El pueblo venezolano conoce perfectamente quiénes son los corresponsables del desastre: hoy, dos minorías políticas que no cesan de mostrar su vuelo gallináceo, como forma de hacer política: El PSUV y la MUD.
DECLARACIÓN DEL MOVIMIENTO POPULAR
ALTERNATIVO (MPA)
“Deslindarnos de la politiquería
será el comienzo
del rescate de Venezuela”
La tragedia histórica que sufre Venezuela es un escenario de profundas y extendidas dificultades, pero tiene grandes opciones de cambio democrático y compromisos que nos retan.
Para los treinta millones de venezolanas y venezolanos que dentro y fuera del país hacemos mayoría desde la inconformidad frente al caos existente, los próximos meses de 2020 deben ser asumidos como oportunidad para definir el camino de superación colectiva de este pantano oscuro en el que nos han sumergido irresponsables actores políticos, militares, económicos y comunicacionales que con irracionalidad e irresponsabilidad histórica han estropeado nuestras enormes potencialidades de desarrollo armónico, trabajo, solidaridad y eficiencia productiva.
Deslindarnos de la politiquería será el comienzo del rescate de Venezuela. Es indispensable -si en verdad queremos aportar para lograr cambios constructivos-, romper con el sistema corrupto de complicidades que nos oprime y empobrece. La política debe ser asumida con criterios trascendentes, y no seguir por los penosos senderos de aprovechamiento ilícito de los recursos públicos y la villanía en los asuntos del Estado y las comunidades. Si queremos que Venezuela cambie, debemos cambiar: cada ciudadano, todos los ciudadanos, hombres y mujeres, mayoritariamente honestos, solidarios y capaces de asumir responsabilidades y construir futuro. Debemos ganar independencia de esos grupos pervertidos de poder.
El Movimiento Popular Alternativo (MPA) -con inconformidad crítica ante el colapso politiquero de los Poderes Públicos- asume el reciente nombramiento accidental e indeseado de los rectores principales y suplentes del Consejo Nacional Electoral (CNE) como un paso decisivo y exigente hacia las elecciones parlamentarias que renovarán a fin de año, la fracturada e incompetente Asamblea Nacional de nuestra muy maltratada y traicionada República Bolivariana de Venezuela.
El pueblo venezolano conoce perfectamente quiénes son los corresponsables del desastre: hoy, dos minorías políticas que no cesan de mostrar su vuelo gallináceo, como forma de hacer política. Ese cepo de la destrucción nacional debe ser reducido a su mínima expresión y superado por la mayoritaria inconformidad democrática nacional; y podemos lograrlo con virtudes y vigor ciudadanos, sin medias tintas, convocando a lo mejor de todas las generaciones de jóvenes, mujeres y hombres dispuestos a unir esfuerzos encomiables.
La política debe ser asumida por el pueblo venezolano, como compromiso de lucha, aportes comprometidos y servicio público. La politiquería es corrupción, irresponsabilidad, egoísmo, codicia y traición.
Esta primera definición es clave, si juntos queremos los cambios necesarios: nos compete la vida pública, lo público, como asunto de interés nacional e incumbencia personal, familiar y colectiva en cada comunidad de residencia, trabajo, estudio o pensamiento.
Comprender y asumir esa diferencia esencial entre política y politiquería es indispensable hoy, en Venezuela y por Venezuela. Donde quiera que estemos -acá en nuestra patria o en el exterior-, podemos romper con la pudrición de esa politiquería entronizada en el país, y avanzar armados de valores, afectos y solidaridad.
Es tiempo de paz, estudio, análisis y acción orgánica desde las comunidades. Es posible cambiar este lamentable estado de cosas, si cambiamos nutridos de amor, respeto al prójimo y honestidad. Será un cambio esencial en la vida venezolana, hoy enervada por tanta inmoralidad pública y privada.
La política del MPA está definida:
“Unamos a la mayoría inconforme
de venezolanos y venezolanas
para la reconstrucción moral
de la República”
http://manuelisidroxxi.blogspot.com/2016/12/manifiesto-de-merida_1.html?m=1
Participaremos en las elecciones parlamentarias 2020 mediante alianzas sociales y politicas que rompan con los corruptos y violentista del cepo de la destrucción. La Constitución vigente -hoy letra muerta- es marco propicio para nuestros debates en procura de atención a los graves problemas que aquejan a nuestro empobrecido y traicionado pueblo. Venezuela es un país saqueado y descapitalizado, que debe ser rescatado por gente proba y capaz. Es cuestión de decidirnos y fortalecer os en unión nacional para la transformación progresista y futurista de nuestra patria.
¡Ni un corrupto más en la próxima Asamblea Nacional!
¡Quienes han saqueado, destrozado y traicionado a Venezuela no merecen la confianza del voto popular!
Caracas, 14 de junio de 2020
Unamos a la mayoría inconforme
de venezolanos y venezolanas
para la reconstrucción moral
de la República
¡Al pueblo de Venezuela!
¡A los movimientos sociales defensores
de los derechos soberanos!
¡A la mayoría inconforme con el bipartidismo
del siglo XXI!
¡A quienes con optimismo se proponen luchar y vencer!
Venezuela es un país saqueado, con la economía más descapitalizada del mundo por la exportación de divisas sostenida durante al menos las últimas cuatro décadas a manos de las corrientes extractivistas, neoliberales, antinacionales y corruptas que han conducido los asuntos públicos y económicos privados de la nación.
Los saqueadores tienen nombre y apellido: el PSUV nucleado en el gobierno y la oposición inmersa en la MUD, operadores de dicho saqueo orquestado conjuntamente con el poder corporativo mundial que expolia nuestras principales riquezas, al tiempo que alimenta y promueve a los saqueadores nacionales que, a su vez, destituyen al pueblo venezolano de sus derechos soberanos y conquistas sociales.
Precisamente por culpa de esos saqueadores nacionales, expresión del saqueo corporativo mundial de Venezuela, sufrimos una macro crisis moral, política, económica, social y cultural que maltrata a nuestro pueblo y reduce las enormes potencialidades de Venezuela como nación soberana, independiente, productiva y solidaria. Son los sectores más desposeídos y las clases medias, quienes soportan ese proceso de empobrecimiento brutal que en los últimos años ha pulverizado el poder adquisitivo de sueldos y salarios de trabajadores y trabajadoras, así como el de las jubilaciones y pensiones que bien merece la población adulta que ha cumplido su etapa productiva activa al servicio de la sociedad.
El persistente proceso de dilapidación de recursos públicos, corrupción política y administrativa, endeudamiento público externo e interno, irresponsabilidad y abandono del vigor de la función pública honesta y eficaz -más la descarada hipocresía tanto del gobierno como de la oposición, responsables de tanto desatino-, han colocado a Venezuela en el peor de los estadios de América Latina y el Caribe, y tal vez del mundo, si se relaciona proporcionalmente nuestra población y territorio con los inmensos recursos naturales, infraestructura y planta económica pública y privada.
Desde la década de los años setenta del siglo pasado hasta hoy, esa pérdida de valores y sentido histórico en la función pública ha sido continua, por lo que la actual macro crisis es corresponsabilidad de los factores políticos, económicos y comunicacionales del bipartidismo del siglo XX y del bipartidismo del siglo XXI, que hoy simbolizan el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la Mesa de Unidad Democrática (MUD), antes Movimiento V República (MVR) y Coordinadora Democrática.
PSUV y MUD no son solución o alternativa a la macro crisis, precisamente por sus corruptelas, traiciones, irresponsabilidades históricas y apego a los fracasados esquemas estatista autoritario y neoliberal excluyente, empobrecedores de la nación y del pueblo, a pesar de los gigantescos ingresos petroleros. Gran parte de esos recursos ha sido dilapidada irresponsablemente, robada al pueblo y a nuestra sociedad mediante mil mecanismos de expolio; y trasladada al exterior codiciosamente en un largo proceso de acumulación delictiva y legitimación de capitales en muy diversos países de América, Europa, Asia y sus mal llamados “paraísos fiscales”.
AMPLIACIÓN SOCIOPOLÍTICA
DE LA MESA DE DIÁLOGO
Ese esquema bipartidista asfixia el diálogo promovido por Unasur y el Vaticano, en Caracas. Su fracaso es previsible. Junto a los amplios sectores excluidos, exigimos su ampliación para dinamizarlo y nutrirlo con capacidad de entendimiento y solidaridad frente al fracaso del PSUV y la MUD, cuyos dirigentes han sido y son parte del problema, aunque se muestren como únicos y excluyentes factores de abordaje y superación de los enormes perjuicios y obturaciones que ellos mismos han descargado sobre la sociedad venezolana, su economía y modos de vida.
El diálogo que se ha instaurado -tanto en su configuración constitutiva como en su contenido- es de élites y para favorecer a las élites corruptas de los saqueadores nacionales, expresiones locales del poder corporativo mundial: PSUV y MUD.
En consecuencia, solicitamos a los promotores internacionales del diálogo –Unión Suramericana de Naciones y Estado Vaticano- la ampliación urgente y efectiva de las mesas de discusiones y evaluación de la macro crisis, para garantizar enfoques independientes, consistentes y ajenos a la diatriba estéril de los factores del bipartidismo del siglo XXI, que hasta ahora han monopolizado, condicionado y arruinado los esfuerzos para la superación del lamentable estadio de sufrimiento que durante décadas han ido motivando y usufructuando miserablemente. No es lógico ni serio imaginar que el cepo bipartidista PSUV-MUD pueda aportar soluciones viables y aceptables con su carga de corrupción, irracionalidad, irresponsabilidad, mezquindad e insensatos dogmatismos.
La inmensa mayoría del pueblo venezolano ha expresado por encima del 80 por ciento en diversas encuestas, su respaldo activo al diálogo de compromiso, responsable y eficaz que los dirigentes del PSUV y la MUD no han sido capaces de asumir. Desde 2002, todos los esquemas de diálogo bipartidista han fracasado en Venezuela, y han empeorado las tendencias y dinámicas políticas, económicas y sociales.
Un supuesto “diálogo” entre cínicos e hipócritas que esconden su corresponsabilidad como determinantes de los males que sufrimos, está destinado al fracaso, como ya se está observando nuevamente, vistas las destemplanzas -y hasta ridiculeces- de muchos dirigentes del PSUV y de la MUD; además del contenido mismo del diálogo, que en nada favorece a los de abajo ni contiene propuestas dirigidas a acabar con la destitución de los derechos sociales, de la que ha sido víctima la mayoría del pueblo venezolano, tantas veces traicionada.
Siendo defensores de la paz de la República, luchadores por los derechos sociales del pueblo venezolano, somos partidarios de un diálogo exitoso que recoloque la política en sus dimensiones éticas y solidarias para fortalecer la democracia venezolana con participación efectiva y decisiva del soberano, desde sus espacios de vida y trabajo, en ciudades y campos, en la agricultura, la cultura, el comercio, la industria y los servicios públicos y privados.
Esto supone un dialogo muy distinto al que se han planteado y han instalado los saqueadores de la República, PSUV y MUD: un diálogo en beneficio de los de abajo, los más sufridos en esta crisis y, por tanto, los más necesitados del diálogo constructivo en favor de la democracia que valora y cobija a los más débiles, a quienes el diálogo de élites instrumentado por los saqueadores en nada les beneficia.
Así, el diálogo debe concebir y recoger múltiples propuestas en beneficio de los trabajadores y en favor de los sectores pobres y de clase media afectados por la macro crisis que asfixia a Venezuela.
Exigimos que el diálogo tome en cuenta las demandas de los ciudadanos de a pie, y no como hasta ahora viene sucediendo: un diálogo instrumentado y dirigido a favorecer las cuotas de poder de los de arriba, a los saqueadores de la nación que destituyen los derechos sociales de nuestro pueblo.
RECONSTRUCCIÓN MORAL DE LA REPÚBLICA
Este proceso de destrucción nacional se ha venido cumpliendo casi indefectiblemente, con la exportación masiva de capitales y la implantación de las tendencias neoliberales desde la pasada década de los años ochenta; y con la implantación del “marketing político” estadounidense desde los años setenta, que entre otros efectos ha demolido la tradición histórica, ideologías y tesis programáticas de los partidos políticos venezolanos, de acuerdo con el vaciado de contenidos impuesto en conjunción con los medios de comunicación social, agencias de publicidad y asesores nacionales e internacionales en mercadeo de la política. Dicho proceso ha sido gravemente acelerado y profundizado por el uso masivo de la redes sociales, en las cuales mentir no es pecaminoso y olvidar compromisos electorales es parte de la cotidianidad, una real estafa a la fe pública de electores y electoras, así como de la sociedad toda, manipulada, engañada y traicionada.
Esa enorme crisis se fue acumulando hasta finales del siglo XX, y dio paso a la propuesta democratizadora del Polo Patriótico en 1998, con justicia social y revitalización moral de la República, la cual fue traicionada y pervertida por actores clave del gobierno del presidente Hugo Chávez Frías, hipertrofiando todas las lacras del pasado bipartidista del siglo XX, hasta implosionar durante la gestión de su heredero político Nicolás Maduro Moros, en interacción irresponsable y fratricida con los factores políticos, económicos y comunicacionales agrupados primero en la Coordinadora Democrática y hoy en la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
Ambos bandos forman parte del mismo saqueo orquestado de las riquezas nacionales y de la destitución de los derechos sociales del pueblo venezolano, apoyados y fomentados por el poder corporativo mundial que los manipula y sostiene.
Tres elementos fundamentales denotan que gobierno (PSUV) y oposición (MUD) contribuyen recíprocamente al saqueo de las riquezas nacionales y a la destitución de los derechos y conquistas sociales del pueblo, sirviendo al poder corporativo mundial:
1) El cambio de posición del gobierno en el tablero de la política internacional, ahora amigo y operador nacional de los intereses transnacionales que otrora decía combatir;
2) La continuación por parte de la oposición del mismo espíritu lacayo y apátrida que los une y agrupa en contra de los débiles y a favor de los poderosos, cuestión que ahora comparte de manera conjunta con el gobierno y el PSUV;
3) El carácter constitutivamente corrupto de ambos bandos, saqueadores del erario y traidores a los principios ético en el ejercicio de la función pública.
FRENTE AMPLIO NACIONAL CONSTITUYENTE
No se debe subvalorar la corresponsabilidad del PSUV y la MUD. Insistimos: a efectos del saqueo y la destrucción de los derechos del pueblo, representan un mismo proyecto destituyente de lo social popular; y son protagonistas de la corruptela, lo clientelar y lo elitista. De ahí, que sean parte del problema y, por tanto, nunca la solución; su dinámica polarizadora es falsa y artificial, dado que defienden el mismo proyecto histórico post-neoliberal, y desde esta falsedad -por razones de sobrevivencia política- los dirigentes de ambos bandos, junto a los factores de poder que les dan soporte en el actual desorden de cosas, hacen ingentes esfuerzos fácticos e institucionales, para invisibilizar a las corrientes sociales y políticas que les enrostramos culpas y traiciones a la paz y a los derechos inalienables del pueblo venezolano.
Importa mucho enfatizar, que los liderazgos políticos y sus enriquecidos socios comerciales que con los partidos políticos del Gran Polo Patriótico (GPP) y la MUD han llevado a la ruina a nuestro país, deben ser identificados y criticados consistentemente para no sucumbir ante el fuerte empuje de su excluyente y mentirosa estrategia bipartidista polarizadora.
Simultáneamente, llamamos a la mayoría inconforme de venezolanos y venezolanas a unir esfuerzos encomiables para superar las miserias del bipartidismo del siglo XXI y comenzar -desde ya- el largo proceso de reconstrucción moral de la República; y a enlazar a los diversos sectores sociales, políticos, económicos y culturales opuestos a los fracasos evidentes del estatismo autoritario y el neoliberalismo excluyente, ambos empobrecedores y expoliadores.
Proponemos la creación colectiva e integradora de un Frente Amplio Nacional Constituyente con direccionalidad sociopolítica, honestidad y decisión de lucha, que articule -a través del pueblo constituido en un tejido social y político de carácter permanente- la configuración, ejecución y modificación de la política nacional para la transformación de las deprimidas condiciones materiales de vida de los venezolanos.
Este Frente Amplio Nacional Constituyente -articulado desde el tejido social y con funciones permanente- debe ocupar los espacios de defensa de los derechos sociales, la soberanía nacional y los equilibrios ecológicos de tenor estratégico.
Declaramos nuestro compromiso de lucha a favor de la justicia y la dignidad nacional, y contra la corrupción de los burócratas civiles y militares, políticos y empresarios traficantes que se han enriquecido saqueando recursos del pueblo y generando perjuicios graves e incuantificables a nuestra sociedad y su economía.
Denunciar, perseguir penalmente y lograr condenas judiciales ejemplarizantes a los corruptos depredadores, es un proceso indispensable para desmontar el entramado mafioso existente en Venezuela, y comenzar un esfuerzo transparente y constructivo de repatriación de capitales y confianza para la inversión productiva en Venezuela.
LUCHA CONTRA LA DELINCUENCIA
Parte de la descomposición bipartidista es el nefasto y sanguinario desmadre de la delincuencia que roba, atraca, secuestra, extorsiona, asesina y degrada a nuestra juventud con el consumo y tráfico de drogas provenientes de Colombia, problema binacional muy grave y letal.
Sin el ataque contundente a las mafias militares y policiales que por codicia y hedonismo se han volcado contra la sociedad en complicidad activa y protectora con las más diversas bandas delictivas, no podremos con este monstruoso fenómeno lacerante, desarticulador de las fuerzas productivas del país, que ensangrenta y arruina a la familia venezolana. Igual ocurre con corrompidos funcionarios del Poder Judicial, del sistema carcelario y del Ministerio Público que han hecho de la venta de diversos grados de impunidad a los delincuentes un sucio negocio para el enriquecimiento ilícito, convirtiéndose en principalísimos reproductores de la delincuencia que por decenas de miles asesina anualmente a jóvenes y adultos.
Desde dentro, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los cuerpos nacionales, regionales y municipales de policía e investigación criminal, tienen una enorme responsabilidad de saneamiento institucional que evite la impunidad tradicional que durante décadas ha sido uno de los mejores aliados del delito.
Esta terrible tendencia desmoralizadora y criminal debe ser revertida también desde los poderes Ejecutivo, Judicial y Ciudadano dentro del proceso de reconstrucción moral de la República, junto a todos los sectores educativos, religiosos, comunicacionales, culturales y políticos realmente comprometidos con una Venezuela libre de violencia, corrupción, consumismo, exacerbado individualismo y traición a los valores patrios.
ECONOMÍA MIXTA INTEGRADORA
La actividad económica nacional debe ser asumida por el pueblo organizado en unidades de producción; los empresarios con verdadero sentido de responsabilidad social; los trabajadores, profesionales y técnicos comprometidos con el desarrollo nacional; y los servidores públicos honestos conscientes de su rol integrador.
Una economía mixta integradora es indispensable, con soportes científicos y tecnológicos que universidades y otros centros de investigación deben asumir en futurista imbricación con los desarrollos mundiales respectivos, asegurando nuestra soberanía nacional, los derechos sociales de la fuerza laboral y los rendimientos económicos y financieros de las unidades de producción para su consolidación y crecimiento sostenido.
La irracional e irresponsable confrontación por el poder político protagonizada por los agentes bipartidistas desde 1998 hasta el presente, han destrozado la economía venezolana. Esta es la verdad.
La carga de intolerancia de las políticas estatistas y neoliberales en conflicto, los conocidos mecanismos de corrupción y saqueo de nuestra economía durante casi medio siglo, más el masivo endeudamiento público de los últimos años con increíble despilfarro de los gigantescos ingreso petroleros, han hecho de la economía venezolana un verdadero desastre, en el que la corrupción desbordada, el desorden, el abuso de poder y la incapacidad durante los gobiernos de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros han sido determinantes.
Conocimientos, métodos y compromisos productivos con eficiencia y visión estratégica deben ser asumidos por las nuevas corrientes políticas y sociales, en el proceso de superación de las miserias del bipartidismo del siglo XXI. En esto, la honestidad personal y el perfil deontológico de trabajadores, técnicos y profesionales en el desempeño público y privado de la economía deben ser reinstalados transversalmente en la sociedad venezolana. No es solo cuestión de números, importa mucho la reconstrucción moral de nuestra destrozada sociedad: pensar distinto, hablar distinto y actuar distinto. Sin este cambio interior colectivo no será posible relanzar nuestra economía y propiciar medios de vida apropiados para la felicidad de nuestro pueblo. Unir el torrente productivo nacional es el reto, con amplitud, flexibilidad y sapiencia.
FUERZA SOCIAL ACTIVA
Los movimientos sociales tienen fuerza, experiencia, capacidad organizativa y apego a los derechos soberanos para emerger eficazmente y superar el actual estadio deplorable de la sociedad venezolana, asumiendo responsabilidades, construyendo, cultivando valores desde las comunidades, centros de trabajo y estudio, y principalmente desde la familia. Se requiere agregar a lo anterior, claridad estratégica y táctica para la configuración de la unidad de los diversos sectores sociales, capaz de restituir al pueblo en sus derechos soberanos conculcados.
El Movimiento Popular Alternativo está comprometido con estas líneas estratégicas de acción para la superación social, discutidas y consensuadas en la ciudad de Mérida, los días 18 y 19 de noviembre del corriente.
Con optimismo y decisión, nos apartamos de la cultura del quejido y la inhibición impuesta por los factores bipartidistas cultivadores de la excluyente polarización, forma de dominio y enceguecimiento colectivo que nos proponemos desmontar estimulando el movimiento de movimientos, la unión para la acción consciente y eficaz.
El abuso de poder y el violentismo recurrentes impuestos por el PSUV y la MUD no han hecho más que maltratar a nuestra sociedad, causando decenas de asesinatos, miles de heridos y destrucción material y espiritual. No militamos en sus corrientes de odio, control social e irresponsabilidad histórica. Seguros estamos de las enormes potencialidades del pueblo venezolano por caminos de paz, construcción y solidaridad.
Somos optimistas, seguros del inmenso caudal social, político y cultural capaz de enderezar el rumbo desastroso que el bipartidismo del siglo XXI ha impuesto a Venezuela.
¡Vamos juntos, unamos sueños y capacidades de lucha en solidaridad, decencia y bondad al servicio de nuestro pueblo!
Es hora de que la mayoría inconforme e independiente decida el futuro de la nación, por encima de las dificultades y los sentimientos de frustración impuestos por los estrategas de la falsa y artificial polarización asfixiante y depredadora, defensora a una misma vez del mismo proyecto histórico de acumulación delictiva de capital mediante el expolio de las riquezas nacionales y la destitución de los derechos soberanos conquistados por históricas luchas del pueblo venezolano.
¡Nuestra fuerza es la unión!
¡Por un nuevo torrente sociopolítico transformador!
¡Venezuela es patria de triunfadores!
¡Por la reconstrucción moral de la República!
MOVIMIENTO POPULAR ALTERNATIVO (MPA)
Mérida, 19 de noviembre de 2016