La alegría y la fuerza de un pueblo que se aferra a la vida y que en cada paso va abriendo camino para contentar a Uma Kiwe y todos sus seres, para echar raíz y ombligarse con ella, fue lo que convoco al encuentro de los tres espacios, a la ceremonia mayor del Saakhelu en la tierra ancestral de Andalu Viç hoy conocida como la vereda el Carmen del resguardo indígena de Pioya, territorio de Sa’th Tama Kiwe.
En este lugar la Luna Mayora fue testigo, de principio a fin, de la alegría desbordada del Kweta y Kuvx llamando al Saakhelu y dándole la bienvenida a los espíritus mayores que cada año nos visitan para aconsejarnos, para celebrar la vida, despertar las semillas y brindar desde el corazón al trueno protector de nuestra tierra.
El Sol, el viento y la Niebla nos abrazaron tan fuerte como pudieron mientras cada uno de nosotros y nosotras danzábamos con fuerza, pisando el sucio y contentando el territorio.
En la cocina las manos de hombres y mujeres preparaban los alimentos, avivaban el fuego, (casi sin descanso) mientras otro grupo se encargaba de repartir el chirrincho y el guarapo a las y los dancistas, a las y los músicos.
Mayoras y Mayores tejiendo, danzando, haciendo música, pidiéndole agilidad al colibrí; y junto con los niños y niñas (que siempre estuvieron presente) deseando armonía y abundancia para el territorio
“la gente está muy contenta en este ritual que es de nosotros” manifestó el Mayor Rogelio Chate y agregó que “no hay que tener miedo frente a la pandemia, ya que los mayores han estado armonizando para que la gente llegue”
Y así fue, gente de todos los lados llego para ofrendar, para compartir sus cosechas y sentir esa conexión espiritual que no se explica, solo se danza y se canta al ritmo de la flauta y el tambor.
Esta ceremonia mayor se realiza cada año para devolverle a la tierra la alegría, por tal razón se ofrenda a los distintos espíritus guardianes de la tierra. Cuentan que, si no se hace se dañarían las semillas, que el sol, la luna y el viento se alejarían de la tierra, generando desarmonías; es por eso que como hijos e hijas de Uma Kiwe a pesar de las circunstancias nos reunimos con fuerza para celebrar este gran día.
El Saakhelu en este año fue el mayor reto dentro de nuestros territorios, ya que para algunos era una irresponsabilidad, en cambio, para muchos es defender la vida, cumplir con lo que la naturaleza orienta, hacer el Saakhelu es cumplir la cita con los y las alegres y como dijo un Necio del territorio Sa’th Tama Kiwe, Rubén Casso “es reencontrarnos con nuestras raíces a pesar de las circunstancias, sin generar pánico, sin dudar y asumiendo desde el corazón la responsabilidad de realizar el ritual mayor” en palabras más técnicas hacer el Saakhelu era sentar una posición política en lo que se denominó como Minga hacia dentro.
En este tiempo de ofrenda, en esta gran minga conocimos que el ritual Mayor del Saakhelu en el territorio de Sa’th Tama Kiwe se realiza desde hace 20 años, tiempo suficiente para enamorar y enraizar al ser Nasa y sobre todo para hacer memoria, por eso en este escrito queremos recordar al Mayor Alcides Cayapù, oriundo de la vereda Andalucía, uno de los primeros mayores que oriento este camino de ofrenda y que según nos cuentan, por allá en 1999 hizo la demostración de los pasos que tiene el Saakhelu, algunos pensaron que era un loco, mientras que otros sintieron con fuerza el llamado de ofrendar a Uma Kiwe y hacer de este despertar de las semillas el encuentro más alegre de nuestro pueblo.
Es así como nos vamos, con las mochilas y el corazón llenos convicción y orgullo de ser hijas e hijos del agua y las estrellas, de haber cumplido esta gran cita, de haber recibido con amor las semillas y haber brindado a todos los seres de Uma Kiwe al ser partícipes del casamiento del Sol y la Luna. Los y las que estamos aquí, nos vamos con la alegría de sentir el corazón Nasa.