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La Confederación de mujeres en moto

El Salto :: 30.07.20

La Confederación de mujeres motoristas es un proyecto iniciado en Costa Rica hace tres años que busca la unión, el apoyo y la expansión de la cultura biker entre mujeres creando una red transnacional de ayuda. Actualmente engloba dieciséis países de Centro y Sur América y está buscando expandirse a Canadá, Estados Unidos y España.

México
Mujeres mexicanas luchando sobre ruedas

La Confederación de mujeres motoristas es un proyecto iniciado en Costa Rica hace tres años que busca la unión, el apoyo y la expansión de la cultura biker entre mujeres creando una red transnacional de ayuda. Actualmente engloba dieciséis países de Centro y Sur América y está buscando expandirse a Canadá, Estados Unidos y España.

 


El Salto

 
28 jul 2020 06:00

Gitana, Dulú, Vicky y Margo forman parte de la Confederación Internacional de Mujeres Bikers en Ciudad de México. Esta Confederación de mujeres motoristas es un proyecto iniciado en Costa Rica hace tres años que busca la unión, el apoyo y la expansión de la cultura biker entre mujeres creando así una red transnacional de ayuda. Actualmente engloba dieciséis países de Centro y Sur América y está buscando expandirse a Canadá, Estados Unidos y España.

En la República de México hay cuatro líderes; en Veracruz, en San Miguel de Allende y dos en Ciudad de México, siendo una de ellas Betty conocida con el apodo “La Gitana”. Sin embargo, todas coinciden en que las líderes están presentes para mantener la comunicación y el equilibrio, pero se organizan bajo una estructura horizontal. Betty nos cuenta que el único requisito que piden en la Confederación de Ciudad de México es tener moto y saber conducirla. A día de hoy ya han logrado ser alrededor de 40 mujeres las que conforman la Confederación de la capital mexicana.

El pasado enero tuvo lugar el primer encuentro Internacional de Confederaciones en Guatemala donde asistieron motoristas de los distintos países que forman la Confederación. El evento más importante tiene lugar en octubre y se conoce como “La Rodada Rosa”. Se trata de una rodada simultánea en los dieciséis países que busca la concienciación y la colaboración en la lucha contra el cáncer de mama. El dinero recaudado se destina a asociaciones que ayudan a mujeres enfermas de cáncer de mama y que se encuentran en situaciones vulnerables que no les permiten el acceso adecuado a tratamiento.

 

 

En concreto, en 2019, el dinero recaudado en la Ciudad de México se destinó a la comunidad de mujeres indígenas de la Sierra Mixteca, localizada entre los estados de Puebla y Oaxaca. Desafortunadamente, la “Rodada Rosa” de este 2020 ha sido cancelada debido a la pandemia del covid-19. Sin embargo, Betty cuenta que aunque no haya rodada, se venderán kits de forma individual para seguir recaudando los fondos necesarios para contribuir una vez más en dicha causa.

La historia de Gitana (Betty) en el motociclismo se remonta a su niñez, cuando ya se interesaba en este mundo y apoyaba de copiloto; hasta que hace ocho años se decidió a aprender a pilotar en una escuela especializada. Desde entonces no ha bajado de su moto “La Chuli”, y recientemente ha abierto un centro dedicado al cuidado y limpieza de motos y autos llamado Gitanás Moto-Spa. Gitana ha descubierto en las motocicletas una forma de terapia desde la que las mujeres pueden enfrentar la misoginia que tan a menudo se encuentra en este mundo sobre dos ruedas y servir de red de apoyo entre ellas.

Gitana ha descubierto en las motocicletas una forma de terapia desde la que las mujeres pueden enfrentar la misoginia que tan a menudo se encuentra en este mundo sobre dos ruedas y servir de red de apoyo entre ellas

Su lucha basada en el empoderamiento de las mujeres va más allá de la Confederación Internacional de Mujeres Bikers. Forma parte también de la asociación conocida como Divas Biker que se definen como asociación para la prevención y la lucha en pro a la mujer y altruismo hacia la comunidad para crear conciencia a sus semejantes. “Desde Divas Biker apoyamos a mujeres maltratadas tomando el papel de puente para conectarlas con las instituciones pertinentes y nos aseguramos de que los casos lleguen hasta el final si así ellas lo desean”, explica Betty.

Vicky coincide con Betty que, “canalizar a las mujeres a los centros e instituciones de ayuda es la forma más fácil y coherente de involucración”, expresando que a menudo se han querido implicar de forma demasiado personal y la falta de formación ha impedido proveer la ayuda adecuada.

Vicky entró en el mundo del motociclismo hace dos años cuando se dio cuenta que le salía mucho más económico moverse en moto que en coche por la ciudad. Fue su hermano quien la introdujo en profundidad al mundo biker, animándola a formar parte de su Moto Club, Bestias de Acero, con el cual también colabora tomando fotografías.

Vicky lamenta que, “por lo general los Moto Clubs son muy machistas. Cuesta mucho que acepten a las mujeres pilotos. En mi Moto Club hay cuarenta personas y solo cinco somos mujeres, siendo yo la única que sale siempre a rodar. Me siento cómoda porque mi hermano forma parte del mismo grupo y esto me ha puesto las cosas mucho más sencillas. Sin embargo, tenemos que escuchar repetidamente comentarios machistas, por ejemplo tras sufrir un accidente: es mujer, ¿qué esperabas?”. Afirma que es muy difícil conseguir el respeto y el reconocimiento por el simple hecho de ser mujer, coincidiendo con Betty, quien cuenta que, “el respeto te lo ganas, y como mujer, cuesta mucho trabajo hacerlo”. Sin embargo, Betty reconoce que el respeto va creciendo año tras año como se demostró cuando en la Rodada Rosa del año pasado, ciertos Moto Clubs conformados por hombres las ayudaron con la seguridad del recorrido.

“Por lo general los Moto Clubs son muy machistas. Cuesta mucho que acepten a las mujeres pilotos. En mi Moto Club hay cuarenta personas y solo cinco somos mujeres, siendo yo la única que sale siempre a rodar”

Dulú, una joven estudiante del barrio de Iztapalapa, decidió hace tres años comprarse una moto tras cansarse de hacer entre dos y tres horas de transporte público a diario para ir a la universidad en el barrio de Polanco. Este fue el impulso que la llevó a entrar en el mundo biker. Es la única mujer de su Moto Club llamado Highlander’s. Cuenta que “hay mucho machismo y son muy superficiales. Me costó mucho trabajo adaptarme pero aprendí a defenderme. Me gusta contraatacar”.

Margo, tatuadora en Banshee Tattoo MX, ha sido la última en entrar a la Confederación. Decidió comprarse una moto más potente cuando empezó el confinamiento por el covid-19 ya que lo vio como “el mejor momento para salir y aprender porque no había carros”. Ella es la única que no forma parte de ningún Moto Club porque piensa que, “son machistas y lo que quiero es estar en un club solo de mujeres para no depender de ningún hombre, es por eso que me decidí a entrar en la Confederación”.

 
 

Todas ellas tienen claro que es de gran importancia unir los distintos Moto Clubs de la capital mexicana para cooperar con las labores altruistas que se están llevando a cabo: colaborar con el reparto de comida y ropa entre otras donaciones a albergues, hospitales, orfanatos, etc. Además mencionan la importancia de llegar a más mujeres y animarlas a que entren al mundo biker, colaborando así al empoderamiento femenino en un país donde el sexismo y los feminicidios no parecen tener freno.

Como expresa Betty, “seguiremos movilizándonos para ayudar a cualquier mujer en cualquier situación. Todas tenemos nuestra trayectoria y todas somos iguales, pero diferentes. No competimos con nadie, no competimos entre nosotras. Somos una confederación incluyente que busca la calidad y no la cantidad”.

La Confederación Internacional de Mujeres Bikers se encuentra en el inicio de un largo camino. Un camino de lucha sobre ruedas bajo el lema “somos mujeres que nos construimos”.


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