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La patria como instrumento de poder estatal, se opone a la unidad del pueblo y la madre tierra

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 17.09.20

Dicen que la patria es
un fusil y una bandera
mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra.

Mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra
mientras aquí nos enseñan
cómo se mata en la guerra.

LA PATRIA COMO INSTRUMENTO DE PODER ESTATAL, SE OPONE A LA UNIDAD DEL PUEBLO Y LA MADRE TIERRA
 
Dicen que la patria es
un fusil y una bandera
mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra.

Mi patria son mis hermanos
que están labrando la tierra
mientras aquí nos enseñan
cómo se mata en la guerra.

 
La patria es el nido y la prisión del patriarcado, que organiza la sociedad a su imagen y semejanza una vez que quiebra la vida comunitaria sometiendo a la mujer que era el eje. La patria se llena de símbolos que permiten crear la idea como algo de fondo verdadero dividiéndonos de diferentes maneras y distanciándonos de aquellas formas de vida comunitaria ligadas profunda y esencialmente a la madre tierra. De allí que se hace necesario conocer lo que significa y como puede hacerse en todas partes la unidad del pueblo para superar esta prisión estatal.
Los factores, actores y acciones que confluyen en la unidad del pueblo
PRIMERA PARTE: EL TERRITORlO NATURAL O NICHO ECOLÓGICO
El territorio natural o nicho ecológico, es diferente de la división administrativa artificial implementada por las necesidades del poder del estado y del capitalismo
El primer factor es evidentemente el territorio y el segundo la ecología, referido el primero a lo espacial y el segundo a lo natural. Lo espacial se refiere al dónde y a su delimitación –de donde hasta donde-, por lo que se orienta por la geografía y sus hitos naturales como montañas y ríos, o sea, la ecología, lo que significa que la unidad del pueblo se da en nichos ecológicos, que en el caso urbano son los barrios y poblaciones.
De esa manera el territorio no puede ser la división administrativa del estado que criticamos, como municipios, provincias y regiones, que corresponden al reparto histórico de la oligarquía que se posesionó de las tierras, las aguas, animales, minas, vegetales y población que allí vivían y compartían.
Definido el territorio y su componente ecológico o biósfera la sociedad percibe la enfermedad como un hecho biológico desvinculado del entorno socioambiental y, para combatirla, promueve el uso de medicamentos de acción inmediata. En la cosmovisión mapuche, en cambio, existe una noción diferente: la espiritualidad del che (persona) y el itro fill mogen(biodiversidad) son elementos determinantes del kütran (enfermedad o desequilibrio espiritual), el cual se extiende a la familia y la comunidad.
Inicialmente, el kütranse manifiesta en re kütran, enfermedad causada por variables biológicas, como la gripe, y en mapu kütran, enfermedad sin causa aparente y de complejo diagnóstico, provocada por transgredir la naturaleza. Esta última surge cuando no existe respeto hacia el ambiente -espacios culturales como el menoko(fuente de agua natural), lawen (hierbas medicinales) o lugares de alto newen(energía)- y cuando éste es transgredido por contaminación o extracción indiscriminada sin permiso del ngen (espíritu guardián).
El kütrancorresponde al desequilibrio existente entre la persona y su ambiente. Se manifiesta en el quiebre de las relaciones sociales mediante odio, miedo o mentira. Estos aspectos se contagian a la comunidad y al ambiente hasta causar escasez de alimentos, enfermedad del ganado o las personas y desaparición de lawen.
Los mapuches destacan por respetar la naturaleza procurando no quebrantar el equilibrio. Este respeto promueve küme mogen (buen vivir), concepto que, en salud, considera un estado de relación horizontal hombre-naturaleza: el che es un complemento para el desarrollo armónico de ésta, donde la obtención de lo justo es clave para lograr salud. Esta situación resulta contraria al modelo actual de consumo y extracción, precursor de kütran.
La armonía y el equilibrio de la relación horizontal entre humanos y el resto de la naturaleza constituyen el Buen Vivir o Vivir Bien, que no es de beneficio de algunos a costa del pesar de muchos, sino de beneficio e igualdad para todos, como decían los campesinos europeos en su resistencia contra el despojo feudal y el apetito burgués: omnia sunt communia, todo es común, o todo es de todos, consigna acuñada por los campesinos revolucionarios alemanes encabezados por pastores cristianos que rompieron con el feudalismo de la iglesia católica para arrastrar masas hacia la trampa del mercado del naciente capitalismo donde podían vender su fuerza de trabajo, en una trampa similar a los partidos chilenos que recibieron el poder del estado de manos de la dictadura militar con la misión de embarcar a toda la población detrás de los beneficios de las empresas destructoras de la madre tierra, lo que estos cómplices del poder hicieron muy bien sin imaginar que el pueblo cabreado estallaría en las calles para seguir el estallido cambiando los barrios. Menudo susto, que obligó a todos ellos a firmar un gran acuerdo para pintar de bellos colores una constitución que asegure la continuidad de la ganancia en el gran cazabobos que es el plebiscito constitucional.
El estado y la constitución son las dos formas de repartir la tierra en grandes parcelas entre la oligarquía, administradas y vigiladas por las estructuras del poder instaladas a nivel de proximidades que aseguren la vigilancia y el corte de cabezas de la irreverencia, por lo que la dictadura militar dividió las comunas e hizo múltiples comunas más pequeñas y manejables, al igual que la reforma agraria en el campo que dividió algunas haciendas en cientos de minifundios y parcelas que hacen creer que la propiedad es un derecho de todos, lo que es falso, igual que las acciones de las empresas que al entregar unas migajas a los miles de accionistas pequeños permiten pasar piola a los grandes magnates que le sacan la leche al pueblo ayudados por este circo de pequeños propietarios donde los derechistas se hacen fachos y los izquierdistas se meten al frente amplio, al partido comunista o a la Concerta para “defender a los pobres” cuando lo único que defienden es a sus jefes que se instalan en los puestos del poder sin querer queriendo y sin saber sabiendo que se transforman en agentes del capitalismo, ya que el estado es una de las principales armas del capital para controlar los territorios, ordenar la mano de obra, encerrar a las mujeres en las labores domésticas, encarcelar o fusilar a los que se salen de la fila, etc.
Así se puede comprender que la principal tarea del estado en tanto poder público es la defensa de la propiedad que es el arma fundamental del dominio patriarcal sobre las mujeres, los hombres, el sexo, la reproducción, los alimentos, la naturaleza y la espiritualidad, temas que conversaremos en otra oportunidad, bastando por ahora señalar que la propiedad sobre la mujer, el sexo, la reproducción y los hijos se aseguran con la institución del matrimonio, sobre los hombres con el trabajo, sobre los alimentos y la naturaleza con la agricultura y la ganadería, y sobre la espiritualidad con la religión y las iglesias.
En este trabajo escrito interesa señalar quienes son y cómo se articulan a través de sus actividades en sus nichos ecológicos los sujetos actores de la unidad de pueblo.
SEGUNDA PARTE: LOS ACTORES DE LA UNIDAD DEL PUEBLO
La unidad del pueblo no puede significar la unidad de los partidos e ideologías que disputan la administración del poder del estado, ya que eso significaría llevar a toda la gente al apoyo y subordinación del capitalismo.
La Unión Soviética dijo a los cuatro vientos que aplicaba el capitalismo en el llamado socialismo que sería la primera fase del comunismo, o sea que desde el capitalismo se avanza hacia la sociedad sin clases, lo que resultó al contrario, pues los jerarcas del estado socialista decidieron abandonar el capitalismo de estado y volver al capitalismo concurrencial, de libre concurrencia, lo que hizo que los partidos comunistas europeos que habían virado hacia el eurocomunismo pasaran ahora a ********la socialdemocracia, que son liberales con discurso socializante.
El partido comunista chino optó por profundizar el leninismo estalinista, es decir partidarios del capitalismo de estado que avanza y avanza profundizando su capitalismo al punto de competir con Estados Unidos en la creación de su propio imperialismo y acentuación de la represión interna que consolida los factores de la propiedad señalados en el capítulo anterior.
Los grupos leninistas seguidores de Trotsky llamados marxistas leninistas trotskistas aspiran al estado centralizado en los mismos términos que se dieron en la Unión Soviética, es decir aniquilamiento de la autonomía de los soviets y su sometimiento al soviet supremo.
Los procesos revolucionarios latinoamericanos y africanos fueron subordinados a estas líneas de lucha por el poder y han desembocado en modelos capitalistas dictatoriales como Nicaragua y Venezuela.
La moraleja es que no ha funcionado ninguna estrategia de avanzar a la sociedad sin clases que se haya basado en el capitalismo y en el estado.
De esa manera la unidad del pueblo no puede darse en torno al estado o al mercado, y menos en torno a sus agentes: empresarios y partidos políticos. Los empresarios sólo quieren alimentar el mercado, de donde sacan sus ganancias, y los partidos políticos sólo luchan por el poder del estado, que se alimenta del mercado. Eso significa que ambos chutean para el mismo lado, el lado contrario de los intereses del pueblo, cuya unidad está en el encuentro y entrecruzamiento –cooperación y apoyo mutuo- de las dinámicas de cada persona en el territorio, veamos cómo se produce eso:
Los ecologistas, animalistas, vegetarianos, naturalistas y ambientalistas no realizan sus actividades en su nicho ecológico y los que lo hacen no asumen plenamente la ecología de su entorno, que debería estar todo verde, a veces lo asumen como ideología y se agarran con los que comen carne y en otros casos se asume como opción o comportamiento individual, lo que no contribuye mucho para la superación del individualismo legado por el patriarcado ni para la unidad del pueblo. Diferente es un barrio con huertas comunitarias donde los ecologistas, hippies, huerteros y jóvenes rebeldes se encuentran y alimentan las ollas comunes del barrio con su producción en conjunto con los animalistas, vegetarianos, veganos y naturalistas en general. Ya el principio de división de separar amigos de enemigos, veganos de buenos pa’l asao, etc se va sustituyendo con el equilibrio, la armonía y el compartir cruzando actividades. Aquellos que en vez de discutir o explicar las ventajas de cuidar un árbol o un animal, se les ve plantando árboles o construyendo casitas para perros del barrio o ayudando a arreglar jardines o limpiar sitios eriazos, ganarán amigos, y cuando llegan a la olla común con las papas del huerto y cuelgan fotos de los y las compas sacando papas de la tierra, mejor aún. Habrá que informar a los de la cola en la olla que son papas del huerto y que la olla funciona desde la madre tierra. Eso significa que el ecologista está alimentando a la gente y eso es estar unidos, enlazados.
Los y las feministas y diversidad sexual
Muchos grupos feministas entienden que se trata de organizarse entre mujeres para combatir el machismo en hombres, sin entender que esa es una forma de la división del pueblo. Creen resolverlo mediante la paridad o participación paritaria como agentes del patriarcado en las instituciones del poder (por ejemplo en el partido político), mientras en las instituciones de la vida cotidiana se mantiene la estructura vertical, jerárquica y autoritaria de la organización básica patriarcal que es el núcleo afectivo heterosexual, con el objetivo de individualizar, encerrar, ordenar y sustituir el instinto natural del placer que acompaña el carácter autopoyético de la vida por la norma jurídica estatal, que se desea transformar en costumbre, destinada a unir esa pareja de por vida, hasta que la muerte los separe, cortando su constante y libre afecto y placer debido a los otros, otras y otres, lo que en estos tiempos modernos no resultó mucho como disciplinamiento por causa de las nietas de las bruja que no pudieron quemar, que obligaron a los científicos y políticos pagados por el poder a inventar el sida y a multiplicar el uso de condones, lo que tampoco dio resultado pues el mundo se llenaba de nietas de brujas que venían en tres oleadas rupturistas:
En primer lugar las mujeres más ligadas al instinto que al poder, que quiebran por todo lados el cerco patriarcal que crea cientos y miles de lupanares para que el caballero andante se baje del caballo blanco y dé rienda suelta a su instinto del placer pagando a otra persona que por necesidad ha debido vender su instinto, y que este galante gentleman puede ser libre en tanto la que juró en el altar debe permanecer pura y santa esperando el retorno de Ulises que vuelva de su odisea mientras nuestra Penélope teje y teje, cocina y lava sin parar hasta que esa indignidad se transforma en costumbre.
En segundo lugar están aquellxs que respondiendo a ese instinto que grita muy adentro por la libertad de compartir y disfrutar los cuerpos y los afectos, rompen las puertas del armario y salen a encontrase y abrazarse llenos de alegría haciendo total abstracción de la condición de género o disciplinamiento sexual que nos imponen.
La tercera oleada es la rebelión de lxs prostitutxs, aquellxs que demuestran que la formalidad del sexo deja de tener importancia a la hora del placer, pero cae totalmente en las garras del comercio. Se liberan de la prisión del amor patriarcal para caer de la sartén a las brasas y eso está comenzando a hacer crisis como eñ conjunto de la economía.
La represión sexual, la instrumentalización de la mujer, el acoso, la violencia, la discriminación y la subordinación al rol femenino establecido y que se hace costumbre disciplinar, sólo pueden funcionar en los espacios e instituciones del poder, como partidos, iglesias, sindicatos, centros laborales, matrimonio, etc, no así en los espacios donde la mujer y la diversidad sexual pueden expresarse libremente como un grupo de teatro o baile, un tinku o diablada, un carnaval, una minga del barrio, la olla común, la huerta comunitaria, etc.
El feminismo y la diversidad sexual han conseguido mucho espacio en las instituciones como prensa, parlamento, poder judicial, legalidad, partidos políticos, etc, pero muy poco en los espacios de la vida, del hogar, la cotidianidad, que son vitales para la expresión y reproducción del patriarcado, debido a que no es una tarea de ellos, sino de todos, entendiendo que el hombre machista no es un enemigo, sino un producto y la otra cara del dominio del poder patriarcal y por ello deben participar de esta tarea, que para funcionar realmente debería comenzar en los hogares, en la casa, en medio del núcleo afectivo o matrimonial que allí habita.
La olla común refleja esta situación de cambio necesario, pues ya la cocina no es una obligación de la prisión matrimonial, sino un acto de compartir y construir comunidad con el vecindario, por tanto es un paso importante de la liberación femenina y también masculina que apunta directa, masiva y materialmente a la unidad del pueblo.
La infancia, juventud y estudiantes
La práctica de vida compartida en el barrio se transforma en una escuela que sustituye al clásico encierro escolar cuartelario y los interesados aprenden lo que les interesa acercándose a quienes lo practican. Las antiguas escuelas que sigan funcionando pueden constituir comités de profesores, apoderados, estudiantes y trabajadores que se incorporan a las asambleas vecinales.
Los demás sectores, profesiones y vocaciones para integrar la unidad del pueblo deben acercarse en su barrio, como los centros de trabajo y centros de salud.
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