(EFE). La Policía de Nicaragua detuvo temporalmente y luego protagonizó una persecución de 133 kilómetros al dirigente opositor Félix Maradiaga, antes de sitiarlo en un club privado este domingo, en el marco de la crisis sociopolítica que vive el país desde 2018.
Maradiaga, miembro del Consejo Político de la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco, denunció a través de varias transmisiones en Facebook Live, la persecución que le dio la Policía Nacional a él y a otros tres miembros de la organización, desde la ciudad de Chinandega, en el noroeste del país, hasta la capital nicaragüense, Managua.
“Desde ayer que nos fuimos nos iban siguiendo, en la ciudad de León nos recibió Fidel Domínguez (jefe de la Policía leonesa, con sanciones internacionales por violación de los derechos humanos), más tarde rodearon el hotel donde nos hospedamos en el municipio de El Viejo, y no nos han dejado de seguir, ahorita nos tienen rodeados”, dijo a Efe el jefe de Prensa de la Unidad, Josué Garay, vía telefónica, desde un club privado en Managua, donde se refugiaron.
En una de las transmisiones de Maradiaga se observó cómo una patrulla de agentes obligó a los opositores a bajarse, y les aplicaron técnicas de revisión utilizadas para criminales peligrosos, primero contra el vehículo, luego contra la pared, para luego dejarlos ir y continuar con la persecución.
“Fuimos retenidos, requisados y fotografiados”, detalló Garay.
Los integrantes de la Unidad Nacional Azul y Blanco habían viajado a Chinandega para sostener reuniones presenciales con otros opositores.
La persecución de este domingo inició en Chinandega con dos patrullas policiales, dos camionetas con hombres de civil, y dos motocicletas ocupadas por agentes sin uniforme, pero solamente los automóviles oficiales con 8 uniformados cada uno, continuaron hasta Managua, describió Garay.
Ayer sábado la Policía realizó una redada en diversas ciudades, que terminó en la captura temporal de más de 30 opositores, según denunciaron la Coalición Nacional, la Unidad Nacional, y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.
El grupo multidiscipinario Monitoreo Azul y Blanco, que registra incidencias relacionadas con la crisis sociopolítica nicaragüense, sostiene que más de mil personas han sido capturadas por las autoridades desde 2018 como “presos políticos”, de las cuales 94 permanecen en prisión.
La crisis de Nicaragua que inició en abril de 2018, cuando el presidente Daniel Ortega ordenó ataques armados contra manifestaciones masivas antigubernamentales, que dejaron cientos de presos, muertos o desaparecidos.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al menos 328 personas murieron como producto de dichos ataques gubernamentales. Organismos cuentan hasta 684 víctimas. Ortega reconoce 200 muertos, y sostiene que se defendió de un “golpe de Estado fallido”.