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Chile. Cambio de Gabinete: Gobierno optó por la confrontación

Crónica Digital :: 30.07.20

El presidente Sebastián Piñera, forzado por su coalición y sostén político, Chile Vamos, eligió el rumbo de colisión, a la confrontación, que bautizó con su acostumbrada estrategia publicitaria como una “nueva etapa”, contra la mayoría nacional que demanda cambios sustanciales de su política y su modelo económico y social, la búsqueda de acuerdos y una sincera actitud dialogante para sacar al país de la miseria, la cesantía, la inequidad.

Cambio de Gabinete: Gobierno optó por la confrontación

Marcel Garcés Muñoz

 

El cambio de Gabinete ministerial, en vísperas del mensaje anual del Presidente Sebastián Piñera, ha sido una nueva constatación y consecuencia de la profunda crisis política que vive el gobierno de la derecha política y económica nacional.

Solo que el presidente Sebastián Piñera, forzado por su coalición y sostén político, Chile Vamos, eligió el rumbo de colisión, a la confrontación, que bautizó con su acostumbrada estrategia publicitaria como una “nueva etapa”, contra la mayoría nacional que demanda cambios sustanciales de su política y su modelo económico y social, la búsqueda de acuerdos y una sincera actitud dialogante para sacar al país de la miseria, la cesantía, la inequidad.

En definitiva optó por la línea dura, por la aplicación obcecada del modelo neoliberal, agravado por la pandemia.

La designación como ministro del Interior, jefe del gabinete político, del ex senador UDI, Víctor Pérez, un conocido defensor de Augusto Pinochet, ex alcalde de Los Angeles, designado por el dictador,(1981-1987), protector de Colonia Dignidad, asociado a la presidenta de la colectividad, la senadora Jacqueline  van Rysselberghe, ( nieta de Enrique van Rysselberghe Martínez,  alcalde de Concepción ( 1975-1979) designado de la dictadura militar-derechista), sintetiza y consuma al triunfo de los “halcones” en La Moneda.

Su posición cavernaria contra el aborto, el rechazo a una nueva Constitución para Chile, es conocida, la nueva y sus primeras palabras tras su designación fue una declaración de guerra contra “los violentos” y la lucha del pueblo mapuche.

Ello en vísperas de batallas que la derecha política y empresarial consideran decisivas, en primer lugar el Plebiscito constitucional de octubre y el resto del calendario electoral, incluida la campaña presidencial y legislatoiva (y Cores)del 21 de noviembre de 2021, además de la municipal del 11 de abril del mismo año.

Como lo caracteriza en El Mercurio un comentarista permanente de su página editorial,  un día después del cambio de gabinete, con desvergonzado cinismo y claro sentido antidemocrático, ”¿No tenemos acaso el derecho y la obligación todos los que creemos en otro proyecto- aún dentro de nuestros matices- de oponer lo mejor de nuestras inteligencias y de nuestras voluntades a las iniciativas disolventes? ¿No estamos acaso llamados por la Patria (qué poco se habla de ella  cuando se la denigra de palabra y de obra!) a custodiar y defender sus grandes bienes, hoy todos amagados, algunos ya dilapidados?”.

Y sigue, en El Mercurio, este profeta de la destrucción de la institucionalidad democrática y predicador del caos, “Liderazgo ya no se le puede pedir al Gobierno. Si con el cambio de gabinete recupera un poco de iniciativa y unos gramos de influencia, bien, pero todo indica que no lograrán  ser los ministros aquello que el Presidente no quiere o no puede hacer”.

Y termina El Mercurio y su escribidor, alineándose tras el nuevo caudillo de la Derecha y otros nostálgicos del pinochetismo, José Antonio Kast, cuyo liderazgo, proclama, será “conductivo, propositivo, articulado con cuantos liderazgos se hayan consolidado de aquí en adelante”, instando a las “personalidades empresariales, y a una “presencia de líderes religiosos, morales e intelectuales que clamen sin ambigüedades por una Patria buena”.

(Solo le falto decir, para completar su arenga sediciosa,  aunque deja puntos en suspensivo…) “líderes castrenses y de las fuerzas de Orden”).

¿De esto se trata la .publicitada “nueva etapa”, o “nuevo ciclo”, eslonganes tan en boga en la retórica presidencial con que acostumbra definir en términos publicitarios sus permanentes cambios de rumbo, obedeciendo a sus oportunistas manejos populistas, o necesidades fruto del mercado de las encuestas u objetivos oportunistas de la coyuntura.

Y no vamos a hablar en este momento acerca de la biografía del otro “delfín”,  y otrora “niño símbolo” de la dictadura de Pinochet, el ex senador Andrés Alamand, que designado como canciller del nuevo gabinete ministerial, también  de claro perfil de duro y también opositor a una nueva Constitución.

Solo diremos que la maniobra que empodera a los “halcones” en esta guerra contra la democracia completa sus objetivos  al  liquidar las aspiraciones protagonistas a los dos principales disidentes de la UDI, y de Renovación Nacional, al relegarlos a un rol decorativo, sin incidencia en el escenario, frustrando sus aspiraciones políticas e incluso presidenciales, Jaime Bellolio, a vocero de gobierno (que se paso en los últimos días a los partidarios del “rechazo” a una nueva Carta Magna para Chile) y Mario Desbordes como ministro de Defensa.

El gobierno Piñera se vio forzado a realizar su quinto cambio de ministros, en busca de encontrar una salida a su ineptitud de no prever la realidad de una oposición parlamentaria capaz de derrotarlo en un tema crucial de su agenda de gobierno- el sistema de pensiones, el agrietamiento de su bloque de gobierno, y la rebeldía de algunas de sus figuras mas representativas.

La victoria de la oposición política y del movimiento de masas, en torno a un tema nacionalmente sensible, las pensiones, cuyo cambio fue exigido por más de un 82 por ciento de los ciudadanos que demandaron su derecho a retirar  el 10 por ciento de sus depósitos en el abusivo sistema de las AFP, implantado manu militari por la dictadura de Augusto Pinochet y a costa de miles de asesinados, prisioneros y torturados y exiliados, redactado por José Piñera, el hermano mayor del presidente, dejó al presidente en la orfandad política

Ahora bien la desesperación y la soledad es mala consejera, Y cuando se trata de política, te puede dejar al borde del precipicio, donde un paso más significa el despeñadero.

Lo cierto es que a la crisis política, económica y social, generada y agravada por el estilo arrogante y soberbio del gobierno del presidente Sebastián Piñera, llevó a La Moneda a un rechazo ciudadano generalizado y un distanciamiento brutal de la realidad de la mayoría de la población, y a una división de su bloque.

Difícilmente el cambio de ministros, una “nueva” estrategia política, o un mensaje presidencial, o un “nuevo ciclo” para los próximos 20 meses de gobierno, incluidos los seis “ejes centrales” de su “nueva” ”hoja de ruta”, van a cambiar la situación, ni del gobierno ni del país.

Lo que se hace necesario es una voz y acción clara y patriótica, de una oposición unida y movilizada, que proponga una salida a la crisis, y movilice a los ciudadanos en defensa de la democracia y de las demandas populares y que defina claramente, objetivamente sus prioridades políticas y organizativas.

Tienen en ello una responsabilidad histórica irrenunciable.

Y la ciudadanía, el pueblo de Chile tienen derecho a exigirles coherencia y responsabilidad cívica.

Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital

Santiago de Chile, 29 de julio 2020
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