El jueves pasado, un abogado del Sistema Local de Atención Integral en Salud (Silais-Managua) intentó coaccionar al infectólogo Carlos Quant para que firmara su carta de despido, en la que se le acusa de abandono laboral en el Hospital Roberto Calderón. El médico se negó porque “eso es completamente falso”, dijo. Ante la negativa del doctor Quant, el funcionario redactó un acta en que deja constancia que se negó a firmar y luego lo acompañó hasta el portón de salida del hospital.
La otra cara de la moneda está en la labor que el Dr. Quant ha desarrollado desde el Comité Cientifico Multidisciplinario, un grupo de doce médicos, epidemiólogos, salubristas, sicólogos y educadores, que se formó a finales de marzo para informar, educar y prevenir el impacto del covid-19, ante la negligencia oficial del Gobierno y el Ministerio de Salud. De los doce miembros de este Comité, el único que tenía una relación directa con el sector público era el doctor Quant, hasta que fue despedido este jueves, despues de brindar 25 años de servicio en el sistema público de salud.
Esta es la versión de la historia que el doctor Carlos Quant brindó al programa Esta Semana, que se transmite a través de Youtube debido a la censura televisiva impuesta por Telcor por las vías de hecho.
El Ministerio de Salud justificó su despido en el hospital Roberto Calderón alegando un abandono de su puesto de trabajo, mientras que las Asociaciones Médicas ven el despido como una represalia política del Estado ¿Qué ocurrió realmente? ¿Hubo un aviso de parte del Minsa? ¿A qué atribuye usted el despido?
En realidad no hubo ningún aviso de parte del Ministerio de Salud. A mí me tomó de sorpresa recibir esa carta de despido. He trabajado 25 años en esa institución, y he mantenido el mismo tipo de trabajo, el mismo desempeño durante todo este tiempo, y eso no ha cambiado. Yo creo que esto surge a partir de nuestra incorporación el Comité Científico Multidisciplinario, y que un grupo de médicos, comunicadores, educadores, psicólogos, nos juntamos con la finalidad de apoyar a la población, brindarle información con el propósito de educar en relación con la pandemia; y también de brindar información científica y técnica a los médicos para tratar de enfrentar este problema.
Muchas de las recomendaciones que nosotros hacemos desde el Comité, han entrado en contradicción con la visión que tienen las autoridades de Salud en el país. Yo creo que definitivamente hubo una represalia, porque como funcionario del Ministerio de Salud no estaba manejando el mismo discurso de la institución.
¿Puede el Ministerio de Salud imponer silencio al personal médico, cuando está de por medio su deber profesional, y la preservación de su propia vida, de su propia seguridad?
Mi despido es un mensaje a los médicos que trabajan Ministerio de Salud para decirles que guarden silencio, que no pueden tener un criterio independiente.
Cuando llegaron a despedirme, lo (hicieron) con mucha prepotencia, el funcionario me estuvo coaccionando durante mucho tiempo, yo creo que con la intención de humillarme y de hacerme sentir que ellos tienen el poder. Pero, también hay un mensaje claro a los otros colegas que estaban ahí, que si se pronuncian, que si hablan de la realidad de lo que está sucediendo, van a tomar las mismas acciones. Hay mucho temor dentro del gremio de ser también despedidos de sus puestos de trabajo, y eso hace que muchos guarden silencio y que no expresen lo que está sucediendo dentro de las instancias del Ministerio de Salud.
¿Qué pasa con los trabajadores del sector público más allá del Ministerio de Salud? ¿Pueden desafiar estos mecanismos de control político, cuando aquí lo que está en juego es el tema de salvar vidas, por una parte, y de brindar servicios de Salud para proteger a la población?
Desgraciadamente las instituciones se han politizado, dentro del Ministerio de Salud muchos cargos son de confianza, las cosas que son administrativas y cargos menores, incluso, ahora se utilizan criterios estrictamente políticos para designar a las personas. Entonces, esto ha mermado mucho la calidad de atención en los servicios; y aunque nosotros somos técnicos, somos profesionales, prevalece a veces la presión política y el miedo, definitivamente, a expresar lo que está sucediendo.
Sin embargo, estas presiones han sido desafiadas por los mismos médicos, porque sabemos que mucha de la información se ha filtrado a los medios de comunicación, es decir, los médicos aunque con mucho miedo, están compartiendo una información con la población, con los medios de comunicación para que se conozca la realidad de lo que está sucediendo en los hospitales públicos.
En este momento se calcula que, por lo menos, 40 trabajadores de la salud y médico de distintas partes del país han fallecido como resultado del contagio en esta pandemia. ¿Qué se necesita para brindarles protección?
El riesgo que están enfrentando los trabajadores de la Salud es muy alto. Desde meses atrás nosotros habíamos venido advirtiendo sobre el peligro que corrían los trabajadores si no se les facilitaban los medios adecuados de protección. Desgraciadamente se negó, y se sigue negando en la actualidad este problema, y yo creo que eso pone en grave riesgo a los trabajadores de la Salud todavía.
Por ejemplo, en la institución donde yo trabajaba, más del 30% ya de los trabajadores de la salud habían sido infectados, sobre todo médicos, entonces hay un grupo reducido ahora de médicos que están atendiendo el problema del covid y también de la atención general de los pacientes; hay una tremenda cantidad de bajas, solo en la institución en que yo trabajaba fallecieron cinco trabajadores, entre ellos enfermeras, personal técnico, personal de apoyo.
Obviamente, la situación no ha cambiado, sigue siendo crítica para los trabajadores, yo creo que una de las demandas que todos los trabajadores están haciendo y que ahorita, como técnicos, que somos, de la salud, y que estamos demandando, es que se brinden realmente todos los medios apropiados de protección para poder ejercer la función, si no, no se va poder atender a la población que llega a los hospitales.
¿Qué significa su despido desde el punto de vista del servicio que usted brindaba en el hospital Roberto Calderón? ¿A cuántos pacientes atendía semanalmente?
Desde hace 25 años que trabajo ahí, inicialmente asumí la responsabilidad de epidemiología hospitalaria, cuando salí recién graduado de Medicina Interna, después me fui a estudiar enfermedades infecciosas y asumí la responsabilidad, no solo de epidemiología, sino también de dos servicios más, como era el de infectología, que lo estábamos fundando, y la clínica también de VIH Sida que, igual, estaba recién fundada.
Sin embargo, a lo largo de todos estos años se me han venido quitando responsabilidades, nunca me dijeron, por ejemplo, que dejaba de laborar, o que dejaba de ser jefe en un área, sino que llegaba a alguien que se imponía, nada más, ahí, y asumía esa responsabilidad. Y entonces, me fueron desplazando de tal manera que yo solo me quedé con la actividad de la atención a los pacientes hospitalizados. De hecho, ahorita, con la atención de los pacientes con covid, nosotros como infectólogos pusimos a la disposición nuestra capacidad de trabajo, nuestra voluntad de apoyar, definitivamente no fuimos llamados por las autoridades.
Estábamos médicos en el hospital que no son de la confianza de la institución, sin mucho contenido de trabajo, pero nosotros hemos estado llegando. Y el contenido de trabajo ha disminuido precisamente porque no guardan la confianza en estos médicos porque piensan que puede filtrar algún tipo de información; y por otro lado, porque la población en general dejó de acudir a los hospitales, nosotros vimos una reducción casi del 90% de la asistencia de forma espontánea a las consultas.
¿Cuantos especialistas en infectología hay en este momento en el sistema hospitalario público, y cuál es el rol que tiene esta especialidad, para enfrentar y prevenir la pandemia el covid-19?
En el sistema de Salud hay pocos infectólogos, conmigo éramos tres infectólogos de adultos, también infectólogas pediatras, que están en el hospital infantil. Los tres infectólogos estamos distribuidos en tres hospitales distintos: en el Hospital Lenín Fonseca, en el Hospital Vélez Páiz, y yo que estaba en el Manolo Morales. Obviamente, que ya al retirarme yo del Manolo queda sin servicio de infectología.
El perfil que nosotros tenemos es todo lo que tiene que ver con enfermedades infecciosas, sobre todo pacientes complejos, pacientes como, el mismo covid-19. De hecho en muchos países la atención, aunque la hacen internistas en conjunto con también intensivistas, los infectólogos juegan un papel muy importante para la atención pacientes con covid-19, porque es una enfermedad muy infecciosa. Sin embargo, nosotros no tuvimos participación por falta de voluntad de la institución.
De acuerdo a tu experiencia en el hospital ¿se puede comparar el impacto de la pandemia, esta semana, en cuanto a las demandas de hospitalización o pacientes que han fallecido, en relación a semanas anteriores? Alguna gente dice ya estamos llegando al punto máximo, al pico de la pandemia en Nicaragua, ¿dónde estamos?
Es difícil saberlo por la falta de transparencia en la información y seguimos careciendo de información, desafortunadamente. Así que mucha de la información que nosotros manejamos se genera a través de otros colegas, pero no es oficial. Pero si sabemos, por ejemplo, que el hospital Alemán Nicaragüense ya está casi ocupado en su totalidad (por el covid19); el hospital Roberto Calderón ha tenido mucha variabilidad en cuanto las hospitalizaciones debido a que muchos de ellos se trasladan luego al Alemán; tenemos una alta tasa de mortalidad, no podemos estimar esa proporción de pacientes que fallecen, pero, claro eso implica también un recambio rápido de cama por pacientes que fallecen por causa del covid; otros hospitales como el Vélez Páiz, también sabemos que han estado saturados.
De tal manera que con esta información nosotros pensamos que estamos definitivamente siempre en una curva acelerada de ascenso, pero no hemos llegado todavía a la saturación completa de los servicios; pero, tal y como se está manejando ahorita la epidemia en el país, es decir, sin medidas de contención, lo más seguro es en estos próximos días alcancemos esa saturación.
El llamado que han hecho las asociaciones médicas, con el respaldo de los gremios del sector privado, a una cuarentena voluntaria ¿qué posibilidades tiene si el Gobierno no lo respalda? Y por el otro lado, los trabajadores por cuenta propia dicen: no podemos quedarnos en casa si no tenemos apoyo del Gobierno.
Con las medidas básicas de distanciamiento social, por ejemplo, de evitar acudir a sitios donde hay conglomeración de personas y; definitivamente, el cierre, por ejemplo de sitios como las universidades, los centros de recreación, las escuelas, reduce de manera significativa la transmisión, la progresión de la enfermedad, en algunos casos, hasta un 40%.
Con la cuarentena voluntaria podemos lograr ralentizar la curva, pero no vamos a lograr definitivamente el propósito de aplanarla como se debería, como se ha hecho en otros países. Así que, sin la participación del Estado, aunque la gente de manera voluntaria está tomando este tipo de acciones, es muy probable que no logremos el propósito de controlar la epidemia y se va descontrolar.
¿Fuera del sector público, seguirá usted en las labores de prevención?
Si, definitivamente, seguimos siendo miembro del Comité Científico Multidisciplinario, vamos a seguir en esa tarea de tratar de educar a la población, de enseñar sobre las medidas de prevención; también de transmitir información científica a nuestro colega tratando de exigir también y demandar que se le brinde los medios de protección adecuado a los trabajadores de la Salud. Y estamos en cualquier trinchera que se necesita para tratar de apoyar también el manejo de la epidemia.