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Dentro de las poblaciones originarias, las mujeres y sus constantes luchas manifiestan el universo femenino que entretejen en complicidad con otras mujeres, a partir del cual construyen y fortalecen sus espacios comunitarios y sus prácticas colectivas; como explica la autora Julieta Paredes, la comunidad “es otra manera de entender y organizar la sociedad y vivir la vida”.
Las mujeres son parte vital del entramado social – comunitario, son sujetas activas que construyen en colectivo los rituales en torno a la dimensión simbólica de sus espacios cotidianos, dentro de los entramados sociales, económicos y culturales que han cobrado vida desde sus ancestras, mucho antes de que el modelo estructural hegemónico y su sistema de explotación amenazara la vida y las regiones naturales de las poblaciones originarias.
Han articulado procesos de resistencia desde los cuales han respondido, a partir de sus saberes comunitarios, lo que aprendieron de sus abuelas, organizándose de manera colectiva, acuerpándose, en esa serie de espacios físicos, simbólicos y sociales donde la violencia ha pretendido conquistarlas.
Además de trascender, son trascendentales en la construcción de la identidad, conservan su lengua materna, son la raíz que sujeta gran parte de los procesos de organización en la defensa de sus territorios, son articuladoras de la diversidad de elementos que construyen ese pluriverso que alimenta la diversidad y la identidad cultural y política de los pueblos originarios.
En su artículo para El Topil 40, Astrid Paola Chavelas describe cómo la participación de las mujeres actualmente se subscribe a espacios políticos como las Asambleas y el Sistema de cargos y nos comparte sobre la construcción de resistencias de las mujeres en diferentes regiones de Oaxaca.
Leer todo el artículo titulado “Las mujeres y los procesos de organización de la resistencia de sus territorios” en El Topil 40.- Mujeres: El hacer colectivo en defensa del territorio (pdf, 16 pág.).