,- Obccd
Mario Rodríguez Ibáñez, Educador Popular, Wayna Tambo – Red de la Diversidad
Brasil
Breno Bringel, Universidade do Estado do Rio de Janeiro
Carlos Walter Porto-Gonçalves, Laboratório de Estudos de Movimentos Sociais e Territorialidades – UFF
Célio Turino, historiador, Instituto Casa Comum
Chico Whitaker, Coletivo 660
José Correa Leite, Coletivo 660
Leonardo Boff, ecoteólogo y filósofo
Luiz Marques, Coletivo 660
Moema Miranda, Coletivo 660
Sergio Haddad, Coletivo 660
Chile
Antonio Elizalde, Rector Emérito de la Universidad Bolivariana de Chile
Nancy Yañez Fuenzalida, Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas
Sara Llaraín, ecologista y política
Colombia
Abadio Green Stocel, líder indígena nacional, expresidente de la Oia y de la Onic
Ana Patricia Noguera, docente universitaria, Universidad Nacional de Colombia
Arturo Escobar, Antropólogo, docente universitario jubilado
Astrid Ulloa, docente universitaria, Universidad Nacional de Colombia
Carlos Rosero, Proceso de Comunidades Negras, PCN
Dario Fajardo, docente Universitario, Universidad Nacional de Colombia
Francia Márquez, Proceso de Comunidades Negras, PCN
Tatiana Roa Avendaño, CENSAT Agua Viva y Cedla UvAmsterdam
Ecuador
Alberto Acosta, Ex Presidente de la Asamblea Constituyente
Cristina Vega, Flacso
Esperanza Martínez, Acción Ecológica
Miriam Lang, Universidad Andina Simón Bolívar
Nelsy Lizarazo, Pressenza
Pablo Ospina, Universidad Andina Simón Bolívar
Stalin Herrera, Instituto de Estudios Ecuatorianos
México
Aída López, Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Ángela Ixkic Bastián Duarte, Universidad Autónoma del Estado de Morelos
Enrique Leff, Economista y ambientalista
Gustavo Esteva, Universidad de la Tierra
Jaime Luna, Pensador indígena, Oaxaca
Lucia Linsalata, Investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP
Mauricio González, Alianza Mexicana contra el Fracking
Miguel Valencia, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
Mina Lorena Navarro, Investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP
Narciso Barrera Bassols, Grupo de Trabajo Agroecologia Politica CLACSO
Omar Felipe Giraldo, profesor El Colegio de la Frontera Sur
Raquel Gutiérrez, Investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP
Sandra Rátiva Gaona, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Perú
Ernesto Raéz Luna, Ecólogo
Gina Vargas, Articulación Feminista Marcosur
Gladis Vila Pihue, Activista Indígena
Hugo Blanco Galdós, Director Lucha Indígena
Jaime Borda, Red Muqui
José De Echave, CooperAcción
Lizardo Cauper, Presidente de Aidesep, Asociación Interetnica de Desarrollo de la Selva Peruana
Milton Sanchez Cubas, Plataforma Interinstitucional Celendina
Roberto Espinoza, Red descolonialidad y autogobierno
Rocío Silva Santisteban, Poeta y Eco-feminista
Rocio Valdeavellano, Perú
Roger Rumrill Lima, Escritor
Shapiom Noningo, Secretario Técnico del Gobierno Territorial Autónomo Nación Wampis
Uruguay
Inés Gazzano, Universidad de la República de Uruguay
Lilian Celiberti – Cotidiano Mujer
Venezuela
Edgardo Lander, Universidad Central de Venezuela
Emiliano Terán Mantovani, Investigador asociado del Cendes (UCV-Venezuela) y miembro del Observatorio de Ecología Política de Venezuela
Esteban Emilio Mosonyi, Antropólogo, profesor universitario, Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución
Francisco Javier Velazco, Centro de Estudios del Desarrollo – Cendes, Universidad Central de Venezuela Plataforma de Ecología Política
Gregorio Mirabal, Coordinador General de COICA, Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica
Gustavo Márquez Marín, Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución
Héctor Navarro, Profesor Universitario, Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución
Juan García Viloria, Aporrea.org, Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución
Keymer Ávila Caracas Venezuela Investigador de la Universidad Central
Liliana Buitrago Arévalo, investigadora y activista, Observatorio de Ecología Política de Venezuela
Oly Angélica Millán Campos, Investigadora/docente universitaria, Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución
Roberto López, Profesor de la Universidad del Zulia, Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución
Santiago Arconada Rodríguez. Activista social y escritor, Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución
Vladimir Aguilar Castro, Profesor Universidad de Los Andes
Personas de contacto:
Argentina
Maristella Svampa, correo electrónico: maristellasvampa@yahoo.com
Enrique Viale, correo electrónico: enriqueviale@yahoo.com.ar
Bolivia
Mario Rodríguez Ibáñez, correo electrónico: mario.reddiversidad@gmail.com
Chile
Antonio Elizalde, correo electrónico: antonio.elizalde@gmail.com
Colombia
Arturo Escobar, correo electrónico: turoescobar@gmail.com
Tatiana Roa Avendaño, correo electrónico: troaa@censat.org
Ecuador
Alberto Acosta, correo electrónico: alacosta49@yahoo.com
Esperanza Martínez, correo electrónico: esperanza@accionecológica.org
Miriam Lang, correo electrónico: miriamantonialang@gmail.com
Perú
Jaime Borda, correo electrónico: jaime_borda@yahoo.es
José de Echave, correo electrónico: jdeechave@cooperaccion.org.pe
Venezuela
Edgardo Lander, correo electrónico: elanderl@yahoo.com
Organizaciones regionales (por orden alfabético)
Asociación Latinoamericana de Medicina Social – Alames
Grupo de Trabajo sobre Agroecología Política, Clacso
Observatorio Minero de América Latina – Ocmal
Red Eclesial Panamazónica – Repan
Red Internacional Oilwatch
Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales
Organizaciones (por país y por orden alfabético)
Argentina
Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas
Confederación Mapuche del Neuquén
Jóvenes por el Clima-Argentina
Observatorio Petrolero Sur
Taller Ecologista de Rosario
Brasil
Federação de Órgãos para Assistência Social e Educacional – Fase
Comissão Pastoral da Terra – CPT
Instituto Políticas Alternativas para o Cone Sul – Pacs
Bolivia
Colectivo Casa
Red de la Diversidad
Wayna Tambo
Feminismo Comunitario Antipatriarcal
Tejido de Cultura Viva Comunitaria
Chile
Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – Olca
Chile Sustentable
Colombia
Censat Agua Viva – Amigos de la Tierra Colombia
Fuerza de Mujeres Wayúu
Organización Nacional Indígena de Colombia – ONIC
Proceso de Comunidades Negras – PCN
Grupo Semillas
Grupo de Pensamiento Ambiental Sur
Ecuador
Acción Ecológica
Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador
Comisión Ecuménica de Derechos Humanos – Cedhu
Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana- Confeniae
Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador – Ecuarunari
Ecuador Decide – No TLC
Frente Unitario de Trabajadores
Mujeres de Frente
Red Cultural del Sur
Red Ecuatoriana de Cultura Viva Comunitaria
Union de Afectados por Texaco – Udapt
Yasunidos
Honduras
CONROA/Madre Tierra
México
Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil – Cripx
Consejo Regional Totonaco
Consejo Tiyat Tlali
Coordinadora Regional de Acción Solidaria en Defensa del Territorio Huasteca – Corason
Grupo Territorio, Género y Extractivismo
Mujer y Medio Ambiente
Red de feminismos decoloniales
Red de Género y Medio Ambiente – Rgema
Seminario Movimientos Sociales, Estrategias y Alternativas en la Defensa de los Territorios de Oaxaca
Tajtolmej Taltipak AC
Universidad de la Tierra, Oaxaca
Nicaragua
Fundación Popolna
Perú
Aprodeh Apurimac
Asociación Civil Centro de Cultura Popular Labor
Asociación Tarpurisunchis
CooperAcción
Derechos Humanos sin Fronteras
Derechos Humanos y Medio Ambiente
Instituto de Estudios de las Culturas Andinas – Ideca
Instituto Surandino de Investigación y Acción Solidaria
Plataforma Interinstitucional Celendina
Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático
Red Muqui
Venezuela
Observatorio de Ecología Política – OEP
Plataforma Ciudadana de Defensa de la Constitución
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Promueven Iniciativa “Por un Pacto Social, Ecológico, Económico e Intercultural para América Latina”
Aporrea
2 de junio de 2020.-
Esta iniciativa nace de un grupo de personas y organizaciones de diferentes países latinoamericanos, motivada por la urgencia de construir dinámicas sociales capaces de responder y contrarrestar las dinámicas de reacomodo capitalista, concentración de riqueza y destrucción de ecosistemas que vemos surgir en medio de la crisis del COVID-19, y que apunta a configurar, conjuntamente con quienes deseen juntarse, a contribuir a conformar un horizonte colectivo de transformación para Nuestra América que garantice un futuro digno.
Retomando propuestas elaboradas colectivamente en distintos contextos, proponemos un Pacto Social, Ecológico, Económico e Intercultural para América Latina. Este Pacto no es un listado de demandas que dirigimos a los gobiernos de turno. Más bien, invita a construir imaginarios colectivos, acordar un rumbo compartido de la transformación y una base para Plataformas de Lucha en los más diversos ámbitos de nuestras sociedades. Convoca a movimientos sociales, organizaciones territoriales, gremiales y barriales, comunidades y redes, pero también a gobiernos locales alternativos, parlamentarixs, magistradxs o servidorxs públicos comprometidos con la transformación; para cambiar las relaciones de fuerza, mediante plebiscitos, propuestas de ley, u otras muchas estrategias con una real incidencia para imponer estos cambios a las instituciones existentes por parte de una sociedad organizada y movilizada.
Texto completo, primeras firmas, formulario de adhesiones y más información en:
Por un Pacto Social, Ecológico, Económico e Intercultural para América Latina
¡Adhiérete ya!
Durante mucho tiempo, las élites nos contaron que no se podía parar los mercados ni la gran máquina de acumulación capitalista, pero resulta que sí, que es posible activar el freno de emergencia cuando se decide que la vida está en peligro.
La crisis desnudada por la pandemia ha potenciado las desigualdades y muestra que nuestro futuro está en juego. Una parte de la población está encerrada, otra parte enfrenta contagio, represión y hambre. Los pueblos indígenas y afroamericanos están expuestos a una nueva ola de exterminio; la violencia patriarcal y racista y los feminicidios han aumentado. Mientras, viejos y nuevos grupos de poder aprovechan la emergencia para asegurar que el “retorno a la normalidad” o “la nueva normalidad” no les deje sin beneficios.
La pandemia es una tragedia para muchas personas, cuyo dolor compartimos. Pero la pausa impuesta al capitalismo mundial por el COVID-19 representa también una enorme oportunidad de cambio: la de construir nuestro futuro desde el cuidado de la vida.
Aun cuando se mantienen profundas heridas a la naturaleza, este freno forzado también significó desacelerar la destrucción de ecosistemas, sobre todo por la disminución de las emisiones de CO2. Las clases medias mundiales experimentan colectivamente que es posible vivir sin ese consumo exacerbado que provoca destrucción ambiental y que amenaza la vida misma en el planeta; que la felicidad y la calidad de vida tienen dimensiones más relevantes que el poseer y acumular cosas, como es vivir en un tejido de relaciones afectivas confiables.
Se ha puesto en evidencia que la vida campesina, los sentidos de comunidad, el cuidado y la reciprocidad son centrales en el sostenimiento de la vida; que, a pesar de vivir en el capitalismo, no vivimos por y para el capital. Tomamos conciencia de que la comercialización directa, los intercambios sin dinero, las redes por fuera de los mercados capitalistas hoy resuelven muchas de nuestras necesidades básicas; y experimentamos que tienen espacio y potencial para el futuro.
Incluso en escenarios formales, ideas antes inconcebibles o consideradas inviables, ocupan un lugar central en la agenda a nivel mundial. Aun agencias económicas como la CEPAL proponen una renta básica universal, y el Fondo Monetario Internacional recomienda a los gobiernos introducir un impuesto a la riqueza, para contrarrestar la escandalosa desigualdad y reducir los déficits fiscales. En el norte global, movimientos sociales y políticos pugnan por un nuevo pacto ecosocial global para salvar el planeta, que articule justicia social y justicia ambiental.
Retomando propuestas elaboradas colectivamente en distintos contextos, proponemos un Pacto Social, Ecológico, Económico e Intercultural para América Latina. Este Pacto no es un listado de demandas que dirigimos a los gobiernos de turno. Más bien, invita a construir imaginarios colectivos, acordar un rumbo compartido de la transformación y una base para plataformas de lucha en los más diversos ámbitos de nuestras sociedades. Convoca a movimientos sociales, organizaciones territoriales, gremiales y barriales, comunidades y redes, pero también a gobiernos locales alternativos, parlamentarixs, magistradxs o servidorxs públicos comprometidos con la transformación; para cambiar las relaciones de fuerza, mediante plebiscitos, propuestas de ley, u otras muchas estrategias con una real incidencia para imponer estos cambios a las instituciones existentes por parte de una sociedad organizada y movilizada.
En este sentido, los puntos que siguen buscan articular justicia redistributiva, de género, étnica y ambiental. Algunos de ellos prevén un papel más protagónico de las instituciones públicas y otros se refieren más a las prácticas y cambios de facto que se tejen desde abajo y se van expandiendo horizontalmente.
- Transformación Tributaria Solidaria. Propuestas nacionales de reformas tributarias según el principio: “Quién tiene más, paga más – quién tiene menos, paga menos”. Deben incluir el impuesto a la herencia, a las grandes fortunas, a los mega emprendimientos, a las rentas financieras y, como medida transicional, al daño ambiental. En lugar de que todxs paguen impuestos universales, y solo algunxs tengan protección social, proponemos que solo los que más tienen tributen, pero en cambio todxs estén protegidos.
- Anulación de las Deudas Externas de los Estados, y construcción de una nueva arquitectura financiera global. En estos momentos extraordinarios se justifica, dejar de pagar la deuda externa como se hizo en 1931/32, y como lo propuso la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el presidente de Francia Emmanuel Macron y el Papa Francisco. La cancelación de la deuda externa de los países del Sur global, constituye un primer paso de reparación histórica, por la deuda ecológica y social contraída por los países centrales desde la colonia.
- Creación de sistemas nacionales y locales de cuidado que ponen la sostenibilidad de la vida en el centro de nuestras sociedades. El cuidado es un derecho y, como tal, debe incluir un rol más activo del Estado y de las empresas en consulta y corresponsabilidad permanente con los pueblos y comunidades. Esto permitirá combatir la precariedad laboral y alcanzar una mejor repartición de las tareas del cuidado, en términos de clases sociales y de género, pues el mismo recae de modo desigual sobre las familias y en ellas, sobre las mujeres. Debemos promover políticas públicas que enlacen cuidado con protección social, atendiendo las necesidades de personas mayores en situación de dependencia, niños y niñas, personas con discapacidad severa y demás individuos que no puedan atender sus necesidades básicas.
- Una Renta Básica Universal que unifique la política social a través de la introducción de una renta básica para todxs, y que sustituya las transferencias condicionadas focalizadas heredadas del neoliberalismo, para poder salir de la trampa de la pobreza. Tal como acaba de recomendar la CEPAL a los gobiernos latinoamericanos. Disminuir la jornada de trabajo sin disminución de salario, para repartir tanto el empleo formal como las tareas de cuidado.
- Priorizar la Soberanía Alimentaria. En un momento en el cual la región latinoamericana presenta el mayor grado de concentración de la tierra a nivel mundial, es prioritario desarrollar políticas que apunten a la redistribución de la tierra, del acceso al agua y una profunda reforma a las políticas agrarias, alejándose de la agricultura industrial de exportación con sus efectos ambientales y sociales nefastos. Se trata de priorizar la producción agroecológica, agroforestal, pesquera, campesina y urbana, promoviendo el diálogo de saberes. Fortalecer los mercados campesinos y locales. Crear redes de distribución de semillas para asegurar su libre circulación, sin propiedad intelectual. Reforzar las redes de distribución campo-ciudad y la certificación comunitaria entre consumidores y productores. Fomentar la propiedad social, colectiva y comunitaria de la tierra, generando soberanía a quienes la cuidan y trabajan, y protegiéndoles de la especulación.
- Construcción de economías y sociedades postextractivistas. Para proteger la diversidad cultural y natural, necesitamos una transición socio-ecológica radical, una salida ordenada y progresiva de la dependencia del petróleo, carbón y gas, de la minería, la deforestación y los grandes monocultivos. Es necesario transitar hacia matrices energéticas renovables, descentralizadas, desmercantilizadas y democráticas y modelos de movilidad colectivos, seguros y de calidad. Se debe reducir el riesgo frente al colapso climático, una amenaza más grave que la pandemia como nos muestran inundaciones, sequías, deslaves e incendios.
- Recuperar y fortalecer espacios de información y comunicación desde la sociedad, actualmente dominados por los medios de comunicación corporativos y las redes sociales que forman parte de las corporaciones más poderosas de nuestros tiempos. Para disputar los sentidos históricos de convivencia, desde medios ciudadanos, pero también desde la calle, la plaza y los espacios culturales.
- Autonomía y sostenibilidad de las sociedades locales. La pandemia ha mostrado la fragilidad de las cadenas globales de producción, y la riqueza de los esfuerzos locales, y nacionales. La enorme creatividad de los pueblos latinoamericanos debe ser la base para los cambios políticos, que promuevan la autonomía y sostenibilidad de los territorios y sociedades locales. Corresponde fortalecer la autodeterminación de los pueblos indígenas, campesinos, afro-americanos y experiencias comunitarias urbanas populares en términos económicos, políticos y culturales; desmilitarizar los territorios y el conjunto de la sociedad; apoyar los mercados locales; democratizar el crédito, apoyar a las pequeñas y medianas empresas, la soberanía energética local comunitaria basada en modelos sustentables y renovables.
- Por una integración regional y mundial soberana. Es imperativo favorecer los sistemas de intercambio local, nacional y regional a nivel latinoamericano, con autonomía del mercado mundial globalizado que abran alternativas al monopolio corporativo. Introducir monedas paralelas al dólar en diferentes escalas permitiendo una desconexión relativa de las peligrosas dinámicas del mercado mundial, fortaleciendo los intercambios entre países de la región y su diversificación económica complementaria.