La inutilidad del presidente parece irrevocable. Haga lo que haga y diga lo que diga, su alma ya parece condenada
La inutilidad del presidente parece irrevocable. Haga lo que haga y diga lo que diga, su alma ya parece condenada.
Al mismo tiempo que partía la cuenta pública del presidente, comenzó uno de los cacerolazos masivos cuya potencia sonora solo fue superada por los escuchados en los días previos a la votación del 10% de retiro de las AFP (también conocido como el Día de la Unidad Nacional).
En su cuenta pública, Sebastián Piñera enumeró medidas que suman un costo nunca antes expuesto por algún mandatario chileno para combatir la crisis sanitaria y la económica derivadas de la pandemia. Se trata de US$30.000 millones, vale decir, 12% del PIB, que se comprometen en pos de subsidios, inversión pública y protección social.
Lo cierto es que, en medio de la pandemia más feroz vivida hasta ahora por el humano hiper moderno, los anuncios de los gobiernos del mundo han tenido que situarse en un escenario de recesión económica catastrófica. Peor aún, los gobiernos aún transitan en medio de una pandemia que no logra ser domeñada por la ciencia.
Ante los ojos del planeta, esos que revisan a la pasada las noticias provenientes desde países lejanos como el nuestro, anuncios presidenciales de US$30 mil millones de dólares no pasan desapercibidos.
Sin embargo, los anuncios presidenciales, más allá de las obsoletas arengas republicanas, suelen ser meros puntos de prensa. Sin ir más lejos, en la cuenta pública del Chile 2019 se anunció la concreción de un tren rápido entre Santiago y Valparaíso (nunca más se supo de aquel proyecto).
Al transformarse en declaraciones de buenas intenciones, los discursos presidenciales pasan sin pena ni gloria. Más aún, en un país que hace rato dejó de creer en la palabra de su mandatario.
La ciudadanía ha dejado de creer en su presidente, pues éste, a través de innumerables puntos de prensa, ha develado sus flaquezas.
Fue a través de puntos de prensa que Piñera anunció administrar la pandemia mejor que Italia. También, a través de puntos de prensa, es que salió anunciando el regreso a una nueva normalidad previo al peak del Covid en Chile.
Quedan veinte meses de gobierno y Piñera instala miles de millones de dólares en la mesa. Pero la gente no le cree, no lo quiere, no se inmuta.
Lo ocurrido con la votación del 10% da cuenta de un nuevo país de acción directa, donde tanta palabrería (politiquería) y puntos de prensa insulsos, cansan.
Por lo mismo es que, el actual gobierno, no tiene aspecto de repunte, pues no ha sabido, a pesar de las muchas oportunidades, que el destino le ha puesto por delante (Acuerdo por la Paz, pandemia, 10%) sintonizar con los hijos de una modernidad sembrada por la misma derecha.
La inutilidad del presidente parece irrevocable. Haga lo que haga y diga lo que diga, su alma ya parece condenada.